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¡Bravo, Carlos Giménez! Norma Aleandro, actriz, directora, nominada al Oscar, ganadora en el Festival de Cannes: “Es imposible no sentir la ausencia de un ser semejante, que ha dejado una huella imborrable en la cultura de un país y del mundo” /entrevista de viviana marcela iriart, Buenos Aires, 29 de agosto de 2013



(Carlos era) “Un ser tierno, encantador, Con un gran carisma y con aquello que los actores llamamos  un “ÁNGEL” impresionante. Con una gran delicadeza en el trato y a la vez una fuerza enorme a la hora de encarar un proyecto.”












¡Bravo, Carlos Giménez!  Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela y en Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico Joseph Papp y creó ocho instituciones culturales de gran importancia.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro deCaracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el IUDET (Instituto Universitario de Teatro), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud), Rajatabla Danza y, en Córdoba,  el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”


¡Bravo, Carlos Giménez!  Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJosehp Papp Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como “Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias,  “Bolívar” y “La Muerte de García Lorca” de José Antonio Rial, “Martí, La Palabra” de Ethel Dahbar, “La Honesta Persona de Sechuan” de Brecht, “Tu país está feliz” de Antonio Miranda, “El Campo” deGriselda Gambaro, “La señorita Julia” de Strindberg, “Peer Gynt” de Ibsen, “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el 
Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez!  
Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
Porque fue un genio.
Y nos hace mucha falta.











“Camino del Teatro Palais Royal a su casa, Moliere
asume “la triste hora de la vida (…) Es el rito del horror. 
¿Por qué tanto odio? pregunta (…) Sus enemigos 
lo persiguen después de muerto (…) 
Ya vendrán los libelos y los epitafios. 
Nosotros recogemos el del padre jesuita Bouhours:
“Moliere, nada a tu gloria faltaría, si entre los 
defectos que también descubriste, 
hubieras incluido tan negra ingratitud”. 







Norma Aleandro. Foto Sergio Parra 





Señora Aleandro, ¿en qué año y en qué ciudad conoció a Carlos Giménez? ¿En qué circunstancias?

Fue en algún momento durante 1967. Yo estaba haciendo El Rehén en Buenos Aires, con el Grupo Gente de Teatro y se me presentó un joven muy encantador para decirme que era cordobés y que con su grupo de teatro necesitaban una ayuda para ir al Festival de Manizales en Colombia, y que para eso me pedía ir a Córdoba con algún espectáculo y hacerlo a beneficio para de esa manera conseguir lo que necesitaban. Yo le pedí un tiempo para pensarlo, porque no tenía nada preparado. Armé un unipersonal de poemas y cuando lo tuve listo arreglamos para que viajara a Córdoba un lunes. Cuando llegué me enteré que habían contratado un estadio de basquet y que estaba lleno, repleto. Fue tal el éxito, que no sólo consiguieron el dinero, sino que hasta quisieron pagarme algo, cosa a la que por supuesto me negué, Me dieron las gracias. Partieron. Y nunca más supe nada de ellos. Luego, años después y estando yo en España, un día me dice Marilina Ross –con quien compartíamos el exilio entre otros argentinos- que un muchacho argentino con un curioso acento, andaba preguntando por mí y que necesitaba verme. Hacemos una cita para encontrarnos días después en el bar Gijón y allí fui, llena de dudas sobre quien sería, y suponiendo que él me reconocería a mí, ya que yo no tenía idea de quien se trataba. Cuando se me presenta, al verlo me resultó una cara conocida pero no podía acertar de donde. Entonces me dijo quien era, y lo agradecido que estaba hacia mí por la ayuda que le había brindado, gracias a la cual luego de aquel Festival de Manizales se había ido a Venezuela, donde estaba llevando a cabo una exitosa carrera. Y me ofreció ir a trabajar allí, a Caracas. Fui varias veces. Llevé La Señorita de Tacna, con un suceso impresionante. Fue una hermosa devolución.

¿Qué le pareció Carlos?

Un ser tierno, encantador, Con un gran carisma y con aquello que los actores llamamos  un “ÁNGEL” impresionante. Con una gran delicadeza en el trato y a la vez una fuerza enorme a la hora de encarar un proyecto.

En ese momento Carlos era el director de teatro más famoso de Venezuela y casi el hombre más poderoso de la cultura venezolana. ¿Se le sentía el poder?

No. Eso es algo que el siempre supo manejar muy bien. Nunca dejó de ser el muchacho encantador que yo había conocido.

¿Lo volvió a ver fuera de Venezuela?

No. Nunca.

Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo.  En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue su relación con él?

Tuvimos una relación maravillosa, de mucho cariño y ambos nos estábamos mutuamente agradecidos por todo lo que te conté al principio. Nuna lo escuché gritar en mi presencia.

En 1981 usted tuvo un éxito arrollador en el FITC con La Señorita de Tacna: el público venezolano la amaba como si usted fuera una estrella de rock. En 1983 Carlos la invitó para que inaugurará el Festival Internacional de Teatro de Caracas con la obra Kathie y el hipopotamo,  de Vargas Llosa, una distinción que pocas veces tenía una actriz latinoamericana.  ¿Cómo fue esa experiencia? 

