Carlos Giménez |
Para
Viviana, un poco tarde como la Historia.
UN CREADOR Y VISIONARIO LLAMADO CARLOS
Conocía
a Carlos de
nombre, por sus grandes logros en el teatro.
Corría
el año 1967, cuando estudiando en El Teatro Estudio de Córdoba montamos
la obra de teatro infantil Cosas de Pepito de Jorge Audrifred bajo la dirección
de Dante Cena: yo interpretaba el personaje del gato. Carlos vio una función y al terminar la
representación veo que conversa con
Dante (creo, sobre el trabajo, aunque a Carlos no le gustaba hacerlo). Cuando se iba me ve, me hace una seña para que
lo alcance, me saluda, y muy sarcásticamente, cosa que Carlos siempre hacía, me
dice: “me hace falta un gato así”.
¡Yo no entendía nada, risas y cachete colorado! ¡¡¡¡Carlos me habló!!!!!”. Y se fue.
La curiosidad
fue tan grande ante lo que me dijo que a los días fui a la sede de El
Juglar, en la calle Rioja
al 300. Estaba ensayando El
Cementerio de Automóviles, Carlos fue a indicar un movimiento a Anita, su hermana; yo, mudo. Cuando Carlos
se da vuelta para regresar a su sitio, me ve y como si me conociera de siempre
me dice “Si querés podés quedarte”. Al terminar el ensayo, gran algarabío de
los actores, conversan entre ellos. Yo, mudo y tieso. Anita me ve, no me
conocía, fue amable y cariñosa.
(Continuamos en Venezuela en esa onda y con ella
y Percy trabajamos llevando eventos a Ciudad Guayana. Con la dolencia de Carlos,
era muy difícil poder comunicarse con él, Anita me hacía la “segunda” y lograba
que me atendiera por teléfono. No podíamos hablar mucho, se cansaba, pero
siempre me repetía: “Yo salgo de esta, tengo que hacer muchas cosas…”)
Volviendo
a Córdoba, al término del ensayo del Cementerio
de Automóviles, Carlos comienza a conversar conmigo como si ya hubiésemos
tenido conversaciones previas, como si nos conociéramos de hace tiempo.
Hablamos sobre el ensayo, sobre planes, montajes, salimos de la sede y fuimos
caminando y charlando por varias cuadras.
Desde
ese día continuamente nos encontrábamos y siempre me preguntaba “qué quería hacer”
referente al teatro. Me indicaba “debes hacer tal y cual cosa.”
Pero
yo seguía en el Teatro Estudio de Córdoba. En una de las tantas
conversas me propone integrarme al proyecto Remedio
para Melancólicos con la primera actriz Milagro de la Vega, le dije de
una “SÍ” y me contesto “así se hace”. Me entregó un pequeño monólogo de su
autoría que era el Barrendero. Estreno, éxito, yo seguí con mis estudios y
actividades teatrales. Siempre nos seguíamos encontrando y siempre sabía lo que
estaba haciendo.
Sin
duda Carlos fue un orientador y conductor en la forma de comprender el valor
del hecho teatral y cómo enfrentarlo. Por esa época Carlos ya tenía en vista
salir nuevamente de gira y estaba hablando con Héctor Veronesi, director del Grupo
Chocolate para integrarlo al proyecto.
Yo
escribo y estreno una obra Infantil Las Aventuras de Pablito e integro
el elenco de la Comedia Cordobesa. Luego Carlos me propone integrar El
Juglar y comienzan ensayos de
diferentes obras: Picnic
en el campo de batalla, Los Amores
de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín, remontaje de La
Querida Familia.
En
donde se explica la frase que me dijo Carlos cuando me conoció “me hace falta un gato así”, por un
personaje que incluyó en la obra. También
EL PROYECTO Encuentro para una sola voz con
Norma Leandro y CASUALIDAD O TAMBIEN
CAUSALIDAD, me pide que interprete en ese montaje, nuevamente el monólogo del Vagabundo. (Carlos
siempre veía las acciones que vendrían con mucha anterioridad) visionario o no ¿???
La
situación en Argentina estaba muy tensa, se tenía vista la posibilidad de salir
de Gira por Latinoamérica hasta el Festival
de Manizales. Cordobazo en pleno, salida por Mendoza a
Chile y Festival de Manizales.
TE
RELATO ALGUNOS SUCESOS
La
invitación que recibimos para ir a Venezuela nos la hizo el profesor y director
de Teatro del Instituto Pedagógico de Barquisimeto, Omar Arriechi,
ofreciéndonos, algunas funciones en el Teatro Juárez y en el Politécnico.
Alojamiento y comida en casas de familia.
Estando
en el aeropuerto de Manizales La Nubia
para regresar a Bogotá y luego ir a Venezuela nos encontramos con uno de los
jurados del festival de Manizales, Alfonso Sastre, gran conversación, más con
Carlos, por supuesto; Esther Plaza sí se integró en el acto. De repente oigo
que Carlos me llama y me presenta a Alfonso Sastre y le dice: “este es el actor
que elogiaba”. Yo no entendía nada.
Sastre me dirigió la palabra, pero lo único que entendí de lo que dijo fue: “el
soldado enemigo” referente a la obra Picnic. Carlos toma la palabra y
dice” pero en la dificultad está la unión”. Yo tenía puesto un sombrero
aguadeño que había comprado en Manizales y Carlos, ni lerdo ni perezoso, le dice:
“Juan quiere obsequiarte este sombrero”, me lo saca de la cabeza y se lo
entrega a Sastre. HORA DE EMBARQUE.
Carlos me dice: “Tranquilo que vienen cosas buenas”.
