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La huella de Carlos Giménez: "Festivales Teatrales en Argentina" por Ana Seoana ( (IUNA/UBA), Revista Territorio Teatral, Argentina, Buenos Aires diciembre 2001





Carlos Giménez impulsado por este pasado sueña con armar un Festival en su propia provincia, pero aunque inicia la organización lo expulsan de la misma en 1967.




Carlos Giménez, José Salas y Jorge Arán, de gira por Europa,
1966. Fuente: Jorge Arán




¿Por qué realizar un festival? ¿Qué significancia puede tener o para qué sirve? Estas son sólo algunas de las preguntas, pero las respuestas son muchas más. Tal vez los gestores culturales franceses ya a principios del siglo XX habían descubierto la necesidad de mostrarle a su población y a sus artistas otras realidades. Aunque seguramente no podían haber previsto el significado que tuvo para Antonin Artaud ver a la compañía de la Isla de Bali en la Exposición Colonial que se realizó en París, durante 1931. Resultado de esta experiencia se verifica en las páginas de El teatro y su doble publicado cinco años más tarde.

Historiadores, filósofos o sociólogos pueden analizar desde otro nivel teórico la influencia que ejerce el choque de las distintas culturas, pero en el arte las consecuencias pueden disparar de manera muy distinta. Así aparecen influencias, maestros, vocaciones que emprenden otro viaje y técnicas que se enriquecen.

En la República Argentina todas las provincias se vieron afectadas por las dictaduras. En el caso de Córdoba uno de los grupos más emblemáticos, el "LTL" ("Libre Teatro Libre") emprendió su dispersión a partir del Golpe Militar de 1976. También esta provincia, pero en 1984, fue la primera en darse cuenta que el teatro podía volver a las calles y que se debía ver y aprender de los espectáculos que se gestaban y creaban en distintas partes del mundo. El retorno democrático argentino a partir del 10 de diciembre de 1983 permitió que el creador Carlos Giménez (1946-1993) pudiera extender su proyecto. Había nacido en Rosario, pero creció en Córdoba, luego el exilio lo trasladó a Caracas. Primero ideó un festival internacional en su país adoptivo, Venezuela, y con la ayuda de una economía resplandeciente y el apoyo incondicional de varias personalidades del mundo cultural - como María Teresa Castillo - creó en Caracas una cita teatral.

Giménez recordaba en varios reportajes el significado que tuvo participar del Primer Festival de Teatro de Nancy junto a su grupo "El Juglar", en 1965. Sólo tenía 19 años cuando fue premiado como director y compartió la Mención de Honor en Varsovia con otro elenco de Alemania Oriental.

"En ese entonces -confesaba Giménez en una entrevista- conocí a Jacques Lang, que era el director del Festival Mundial de Nancy, luego Ministro de Cultura de Francia, y así es que en 1964 establezco mi contacto con los festivales internacionales, lo que va a ser muy importante porque Jacques Lang nos invita a participar en el año 1965 en el Primer Festival Mundial de Nancy (.) Esta participación tuvo una enorme importancia si pensamos que se trató de la ida al Festival Mundial de Nancy y a los Festivales de Varsovia y Cracovia, en Polonia, en el año 1965, de un grupo teatral de provincia que no salía de Córdoba para llegar a Buenos Aires, sino que salía de Córdoba para participar en estos eventos tan importantes. Además en 1965 arrancan simultáneamente todos los movimientos que van a tener enorme repercusión en el mundo teatral, como es Nancy, como es Grotowsky, como es Eugenio Barba, es Jacques Lang, es Els Joglars de Barcelona y La Comuna de Portugal" 1

Carlos Giménez impulsado por este pasado sueña con armar un Festival en su propia provincia, pero aunque inicia la organización lo expulsan de la misma en 1967. Argentina había cambiado desde el 28 de junio de 1966, se vivía una dictadura liderada por Juan Carlos Onganía y la huida de tantos compañeros teatreros lo determina también a partir. En Venezuela, en 1971 y con la ayuda de María Teresa Castillo y el "Ateneo de Caracas" nace el Primer Festival Internacional de Teatro, donde Giménez asume la Dirección Artística.

Un país rico económicamente, pero no tanto teatralmente tuvo una notable transfusión escénica a partir de esta fecha. Los elencos más importantes del mundo se dieron cita allí, desde "The Berliner Ensemble" hasta "Els Joglars", sin dejar de lado la presencia de creadores de la talla de Tadeusz Kantor, Lindsay Kamp o Peter Brook. Será por esto que Giménez también proyecta que su Córdoba pueda palpar este tipo de experiencia, pero deberá esperar varios años. Con el retorno democrático consigue el apoyo nacional y provincial, ambos en ese momento (1984) son del mismo color político: radicales.

Cuando las periodistas Ana María Fernández de Rodríguez y Viviana Marcela Iriart le preguntaban en esos años sobre el por qué de un festival, Giménez respondía:

"Creo que es de importancia vital, porque consolida todo un aspecto y una filosofía de vida frente al teatro. Sin embargo es un hecho relativamente incomprendido en todo el contexto venezolano, por la inversión que esto significa (.) el Festival proyecta y genera una relación internacional del teatro venezolano, le abre nuevas estructuras, eleva el nivel de reflexión, potencia y califica la labor de nuestros creadores y genera toda una apertura que incorpora a una gigantesca clase a la actividad teatral, especialmente a la gente joven" 2

Con este pensamiento de política cultural Giménez, una década más tarde emprendió, en Córdoba un nuevo desafío: el "Primer Festival Latinoamericano de Teatro", que se inició el 18 de octubre de 1984. Llegaron grupos como "Malayerba" de Ecuador con el espectáculo La Fanesca de María Escudero; el teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); "La Fura dels Baus" desde Barcelona; "Yuyaskani" de Perú; "Rajatabla" de Venezuela y Ellean Stewart del grupo "La Mamma" de Estados Unidos, quien consiguió organizar un espectáculo con artistas locales.

Fueron muchos los estudiantes de teatro, actores y periodistas que fueron a este festival. Las huellas quedaron, sobre todo se las pudo palpar con el grupo "La Organización Negra" luego transformado en "De la Guarda" quienes después de asistir al espectáculo de "La Fura" decidieron que había encontrado su lenguaje.

Los festivales en Córdoba, tanto los Latinoamericanos, desde 1984 como los Nacionales desde 1985 o los más actuales del Mercosur, desde el año 2000, se han caracterizado por incluir público. Siempre en el diseño de funciones se diagramaron espectáculos para que fueran a prisiones, hospitales psiquiátricos y que se pudieran realizar propuestas callejeras. Casi una consigna en todos estos años: al público no se lo espera, se lo va a buscar, sin importar ni las edades, ni sus historias: todos son espectadores.

