La matanza del 2 de Octubre del 68 en Tlatelolco era una herida abierta, pero nadie se había atrevido a tocarla en el teatro. Únicamente en el primer aniversario hubo un programa en Radio Universidad y una exposición con un recital en una galería de pintura, en ambos me siento orgullosa de haber tomado parte. En la obra Fantoche que montó Carlos había una escena donde un actor daba vueltas a una cruz en posición horizontal simulando la hélice de un helicóptero, luego esa cruz era cubierta con una tela debajo mismo de donde salían los cuerpos de los actores como muertos, al tiempo que un actor parado dentro del público decía un fragmento del famoso poema náhuatl sobre la batalla de Tlatelolco entre Hernán Cortés y Cuauhtémoc, donde describe la ferocidad de la matanza y termina diciendo “nuestra herencia será una red de agujeros”.
Aparte de que la escena teatralmente era un hallazgo era una clara referencia al 2 de octubre, porque cuando la plaza estaba llena de manifestantes fueron unos helicópteros los que dieron la señal con luces de bengala para que el ejército entrara y empezara a disparar.
No te imaginas el éxito, la cola de la taquilla se extiende por la acera. Era un éxito teatral además de atrevimiento de tocar el tema por primera vez. Por supuesto al gobierno no le gustó, pero el local estaba amparado por la autonomía universitaria. Los estudiantes hacían guardia durante las 24 horas para que el teatro estuviera siempre ocupado. También había otros espectáculos, por ejemplo de danza moderna. Gloria Contreras, en ese entonces directora de Danza de la UNAM, colaboró mucho. Y fue asi que nació CLETA: Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística. Claro que el nombre de Carlos no podía aparecer, pero él era el promotor. Fue algo muy interesante y lo apoyamos mucha gente. Mi nombre tampoco pudo aparecer porque yo tengo la nacionalidad mexicana a partir de 2005, pero firmaba los remitidos en la prensa con mi nombre artístico: Teresa Selma. al pasar los años CLETA creó graves problemas dentro de la Universidad. La decepción fue grande. Cuando Carlos vino a México ni quería saber nada de Cleta, como cuando el que te decepciona es un hijo.
Volviendo a Fantoche, un grupo de actores nos solidarizamos y comenzamos a ensayar Torquemada, dirigida por Carlos.
A todas estas surgió un conflicto con Héctor Azar, director del Teatro Universitario, para mí que se sintió incómodo con el poder de convocatoria de Carlos con los estudiantes, y la Universidad en vez de apoyarlo le negó el contrato prometido y lo hizo aparecer como un extranjero que estaba trabajando ilegalmente.
Una tarde que teníamos ensayo Carlos no llegaba, llamábamos a su casa y nadie contestaba. No nos íbamos, todos preocupados. Cuando en eso suena el teléfono. Era Carlos llamando desde el aeropuerto de Guatemala, aprovechando una escala del avión en donde se lo llevaban deportado a Argentina.
La policía llegó de sorpresa a su apartamento y se los llevó a él y a su compañero Héctor Clotet al aeropuerto, sin equipaje, con lo que tenían puesto.
Seguimos apoderados del teatro y con los ensayos siguiendo la línea de Carlos. Alejandro Luna, el escenógrafo, se encargó de llevar al final el proyecto. Estrenamos con entrada libre y donativo voluntario, el mismo éxito de Fantoche y las mismas colas. No cobrábamos, el dinero recaudado era para los pasajes. Fuimos al Festival de Manizales, a Bogotá y a otras ciudades colombianas y la emoción más grande, al Primer Festival Internacional de Teatro de Caracas y dimos función con Carlos en el público. También actuamos en Mérida y Maracaibo.
La primera vez que Carlos vino a México, en 1972, fue con el grupo Rajatabla y con las primeras obras que montó, Tu país está feliz, Venezuela Tuya y una obra infantil, El Elefante Volador. Sabes que en Tu país está feliz había un desnudo colectivo. En esa época teníamos de Alcalde en la Ciudad de México a un puritano que cuidaba nuestra moral, por ejemplo ordenaba cerrar los cabarets, bares, etc. a la una de la madrugada, y él se quedaba adentro con sus amigotes hasta las tres con el show para él sólo. También antes del estreno de todas las obras había un ensayo para los censores y por supuesto estaban prohibidos los desnudos. Un grupo de actores nos solidarizamos con Rajatabla pero de nada sirvió. Se perdió un tiempo precioso. Prohibido el estreno, salvo que aceptaran ponerse una especie de calzones que ellos facilitarían y además sostenes para las actrices.
Carlos aceptó ante la imposibilidad de montar la obra. Pero ocurrió que antes del estreno, cuando ya el público iba a entrar, le dijo a los actores “esos trapos se ven horribles, háganlo igual que en Caracas”. Imagínate el escándalo. Uruchurtu, así se llamaba el alcalde, ni siquiera se enteró, no tuvo tiempo, todo fue muy rápido. Las pocas funciones que se dieron siguieron igual y el público, que sí se enteró, hacía cola para poder entrar. La atracción de lo prohibido. Cuando las autoridades quisieron actuar ya era tarde, era el momento de regresar. Las otras obras ya se habían presentado. Eso le dio a Carlos popularidad entre los jóvenes y sólo la UNAM podía traerlo de nuevo.
Pasados los años México se convirtió en uno de los lugares más frecuentados en las giras de Rajatabla y donde siempre tuvo éxito.
La primera vez que vino, exito y problemas con la censura.
La segunda vez, éxito y deportación.
Después de sólo éxitos.
Actriz venezolana-mexicana de teatro, cine y televisión, pedagoga, ex Rajatabla.
México, mayo-diciembre 2022.
Fragmento del libro CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE, aproximación biográfica de Viviana Marcela Iriart, Ed. Escritoras Unidas & Cía. Editoras, 11 de marzo de 2023.
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