Pudimos disponer de todo lo que necesitábamos para la puesta en escena, fuimos recibidos con enorme cariño tanto por la prensa como por el público. Una experiencia altamente gratificante y que recuerdo con mucho cariño.  El día del estreno fue inolvidable, con todas las autoridades presentes, la presencia de toda la prensa y un teatro lleno. Todo lo que hacía Carlos era en si mismo anecdótico.

¿Cuál de las obras de Carlos le impactó más?

Todas y cada una de las que pude ver. Por motivos distintos, todas tenían ese algo especial,  el toque “carlos gimenez”

¿Cuándo se enteró de la muerte de Carlos? 

Tiempo después de que sucediera. No recuerdo el motivo. Pero sé que cuando me enteré, ya había pasado tiempo.

¿Qué significó para usted su muerte?

Una enorme tristeza. Como no podía ser de otra manera.

 ¿Y para la cultura latinoamericana?

Una pérdida irreparable.

 Usted volvió a actuar en Caracas después de la muerte de Carlos, en el teatro Teresa Carreño, y lo recordó con mucho cariño. En los pocos días que estuvo, ¿le pareció que se sentía mucho la ausencia de Carlos?

Es imposible no sentir la ausencia de un ser semejante, que ha dejado una huella imborrable en la cultura de un país y del mundo.

¿Le hubiera gustado ser dirigida por Carlos? ¿O co-dirigir con él?

Pienso que  ambas cosas hubiesen sido  experiencias sumamente interesantes.

¿Qué es lo que más valora de su trabajo y de su persona?

Del trabajo, el tesón, el esfuerzo, la alegría puesta en cada proyecto. De su persona su cariño, su dulzura, su don de gente.

¿Quiere contarme alguna anécdota que haya vivido con él?

Como te dije antes. Carlos es en si mismo una anécdota. Tal vez la más graciosa sea la de nuestro encuentro la primera vez en Buenos Aires y el reencuentro en España. En esos momentos fuimos alternativamente dos personas necesitadas de afecto y de trabajo. Siempre en medio del paisaje más triste y desolador se puede encontrar esa sonrisa que nos hace falta. Y esa mano que se tiende para ayudarte.

 Si Carlos pudiera escucharla, ¿qué le diría?

Muy poquito. Sólo le diría: ¡Gracias!

Muchas gracias, señora Aleandro, por ser parte de este pequeño homenaje a Carlos Giménez, a 20 años de su partida, para recordar su legado.

Ha sido un gusto para mí recordar a un compañero tan querido y talentoso como él.


Buenos Aires
29 de agosto de 2013


Entrevista incluída en el libro: ¡Bravo, Carlos Giménez!,  cuya tercera edición estará a la venta próximamente en Amazon (2024).











Norma Aleandro. Foto Sergio Parra

Actriz – Directora - Regisseur de Opera-  Autora – Docente

Ha recibido entre otras distinciones, los siguientes premios:
Golden Globe: Mejor Actriz por La Historia Oficial (Estados Unidos)
Nominación al Oscar  (Academia de Artes y Ciencias de Hollywood): Mejor Actriz por Gaby (Estados Unidos)
David di Donatello (Academia del Cine Italiano): Mejor Actriz por La Historia Oficial (Italia)
Obie del Village Voice de New York: Mejor Actriz de Teatro (Estados Unidos)
Premio ACE de Oro (Asociación de Cronistas del Espectáculo): A la Trayectoria
Premio Cóndor de Plata (Asociación de Cronistas Cinematográficos): Mejor Actriz en cine (Argentina)
Premio ACE: Mejor Actriz de Comedia (Argentina)
Premio ACE:   Mejor Actriz Dramática (Argentina)

Norma Aleandro ha sido declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por voto unánime de los miembros del Honorable Concejo Deliberante de esta ciudad y Maestra del Arte por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


En teatro protagonizó entre otras, las siguientes obras: “Agosto” de Tracy Letts,  “Mi Querido Embustero” de Jerome Kilty,  (2 temporadas en Buenos Aires e interior de Argentina; temporada en Madrid y 2 giras por todo el interior de España), “El Juego del Bebé” de Edward Albee, “Largo Viaje de un Día Hacia la Noche” de E. O’Neil, “Master Class” de Terrence McNally (en dos versiones, una en 1997 y la segunda en 2012), “Escenas de la Vida Conyugal” de I. Bergman, “Las Pequeñas Patriotas” de Tritek, Aleandro y Aizenberg, “La Srta. de Tacna”, de Vargas Llosa, “Sobre el Amor y otros cuentos sobre el amor” basado en textos propios y clásicos españoles y latinoamericanos. Con éste espectáculo también realizó dos largas giras por toda España en 2006 -2007

