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Viviana Marcela Iriart sobre Carlos Giménez: "Al llegar le sucede algo extraordinario: conoce a María Teresa Castillo", entrevista de Nelson Rivera, Papel Literario, El Nacional, 3 de marzo de 2024





  Infinitas gracias a Nelson Rivera, director de Papel Literario y a El Nacional por conmemorar a Carlos a 31 años de su muerte. Viviana






VIVIANA MARCELA IRIART SOBRE CARLOS GIMÉNEZ, ENTREVISTA DE NELSON RIVERA, EL NACIONAL, PAPEL LITERARIO, DOMINGO 3 DE MARZO DE 2024

  

“AL LLEGAR LE SUCEDE ALGO EXTRAORDINARIO: CONOCE A MARÍA TERESA CASTILLO”

 

Viviana Marcela Iriart  (1958) es escritora argentina-venezolana, autora de dos libros sobre Carlos Giménez: Carlos Giménez el genio irreverente y ¡Bravo Carlos Giménez!, y compiladora del volumen María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992.

 

 





-Entiendo que Carlos Giménez llegó a Venezuela muy joven. ¿Cuál era su experiencia previa en el mundo del teatro? ¿Dónde se había formado? ¿Por qué Venezuela?

 

Sí, tenía apenas 23 años pero la experiencia teatral y gerencial de un hombre de 60.  Porque Carlos Giménez fue un genio al que no supimos ver ni comprender que empezó su carrera muy temprano. A los 10 años crea su primer grupo teatral, El Club de los Corazones Unidos, pero no era un niño jugando a hacer teatro: era un niño convirtiéndose en profesional. Carlos dirigía, versionaba, actuaba, realizaba la escenografía, iluminación, producción, promoción. Y editaba  un periódico cultural. Supongo que su madre, Carmen Gallardo, tuvo una gran influencia en su temprano amor por el teatro porque ella había sido actriz y tenido una compañía de teatro ambulante. Su madre fue su primera realizadora de vestuario y su hermana Anita fue fundadora, actriz y productora  de su segundo grupo. Las dos son figuras fundamentales en la vida de Carlos hasta su muerte.

 

A los 17 años se gradúa del Seminario de Teatro de Córdoba, Argentina, crea el grupo El Juglar y realiza su primera gira europea, con tanto éxito, que en Francia Jack Lang,  presidente del Festival de Teatro de Nancy, lo invita a participar en el festival al año siguiente.

En apenas 6 años Carlos realiza una carrera vertiginosa: 2 giras europeas y 2 premios otorgados por el ITI-UNESCO; 2 giras latinoamericanas y  1 premio en Medellín; dos veces invitado por el Festival de Teatro de Nancy; 23 obras dirigidas; crea el Primer Festival Nacional de Teatro de Argentina y diversos encuentros teatrales; tiene su propia sala de teatro; dirige en Managua a la Comedia Nacional de Nicaragua y en Argentina a la Comedia Cordobesa; toma  cursos de teatro en España y en Italia organiza un homenaje a Miguel Ángel Asturias. Además de director es actor, dramaturgo, productor, promotor y docente.

 De  la primera gira europea Carlos dijo:

“Ahí tomo  contacto con un mundo totalmente desconocido y hay un deslumbramiento que significa que, por lo menos yo, no voy a quedarme encerrado en los parámetros ni de la ciudad ni del país donde nací. Me doy cuenta que hay un desfase entre lo que yo quiero y lo que mi entorno, mi hábitat, me da”.

A los 19 años, invitado por Francia, Carlos necesita conseguir el dinero para realizar su segunda gira europea, su familia no es pudiente, ¿y qué hace? Le escribe una carta al presidente, el Dr. Arturo Illia, pidiéndole ayuda. ¡Y el presidente responde que sí! ¡Y lo recibe en la Casa Rosada!  Así es como Carlos gira durante 3 meses por Europa.

A los 20 años tiene su primer enfrentamiento con el poder, cuando los militares dan un golpe de estado y van a su teatro:

“…La obra terminaba con unas putitas que decían `chicas, chicas, la policía…`. Y fue un hecho real (…) Lo primero que hizo la policía fue destrozar el teatro, maltratar al público y arrestarme. Estuve en prisión durante tres días. No fue tan terrible, pero fue una experiencia impactante”.


 A los 22 años  realiza su primera gira sudamericana: “…una gira por tierra (…) Recuerdo vívidamente la experiencia que tuvimos en el Chorolque, un pico que está a 5.000 metros sobre el nivel del mar y que es la mina de estaño más alta del mundo. Allí, como no había luz, actuamos iluminados por los focos de los mineros, es decir, rodeados por 40 mineros que nos iluminaban con sus cascos (…)  Esta gira significó un descubrimiento pavoroso de América Latina, que va más allá de lo epidérmico. Entramos en contacto con la miseria total de América Latina  (…)  llegamos al Festival de Manizales (…) y el jurado integrado por Ernesto Sábato, Jack Lang y Miguel Ángel Asturias, nos otorga un premio”.

Para  no hacerte el cuento tan largo, Nelson, cuando Carlos llega a Venezuela ya era un fenómeno que había conquistado Europa y América Latina.

Y cuando muere en Caracas con apenas 46 años, el 28 de marzo de 1993, había dirigido 101 obras en 7 países: Argentina, Venezuela, España, Estados Unidos, Nicaragua, México y Perú; realizado coproducciones con Estados Unidos, España e Italia; realizado giras por 33 países de América, Europa y Oceanía;  recibido alrededor de 100 premios y/o condecoraciones en Argentina, Venezuela, Italia, México, Colombia; dirigido en Nueva York, en inglés,  invitado por el  productor de Broadway Joseph Papp (HairThe Chorus Line); había creado  22 instituciones teatrales y/o festivales; dirigido y versionado 100 unitarios teatrales para televisión. Tenía invitaciones de Giorgio Strehler para dirigir en Italia, del grupo Satyricon para dirigir en Moscú y de Joseph Papp para volver a dirigir en Nueva York.