Argentina en 1984 necesitaba volver a conquistar el espacio público, sentir que la democracia les permitía lo que la dictadura le había prohibido: hacer funciones en villas miserias, en barrios marginales, pero también en las plazas más céntricas. Ese año se conforman dos grupos en Buenos Aires que recorrerán las calles cordobesas: "Dorrego" con dirección de Carlos Risso Patrón y "Teatro de la Libertad" de Enrique Dacal. El primero llevó un espectáculo titulado Boca-River, mientras que el otro prefirió retomar la historia del teatro nacional con su propio Juan Moreira.

Debieron pasar varios años para que la ciudad de Buenos Aires organizara su propio festival, pero aspiró a los Internacionales. Así empieza la otra historia, la más cercana para los porteños, la del "Festival Internacional de Buenos Aires" o más conocido como el FIBA, que nació el 2 de octubre de 1997. Esa primera edición se extendió por diez días e impuso un proyecto de continuidad cada dos años. A pesar del tiempo transcurrido este festival lleva como una marca de fuego la necesidad de convocar en estos escenarios figuras y elencos de notable peso internacional. Casi todos los directores artísticos del FIBA consideraron que el público de Buenos Aires quiere ver espectáculos reconocidos en el campo de la crítica. Así llegaron para la primera edición: Hanna Schygulla, Milva y el "Berliner Ensemble", que trajo la puesta de Heiner Müller de La resistible ascensión de Arturo Ui, de Brecht con la actuación de Martin Wuttke. Otras sorpresas llegaron desde Bolivia con el "Teatro de los Andes" dirigido por el argentino Cesar Brie y desde España, con el grupo "UR Teatro Antzerkir", quienes presentaron Romeo y Julieta de Shakespeare con dirección de Helena Pimenta, sin olvidar el alto y molesto impacto del extraño silencio que proponía el espectáculo Femtella, de Túnez.

La segunda edición se adelantó para el mes de septiembre (del 9 al 26) del año 1999 y llegó desde Barcelona al grupo "Els Joglars" con Daaali; también se presentaron: Robert "Bob" Wilson con su creación, Persephone; Steven Berkoff con su unipersonal creado e interpretado sobre los villanos de Shakespeare; el elenco de Peter Brook, aunque sin él, estrenó The man who y otro grande, Vittorio Gassman interpretó El adiós al matador. Entre las sorpresas más notorias habría que subrayar la Orestea de Romeo Castellucci y "Astrid Hadad y los Tarzanes", desde México.

Quizás lo más notable de la tercera edición, en el difícil año 2001 fue la llegada del grupo "Carnicería teatro" con Conocer gente y comer mierda de Rodrigo García y la original puesta en escena de Hamlet a cargo del elenco "Meno Fortas Theatre" de Lituania, con dirección de Eimuntas Nekroius.

La cuarta edición fue en el año 2003 donde volvió el "Berliner Ensemble" con su actor Martin Wuttke de la mano de su espectáculoArtaud recuerda a Hitler y el romanisch café. La quinta edición (2005) convocó al director alemán Frank Castorf con su espectáculo Endstation Amerika (versión libre de Un tranvía llamado Deseo), también se presentó una versión de Tio Vania por Luk Perceval (Bélgica), Laurie Anderson y se conoció a un elenco de Sudáfrica.

Mas cercana en el tiempo, la VI edición en el año 2007 permitió finalmente que llegara Ariane Mnouchkine con su "Teatre du Soleil" desde Francia conLes Ephémères. También dos propuestas distintas de Pippo Delbono desde Italia y entre las sorpresas habría que incluir el espectáculo Kagemi de Japón por el grupo "Sankai Juku".
En el año 2009 la VII edición quiso girar el eje de los espectáculos confirmando una grilla con propuestas y directores menos conocidos, así por primera vez llegó a Buenos Aires un espectáculo de Mozambique. El último FIBA, el que se realizó en este año, 2011 volvió a la necesidad de invitar a los grandes nombres, por lo cual Peter Brook volvió a ser convocado.

La elección de ciertos títulos y grupos es absolutamente parcial, ya que quedan de lado propuestas de danza y música. Hay que subrayar que en muy pocas ocasiones se utilizaron espacios no tradicionales. Esta es una de las grandes diferencias con el Mercosur de la ciudad de Córdoba, que no sólo arma espectáculos callejeros sino que lleva propuestas nacionales o internacionales hacia grupos de la sociedad tan marginados como las cárceles o villas alejadas del centro.

Pero una ciudad como Buenos Aires no podía tener sólo un Festival teatral, por eso desde el año 2010, la agrupación "Espacios Escénicos Autónomos" diseñó el "Festival Escena". Se realizó su Segunda Edición en el 2011 desde el 17 de septiembre al 8 de octubre,
"coincidiendo con el VIII Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA)", ya que ellos se propusieron desde sus declaraciones: "Difundir en forma conjunta las obras que se exhiben en los Espacios Escénicos Autónomos de la Ciudad. Estas salas ofrecerán su programación con una entrada accesible y unificada (fue de $20). Además, habrá talleres, charlas abiertas, espacios compartidos y la presentación de un proyecto colectivo de intervenciones en todos los espacios participantes del evento MAPA ESCENA. Durante tres semanas, el público, la crítica especializada y los curadores internacionales, tendrán la posibilidad de tomar contacto con los espacios que integran ESCENA, con su historia, su presente y futuro, y con su compromiso en la defensa y fomento de una red de producción y exhibición autónoma, cuya existencia ubica a Buenos Aires entre las Capitales de Artes Escénicas más ricas y experimentales del mundo" 3

El listado de estos Espacios Escénicos Autónomos incluye a: "Abrancancha", "¡Brilla Cordelia!"; "Club Cultural Matienzo"; "Calabaza Productora"; "Club de Teatro Defensores de Bravard"; "El Brío"; "El Crisol"; "El Pacha"; "El Paraíso"; "Elefante Club de Teatro"; "Espacio Boris"; "Espacio Polonia"; "Granate"; "Machado"; "Oeste Estudio Teatral"; "Querida Elena Sencillas Artes"; "Sala Escalada"; "Teatro del Perro"; "Vera Vera Teatro" y "Zafra estudio". Contaron con el apoyo de numerosas revistas y páginas web como: Alternativa Teatral, "Llegás", "Saverio", Imaginación Atrapada, Crítica Teatral, "El Altillo Under", "Funámbulos", GEO Teatral, ABC Cultural, "Inrockuptibles", "BAVoice", "Cultra", "En Movimiento" (IUNA) y la Agencia NAN. También sumaron su apoyo para la difusión dos radios como: FM La Tribu y Colmena y algunos programas de otras emisoras como "A Bambalinas con Rita" y "Lunes de mi ciudad".