En cine, interpretó en Argentina y en el extranjero – entre otros: “La historia Oficial” de L. Puenzo, ganadora del Oscar de la Academia de Hollywood Mejor Película Extranjera, “El hijo de la Novia” de Juan José Campanella con Ricardo Darín y Héctor Alterio,  “Cleopatra”, “Sol de Otoño”, de Eduardo Mignona , “Los Siete Locos” de L. Torre Nilsson, “La Tregua” de S. Renán, “Cien veces no debo” de A. Doria, “Gaby” de L. Mandoki, “La Guerra de un hombre” de P. Weiss, “Signos Vitales” de M. Silver, “Primos” de J. Schumacher, “Deseo” de Gustavo Herrero, “Seres Queridos” de Harari y Pellegri. “Cama adentro” de Jorge Gaggero, “Paco” de Diego Raffecas,  “Anita” de Marcos Carnevale, “Música en espera” de Hernán Goldfrid, y  “Todas las azafatas van al cielo” y “La suerte en tus manos,” ambas de Daniel Burman.

Es autora, entre otras obras, de: “Los Herederos” (historia y guión cinematográfico originales), “Los Chicos quieren entrar” y “De rigurosa Etiqueta” (teatro) “Poemas y Cuentos de Atenazor” (Cuentos- Sudamericana 1986), “El Diario Íntimo” (Emece 1993)

Ha dirigido en teatro “La Venganza de Don Mendo” – “Medea” (Eurípides), “Lo que vio el mayordomo” de J. Orton,  “Prisionero de la 2da. Avenida” de Neil Simon, “Hombre y Superhombre” de George Bernard Shaw,  “De Rigurosa Etiqueta” de su propia autoría y el montaje de un solo para el bailarín Julio Bocca sobre “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía” de García Lorca recitado en vivo  por Alfredo Alcón y  recientemente “Escenas de la vida conyugal” con Ricardo Darín y Valeria Bertuccelli.

En 2002 fue convocada por el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata para realizar su primera reggie de ópera con  “La Cenerentola”  de G. Rossini.



Links
Norma Aleandro (oficial)





















Viviana Marcela Iriart sobre Carlos Giménez: "Al llegar le sucede algo extraordinario: conoce a María Teresa Castillo", entrevista de Nelson Rivera, Papel Literario, El Nacional, 3 de marzo de 2024





  Infinitas gracias a Nelson Rivera, director de Papel Literario y a El Nacional por conmemorar a Carlos a 31 años de su muerte. Viviana






VIVIANA MARCELA IRIART SOBRE CARLOS GIMÉNEZ, ENTREVISTA DE NELSON RIVERA, EL NACIONAL, PAPEL LITERARIO, DOMINGO 3 DE MARZO DE 2024

  

“AL LLEGAR LE SUCEDE ALGO EXTRAORDINARIO: CONOCE A MARÍA TERESA CASTILLO”

 

Viviana Marcela Iriart  (1958) es escritora argentina-venezolana, autora de dos libros sobre Carlos Giménez: Carlos Giménez el genio irreverente y ¡Bravo Carlos Giménez!, y compiladora del volumen María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992.

 

 





-Entiendo que Carlos Giménez llegó a Venezuela muy joven. ¿Cuál era su experiencia previa en el mundo del teatro? ¿Dónde se había formado? ¿Por qué Venezuela?

 

Sí, tenía apenas 23 años pero la experiencia teatral y gerencial de un hombre de 60.  Porque Carlos Giménez fue un genio al que no supimos ver ni comprender que empezó su carrera muy temprano. A los 10 años crea su primer grupo teatral, El Club de los Corazones Unidos, pero no era un niño jugando a hacer teatro: era un niño convirtiéndose en profesional. Carlos dirigía, versionaba, actuaba, realizaba la escenografía, iluminación, producción, promoción. Y editaba  un periódico cultural. Supongo que su madre, Carmen Gallardo, tuvo una gran influencia en su temprano amor por el teatro porque ella había sido actriz y tenido una compañía de teatro ambulante. Su madre fue su primera realizadora de vestuario y su hermana Anita fue fundadora, actriz y productora  de su segundo grupo. Las dos son figuras fundamentales en la vida de Carlos hasta su muerte.

 

A los 17 años se gradúa del Seminario de Teatro de Córdoba, Argentina, crea el grupo El Juglar y realiza su primera gira europea, con tanto éxito, que en Francia Jack Lang,  presidente del Festival de Teatro de Nancy, lo invita a participar en el festival al año siguiente.

En apenas 6 años Carlos realiza una carrera vertiginosa: 2 giras europeas y 2 premios otorgados por el ITI-UNESCO; 2 giras latinoamericanas y  1 premio en Medellín; dos veces invitado por el Festival de Teatro de Nancy; 23 obras dirigidas; crea el Primer Festival Nacional de Teatro de Argentina y diversos encuentros teatrales; tiene su propia sala de teatro; dirige en Managua a la Comedia Nacional de Nicaragua y en Argentina a la Comedia Cordobesa; toma  cursos de teatro en España y en Italia organiza un homenaje a Miguel Ángel Asturias. Además de director es actor, dramaturgo, productor, promotor y docente.