Carlos realizó en apenas 29 años lo que a cualquier otro ser humano le hubiera llevado dos y tres vidas. Y  es impresionante la enorme cantidad de obras que fueron un gran éxito tanto en Venezuela como en el extranjero.

¿Por qué Venezuela? Carlos cuenta que desde que leyó Lanzas Coloradas, de Uslar Petri, se había quedado fascinado con el país.  Y cuando lo conoció el enamoramiento fue total y Venezuela también se enamora de él, porque le abre sus puertas e inmediatamente se convierte en un fenómeno, el público enloquece con sus montajes. Pero, también surgen sus detractores. Por eso en 1974 abandona el país, debido a una campaña xenófoba y homofóbica en su contra. Se va a Europa, donde gana el Premio Dionisio de Plata en Italia. Sin embargo,  su amor por Venezuela es tan grande que regresa en 1975 y  nunca más se va, aunque sus detractores nunca se calmaron e incluso después de muerto lo siguen atacando.

 

-¿Qué hace al llegar a Venezuela? ¿Cómo se inserta en el movimiento teatral?

Al llegar le sucede algo extraordinario:  conoce  a María Teresa Castillo, la presidenta del Ateneo de Caracas. Y eso fue como el encuentro de dos almas gemelas, aunque Carlos tenía 23 años y María Teresa 61. La imaginación de Carlos para crear proyectos no tenía límites y la audacia de María Teresa para apoyar , creer  y trabajar en esos proyectos, tampoco.

María Teresa  lo contrata para que dirija La Orgía de Buenaventura.  Y Miguel Otero Silva para que dirija su versión de Don Mendo. Y cuando Horacio Petterson renuncia al Ateneo, María Teresa le ofrece su puesto, con un sueldo simbólico porque el Ateneo tenía muy pocos recursos económicos.

 

Dice Carlos en el libro Rajatabla 20 años:  “María Teresa Castillo, Presidenta Vitalicia de todos nuestros proyectos y nuestras ambiciones. Madre y compañera. Rajatabla más que nadie. Pasión y crítica de una aventura que sin ella no hubiera sido posible”.

Dice María Teresa en una entrevista: “Cuando Carlos llegó aquí nos sorprendió, inmediatamente movilizó a todo el mundo, la juventud se movilizó en torno a él y naturalmente las puertas del Ateneo se le abrieron de par en par. Carlos me movió muchísimo. Él inventaba las cosas más inusitadas, él era extraordinario. Él hizo que el teatro venezolano viajara por todo el mundo, yo viajé con ellos muchísimo, hasta la Unión Soviética de arriba para abajo. Yo he visitado el mundo entero con el grupo Rajatabla”.

La Orgía, estrenada en 1970causa un gran impacto y a los 5 días es prohibida:

“Al final cuando a la vieja la matan -porque los mendigos ese día la matan por tacaña y miserable- aparece la vieja como el símbolo de un país que murió por su mezquindad con su propia gente. Los camareros entraban con coronas de flores que decían “Ministerio de Relaciones Exteriores”, “Academia de la Cultura”,  “Academia de la Historia” y ponían eso frente a la vieja. La obra se considera un hito del desarrollo del teatro político. Significó una discusión tan grande dentro de la cultura venezolana, que me abrió una nueva perspectiva de participación dentro del país”.

Y a pesar de la censura gana su primer premio venezolano: el Juana Sujo.

A partir de estas   obras Carlos irrumpe como un volcán en erupción en la escena venezolana, pero un volcán de lava creadora no destructiva.  Y así será hasta su muerte.

 

-¿Podría resumir la historia del Grupo Rajatabla, fundado por Carlos Giménez?

 

Rajatabla se funda el 28 de febrero de 1971  como Taller de Teatro del Ateneo de Caracas. Integrantes: Carlos, director,  iluminador, escenógrafo, dramaturgo, gerente y productor general,  gurú y mentor que llevará al grupo a la gloria nacional e internacional; Mariel Jaime Maza, Juan Pagés, Francisco Alfaro, José Tejera, Gustavo Gutiérrez, Leopoldo Renault, José Ramón Ortiz y Enrique Serrano, Xulio Formoso, Juan Gómez y Antonio Miranda.

Ese día estrena la obra  Tu país está feliz, de Antonio Miranda, una obra musical de protesta. Carlos dirige, hace la escenografía, iluminación y promoción porque no tenía dinero para contratar profesionales. El éxito es total, el público enloquece y tiene que hacer dos y tres funciones diarias. También surge el escándalo, porque había escenas con desnudos totales y frontales. Pero nada detiene a ese torbellino: giras por el interior del país; giras por Latinoamericana; grabación de un disco con las canciones de la obra…

A partir de esta obra  Carlos y Rajatabla se convierten en un fenómeno nacional y mundial. Todos los años estrena dos y  tres obras y realiza giras internacionales, a veces a más de un país, cosechando impresionantes críticas. Al mismo tiempo a Carlos le interesa mucho la docencia, apoyar a las nuevas generaciones, unir a los grupos venezolanos, y así es que va creando año tras años diferentes instituciones, encuentros y/o festivales.

Para Carlos era muy importante que el teatro llegara a todos los estratos de la sociedad, especialmente a las personas más pobres y a las más alejadas de los centros culturales, y por eso desde sus inicios siempre llevó sus obras a los barrios populares y las giras por el interior eran tan importantes como las del extranjero: “Estamos haciendo teatro en patios de escuelas, en museos, en sótanos y galpones, demostrando que la imaginación nos pertenece”.

Carlos tuvo una cantidad impresionante de éxitos, tanto nacionales como internacionales. Su mayor suceso, quizá, fue El Coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, en adaptación y dirección de Carlos, en coproducción con el Festival Latino de Nueva York y el Festival de Dos Mundos de Spoleto, Italia, realizada en 1989, obra con la que estuvo de gira hasta 1992.