Ya alejados de la ciudad de Buenos Aires, pero en la provincia del mismo nombre, más precisamente en la ciudad de Azul dos iniciativas conviven desde hace cinco años. En mayo del 1984 el "Taller Teatral Municipal de Azul" conformó un equipo de trabajo enseñando y estrenando. Fueron ellos, pero bajo el nombre de "Equipo Delta - Trabajo Teatral" quienes desde el año 2000 organizan sus "Encuentros" llamados "Otoño Azul", y en su última edición (la número XII del 2011) consiguieron sumar el auspicio de la Municipalidad de Azul, más los apoyos de IBERESCENA, el Instituto Nacional del Teatro y la Secretaría de Cultura de la Nación. De manera independiente y de autogestión arman una programación que desde su primera edición incluyó elenco de otros países, a los que ellos alojan a cambio de funciones. Todos los espectáculos participan de un concurso donde un jurado especialmente convocado - y todos los años distinto - evalúa lo mejor de esas propuestas, sin olvidar que uno de los premios está en manos del público asistente. El interés por participar fue creciendo y en esta última edición el comité seleccionador evaluó 400 espectáculos que estaban interesados en participar de la programación. Desde el exterior se incluyeron grupos de España, Estados Unidos, Cuba, República Dominicana, Colombia, Brasil, Perú, Chile y Uruguay.

La ciudad española de Mancha eligió a varias ciudades como "Cervantinas" en el mundo y fue Azul, en la provincia de Buenos Aires la designada en el 2007 como "Ciudad Cervantina de Argentina" por el Centro UNESCO Castilla/La Mancha, transformándose así en la primera de Sudamérica. Esto se debió a su patrimonio cultural, más precisamente a la colección cervantina que se puede ver en la "Casa Museo Ronco", donde se expone "una de las colecciones privadas más importantes en su tipo fuera de España". Ese mismo año y de manera oficial se instauró el "Festival Cervantino" que durante noviembre del 2011 cumplirá su quinta edición. Pero no sólo hay teatro en su programación, sino que siempre se incluye: "música, artes visuales, conferencias y gastronomía".

La provincia de Santa Fe con una importante tradición teatral no podía quedar al margen de los festivales. Uno de los primeros en comprender esta necesidad de convocar espectáculos de distintas nacionalidades para proponerlos como abanico cultural frente a la sociedad fue el grupo rosarino "El rayo Misterioso". Ellos desde el 7 de diciembre 1998 organizan su propio festival al que han bautizado como "Experimenta" y la selección cae sobre su creador: Aldo El-Jatib. Con una ritualidad que asombra todos los 7 de diciembre de cada año y hasta el 13 de ese mismo mes abren las puertas de su teatro y en algunos casos suman otros espacios para que el público rosarino se acerque a ver otro tipo de teatralidades, más alejadas de las propuestas comerciales.

"Experimenta" dio un importante espacio para que creadoras de teatro/danza como Cristina Prates pudieran no sólo presentar sus espectáculos sino también y en ese marco dictar talleres. En el año 2007 se le realizó un homenaje a la "Comuna Baires" de Milán y contaron con la presencia de su creador, Renzo Casali, quien al año siguiente cumplió 50 años de teatro.

Otra ciudad de la misma provincia que tiene desde hace varios años su propio festival es Rafaela. El origen fue en el año 2004 cuando allí se realizó la Fiesta Nacional del Teatro, organizada por el Instituto Nacional del Teatro (INT). La propuesta fue alejarse de las capitales y darle la posibilidad a una ciudad para que organizara este importante encuentro, donde se dan cita elencos elegidos a través de concursos y selección. Rafaela no sólo demostró que tenía una estructura para sostener este tipo de propuestas sino que contaba con un público entusiasta que iba de una sala a otra para poder ver la mayor cantidad de espectáculos. A partir de contactar esta realidad, otro grupo teatral "La Máscara" con su creador y director al frente, Marcelo Allasino conformaron esta cita ineludible en el mes de julio de cada año.

La fuerza de este festival encontró apoyo en las autoridades políticas, ya que al cumplir sus siete años consecutivos en cogestión con el Instituto Nacional del Teatro y el Gobierno de la Provincia de Santa Fe fue la Cámara de Senadores quien durante el 2010 aprobó por unanimidad el proyecto de ley, por la cual se la declaró a Rafaela "Capital Provincial del Teatro". También fue muy importante que durante el acto de apertura del "Festival de Teatro Rafaela 2010" el Intendente Municipal (Omar Perotti) le solicitara al Gobernador de la provincia de Santa Fe (Dr. Hermes Binner) y a la Ministra de Innovación y Cultura de la Provincia (Lic. María Angélica González) la creación de la carrera de "Profesorado de Artes en Teatro" en dicha ciudad. 

En cada edición el Festival demuestra su crecimiento e evolución. Por ejemplo, invita a distintas compañías nacionales a presentarse en sus escenarios y además asume la responsabilidad de estrenar espectáculos seleccionados a través del Concurso de Coproducciones Locales. Un jurado -siempre diferente- analiza las propuestas y decide entregar un subsidio para que se puedan montar y estrenarse en el transcurso del Festival. Esto implica un desafío ya que no siempre las carpetas o pocos minutos de una presentación dan una idea cabal de los resultados finales. Pero es muy positivo que una sociedad arriesgue en el arte. No hay que olvidar que siempre se suman otras actividades, como la realización de talleres, seminarios, charlas y mesas de devoluciones. Otra de las tradiciones más notables de este festival, como en el de Rosario es mantener una mesa de devoluciones al día siguiente de la primera función. Así artistas, críticos y público asistente pueden conocer no sólo el proceso creativo sino también la mirada especializada sobre el trabajo presentado.

Desde 2004 la Universidad Nacional del Litoral ubicada en la ciudad de Santa Fe, en la provincia del mismo nombre organiza el "Festival Argentino de Teatro" donde la dramaturgia nacional es el eje. Ya participaron elenco de muy distintas partes del país, desde Tucumán hasta Neuquen, desde Córdoba hasta San Luis. Abrieron sus puertas para invitar a algunos espectáculos de países limítrofes, como es el caso de Uruguay. En este marco la UNL ya reconoció la trayectoria de varios dramaturgos nacionales, declarándolos "Huésped de Honor", así sucedió con Griselda Gambaro (2004), Roberto "Tito" Cossa (2005) Eduardo "Tato" Pavlosvky (2007) y Mauricio Kartún (2009).