 De  la primera gira europea Carlos dijo:

“Ahí tomo  contacto con un mundo totalmente desconocido y hay un deslumbramiento que significa que, por lo menos yo, no voy a quedarme encerrado en los parámetros ni de la ciudad ni del país donde nací. Me doy cuenta que hay un desfase entre lo que yo quiero y lo que mi entorno, mi hábitat, me da”.

A los 19 años, invitado por Francia, Carlos necesita conseguir el dinero para realizar su segunda gira europea, su familia no es pudiente, ¿y qué hace? Le escribe una carta al presidente, el Dr. Arturo Illia, pidiéndole ayuda. ¡Y el presidente responde que sí! ¡Y lo recibe en la Casa Rosada!  Así es como Carlos gira durante 3 meses por Europa.

A los 20 años tiene su primer enfrentamiento con el poder, cuando los militares dan un golpe de estado y van a su teatro:

“…La obra terminaba con unas putitas que decían `chicas, chicas, la policía…`. Y fue un hecho real (…) Lo primero que hizo la policía fue destrozar el teatro, maltratar al público y arrestarme. Estuve en prisión durante tres días. No fue tan terrible, pero fue una experiencia impactante”.


 A los 22 años  realiza su primera gira sudamericana: “…una gira por tierra (…) Recuerdo vívidamente la experiencia que tuvimos en el Chorolque, un pico que está a 5.000 metros sobre el nivel del mar y que es la mina de estaño más alta del mundo. Allí, como no había luz, actuamos iluminados por los focos de los mineros, es decir, rodeados por 40 mineros que nos iluminaban con sus cascos (…)  Esta gira significó un descubrimiento pavoroso de América Latina, que va más allá de lo epidérmico. Entramos en contacto con la miseria total de América Latina  (…)  llegamos al Festival de Manizales (…) y el jurado integrado por Ernesto Sábato, Jack Lang y Miguel Ángel Asturias, nos otorga un premio”.

Para  no hacerte el cuento tan largo, Nelson, cuando Carlos llega a Venezuela ya era un fenómeno que había conquistado Europa y América Latina.

Y cuando muere en Caracas con apenas 46 años, el 28 de marzo de 1993, había dirigido 101 obras en 7 países: Argentina, Venezuela, España, Estados Unidos, Nicaragua, México y Perú; realizado coproducciones con Estados Unidos, España e Italia; realizado giras por 33 países de América, Europa y Oceanía;  recibido alrededor de 100 premios y/o condecoraciones en Argentina, Venezuela, Italia, México, Colombia; dirigido en Nueva York, en inglés,  invitado por el  productor de Broadway Joseph Papp (HairThe Chorus Line); había creado  22 instituciones teatrales y/o festivales; dirigido y versionado 100 unitarios teatrales para televisión. Tenía invitaciones de Giorgio Strehler para dirigir en Italia, del grupo Satyricon para dirigir en Moscú y de Joseph Papp para volver a dirigir en Nueva York.

Carlos realizó en apenas 29 años lo que a cualquier otro ser humano le hubiera llevado dos y tres vidas. Y  es impresionante la enorme cantidad de obras que fueron un gran éxito tanto en Venezuela como en el extranjero.

¿Por qué Venezuela? Carlos cuenta que desde que leyó Lanzas Coloradas, de Uslar Petri, se había quedado fascinado con el país.  Y cuando lo conoció el enamoramiento fue total y Venezuela también se enamora de él, porque le abre sus puertas e inmediatamente se convierte en un fenómeno, el público enloquece con sus montajes. Pero, también surgen sus detractores. Por eso en 1974 abandona el país, debido a una campaña xenófoba y homofóbica en su contra. Se va a Europa, donde gana el Premio Dionisio de Plata en Italia. Sin embargo,  su amor por Venezuela es tan grande que regresa en 1975 y  nunca más se va, aunque sus detractores nunca se calmaron e incluso después de muerto lo siguen atacando.

 

-¿Qué hace al llegar a Venezuela? ¿Cómo se inserta en el movimiento teatral?

Al llegar le sucede algo extraordinario:  conoce  a María Teresa Castillo, la presidenta del Ateneo de Caracas. Y eso fue como el encuentro de dos almas gemelas, aunque Carlos tenía 23 años y María Teresa 61. La imaginación de Carlos para crear proyectos no tenía límites y la audacia de María Teresa para apoyar , creer  y trabajar en esos proyectos, tampoco.

María Teresa  lo contrata para que dirija La Orgía de Buenaventura.  Y Miguel Otero Silva para que dirija su versión de Don Mendo. Y cuando Horacio Petterson renuncia al Ateneo, María Teresa le ofrece su puesto, con un sueldo simbólico porque el Ateneo tenía muy pocos recursos económicos.

 

Dice Carlos en el libro Rajatabla 20 años:  “María Teresa Castillo, Presidenta Vitalicia de todos nuestros proyectos y nuestras ambiciones. Madre y compañera. Rajatabla más que nadie. Pasión y crítica de una aventura que sin ella no hubiera sido posible”.