Otros  éxitos:  Venezuela Tuya, Señor Presidente, La Muerte de García Lorca, Bolívar, La Celestina, La Charité de Vallejo, La máscara frente al espejo, La Honesta persona de Shechuán, Historia de un caballo, Memory, Mozart el Ángel Amadeus, Peer Gynt, El Campo, Despertar de Primavera…

La importancia de Carlos fue tan grande que se habla de un antes y después de Carlos Giménez en el teatro venezolano.

Y en México, donde Carlos trabajó apenas unos meses antes de ser deportado, el ensayista y director teatral Rodolfo Obregón dice en un ensayo publicado por la UNAM en 2016: “Teatro Mexicano: Un antes y un después de Carlos Giménez (….) Giménez fue quien hizo conscientes a los teatreros de que las estructuras dictatoriales que debían vencer eran las que regían a su propia comunidad".

Dijo Carlos: “Si el país fuera como Rajatabla, el país podría sobrevivir. Rajatabla es un proyecto policlasista, en nuestro grupo convergen personas de todo tipo de extracción social, no existen las diferencias raciales. Pienso que la gente debe dialogar siempre evitando las confrontaciones violentas de palabras. (...) Creemos que el mundo es perfeccionable y con nuestra filosofía le hemos cambiado la vida a mucha gente.  Un ejemplo simple, dos de nuestros compañeros de grupo solían dormir en los bancos de la Plaza Miranda, y los trajimos a Rajatabla, les hemos dado tiempo para que resolvieran su situación, y les ofrecimos que vivieran en los camerinos de nuestro teatro”.

 

-En la historia de Rajatabla parece evidente el interés de Giménez en el desentrañamiento del poder. Se dice que su teatro era ético y estético. Pero, al mismo tiempo, tenía facilidad para aproximarse al poder y moverse entre sus bastidores. ¿Podría comentar al respecto?

 

Sí, gracias por hacerme esa pregunta porque me permite decir que no fue verdad, que esa fue una de las tantas infamias que inventaron sus detractores. Porque fijate: Carlos fue perseguido por la dictadura militar argentina, que era de  ultraderecha; prohibido durante muchos años en los países comunistas; detenido, torturado y deportado por el gobierno “revolucionario izquierdista” de México; censurado en Venezuela y otros país democráticos. Carlos fue atacado tanto por la derecha como por la izquierda como por las democracias, entonces, ¿de qué relación con el poder hablan?

La única relación con el poder que tuvo Carlos fue con el expresidente Carlos Andrés Pérez, y eso fue porque se hicieron amigos.  Y Carlos usó esa relación para favorecer a toda la cultura venezolana, al proponerle a CAP que creara subsidios para  todas las artes. Y Carlos Andrés lo hizo. Pero los primeros 10 años en Caracas Carlos tuvo que trabajar en televisión para poder vivir.

Con los otros presidentes Carlos tuvo que luchar como todos los demás grupos para conseguir que el CONAC le diera el subsidio, incluso para conseguir los fondos para el FITC.

No, Carlos no se llevaba bien con el poder que denunciaba: se llevaba bien con sus amigos y si éstos tenían poder o no, eso no le importaba.

Lo que pasó, creo yo,  es que Carlos era terriblemente inteligente, talentoso, seductor, carismático, bello, lleno de entusiasmo e ideas y con una facilidad de palabra que nunca he vuelto a ver en mi vida. Y entonces  muchos hombres y mujeres con poder cayeron rendidos a sus pies, no sólo en Venezuela, en todo el mundo. Y no sólo las personas con poder. Carlos generaba devoción en la mayoría de las personas que tuvimos la dicha de trabajar con él: era como una estrella de rock.

El periodista estadounidense Jeff Levis escribe la que para mí es la mejor definición de Carlos: “¿Quién dirige con la mentalidad única de un Fellini, planea con la paciencia de un Kissinger, combina el arte y el comercialismo con la astucia  de un Joe Papp y vive en Caracas después de haber resucitado  entre los muertos?  Carlos Giménez”.

Volviendo al poder, Carlos dice en una entrevista en Argentina, todavía en dictadura: "El arte debe estar en contra del estado, debe estar en capacidad de señalar las lacras  o los defectos de un estado (…) el arte debe ser independiente.  Allí donde el arte debe identificarse con el Estado, el arte está muerto".

Y en otra entrevista, en España: "Nunca hemos claudicado, no nos hemos bajado los pantalones ante ningún Gobierno, y si es necesario, nos cagamos en el ministro de turno".

 

-Entre los muchos logros de Carlos Giménez, hay uno que merece especial énfasis: el Festival Internacional de Teatro de Caracas, creado y proyectado junto a María Teresa Castillo. ¿Podría contarnos el surgimiento de esta iniciativa y cómo se materializó?

Esa historia para mí es mágica.  Porque Carlos regresa a Caracas en marzo de 1973, después de ser deportado de México, le propone a María Teresa hacer el Festival, ella dice que sí…¡y en apenas  4 meses organizan el Primer FITC!  Con la participación de  15  grupos de España, Argentina, México, Chile, Colombia, Paraguay y Venezuela.

Miguel Henrique Otero, testigo de ese acontecimiento, cuenta: “…no tenían ni un peso, ni las relaciones internacionales necesarias, ni estaban a la mano los profesionales que podrían constituir los equipos de producción, ni tampoco estaba claro si las salas de teatro disponibles en Caracas contaban con los recursos técnicos para afrontar las necesidades de los grupos extranjeros, ni sabían cómo reaccionarían los grupos internacionales ante una invitación proveniente de una ciudad que, hasta ese momento, no tenía una reputación consolidada como capital cultural (como sí la tenían Buenos Aires o Ciudad de México)”.

Pero  en poco tiempo  el FITC fue considerado uno de los mejores festivales del mundo.

El FITC era una fiesta, un banquete, una mesa en la que todo el mundo compartía sin diferencias raciales, de clase, religión, orientación sexual, sexo, nacionalidad… Durante 15 días el FITC nos volvía iguales. Durante 15 días Caracas dejaba de ser una ciudad insegura y las noches se llenaban de arte y gente corriendo de un teatro a otro para ver los espectáculos.