Formosa, desde el año 2005 organiza un "Festival Internacional del Teatro de la integración y el reconocimiento", con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro. En esa primera edición participaron los elencos de los países limítrofes como Paraguay, Brasil, Chile, Bolivia y Uruguay, pero en las subsiguientes se fue ampliando el mapa teatral incorporándose España, Cuba, Colombia, El Salvador, Costa Rica, Perú, Ecuador, Nicaragua y Francia.


Conclusiones

Parecería que detrás de todo diseño de un festival hay una intención política, o para ser más precisos una política cultural. Por lo general las distintas autoridades utilizaron este formato para darse a conocer o para dejar huellas sobre la actividad cultural. Siempre también hay un buen deseo: acercar más público al teatro, que conllevaría a crear el hábito de ver teatro. Esto explica primero la multiplicación de Festivales en Córdoba, ya que desde el año 2002 también se instauró la tradición de realizar en los años pares el "Festival Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes" que va por su quinta edición. Más tarde llegó el "Festival Pensar con Humor". Unos y otros han creado la costumbre en los espectadores a adquirir abonos, informarse sobre las distintas propuestas y seguir a sus artistas. Desde el 2000 Raúl Sansica fue el Coordinador General de Festivales, asumiendo en el 2004 la Dirección del de Niños y al año siguiente el del Mercosur.

Este camino iniciado por Córdoba evidentemente tuvo continuadores, no sólo en otras provincias, como Santa Fe y Formosa, sino también en ciudades ya no capitalinas. Si se analizan las cifras, los fríos números que entregan las boleterías los espectadores han apoyado notablemente estos emprendimientos, tantos los que tiene sello oficial, como los que se mantiene con el esfuerzo de los independientes. El fervor que demuestra el público también llega acompañado por una preocupación hacia los integrantes del teatro, porque por lo general estos Festivales suman cursos de especialización, talleres y conferencias que permiten a los actores, directores o dramaturgos de cada lugar conectarse con nuevas técnicas y acercarse a grandes maestros. El periodismo, más o menos especializado, les ha dedicado muy buena cantidad de espacio, ya que son verdaderos acontecimientos culturales y comunitarios para cada una de estas sociedades, desde las capitales hasta las ciudades más pequeñas.

Como se pudo demostrar cada uno de estos emprendimientos fue ideado y gestado por gente de teatro, hay alguna excepción que confirmaría esta regla. Los mejores ejemplos fue Carlos Giménez, quien imaginó el de Córdoba, como los más actuales, Sansica continuando y creando nuevos festivales o Aldo El-Jatib y Marcelo Allasino que hicieron otro tanto desde Rosario y Rafaela, en su provincia de Santa Fe. Directores que diseñan con sus grupos teatrales una actividad que los excede, que suma a muchas otras estéticas y que también los consolida como auténticos referentes teatrales.

En varios casos de lo particular e independiente se consigue involucrar al estado provincial, a trasformar al teatro en una cuestión importante. Esta evolución va sumada a las propuestas escénicas, el mejor ejemplo vuelve a ser Rafaela una localidad tal vez rígida estéticamente pero que mediante los impulsos creadores y rupturistas de Allasino acepta y sigue con respeto cada una de las presentaciones que antes tal vez podrían haber cuestionado. Estos creadores ya no son sólo artísticos sino también organizativos consiguieron ampliar el panorama estético de su propia sociedad, logrando el crecimiento de la sensibilidad de su gente.


Citas
[1] Fernández de Rodríguez, Ana María e Iriart, Viviana Marcela. En: "Revista Intermedio", Caracas, Venezuela, mayo 1984.
[2] (escritorasunidas.blogspot.com/.../carlos-gimenez-el-genio-d)
[3] Información entregada a la prensa.



 Ana Seoana 
IUNA/UBA
 Revista Territorio Teatral 
Argentina, Buenos Aires diciembre 2001


Fuente: Territorio Teatral


Nota: Los links y textos en negrita son un agregado de este blog.






Carlos Giménez and the First Latin American Theatre Festival in Córdoba: Two Perspectives / Judith Bissett and Beatriz Seibel, Latin American Theater Review, Kansas University, Fall 1985










Judith Bissett 


The First Festival of Latin American Theatre in Córdoba, Argentina took place from October 18 to 28, 1984. The festival was organized by the Ministry of Education and Culture of the Province with support from the Governor, Dr. Eduardo César Angeloz. Members of the executive committee included Daniel Tieffemberg, Subsecretary of Culture, Julio Liksemberg, Subsecretary of Programming, Pedro Pont Verges, Director of Artistic Activities and Juan Carlos Marieta, Director of Cultural Action. The committee worked under the direction of Professor Jorge Peyrano, Minister of Culture and Education. 

The general coordinator, Carlos Giménez, proposed that Córdoba sponsor the festival because this type of international artistic endeavor would represent an opportunity for the theatre in Córdoba, and in Argentina, to become an integral part of the Latin American theatre movement as well as a participating member of the Latin American Community. Carlos Giménez also directed the Venezuelan group, Rajatabla, in its performances of Macbeth and El último vagón. The list of those who worked on organization or logistics is extensive, and many of the people who provided services for festival participants were volunteers. 

Jorge Peyrano saw the festival as a means of meeting the necessity to overcome years of repression and censure of all ideological and cultural expression. It would be, for the people of Córdoba, an open forum in which ideas could be expressed and discussed as well as a workshop that would provide theatre in the province with technical experience on an international level. In order to create the necessary environment for debate and practical experience, workshops, lectures on culture and politics, children's theatre as well as performances—both in theatres and on the street—were offered in several locations throughout the province. Theatre and related activities took place simultaneously in traditional theatres, lecture halls, classrooms and parks. Due to sold out performances, in many cases unscheduled shows were often available to accommodate the enthusiastic crowds that gathered at every theatre. Those who were unable to obtain tickets under any circumstances could always attend presentations by street-theatre groups.

Critics, directors and playwrights from several Latin American countries, Spain and the United States gave lectures, directed workshops, and participated in debates or exchanged ideas with the public. Among those invited were Ellen Stewart, director of La Mama theatre, José Monleón, theatre critic and professor of drama in Spain, Marie Helene Falcon, director of the Theatre Festival of America in Canada, and Atahualpa del Cioppo, director of the El Galpón in Uruguay. This is, of course, only an example of the many participants from Spain and America. Theatre groups representing many Latin American countries and Spain—some working in exile at the time— presented European and American plays that ranged from political protest to expressions of indigenous culture. 