Dice María Teresa en una entrevista: “Cuando Carlos llegó aquí nos sorprendió, inmediatamente movilizó a todo el mundo, la juventud se movilizó en torno a él y naturalmente las puertas del Ateneo se le abrieron de par en par. Carlos me movió muchísimo. Él inventaba las cosas más inusitadas, él era extraordinario. Él hizo que el teatro venezolano viajara por todo el mundo, yo viajé con ellos muchísimo, hasta la Unión Soviética de arriba para abajo. Yo he visitado el mundo entero con el grupo Rajatabla”.

La Orgía, estrenada en 1970causa un gran impacto y a los 5 días es prohibida:

“Al final cuando a la vieja la matan -porque los mendigos ese día la matan por tacaña y miserable- aparece la vieja como el símbolo de un país que murió por su mezquindad con su propia gente. Los camareros entraban con coronas de flores que decían “Ministerio de Relaciones Exteriores”, “Academia de la Cultura”,  “Academia de la Historia” y ponían eso frente a la vieja. La obra se considera un hito del desarrollo del teatro político. Significó una discusión tan grande dentro de la cultura venezolana, que me abrió una nueva perspectiva de participación dentro del país”.

Y a pesar de la censura gana su primer premio venezolano: el Juana Sujo.

A partir de estas   obras Carlos irrumpe como un volcán en erupción en la escena venezolana, pero un volcán de lava creadora no destructiva.  Y así será hasta su muerte.

 

-¿Podría resumir la historia del Grupo Rajatabla, fundado por Carlos Giménez?

 

Rajatabla se funda el 28 de febrero de 1971  como Taller de Teatro del Ateneo de Caracas. Integrantes: Carlos, director,  iluminador, escenógrafo, dramaturgo, gerente y productor general,  gurú y mentor que llevará al grupo a la gloria nacional e internacional; Mariel Jaime Maza, Juan Pagés, Francisco Alfaro, José Tejera, Gustavo Gutiérrez, Leopoldo Renault, José Ramón Ortiz y Enrique Serrano, Xulio Formoso, Juan Gómez y Antonio Miranda.

Ese día estrena la obra  Tu país está feliz, de Antonio Miranda, una obra musical de protesta. Carlos dirige, hace la escenografía, iluminación y promoción porque no tenía dinero para contratar profesionales. El éxito es total, el público enloquece y tiene que hacer dos y tres funciones diarias. También surge el escándalo, porque había escenas con desnudos totales y frontales. Pero nada detiene a ese torbellino: giras por el interior del país; giras por Latinoamericana; grabación de un disco con las canciones de la obra…

A partir de esta obra  Carlos y Rajatabla se convierten en un fenómeno nacional y mundial. Todos los años estrena dos y  tres obras y realiza giras internacionales, a veces a más de un país, cosechando impresionantes críticas. Al mismo tiempo a Carlos le interesa mucho la docencia, apoyar a las nuevas generaciones, unir a los grupos venezolanos, y así es que va creando año tras años diferentes instituciones, encuentros y/o festivales.

Para Carlos era muy importante que el teatro llegara a todos los estratos de la sociedad, especialmente a las personas más pobres y a las más alejadas de los centros culturales, y por eso desde sus inicios siempre llevó sus obras a los barrios populares y las giras por el interior eran tan importantes como las del extranjero: “Estamos haciendo teatro en patios de escuelas, en museos, en sótanos y galpones, demostrando que la imaginación nos pertenece”.

Carlos tuvo una cantidad impresionante de éxitos, tanto nacionales como internacionales. Su mayor suceso, quizá, fue El Coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, en adaptación y dirección de Carlos, en coproducción con el Festival Latino de Nueva York y el Festival de Dos Mundos de Spoleto, Italia, realizada en 1989, obra con la que estuvo de gira hasta 1992.

Otros  éxitos:  Venezuela Tuya, Señor Presidente, La Muerte de García Lorca, Bolívar, La Celestina, La Charité de Vallejo, La máscara frente al espejo, La Honesta persona de Shechuán, Historia de un caballo, Memory, Mozart el Ángel Amadeus, Peer Gynt, El Campo, Despertar de Primavera…

La importancia de Carlos fue tan grande que se habla de un antes y después de Carlos Giménez en el teatro venezolano.

Y en México, donde Carlos trabajó apenas unos meses antes de ser deportado, el ensayista y director teatral Rodolfo Obregón dice en un ensayo publicado por la UNAM en 2016: “Teatro Mexicano: Un antes y un después de Carlos Giménez (….) Giménez fue quien hizo conscientes a los teatreros de que las estructuras dictatoriales que debían vencer eran las que regían a su propia comunidad".