El FITC fue financiado por el Estado, la empresa privada y  las embajadas de los países participantes.

 

-¿Cuáles podrían ser las principales conclusiones de un balance cualitativo y cuantitativo del Festival Internacional de Teatro, hasta que él participó?

Cualitativo: pudimos ver los mejores espectáculos de teatro, danza, mimo, música, ballet clásico, etc, de todo el mundo;  tomar talleres con grandes maestras y maestros de la escena mundial. Nos visitaron artistas excepcionales: Peter Brook, Pina Bausch, Tadeusz Kantor, Nuria Espert, Vittorio Gassman, Vanessa Redgrave, Berliner Ensemble, Franca Rame, Giorgio Strehler, Norma Aleandro, Peter Stein, La Mamma, Lindsay Kemp, Ellen Stewart, Kazuo Ohno, Dacia Mariani, Eugenio Barba, Darío Fo,  Els Joglars, Andrezj Wajda, Carbone 14,  Odin Teatret, La Ópera de Pekín, Philippe Genty... De Venezuela no nombro a ningún grupo  para que nadie se sienta olvidado, pero participaron los mejores de todo el país.

Cuantitativo: entre 1973 y 1992 se realizaron 9 ediciones en Caracas y en 9 ciudades del interior del país. Participaron: 150 grupos y artistas de  Venezuela; 273 grupos y artistas del extranjero; 55 países de 5 continentes: África, América,  Asia, Europa y Oceanía.

El FITC, además, le dio empleo a un pocotón de gente;  acondicionó las salas de teatro y movió la economía por la gran cantidad de gente que nos visitaba.

 

-A pesar de que Giménez era en lo esencial un artista, también destaca como creador de instituciones. ¿Cuáles fueron esas instituciones? ¿Qué queda de ellas hoy?

Muy poco:  Rajatabla y el Taller Nacional de Teatro (TNT).  También el Instituto Universitario de Teatro, pero le cambiaron el nombre y no reconocen a Carlos como su fundador.

Las instituciones creadas por Carlos, además de las ya nombradas,  fueron:  Festival Internacional de Teatro de Caracas,  Centro de Directores para el Nuevo Teatro,  Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, Rajatabla Danza, ASSITEJ, Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Núcleo Dramático Experimental Febrero 28, Fundación Artistas por la Vida.

También crea: Primera Muestra Nacional de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Festival Pirandello, Festival Experiencia Shakespeare, Festival Goldoni, Festival de Directores para el Nuevo Teatro, Primero Singular. Y  el Premio María Teresa Castillo, patrocinado por la Encyclopaedia Britannica, ya desaparecido, y el Premio Marco Antonio Ettedgui, que se sigue otorgando.

 

-¿Se recuerda a Carlos Giménez en Venezuela? ¿Se estudian sus aportes? ¿Se reconocieron sus contribuciones mientras vivió? ¿Giménez sintió a Venezuela como su país?

Lamentablemente no. Ni vivo ni muerto  le reconocieron sus aportes.  No hay ni siquiera una sala que lleve su nombre.  

Cuando Carlos murió recibió muchos homenajes. El gobierno decretó 3 días de duelo nacional, Caracas lo mismo, el presidente fue a su velorio y la Schola Cantorum cantó en el cementerio la canción favorita de Carlos. Se escribieron decenas de maravillosos artículos destacando su personalidad y sus logros. El Centro Cultural  Consolidado, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Assitej y Venezolana de Televisión le hicieron homenajes. La actriz y docente Myriam Pareja creó la Catedra Gimeniana, que dictó durante algunos años. Después…el olvido.

Pero, al mismo tiempo, hay mucha gente que transmite en forma oral su legado a las nuevas generaciones. Y en Estados Unidos y Latinoamérica hay muchos ensayos teatrales, actuales, donde lo nombran.

Pero Carlos no tenía página web, su legado no  estaba en Internet. Por eso yo cree el blog, página de Facebook y canal de You Tube Carlos Giménez Creador Teatral y me da mucha alegría decir que hoy en día un promedio de 30 mil personas al mes visita el blog. ¡El interés por Carlos es enorme!

También edité tres libros: ¡Bravo, Carlos Giménez!, Carlos Giménez el Genio Irreverente y María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992. Para hacerlos conté con el invalorable apoyo de mucha gente de todas partes del mundo, que me envió material sobre Carlos, aceptó ser entrevistada y escribió artículos. Quiero destacar especialmente la colaboración del poeta José Pulido, los artistas plásticos Rolando Peña y José Paradisi Rangel, la directora creativa Karla Gómez, la productora Carmen Carmona y el fotógrafo Roland Streuli, que me regalaron su trabajo. Todavía es mucho lo que  falta pero, al no contar con subsidios ni aportes privados,  la tarea se vuelve más difícil.

En 1984 Carlos escribió un artículo sobre Moliere que parecía una premonición de lo que le iba a suceder: “Es el rito del horror. ¿Por qué tanto odio? (…) Sus enemigos lo persiguen después de muerto (…) ´Moliere, nada a tu gloria faltaría, si entre los defectos que tan bien descubriste, hubieras incluido tan negra ingratitud´”.

Y su legado no se perdió porque él mismo se encargó de preservarlo con la edición del libro Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David Rojas y con la inclusión de la Memoria del FITC en el catálogo del FITC de 1992, el último que él dirigió. Ese material es valiosísimo, junto con el libro de E.A.Moreno Uribe Carlos Giménez Tiempo y Espacio.

Los últimos años intenté, sin éxito, producir un documental sobre su vida. Pero te doy una primicia: se ha sumado a este sueño la productora Carmen Carmona, quien fue directora de cultura de la Alcaldía de Chacao y presidenta del Instituto de Cultura del Edo. Miranda, que trabaja para la cadena de televisión Telemundo en Miami, y el documental…¡está caminando!