As a participant in the festival, I found it impossible to attend every performance being offered due to the sheer quantity. However, festival scheduling which generally began in the early evening and continued through several, often simultaneous, presentations sometimes ending at 1:00 in the morning—or later—afforded me the opportunity to see as many as three plays every day not including street theatre. Two of the most effective performances I attended were La república de la calle presented by the Teatro de Todos of Montevideo, Uruguay and Accions by La Fura del Baus from Spain. La república de la calle uses scene fragmentation and characters representing social and political types to underscore the atmosphere in which Gabriel Terry became dictator in March of 1933. The actions of the hero, ex-president Baltasar Brum, emphasize the attitudes of those who played a part in the historical event from the powerful to the man on the street. When the actors (who were in exile at the time) came forward to acknowledge the applause at the end of the performance, the Argentine audience began to chant "Uruguay, Uruguay" in support of the group and of the views expressed in the play. The audience reaction became an extension of the action on stage and continued both the emotional and intellectual interaction between the public and the play.

 A description of Accions should be the subject of a separate article, but I will attempt to convey the principal characteristics of the presentation. The subtitle of the "play" is "the Physical Alteration of a Space," and this is essentially what occurs. The work combines elements from rock music, street theatre, dance, contemporary art and the "happening" of the 1960s to integrate the audience into the action. Well-choreographed events create the impression of a cycle of birth, partial growth, destruction and death—followed by rebirth and death. Characters appear all around the audience, emerging from what seem to be mounds of earth, break through walls and climb down the (in this case) patio roof. Passive, primitive figures are persecuted and tortured by semi-civilized creatures who also destroy manifestations of civilization—here, several refrigerators, television sets and kitchen stoves. The group normally destroys cars, but the Argentine authorities declared that practice to be too expensive. Fireworks and rock music punctuate events and accompany the action. The audience is caught in the movement and becomes part of the play itself reacting to the dramatic chaos in much the same way it would in other circumstances: with a certain amount of panic. There is no escape from the characters, but the only direct contact between the characters and the audience is initiated by the spectators themselves. Some join in the destruction of the stoves and other items. Others plaster themselves against the walls of the patio only to discover a figure from the play dropping directly onto their space. The impact on the spectator/participant is tremendous and continues for some time after the performance has ended. For those who have not experienced this group first hand, it is worth making an extra effort to do so. 

Another interesting, experimental performance was a series of sketches titled Lucifer en el Zoo presented by prisoners from a penitentiary in the province of Córdoba. The actors portrayed animals in a zoo who dream of circumstances in which they are free to fulfill their desires. However, even in their dreams, they are frustrated. The group was directed by a Chilean, Sergio Valencia, and was well-received by the public. 

There were several plays with regional or indigenous themes, but the two I attended were Amor Indio by the Argentine group, MOJUTI (Movimiento Juvenil Tilcareño) and La fanesca, a collective work by Malayerba from Ecuador. Amor Indio portrays the customs and culture of the Indian people by recounting a story of love and betrayal. La fanesca uses the background of "carnaval" to demonstrate the problems faced by poor communities when they are forced to leave their homes. 

Many of the plays presented, like La república de la calle, used Brechtian structures to reinforce themes of political or social protest. Two that I had the opportunity to attend were I took Panamá by the Teatro Popular of Bogotá, Colombia and A gaiola by the Teatro Debate do ABC of São Paulo, Brazil. I took Panamá portrays the somewhat dubious way in which the United States acquired the right to build the Panama Canal. Social signs like American football are used to introduce the theme in the first scenes, and documents presented in a didactic manner in the final act deliver the message through direct contact with the audience. The audience reacted in much the same way it had to La república de la calle. 

A gaiola illustrated the conditions that Brazilian factory workers often encounter. A Brechtian narrator first relates each segment of the story to the spectators and then participates in the action. The message is directed to workers who do not have any means of dealing with management. Organization and cooperation is the answer. Generally this group spends time after every performance leading a dialogue with the audience. However, because there was a language barrier—the play was in Portuguese—no discussion could be held. ABC also performed on the street with a great deal of success in spite of the language problem. Outdoors, a Colombian actor bridged the gap between the two languages with an introduction in Spanish. Also, the scenes they presented were done in a very broad style with easily recognizable social types. 

The festival program offered European drama representative of several countries. The opening performance was a presentation of Fuenteovejuna by La Comedia Cordobesa, and the closing shows included Rajatabla's Macbeth. I was able to see Memorias del subsuelo, an adaptation of Dostoievsky's text by FYL of Buenos Aires, and Muerte accidental de un anarquista by Mexico's UNAM. Both were excellent. The most striking effect in Memorias del subsuelo is the use of few stage props in almost every scene. A large cabinet, for  example, functions both as furniture and a sign for passage of time in the narrator's mind. The actors in Muerte accidental de un anarquista create the right balance between comic action and the play's very serious questions concerning legitimate methods for transforming society. 

The only performance which was not well-received by an audience, in my experience, was a one-man show done by Roberto Videla of Córdoba. This was a dramatization of several texts which represented the actor's personal view of the world. Unfortunately, his work was not competent and his material suffered as a result. Another former resident of Córdoba, Graciela Ferrari, was much more successful in a performance which depicted the plight of an exile. Her work contained very little dialogue. Instead, numerous props illustrated the constant movement from place to place every exile must face. 

All of the groups or individuals mentioned represent only a few of the many who took part in the festival. They do, however, represent the majority of the types of theatre available to the spectator. According to the sponsors, Córdoba will host another festival in 1986. If their efforts are successful, everyone interested in theatre will have another opportunity to either observe or participate in an effective (although at times controversial in the community) experiment in communication. 


©Judith Bissett
Miami (Ohio) University
Latin American Theatre Review








EL PÚBLICO 


Beatriz Seibel 


El teatro no marcha demasiado bien. Dicen que por culpa de la televisión, del cine, o del mismo teatro. ¿Qué fue lo que incitó en Córdoba a unas 70.000 personas para pelearse por entrar al teatro, para producir aglomeraciones y empujones como en los estadios de fútbol o los festivales de los cantantes populares? Los organizadores fueron totalmente superados por una afluencia de público que fue más allá de todas las expectativas, de todos los cálculos previos. Jóvenes en cantidad abrumadora alternaban en las plateas con señoras "emperifolladas," mezclando jeans y sombreros de paja con elegancias provincianas. 


La novedad de los visitantes latinoamericanos atrajo hasta los más renuentes, ansiosos por ver espectáculos que en esta oportunidad única podían verse. Con el agregado de asistir a una puesta en las serranías de Ellen Stewart, la "figura" del festival, con más de 45 actores seleccionados tras un examen. 


Los dos espectáculos locales seleccionados para el Festival, aunque eran excelentes, pudieron verse con mayor tranquilidad; y ya Raúl Brambilla, autor y director de El gran Ferruca, fue invitado a Nueva York por su llamativo talento. Esta obra, una sátira de los personajes de los escritores "duros " de la novela policial norteamericana, tuvo también una muy buena puesta de su autor. 