Dijo Carlos: “Si el país fuera como Rajatabla, el país podría sobrevivir. Rajatabla es un proyecto policlasista, en nuestro grupo convergen personas de todo tipo de extracción social, no existen las diferencias raciales. Pienso que la gente debe dialogar siempre evitando las confrontaciones violentas de palabras. (...) Creemos que el mundo es perfeccionable y con nuestra filosofía le hemos cambiado la vida a mucha gente.  Un ejemplo simple, dos de nuestros compañeros de grupo solían dormir en los bancos de la Plaza Miranda, y los trajimos a Rajatabla, les hemos dado tiempo para que resolvieran su situación, y les ofrecimos que vivieran en los camerinos de nuestro teatro”.

 

-En la historia de Rajatabla parece evidente el interés de Giménez en el desentrañamiento del poder. Se dice que su teatro era ético y estético. Pero, al mismo tiempo, tenía facilidad para aproximarse al poder y moverse entre sus bastidores. ¿Podría comentar al respecto?

 

Sí, gracias por hacerme esa pregunta porque me permite decir que no fue verdad, que esa fue una de las tantas infamias que inventaron sus detractores. Porque fijate: Carlos fue perseguido por la dictadura militar argentina, que era de  ultraderecha; prohibido durante muchos años en los países comunistas; detenido, torturado y deportado por el gobierno “revolucionario izquierdista” de México; censurado en Venezuela y otros país democráticos. Carlos fue atacado tanto por la derecha como por la izquierda como por las democracias, entonces, ¿de qué relación con el poder hablan?

La única relación con el poder que tuvo Carlos fue con el expresidente Carlos Andrés Pérez, y eso fue porque se hicieron amigos.  Y Carlos usó esa relación para favorecer a toda la cultura venezolana, al proponerle a CAP que creara subsidios para  todas las artes. Y Carlos Andrés lo hizo. Pero los primeros 10 años en Caracas Carlos tuvo que trabajar en televisión para poder vivir.

Con los otros presidentes Carlos tuvo que luchar como todos los demás grupos para conseguir que el CONAC le diera el subsidio, incluso para conseguir los fondos para el FITC.

No, Carlos no se llevaba bien con el poder que denunciaba: se llevaba bien con sus amigos y si éstos tenían poder o no, eso no le importaba.

Lo que pasó, creo yo,  es que Carlos era terriblemente inteligente, talentoso, seductor, carismático, bello, lleno de entusiasmo e ideas y con una facilidad de palabra que nunca he vuelto a ver en mi vida. Y entonces  muchos hombres y mujeres con poder cayeron rendidos a sus pies, no sólo en Venezuela, en todo el mundo. Y no sólo las personas con poder. Carlos generaba devoción en la mayoría de las personas que tuvimos la dicha de trabajar con él: era como una estrella de rock.

El periodista estadounidense Jeff Levis escribe la que para mí es la mejor definición de Carlos: “¿Quién dirige con la mentalidad única de un Fellini, planea con la paciencia de un Kissinger, combina el arte y el comercialismo con la astucia  de un Joe Papp y vive en Caracas después de haber resucitado  entre los muertos?  Carlos Giménez”.

Volviendo al poder, Carlos dice en una entrevista en Argentina, todavía en dictadura: "El arte debe estar en contra del estado, debe estar en capacidad de señalar las lacras  o los defectos de un estado (…) el arte debe ser independiente.  Allí donde el arte debe identificarse con el Estado, el arte está muerto".

Y en otra entrevista, en España: "Nunca hemos claudicado, no nos hemos bajado los pantalones ante ningún Gobierno, y si es necesario, nos cagamos en el ministro de turno".

 

-Entre los muchos logros de Carlos Giménez, hay uno que merece especial énfasis: el Festival Internacional de Teatro de Caracas, creado y proyectado junto a María Teresa Castillo. ¿Podría contarnos el surgimiento de esta iniciativa y cómo se materializó?

Esa historia para mí es mágica.  Porque Carlos regresa a Caracas en marzo de 1973, después de ser deportado de México, le propone a María Teresa hacer el Festival, ella dice que sí…¡y en apenas  4 meses organizan el Primer FITC!  Con la participación de  15  grupos de España, Argentina, México, Chile, Colombia, Paraguay y Venezuela.

Miguel Henrique Otero, testigo de ese acontecimiento, cuenta: “…no tenían ni un peso, ni las relaciones internacionales necesarias, ni estaban a la mano los profesionales que podrían constituir los equipos de producción, ni tampoco estaba claro si las salas de teatro disponibles en Caracas contaban con los recursos técnicos para afrontar las necesidades de los grupos extranjeros, ni sabían cómo reaccionarían los grupos internacionales ante una invitación proveniente de una ciudad que, hasta ese momento, no tenía una reputación consolidada como capital cultural (como sí la tenían Buenos Aires o Ciudad de México)”.

Pero  en poco tiempo  el FITC fue considerado uno de los mejores festivales del mundo.

El FITC era una fiesta, un banquete, una mesa en la que todo el mundo compartía sin diferencias raciales, de clase, religión, orientación sexual, sexo, nacionalidad… Durante 15 días el FITC nos volvía iguales. Durante 15 días Caracas dejaba de ser una ciudad insegura y las noches se llenaban de arte y gente corriendo de un teatro a otro para ver los espectáculos.