 

Carlos se sentía profundamente venezolano sin negar su argentinidad: en el curriculum en los programas de mano en el extranjero ponía “ciudadano venezolano nacido en Argentina”.  Cuando la democracia regresó a Argentina a Carlos lo tentaron mucho para que volviera, le ofrecieron sueldos impresionantes, todo lo que él quisiera, pero él ya era venezolano, no porque había sido nacionalizado por decreto sino porque su corazón lo era.

 

 

RAMILLETE DE ELOGIOS


“El director, Carlos Giménez, ofrece un drama de tan ardiente erotismo que es difícil saber si el olor a fuego en el auditorio proviene de los braseros en el escenario o de los cuerpos de los actores. El Sr. Giménez crea un espectáculo con la belleza  y la grandeza cromática de una pintura de Gericault  y envía a sus personajes a girar en torno a ella en una danza hipnótica." The New York Times, 1987.

“Y la dirección de Carlos Giménez hace que la complicada trama sea admirablemente clara a medida que la historia se mueve dentro y fuera de los recuerdos de los diferentes personajes.” The  New York Times, 1987.

“En Caracas hay un joven director que ha encontrado la esencia del estilo épico de Brecht y los elementos de los métodos de trabajo de Peter Brook,  en soledad, lejos de los maestros europeos.  El director es Carlos Giménez.” Glenn LoneyUniversidad de Cambridge, 1986.

“Y la dirección del Sr. Giménez, sin mencionar su  uso pictórico de la iluminación, debería decirle a cualquiera porqué este hombre,  que aún no tiene 40 años, es considerado  el director más grande de Venezuela.  Su dominio de las emociones de la audiencia en  esta obra revolucionaria es completo.” The New York Times, 1985.

“Así como Salvador Dalí en sus cuadros más inverosímiles estrecha la maestría académica del dibujo con la capacidad de crear lo real, asimismo,  Carlos Giménez en las deformaciones más fantasiosas y singulares de sus imágenes, logra crear algo real,  sin duda emocionalmente verdadero …” V. Silunas, Globo Teatral, Moscú, 1988.

“Absolutamente emocionante (…)   De veras no esperaba que fuera tan emocionante, tan conmovedora para mí y tengo la impresión de que para el público también porque me di cuenta de que todo el mundo quedó en suspenso desde la primera  palabra hasta la última.  No se oyó volar una mosca, no se oía respirar.  Es emocionante realmente”. Gabriel García Márquez, México, 1989.

“No es una pieza escénica sombría ni aburrida  gracias a la imaginación teatral de Carlos Giménez.  No hace falta una traducción para apreciar la  inventiva de la puesta en escena”. Chicago Tribune, 1992.

"La danza de amor y muerte que ha creado Carlos Giménez sobre uno de los monumentos de nuestro idioma, es, a mi parecer, uno de los grandes espectáculos del teatro en lengua castellana.  Expuesta sobre la cuadrícula de sal, a las puertas marinas de Marsala, su tormenta carnal provocaba escalofríos.” Moises Pérez Coterillo  El Público, España, 1988.

“No había tomado en cuenta la brillantez del director y adaptador Carlos Giménez cuya versión me impactó muchísimo La genial producción de Carlos Giménez está destinada a ser una de las más espectaculares del Festival”. The Guardian,  Londres, 1991.

"Un Marat Sade venezolano”. Tommaso Chiaretti, Roma, 1977.

“Habría que destacar, por encima de todo, la labor de dirección, que supone un trabajo rayano en  la perfección”. ABC, Madrid, 1982.

“Carlos Giménez realiza una puesta ritual, tenebrosa, sofocante, monumental que emana un poder  del que no se puede escapar y que ni el  idioma español puede expresar.” Der Tagesspiegel , Berlín, 1982.

“Sinceramente es una obra excepcional.  Los que vibran; los que sienten; los que anhelan; los que sueñan; los que buscan; los que pretenden; se identificarán con ella. (…)  Nunca me hubiese perdonado el no haberla visto.” Miriam Fletcher. El Mundo, Caracas, 29/3/71.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


“¡Bravo, Carlos Giménez!” libro homenaje: prólogo de José Pulido, textos de Carlos Giménez, entrevistas de Viviana Marcela Iriart, Ed. Escritoras Unidas & Cía. Editoras, Marzo 2016



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“Por eso nos afectan tanto los recuerdos, las fechas,
los días de cumpleaños, los nacimientos y
las despedidas. Algo de nosotros se queda en
los calendarios sin uso, tal vez para continuar aquella
tradición temprana de coleccionar
tarjetas postales.” 

Carlos Giménez​, 28 de febrero 1991
El Nacional, Caracas 





CARLITOS SIN OLVIDO por JOSÉ PULIDO

Hace poco tiempo Carlos Giménez estremecía y emocionaba los escenarios montando obras  de teatro que se convertían en acontecimientos de la cultura latinoamericana. Quienes fueron espectadores de aquella época teatral sienten que eso fue ayer nomás. Pero en realidad, los años pasaron como una angustiosa tromba, tan aprisa, que hoy, cuando se menciona el nombre de Carlos Giménez, muy pocos individuos de las nuevas generaciones saben de quién se está hablando y por qué. El olvido es una injusticia.

Sin embargo, la memoria que envuelve como una matriz a Carlos Giménez, está allí, consolidándose en hemerotecas y bibliotecas, en la historia del teatro mundial y latinoamericano. Y siempre habrá alguien transitando los ámbitos de los archivos y los recuerdos. Alguien que perennemente se encontrará con Carlitos y sus hazañas en el arte y lo mencionará y lo hará renacer.

Con su trabajo elaborado en un nivel que suscitaba admiración y asombro, Carlos Giménez  logró que resultara imposible olvidar su obra y su carismática persona. El día que captó la atención de una creadora llamada Viviana Marcela Iriart, se puso en marcha la maravilla de incorporar la palabra del espectador al proceso mágico y emocional del teatro.

Transcurrieron los años sin ese teatrero portentoso y siguen transcurriendo con ese vacío, pero ahora Viviana se ha dedicado a buscar la opinión de muchos latinoamericanos sobre lo realizado por Carlos Giménez en el teatro, y muy particularmente en la escena venezolana.