Esos diez días, con 17 espectáculos de la muestra oficial, 10 de la muestra paralela, 8 callejeros e innumerables funciones extraordinarias para calmar al enfervorizado público, pasarán a la historia. 


¿Pero qué sucederá después? La fiesta termino, vuelve el tiempo común y las dificultades cotidianas. ¿Esta explosión de energía revitalizará la actividad teatral y el intercambio latinoamericano? El tiempo nos dará la respuesta. 


LOS ESPECTÁCULOS 


Brasileños, chilenos, colombianos; ecuatorianos, mexicanos, puertorriqueños; uruguayos, venezolanos, peruanos y argentinos revelaron algunas formas teatrales que se dan en América Latina, y catalanes explosivos— mensajeros del Apocalipsis—mostraron el más discutido espectáculo del Festival. Accions, realizado por el grupo La Fura deis Baus, suscitó furia y admiración, pero creo que nadie quedó indiferente ante estos españoles creativos al máximo, que expusieron sin convencionalismos la destrucción que acecha en nuestro mundo, con excepcional potencia y momentos de gran belleza, con musica y pasión jóvenes, transgresores y libres. 


En el Festival hubo un predominio del teatro político, y un ejemplo destacado fue I took Panamá por el Teatro Popular de Bogotá, Colombia, que trata la historia del Canal dramatizada por Luis A. García, y desde su estreno en 1974 ha cosechado elogios en festivales internacionales; con buenos trabajos actorales y dirección de José Alí Triana. La ópera rock El espectáculo va a comenzar del Grupo Teatro Hoy de Córdoba—gran realización; Morte aos brancos del Teatro União e Olho Vivo de Brasil, con un lenguaje propio dedicado a sectores marginales; La fanesca del Grupo Malayerba de Ecuador; Muerte accidental de un anarquista de Darío Fo, por el Teatro Profesional de la Universidad Nacional de México; La república de la calle, de Teatro de Todos de Uruguay, y A gaiola del Teatro Debate do ABC de Brasil, se inscribieron en esa línea que señala las frustraciones y carencias de nuestras sociedades. La presentación de los peruanos, con Los músicos ambulantes, por el Grupo Cultural Yuyachkani, puso más el acento en la problemática cultural de su tierra. A juicio de muchos el mejor espectáculo del Festival, lograron a través de la actuación, el canto, el baile, la ejecución de instrumentos típicos, comunicar alegrías y tristezas de la gente de su país, con vitalidad y elaborado trabajo: el grupo ya cuenta con 12 años de trayectoria. Una verdadera expresión de teatro popular que finalizó con todos los jóvenes bailando en el patio escénico con los actores, contagiados por los ritmos andinos. 


Una expresión diferente de Argentina, Facundina del Grupo Inyaj de La Plata, que interpreta Graciela Hall sobre la historia de vida de una mujer indígena, recogida por el antropólogo Manuel Rocca, obtuvo gran interés, y ya fue invitada para el año próximo para los Festivales de Teatro de las Américas de Canadá, y al Festival Internacional de Caracas, Venezuela. Algo que merece párrafo aparte, también de nuestro país, fue la presentación del elenco de la Unidad Regional No. 4, de Río Cuarto, con el Grupo Escena, integrado por presos comunes, que dieron algunas funciones en una cárcel de Córdoba y en la Sala Luis de Tejeda. Mientras el colectivo de la Penitenciaría los esperaba en la calle, los actores representaron sus fantasías y sus sueños— sacar la lotería, ir a un hotel con dos mujeres, por ejemplo—y finalizaron con un escalofriante zoológico donde las fieras, detrás de sus rejas, agredían al guardián llamándolo "hombre".  Lucifer en el zoo, por varios motivos, fue un conmovedor espectáculo, posible gracias al trabajo de Sergio Valencia, un director chileno.


El teatro histórico estuvo muy bien representado por Simón de Isaac Chocrón, con excelente dirección de Cabrujas, el destacado dramaturgo venezolano. Narra el encuentro de Simón Bolívar, a los 21 años en París, con su maestro Simón Rodríguez; dos actores muy buenos dieron vida a estos apasionantes personajes. 


Los clásicos tuvieron su lugar: Fuenteovejuna de Lope de Vega, por la Comedia Cordobesa dirigida por Jorge Petraglia, y Macbeth  de Shakespeare, por el Grupo Rajatabla dirigido por Carlos Giménez, de Venezuela, dieron versiones actuales de estas obras del Renacimiento europeo.


El teatro callejero fue uno de los mayores aciertos: Sancucho, el hijo del caos, que interpretó Juan López, un cordobés residente en España, fue una jubilosa muestra de creatividad con gran participación del público. Ironía, humor y profundidad le permitieron transitar por la sátira política, social y costumbrista. Los brasileños se lucieron con su Show de emergencia por el Grupo A.B.C., con nueve actores que hicieron mímica, música y corrosivo humor, que logró la mayor comunicación en un humilde barrio cordobés. Los otros espectáculos callejeros también fueron entusiastamente recibidos: el Teatro de la Libertad con Juan Moreira, el Grupo Sur Teatro con A cielo abierto, etc., reunieron atentas rondas que los siguieron fervorosamente. 


Amén de todo esto, la Sección Eventos Especiales programó una cantidad de espectáculos de acceso gratuito, que no siempre tuvieron la difusión adecuada. El Festival de Teatro de Muñecos, que reunió, a nuestras grandes titiriteros, Javier Villafañe, Héctor Di Mauro, Roberto Espina, tampoco tuvo suficiente publicidad. Los inconvenientes de organización y de traslado fueron abundantes, así como la falta de un centro de reunión que posibilitara el encuentro de la gente de teatro de diferentes procedencias, para intercambiar experiencias. 


En el campo de la discusión teórica, se realizaron diversos foros: gremiales, de estudiantes de teatro, sobre el teatro argentino actual, sobre promoción y difusión de la actividad teatral en América, y conferencias varias, entre las que se destacaron la exposición de José Monleón acerca de Teatro y democracia, que rompió algunos tabús del tema, y la de Heda Kage, dramaturga de la República Federal Alemana, que señaló el interés por los autores latinoamericanos en las emisiones de radioteatro de su país, y la apertura de un nuevo mercado para los dramaturgos. 



Finalmente, en el debe, quedaron todos los inconvenientes; en el haber, el fervor por el teatro que se desató incontenible durante diez días, la muestra de once países, el transformar a la ciudad de Córdoba en centro de una actividad cultural nacional y latinoamericana. Y el triunfo de la vida, con los jóvenes de energías inagotables, que bailaban en la calle, bailaban en los teatros, bailaban salsa en "La nueva trova"—el boliche de onda—y escalaban los cerros al amanecer, para completar la fiesta. 