El FITC fue financiado por el Estado, la empresa privada y  las embajadas de los países participantes.

 

-¿Cuáles podrían ser las principales conclusiones de un balance cualitativo y cuantitativo del Festival Internacional de Teatro, hasta que él participó?

Cualitativo: pudimos ver los mejores espectáculos de teatro, danza, mimo, música, ballet clásico, etc, de todo el mundo;  tomar talleres con grandes maestras y maestros de la escena mundial. Nos visitaron artistas excepcionales: Peter Brook, Pina Bausch, Tadeusz Kantor, Nuria Espert, Vittorio Gassman, Vanessa Redgrave, Berliner Ensemble, Franca Rame, Giorgio Strehler, Norma Aleandro, Peter Stein, La Mamma, Lindsay Kemp, Ellen Stewart, Kazuo Ohno, Dacia Mariani, Eugenio Barba, Darío Fo,  Els Joglars, Andrezj Wajda, Carbone 14,  Odin Teatret, La Ópera de Pekín, Philippe Genty... De Venezuela no nombro a ningún grupo  para que nadie se sienta olvidado, pero participaron los mejores de todo el país.

Cuantitativo: entre 1973 y 1992 se realizaron 9 ediciones en Caracas y en 9 ciudades del interior del país. Participaron: 150 grupos y artistas de  Venezuela; 273 grupos y artistas del extranjero; 55 países de 5 continentes: África, América,  Asia, Europa y Oceanía.

El FITC, además, le dio empleo a un pocotón de gente;  acondicionó las salas de teatro y movió la economía por la gran cantidad de gente que nos visitaba.

 

-A pesar de que Giménez era en lo esencial un artista, también destaca como creador de instituciones. ¿Cuáles fueron esas instituciones? ¿Qué queda de ellas hoy?

Muy poco:  Rajatabla y el Taller Nacional de Teatro (TNT).  También el Instituto Universitario de Teatro, pero le cambiaron el nombre y no reconocen a Carlos como su fundador.

Las instituciones creadas por Carlos, además de las ya nombradas,  fueron:  Festival Internacional de Teatro de Caracas,  Centro de Directores para el Nuevo Teatro,  Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, Rajatabla Danza, ASSITEJ, Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Núcleo Dramático Experimental Febrero 28, Fundación Artistas por la Vida.

También crea: Primera Muestra Nacional de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Festival Pirandello, Festival Experiencia Shakespeare, Festival Goldoni, Festival de Directores para el Nuevo Teatro, Primero Singular. Y  el Premio María Teresa Castillo, patrocinado por la Encyclopaedia Britannica, ya desaparecido, y el Premio Marco Antonio Ettedgui, que se sigue otorgando.

 

-¿Se recuerda a Carlos Giménez en Venezuela? ¿Se estudian sus aportes? ¿Se reconocieron sus contribuciones mientras vivió? ¿Giménez sintió a Venezuela como su país?

Lamentablemente no. Ni vivo ni muerto  le reconocieron sus aportes.  No hay ni siquiera una sala que lleve su nombre.  

Cuando Carlos murió recibió muchos homenajes. El gobierno decretó 3 días de duelo nacional, Caracas lo mismo, el presidente fue a su velorio y la Schola Cantorum cantó en el cementerio la canción favorita de Carlos. Se escribieron decenas de maravillosos artículos destacando su personalidad y sus logros. El Centro Cultural  Consolidado, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Assitej y Venezolana de Televisión le hicieron homenajes. La actriz y docente Myriam Pareja creó la Catedra Gimeniana, que dictó durante algunos años. Después…el olvido.

Pero, al mismo tiempo, hay mucha gente que transmite en forma oral su legado a las nuevas generaciones. Y en Estados Unidos y Latinoamérica hay muchos ensayos teatrales, actuales, donde lo nombran.

Pero Carlos no tenía página web, su legado no  estaba en Internet. Por eso yo cree el blog, página de Facebook y canal de You Tube Carlos Giménez Creador Teatral y me da mucha alegría decir que hoy en día un promedio de 30 mil personas al mes visita el blog. ¡El interés por Carlos es enorme!

También edité tres libros: ¡Bravo, Carlos Giménez!, Carlos Giménez el Genio Irreverente y María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992. Para hacerlos conté con el invalorable apoyo de mucha gente de todas partes del mundo, que me envió material sobre Carlos, aceptó ser entrevistada y escribió artículos. Quiero destacar especialmente la colaboración del poeta José Pulido, los artistas plásticos Rolando Peña y José Paradisi Rangel, la directora creativa Karla Gómez, la productora Carmen Carmona y el fotógrafo Roland Streuli, que me regalaron su trabajo. Todavía es mucho lo que  falta pero, al no contar con subsidios ni aportes privados,  la tarea se vuelve más difícil.