Ella ha logrado que mucha gente saque a relucir sus recuerdos, sus vivencias con Giménez y eso enriquece esta memoria y ahuyenta el olvido. Porque cada persona escogida conoció a Carlitos, lo trató, lo vivió como una temporada dinámica, transformadora y muy especial del arte escénico.

Leonardo Azpárren Jiménez dijo algo tan auténtico y sincero que vale la pena reproducirlo aquí:
 "La muerte de Carlos Giménez significó para el teatro la pérdida de su dirigente más importante y más temido, incluso por las instancias gubernamentales. Porque más allá de su labor como director, que fue sumamente importante porque nadie pudo ser y nadie podrá ser indiferente a sus criterios sobre la puesta en escena y sobre la forma como él construía sus espectáculos, supo ser un gran dirigente con una marcada influencia social. De tal manera que el teatro venezolano no ha vuelto a tener una persona como él. Yo, que lo critiqué duro y que la gente en el mundo del teatro sabía que no había una sintonía buena entre nosotros dos, reconozco que su ausencia es una de las peores cosas que le ha ocurrido al teatro venezolano”.

En medio de sus reflexiones honestas y certeras, Marta Candia dijo “Hola Carlitos, no estoy recordándote porque siempre estás en el tiempo que pasa tan rápido...”. Y por su parte, Sonia Martin también le habló al hombre y su recuerdo: “Viniste a este mundo a hacer lo que tenías que hacer y lo has hecho perfecto. Te puedes ir con tranquilidad y los honores te los pondremos nosotros, los que te admiramos”.

Cada persona motivada por Viviana Marcela Iriart, fue haciendo un retrato de Giménez, un perfil revelador y eso se verá, más temprano que tarde, como un álbum valioso de la familia latinoamericana. No hay alabanzas inmerecidas ni descripciones exageradas: sólo reconocimientos de un espíritu y de una obra colocados en la justa balanza del arte.

Pilar Romero,  una de las mejores amigas y compañeras de teatro de Carlos Giménez en Venezuela expresó: “Es el gran ausente de la escena venezolana. En la época de los festivales internacionales estaba en Caracas –sin muchos recursos- el mejor teatro del mundo y Carlos siempre con su voz de mando decía ¡Puerta libre!  Era teatro del primer mundo sin tener que costearnos caros pasajes a tierras lejanas. Fueron banquetes artísticos…Tenía una generosidad que se perdía de vista”.

La actriz Norma Aleandro, cuyo talento es recordado siempre en Venezuela, comentó lo siguiente sobre Carlos Giménez:
“Es imposible no sentir la ausencia de un ser semejante, que ha dejado una huella imborrable en la cultura de un país y del mundo”. 

 Carlos era un ser humano tan individual que brillaba en cualquier oscuridad y bajo las luminarias del más intenso encandilar. Pero sabía unir a las personas en torno a una idea sin que se convirtiesen en masa amorfa, porque nada le gustaba más que la libertad de pensar por sí mismo.

Carlos Giménez hablaba con el sonido fascinante de la verdad, que en teatro se vuelve poesía y termina invocando al espíritu de Shakespeare. Su tono alcanzaba en los corazones la potencia y la belleza de una trompeta idónea para el juicio final.

 Nadie podría explicar con certera justicia por qué Carlos Giménez era tan creativo, inteligente y  carismático, aunque la lectura constante y profunda tuvo mucho que ver. Pero ese modo de ser que no se detenía en obstáculos y que lograba despertar lo mejor de cada quién será siempre una virtud misteriosa.

Cuando falleció tenía 46 años de edad y una trayectoria inimaginable: había estremecido los escenarios de varios continentes con el grupo Rajatabla del Ateneo de Caracas. Se dirá, con mucha razón, que un año de Carlos Giménez equivalía a una década. Pero esa sensación solo persiste en el ánimo de quienes tuvieron el privilegio de ver las obras que él dirigía. 

En una entrevista con Viviana Marcela Iriart, Carlos Giménez dijo:

 “…Invariablemente hay temas que me preocupan como el aspecto de la intemporalidad: el teatro no es un video, no es una película, sino algo absolutamente transitorio en su esencia. Sabemos que cuando baja el telón hemos visto una función que no volverá a repetirse nunca jamás”.


Caracas, febrero 2016




CONTENIDO

Prólogo de José Pulido

Carlos Giménez: entrevista mayo 1984

Texto de Esther Dita Kohn de Cohen
Texto de Carlos Cassina


Entrevistas de vmi por orden alfabético

Aleandro, Norma
Azparren Giménez, Leonardo
Crítica “El Héroe Nacional” por Leonardo Azparren Giménez
Bellorín, Cecilia
Blanco, David
Candia, Marta
Gamus, Paulina
Gaviria, Aitor
Llanos, Gabriela
Martin, Sonia M.
Monasterios, Rubén
Pont, Marcelo
Pulido, José
Rueda, Francis

Cuatro Textos de Carlos Giménez

“Elomire, Hipocondríaco”, diciembre 1984
“El Grupo”, febrero 1985
“Carta al público”, marzo 1990  
 “El caballo de Troya”, abril 1992


Foto portada: Marta Mikulan-Martin








¡Bravo, Carlos Giménez! Aura Rivas, actriz: “Valoro en Carlos su extraordinaria calidad humana y esa sabiduría tanto artística como espiritual, propia de quien hubiese tenido poderes sobrenaturales” / entrevista de Viviana Marcela Iriart, Caracas, 6 de octubre de 2023

 


Aura Rivas y José Tejera en El Coronel no tiene quien le escriba. Foto: Miguel Gracia


“Carlos tenía un “ángel” impresionante, sí, parecía provenir de otro mundo y seguramente de un lugar divino”

 



 

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 100 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.

 

¡Bravo,Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar y La Muerte de García Lorca de José Antonio Rial, Martí, La Palabra de Ethel Dahbar, La Honesta Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está feliz de Antonio Miranda, El Campo de Griselda Gambaro, La señorita Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

 

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

 

¡Bravo, Carlos Giménez! 