©Beatriz Seibel
Buenos Aires
Latin American Theatre Review

Carlos Giménez: "El teatro argentino está como el país, enfermo"/ entrevista, diario Democracia de Córdoba, octubre de 1984








Entrevista realizada en ocasión de la inauguración del Primer Festival Latinoamericano de Teatro de Córdoba, octubre de 1984, creado y dirigido por Carlos Giménez.

En 1967, cuando tenía 21 años, Carlos Giménez organizó el Primer Festival de Teatro de Córdoba, del que fue apartado por la dictadura militar argentina.

En 1973, en Caracas y junto a María Teresa Castillo, crea el Festival Internacional de Teatro de Caracas, uno de los festivales más importantes del mundo, que dirigirá hasta 1992, un año antes de su muerte.










Proyecto de Homenaje a Carlos Giménez de la Legislatura de la Provincia de Córdoba, 8/10/2014





PROYECTO RESOLUCIÓN. N 15341. FECHA 08-10-2014. 30º ANIVERSARIO DE “1º FESTIVAL LATINOAMERICANO DE TEATRO”

LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
DECLARA


Su beneplácito por el Trigésimo (30º) aniversario del Primer (1º) Festival Latinoamericano de Teatro, creado por el Director Carlos Giménez y que se llevó a cabo por primera vez en la ciudad de Córdoba durante el mes de octubre del año mil novecientos ochenta y cuatro (1984).

Fdo.: Bloque del Frente Cívico

FUNDAMENTOS

En el mes de Octubre de 1984, al compás del advenimiento de la democracia, nacía el 1er. Festival Latinoamericano de Teatro, proyecto que ideó el gran Director Argentino Carlos Giménez, ya fallecido. Pasaron 30 años y muchos recordamos esos hermosos momentos en los que pululaban por los teatros, grupos de distintos países de Europa y Latinoamérica. La gente se volcaba a las calles y a las salas, con alegría y festejando un acontecimiento único que movilizó a toda la sociedad. Es justo recordar aquel encomiable evento, pensando en el futuro e imaginando que pueden volver a repetirse, para bien del arte teatral.



Carlos Giménez era rosarino de nacimiento pero se formó teatralmente en nuestra Córdoba, donde creó el Teatro independiente “El Juglar”, con el cual fue premiado en los Festivales de Nancy, Francia.

Luego se radica en Caracas, Venezuela donde fundó el “Rajatabla” realizando famosos espectáculos que recorrieron el mundo el mundo. En el año 1987 dirige a la Comedia Cordobesa en la obra “El Reñidero”, la cual participó en el Festival Internacional de Teatro en Nueva York y México, con tanto éxito que la crítica del New York Times la consideró como el mejor espectáculo. La no continuidad en el tiempo del Festival arriba mencionado nos hizo perder la interrelación de los grupos teatrales de todo el mundo como así también las vivencias que se recogieron con las distintas formas de la estética teatral.

Sin dejar de mencionar que perdimos a un gran director y maestro de actores, un artista con mayúscula que tiene su homenaje permanente en la Sala Mayor del Teatro Real de Córdoba, la que lleva su nombre.

Mediante el presente Proyecto de Declaración expresamos nuestro beneplácito por el Trigésimo (30º) Aniversario del Primer (1º) Festival Latinoamericano de Teatro, creado por el Director Carlos Giménez.


Fdo.: Bloque del Frente Cívico







Carlos Giménez y la creación del Festival Latinoamericano de Teatro de Córdoba, Argentina: 1984-1991 / Verónica del Valle Heredia y María Verónica Basile, Revista Afuera; Fundación Proa; La Voz del Interior










"(...) El I Festival se desarrolló del 18 al 28 de octubre de 1984 y buscó enmarcarse dentro de la euforia democrática que se vivía en el país, haciendo visible características asociadas con la libertad: ocupación de lugares públicos, funciones en los barrios marginales, la participación de aquellos que volvían del exilio y la gran difusión del mismo a través de los medios de comunicación.

Es de destacar el papel que se le otorgó a Carlos Giménez (4), una especie de niño prodigio del teatro independiente cordobés que se había exiliado en los años setenta (Moll, Pinus, Flores, 1996: 58). Radicado en Venezuela, formó el grupo Rajatabla y se convirtió en uno de los directores latinoamericanos más reconocidos. Allí crea en 1973 el Festival Internacional de Teatro de Caracas, que aún permanece vigente como uno de los festivales más relevante de la región latinoamericana. Por su reconocimiento y trayectoria en el extranjero y su condición de artista exiliado, es convocado por el gobierno de Córdoba y él mismo acepta la propuesta para ser parte y Coordinador en la organización de IFLT, admitiendo la magnitud que el evento adquiría desde la restauración de la democracia al país.



Otras de las figuras representativas del teatro cordobés que regresaron al país para participar del festival fueron María Escudero, Jorge de la Vega y Graciela Ferrari, integrantes del mítico grupo Libre Teatro Libre (5).

Es la idea de democracia lo que quería reflejar el festival, iniciar el nuevo periodo político de la provincia haciendo manifiestas características propias del sistema: participación popular, obras con fuerte contenido político, la gente masivamente ocupando la calle provocando así un clima de fiesta permanente.







El  IFLT estaba conformado por una muestra oficial con representaciones de Brasil, Ecuador, España, Colombia, México, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela. La delegación local la componían   La Comedia Cordobesa - elenco estable de la provincia - y el grupo La Banda Trama surgido del circuito del teatro independiente local, además de grupos de Buenos Aires y Entre Ríos. El resto de los participantes que integraron la muestra paralela del festival eran grupos teatrales provenientes de distintos puntos del país además de Chile, Italia y Canadá. Esta sección generó un significativo impacto a partir de la participación del público, constituyéndose en lo distintivo  del festival. Se destacaba el uso del espacio público a través del teatro callejero. Su difusión en plazas, calles, escuelas, barrios y lugares marginales fue la imagen que quedó como recuerdo del festival, asociada a una fiesta por la libertad recuperada. En los balances sobre los resultados del festival se le asignó un lugar especial a la gran participación de la gente en la calle: Los espectáculos callejeros que siempre fueron recibidos por mucho público (…) supera cualquier posibilidad de estimación (LVI 28/10/1984). Esto nos conduce a preguntarnos si parte de esos espectadores eran un público frecuente en las salas teatrales o fueron atraídos eventualmente por las características festivas de los grupos callejeros.