En 1984 Carlos escribió un artículo sobre Moliere que parecía una premonición de lo que le iba a suceder: “Es el rito del horror. ¿Por qué tanto odio? (…) Sus enemigos lo persiguen después de muerto (…) ´Moliere, nada a tu gloria faltaría, si entre los defectos que tan bien descubriste, hubieras incluido tan negra ingratitud´”.

Y su legado no se perdió porque él mismo se encargó de preservarlo con la edición del libro Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David Rojas y con la inclusión de la Memoria del FITC en el catálogo del FITC de 1992, el último que él dirigió. Ese material es valiosísimo, junto con el libro de E.A.Moreno Uribe Carlos Giménez Tiempo y Espacio.

Los últimos años intenté, sin éxito, producir un documental sobre su vida. Pero te doy una primicia: se ha sumado a este sueño la productora Carmen Carmona, quien fue directora de cultura de la Alcaldía de Chacao y presidenta del Instituto de Cultura del Edo. Miranda, que trabaja para la cadena de televisión Telemundo en Miami, y el documental…¡está caminando!

 

Carlos se sentía profundamente venezolano sin negar su argentinidad: en el curriculum en los programas de mano en el extranjero ponía “ciudadano venezolano nacido en Argentina”.  Cuando la democracia regresó a Argentina a Carlos lo tentaron mucho para que volviera, le ofrecieron sueldos impresionantes, todo lo que él quisiera, pero él ya era venezolano, no porque había sido nacionalizado por decreto sino porque su corazón lo era.

 

 

RAMILLETE DE ELOGIOS


“El director, Carlos Giménez, ofrece un drama de tan ardiente erotismo que es difícil saber si el olor a fuego en el auditorio proviene de los braseros en el escenario o de los cuerpos de los actores. El Sr. Giménez crea un espectáculo con la belleza  y la grandeza cromática de una pintura de Gericault  y envía a sus personajes a girar en torno a ella en una danza hipnótica." The New York Times, 1987.

“Y la dirección de Carlos Giménez hace que la complicada trama sea admirablemente clara a medida que la historia se mueve dentro y fuera de los recuerdos de los diferentes personajes.” The  New York Times, 1987.

“En Caracas hay un joven director que ha encontrado la esencia del estilo épico de Brecht y los elementos de los métodos de trabajo de Peter Brook,  en soledad, lejos de los maestros europeos.  El director es Carlos Giménez.” Glenn LoneyUniversidad de Cambridge, 1986.

“Y la dirección del Sr. Giménez, sin mencionar su  uso pictórico de la iluminación, debería decirle a cualquiera porqué este hombre,  que aún no tiene 40 años, es considerado  el director más grande de Venezuela.  Su dominio de las emociones de la audiencia en  esta obra revolucionaria es completo.” The New York Times, 1985.

“Así como Salvador Dalí en sus cuadros más inverosímiles estrecha la maestría académica del dibujo con la capacidad de crear lo real, asimismo,  Carlos Giménez en las deformaciones más fantasiosas y singulares de sus imágenes, logra crear algo real,  sin duda emocionalmente verdadero …” V. Silunas, Globo Teatral, Moscú, 1988.

“Absolutamente emocionante (…)   De veras no esperaba que fuera tan emocionante, tan conmovedora para mí y tengo la impresión de que para el público también porque me di cuenta de que todo el mundo quedó en suspenso desde la primera  palabra hasta la última.  No se oyó volar una mosca, no se oía respirar.  Es emocionante realmente”. Gabriel García Márquez, México, 1989.

“No es una pieza escénica sombría ni aburrida  gracias a la imaginación teatral de Carlos Giménez.  No hace falta una traducción para apreciar la  inventiva de la puesta en escena”. Chicago Tribune, 1992.

"La danza de amor y muerte que ha creado Carlos Giménez sobre uno de los monumentos de nuestro idioma, es, a mi parecer, uno de los grandes espectáculos del teatro en lengua castellana.  Expuesta sobre la cuadrícula de sal, a las puertas marinas de Marsala, su tormenta carnal provocaba escalofríos.” Moises Pérez Coterillo  El Público, España, 1988.

“No había tomado en cuenta la brillantez del director y adaptador Carlos Giménez cuya versión me impactó muchísimo La genial producción de Carlos Giménez está destinada a ser una de las más espectaculares del Festival”. The Guardian,  Londres, 1991.

"Un Marat Sade venezolano”. Tommaso Chiaretti, Roma, 1977.

“Habría que destacar, por encima de todo, la labor de dirección, que supone un trabajo rayano en  la perfección”. ABC, Madrid, 1982.

“Carlos Giménez realiza una puesta ritual, tenebrosa, sofocante, monumental que emana un poder  del que no se puede escapar y que ni el  idioma español puede expresar.” Der Tagesspiegel , Berlín, 1982.

“Sinceramente es una obra excepcional.  Los que vibran; los que sienten; los que anhelan; los que sueñan; los que buscan; los que pretenden; se identificarán con ella. (…)  Nunca me hubiese perdonado el no haberla visto.” Miriam Fletcher. El Mundo, Caracas, 29/3/71.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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