Porque fue un genio.

Y me haces mucha falta. 

 


 

Carlos Giménez y Aura Rivas de gira con El Coronel....

 


 

Aura, ¿en qué año, en qué ciudad y en qué circunstancias conociste a Carlos?

Conocí a Carlos Giménez en 1975 en Caracas, yo recién llegada de México donde viví varios años. Jorge Godoy, mi marido, y yo escuchamos comentarios acerca de un director argentino que venía a dirigir el Grupo Rajatabla y que era muy arrogante y déspota. Jorge y yo fuimos al estreno de “Divinas palabras” de Valle Inclán y quedé impactada con su puesta en escena, de una imaginación alucinante; personajes que entraban y salían como duendes; algo maravilloso. Al terminar la función quisimos ir a felicitarlo con cierto temor por los rumores, pero ¡oh sorpresa!, nos recibió muy amablemente y agradeció nuestro saludo. Desde entonces no dejamos de asistir a muchos de sus montajes: “Señor presidente”, “Bolívar”, “La Charité de Vallejo”, “Casas muertas” …

¿En qué obra fuiste dirigida por primera vez por Carlos?

Fui fundadora de la Compañía Nacional de Teatro desde 1984. Carlos Giménez fue invitado por la Compañía para dirigir el montaje de la obra “La Tempestad” de W. Shakespeare en 1987. A Carlos se le ocurrió que los personajes de Trínculo y Estéfano los hiciéramos Tania Sarabia y yo.

Empezamos los ensayos y como a una semana antes del estreno sufrí un accidente en un ensayo: me caí del escenario al foso por un error en la cerrada de las trampas. Fue terrible. Me tuvieron que operar el pie izquierdo. Pasé como seis meses inhabilitada. Tuvieron que sustituirme. Carlos quedó muy preocupado.

¿Cómo te llegó el personaje de El Coronel no tiene quien le escriba?

A principios de 1989 renuncié a la Compañía y es entonces cuando Carlos me llamó para que encarnara a la mujer del coronel  y me dijo: “Prepara tus maletas porque vamos a viajar por todo el mundo con esta obra” … Yo, que siempre tuve deseos de viajar, pensé: “Ay, Dios, ¿será que me voy a morir?” … para mí fue algo grandioso pertenecer a ese elenco, trabajar en esa obra y tener cerca a Carlos Giménez.

¿Qué significó para ti trabajar en esa obra?

Trabajar con Carlos y en esa obra fue una gran responsabilidad. El estreno debía ser en Spoleto, Italia y todo debía ser impecable. Los ensayos fueron rigurosos, exigentes, empezando por la disciplina; en eso nos parecíamos mucho Carlos y yo. Nos llevamos muy bien desde el principio y nos quisimos mucho.

¿Cómo fueron los ensayos?

Ensayábamos en la Sala Anna Julia Rojas de lo que era el Ateneo de Caracas. Él se sentaba en una de las butacas traseras y nos dirigía desde allí. Uno se sentía radiografiado. Le interesaba mucho que las actuaciones fueran orgánicas; recalcaba el estudio de los personajes desde su esencia, desde lo más profundo. Exigía veracidad. Cada movimiento debía tener su justificación. Debíamos encontrar el poder de la síntesis en el tiempo y el espacio, crear imágenes, interpretar el texto. Los personajes no tenían una lógica de continuidad sino que se transformaban en una suma de vidas, trozos de individuos transitando por la vida, como lo entendió un crítico en alguna parte.

Cada participante en este montaje era importante, por ejemplo el manejo de las mangueras para el efecto de la lluvia era exigente porque debía ser impecable. La escenografía no era un decorado sino un personaje más, un elemento vivo; su movilización coreográfica era rigurosa.

¿Dónde estrenaron y en qué países se presentó la obra?

Hicimos nuestro estreno-ensayo general, en el Teatro de la Ópera de Maracay, el 24 de junio de 1989; luego, el 5 de julio, estrenamos en Spoleto, en el Festival de los Dos Mundos. Tuvimos mucho éxito. Hubo grandes elogios de la crítica, hasta se dijo que fue lo mejor del Festival. De allí fuimos al Festival Latino de New York, dirigido por Joseph Papp; luego al Festival de la Ciudad de México, donde nos presentamos en Teatro Hidalgo. Allí nos fue a ver el mismo García Márquez que subió al escenario y fue hasta los camerinos a saludarnos diciendo, como el Coronel: “Es un buen día para tomarse un retrato”. Y en una entrevista expresó, ante la pregunta “¿Reconoce usted a sus personajes?” “No los reconocí sino que al fin los conocí” …

Luego fuimos a Monterrey, Xalapa, Guadalajara. Después España, incluyendo Barcelona, Cádiz; luego Portugal, Costa Rica, Bogotá, Argentina, Montreal, Londres, Sydney, Köln, Hamburgo… y en Venezuela, Barquisimeto, Maracaibo y Caracas en 1990.

Muchos países en donde no se habla español. ¿Hacían traducción simultánea?

No, nunca se necesitó de traductores, ya que la puesta en escena era muy cinematográfica, llena de imágenes sugerentes y símbolos, además de la fuerza dramática.

¿Crees que Carlos imaginó que con esa obra pasaría a la  inmortalidad teatral?

No, nunca imaginamos, ni siquiera Carlos, el éxito rotundo que tuvimos con esta obra.


Carlos Giménez y Rajatabla con Aura Rivas al lado de Gabriel García Márquez, México.


Aura Rivas, Aníbal Grunn y Carlos Giménez en Sitges,  España, de gira con El Coronel...
Fuente foto: Aura Rivas. Fuente información: Marta Queralt Vila

Carlos Giménez con Giorgio Ursini y Aníbal Grunn (parado)




¿En qué otras obras trabajaste con él?