Por otra parte, desde el lado de los grupos, la muestra paralela funcionó como la sección de la grilla que buscaba asegurar el apoyo y la difusión de los grupos independientes de Córdoba (LVI 06/02/1984). En gran medida, el IFLT contribuyó a un proceso de renacimiento del teatro callejero clausurado bajo los regímenes autoritarios. (...)


El FLT comenzaría a ser parte del circuito internacional de festivales de teatro, integrado por el de Manizales, Colombia (1968), el Cervantino de Guanajuato, México (1972), Festival Internacional de Teatro de Caracas, Venezuela (1973) el Festival Internacional de Teatro Latino de Nueva York de la mano de Joseph Papp (1984) y luego vendría el de Bogotá (1988). Los grupos locales habían sido invitados además a participar en festivales europeos como el de Nancy (1963)  (...)



Por otra parte, pese a que aún no hemos profundizado, es preciso realizar una breve referencia acerca de cómo los medios de comunicación destacaron la participación de los jóvenes: El público predominante del IFLT fueron los jóvenes, que asistieron a todas las funciones y desde cualquier ubicación, por insólita que fuese, y derribando todo los obstáculos previos (LVI 11/11/1984). En principio, consideramos habría dos posibles lecturas sobre esta operación. Por un lado, en relación al pasado reciente, en el cual – si bien desde la década de los sesenta algunos autores comienzan a hablar sobre la idea de una cultura juvenil (Hobsbawn, 2007:322-345) en el contexto particular de la Argentina cobrarán visibilización definitiva desde fines de los sesenta. En una primera instancia como problema social pasaron a formar parte más importante de la agenda de investigación de las ciencias sociales a fines de 1970 (Chaves,2010:32) en tanto, siguiendo a González (2002-2003: 58-70) durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional los jóvenes fueron sospechados como enemigos- subversivos siendo los destinatarios de biopoliticas represivas, para finalmente destacar la actuación de sectores sociales “jóvenes” tanto en la apertura como en la institucionalización democrática(..) comenzaron a constituirse protagonistas sociales de diverso tipo que empezaron a movilizarse (..)

Luego del primer Festival hubo cinco más de carácter bianual (1984-1986-1988-1990-1992-1994). Sin embargo el que quedará en la memoria colectiva de los cordobeses será su primera edición. Esto se debió a varios factores: el despliegue alcanzado en la primera edición, la gran participación de los ciudadanos y los múltiples problemas económicos y organizativos que se irán sucediendo en las siguientes ediciones que harán que el mismo pierda convocatoria, calidad y relevancia para los cordobeses."


Verónica del Valle Heredia y  María Verónica Basile



(4) Con 19 años participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy con su grupo El Juglar. Posteriormente viajan a Polonia donde obtienen una mención de honor. De vuelta a Córdoba crea el Primer Festival Nacional de Teatro. Sin embargo en 1967, luego de poner en escena la obra Fuenteovejuna, recibe amenazas por lo que decide abandonar el país y radicarse de manera definitiva en Venezuela. (Volver)

(5) Surgió en el año 1969 como grupo de creación colectiva a partir de la iniciativa de María Escudero con un grupo de estudiantes de la licenciatura en teatro de la Universidad Nacional de Córdoba. En términos de Osvaldo Pelletieri esta agrupación trascendió el mundo cultural nacional y latinoamericano (2007:562)(Volver)

Fuentes
Catálogo del I Festival Latinoamericano de Teatro.1984, Gobierno de la Provincia Córdoba, Córdoba.
Periódico La Voz del Interior. 1983, 1984, 1985, 1986. (Abreviado con las siglas LVI)
Catalogo en línea muestra Escenas de los ’80, Teatro: introducción. Consultado en línea




Primer Festival,  teatro de calle, 1984.




FUNDACIÓN PROA

“1984 fue un año de extrema apertura para el teatro argentino a nivel internacional. En ese año se realiza el Primer Festival Latinoamericano de Teatro cuya convocatoria fue liderada por Carlos Giménez y apoyado por el Gobernador radical de la provincia de Córdoba, Eduardo Angeloz. El Periodista titulaba ‘Cordobazo Teatral' una nota de octubre del ‘84 y Cossa escribía en el mismo medio: ‘En definitiva en Córdoba estalló la democracia y el teatro tomó la apariencia de un hecho vivo. Más vivo que nunca'.










“Un pueblo que en los últimos tiempos sólo ha capitalizado errores y frustraciones no puede ni debe desperdiciar este acierto. Porque el festival no terminó… El festival puede y debe seguir produciendo hechos, no sólo para dentro de dos años, sino para dentro de dos días, para nosotros los cordobeses y las otras provincias”, de esta forma se expresa una nota periodística publicada en el diario La Voz del Interior el 4 de noviembre del año 1984, a raíz del Primer Festival Latinoamericano de Teatro realizado del 18 al 28 de octubre en Córdoba y en las sedes de Carlos Paz y Alta Gracia.

El festival continúa produciéndose cada dos años. Pero de 1995 a 2000 está ausente de la escena. En 2000, el Gobierno de la Provincia de Córdoba toma la firme decisión de restituirlo con el nuevo nombre de Festival Internacional de Teatro del Mercosur. De esta forma, el encuentro teatral volvía a sus legítimos propietarios: la comunidad teatral y el pueblo de Córdoba.

El teatro parece ser un vehículo para la unidad latinoamericana, buscada de tantas maneras desde que las naciones del “nuevo continente” se declararan independientes en el siglo 19. Cesar Vieira, cabeza de la compañía brasileña Uniao e Olho Vivo, sintetiza ese espíritu de hermandad continental cuando dice: “Argentina está a travesando un período importante, ha vuelto a la democracia. Por eso venimos aquí”.

El primer festival dura 10 días y lleva espectáculos a salas teatrales, asociaciones civiles que prestan sus auditorios para la función, también en la peatonal cordobesa y en las plazas, con un mandato claro y decidido: “Que el teatro invada la ciudad”, según su consigna.

Los memoriosos recuerdan la impactante actuación de La fura del baus, la compañía española que dirige Andrés Marten. En su carta de presentación, el elenco dice: “No es un fenómeno social, no es un grupo, no es un colectivo político, no es un círculo de amistades afines, no es una organización pro-alguna causa. Es una organización delictiva dentro del panorama actual del teatro”.

Otra de las grandes presentaciones que iluminan los pasillos de la memoria es la del elenco Rajatabla, que crea el destacado director Carlos Giménez (1946-1993), hacedor teatral que nace en Córdoba y fija residencia en Venezuela. Junto con su hermana Ana y el destacado escenógrafo, Rafael Reyeros, crea en Córdoba el grupo teatral El juglar y La casa del teatro. Hacedor de una imaginación portentosa, Giménez se radicó en Venezuela en el año 1969."

Córdoba, 31 de agosto de 2017







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