En 1991, trabajé de la mano de Carlos en “Peer Gynt” de Ibsen; un proyecto muy ambicioso, con una escenografía monumental, imponente, que ocupaba todo el proscenio; con un despliegue tecnológico nunca visto en el teatro venezolano. La obra duraba 4 horas. Peer Gynt lo interpretó Erich Wildpret y yo hice a su madre, Asa. Me gustó mucho esta experiencia y gracias a Carlos aprendí a tener más seguridad en mi actuación. Me decía: “Ya tienes el personaje, vamos a dejarlo descansar”, y por unos días no ensayaba conmigo y daba paso a otros personajes.

Carlos era muy generoso, de ayudar mucho a las personas, fueran de teatro o no. ¿Cómo fue contigo?

Carlos fue muy generoso. Ayudó a muchas personas de diferentes maneras. En lo particular, le agradecí haberme ayudado comprando parte de los libros de teatro de la biblioteca de mi esposo, Jorge Godoy, quien había fallecido en 1985, para posibilitar el viaje a México de mi hija menor, Citlalli, en 1991. Estos libros fueron donados por él al TNJV.

También tenía fama de tener mal carácter, de estallar de ira por cualquier cosa. ¿Cómo fue tu relación con él?

Excelente. Conmigo jamás estalló, nunca le di ningún motivo. Me respetaba y yo a él. Le extrañaba que con tantos años de trayectoria no tuviera adversidades, me decía “¿Pero qué tienes tú, chica?” …y se reía. Y no es que tuviera mal carácter, sino que lo provocaban. Qué difícil manejar la disciplina en un batallón desordenado y esa guerra de “egos”, no es fácil, y menos para un ser como Carlos, “el genio creador de las artes del Teatro”, que al despertar cada mañana ya estaba generando ideas y proyectos. Para él no había tiempo libre. La mayoría de los creadores tienen su dosis de neurosis. Lo que él exigía era mucha disciplina en todo. El teatro es exigente.

Hay muchas definiciones maravillosas sobre Carlos, pero no puedo citarlas a todas así que sólo citaré tres. Para Rubén Monasterios era “un ángel furibundo. Para Azparren Giménez “hubo una pasión por Carlos Giménez que siempre me recordó al personaje de Teorema, la película de Pasolini”. Y para la nominada al Oscar, Norma Aleandro, Carlos tenía un “ÁNGEL” impresionante”, y el “ángel” lo dijo en mayúsculas. ¿A qué Carlos conociste tú o conociste a los tres?

Me sumo a la de Norma Leandro. Carlos tenía un “ángel” impresionante, sí, parecía provenir de otro mundo y seguramente de un lugar divino.

¿Qué es lo que más valoras de Carlos?

Valoro en Carlos su extraordinaria calidad humana y esa sabiduría tanto artística como espiritual, propia de quien hubiese tenido poderes sobrenaturales.

De las instituciones que Carlos creó, ¿cuál o cuáles te parecen las más importantes?

Los Festivales Internacionales de Teatro; el T.N.J.V (Teatro Nacional Juvenil de Venezuela); el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT).

¿Qué crees significó para la cultura venezolana la muerte de Carlos?

Carlos dejó un vacío en el arte y en la vida. Fue un dirigente cultural en todo el sentido de la palabra. Como contestatario y defensor de nuestro teatro dejó un gran vacío.


©Viviana Marcela Iriart

Caracas, 6 de octubre de 2023

Fotos: cortesía Aura Rivas




 


AURA RIVAS

Primera actriz venezolana con trayectoria profesional de más de 70 años en  teatro, televisión, cine, radio y doblaje de voces. Premio Nacional de Teatro 2008-2010. Trabajó en la naciente televisión venezolana obteniendo reconocimiento del Círculo de Cronistas de Radio y T. V. en 1955 y el Trofeo

Ávila de T. V. en 1957.

Actriz fundadora del Grupo Compás, dirigido por Romeo Costea, grupo con el cual participó en el I Festival Panamericano de Teatro en México, D. F. en 1958. Se radicó en ese país por varios años. Allí cursó Arte Dramático en el Instituto Nacional de Bellas Artes; actuación teatral en La Escuela de Artes Escénicas con Seki Sano e Investigación teatral en la Universidad Autónoma de México. Trabajó con varias compañías teatrales.

Junto con su esposo, Jorge Godoy, fundó el Centro Cultural Coyoacán, que fue centro referencial de la actividad artística y cultural de México en los años 60. A su regreso a Venezuela, en 1970, fundaron la Galería de Arte Viva México. Es Actriz fundadora de la Compañía Nacional de Teatro dirigida por Isaac Chocrón. 

Primera Actriz en la Fundación Rajatabla, bajo la dirección de Carlos Giménez.

Participó en numerosos Festivales Internacionales valiéndole destacados artículos de la crítica internacional. Ha colaborado con agrupaciones como Tespis, Bagazos, Talento Joven y El Galpón del Arte. Trabajó en películas venezolanas “La Matanza de Santa Bárbara”, de Luis Correa con la cual mereció el premio Crepúsculo Dorado. “La Gata Borracha” dirigida por Román Chalbaud, “Reconcomio” dirigida por Alfredo Lugo, “Retén de Mujeres” dirigida por Carlos Pérez, “Una Abuela Virgen” de Olegario Barrera, “Una casa pa’ maíta”, dirigida por Barberena; “La planta insolente” dirigida por Román Chalbaud, “El Amparo” dirigida por Rober Calzadilla; “Abril”, dirigida por José Antonio Varela; “Parque Central” dirigida por Luis Alberto Lamata, entre otras.

Se mereció dos veces el Premio Municipal como “Mejor Actriz”; tres veces el de CRITVEN, Premio de la crítica teatral; el Premio Juana Sujo; recibió la Condecoración de Primera Clase, Orden Mérito al Trabajo en 1988, el Guarairarepano en su Primera Clase, Crepúsculo Dorado; Orden Francisco de Miranda, Primera Clase, entre otros. Trabajó en Venevisión en diferentes Telenovelas, en RCTV y en Televen en diversas producciones.

Ha participado en una gran cantidad de Festivales Internacionales y Nacionales de Teatro. Las obras en las que ha participado son innumerables.

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