En
Bogotá tuvimos que esperar un día el vuelo para Venezuela, entonces salimos a
dar una vuelta por La Candelaria, Esther Plaza, Graciela Castro, Hugo Arneodo,
Carlos y yo. Mientras estábamos caminando una gitana nos comienza a seguir,
hace señas para que nos detengamos, no lo queríamos hacer, Carlos era miedoso y
sin embargo fue él quien nos dijo que nos detuviéramos. La gitana llega,
comienza a platicar con nosotros y luego con Carlos comienza una conversación. De
repente se quedan en silencio y la gitana le toma la cara a Carlos y mirándole
fijamente a los ojos le dice: “tendrás
un accidente muy grave en otro país dentro de unos 9 o 10 años, tendrás una
caída de mucha altura, pero con el tiempo te recuperarás”. No supimos qué decir, nos miramos unos a
otros, empezamos a caminar, nadie habló nunca de eso. La gitana se fue.
(Accidente caída en el Teresa Carreño
1979??? Esther Plaza llama por teléfono
a Hugo Arneodo a Cumaná y le informa del accidente de Carlos haciendo
referencia a lo que le vaticinó la Gitana en Bogotá. Hugo me llama y me dice “Juancito, lo que dijo la gitana en
Colombia le sucedió a Carlos”.)
Barquisimeto
nos abrió la puerta, nos alojamos en casas de familia como si fueran las
nuestras, el cariño y entrega de los barquisimetanos nos hizo comenzar a amar a
Venezuela. Éxito rotundo. El Ateneo de Caracas (Josefina de Palacios y
María Teresa Otero Silva) nos invita a realizar presentaciones en la capital,
revuelo total de gente y éxito. La Federación de Ateneos nos organiza
una gira por todo el país.
Al
culminar debíamos regresar a Argentina o buscar qué podíamos hacer en
Venezuela. Carlos es invitado a dirigir en el Ateneo de Caracas. Esther Plaza es
contrata por el Canal 5, Televisora
Nacional. Hugo Arneodo es contratado por la Universidad de Oriente, Cumaná,
como director de teatro. María Rosa Grotti y yo nos quedamos en Caracas y fundamos
el grupo Gente de Teatro y comenzamos a trabajar en el Parque El Conde,
en la Sala Metropolitana de Conciertos. Héctor Veronesi y Graciela
Castro regresan a Argentina y Mario Delgado a Perú. Al tiempo María Rosa Grotti
se regresa a Argentina. Yo ya estaba trabajando con el Ministerio de Educación.
El punto de reunión de los que quedamos, Carlos, Esther y yo, fue el cafetín
del Ateneo de Caracas; Hugo no podía por la distancia de Cumaná a Caracas.
Carlos
me llama y me cuenta del montaje que quería realizar de un poemario del autor Antonio Miranda (brasilero
residenciado en Caracas) titulado Tu
País está Feliz. Carlos ya había montado Don
Mendo 71 pero no encontraba gente que pudiera seguir con la
propuesta que quería realizar con Tu
país está feliz, necesitaba gente joven, de confianza y con la
fuerza necesaria para darle vida a los textos. Además quería un elenco nuevo,
muy juvenil.
Me
dice si quiero integrarme al proyecto y que llamaría a Mariel
Jaime Maza (también integrante del Juglar, que la había invitado desde Argentina a trabajar
en la Don
Mendo 71). Nos propone que Mariel y yo fuéramos los inductores al
proceso de creación y que le ayudáramos en la dirección actoral, ya que el
resto de los actores no tendrían experiencia. Fue un reto compartido del cual
VIENE RAJATABLA.
SI
TE CONTARA ANTES DE LLAMARTE “RAJATABLA”
Todo
comenzó en una biblioteca pública, en la Paul Harris, donde trabajaba como
bibliotecólogo Antonio Miranda. Un cartel en la puerta llamaba a incorporarse a
un proyecto teatral de un poemario de su autoría: Tu
país está feliz. No muchos se interesaron, Gustavo Rodríguez,
inscrito para el proyecto, le sugiere a Antonio Miranda hablar con Carlos
Giménez y solicitarle sugerencias para la puesta en escena.
Carlos
recibió con muy buen agrado la petición y le dijo que luego de leer el poemario
les avisaría. Carlos me llama y me cuenta del
montaje que quería realizar. Conversamos largo rato. Carlos ya tenía en mente lo que quería hacer.
Se
habla muy poco de María de la Purificación (Mari Puri) de Madariaga, joven venezolana,
bibliotecóloga, que trabajaba en la Biblioteca Nacional de Venezuela y vivía
en Caracas, Altamira, a dos cuadras de la Plaza Altamira y amiga de Antonio
Miranda.
Ella
estuvo en los comienzos integrando el equipo, no como actriz ni gente de
teatro, sino como colaboradora, amiga y consecuente de una idea, que con el
tiempo marcaría un paso importantísimo en la historia del teatro venezolano.
Su
casa muchas veces fue el lugar de encuentros para leer el poemario, donde
también estaban Héctor
Clotet, Mariel Jaime Maza, Antonio Miranda, Carlos Giménez y yo.
Los primeros GRITOS DE LIBERTAD se dieron en esa casa.
Otras
personas sumamente importantes fueron sin duda Porte Acero, el papá de Enrique
Porte, que desde un primer comienzo creyó en el proyecto junto a María
Teresa Otero Silva, abriendo las puertas del Ateneo y de El
Portu, encargado del cafetín del Ateneo que casi todos los días nos cedía su
espacio.
Poco a
poco fuimos (digo fuimos, porque se trabajó en equipo) convocando a quienes
integrarían el elenco. Mari Puri invita a
Francisco
Alfaro (Paquito), también nos trajo al inolvidable y talentoso
Xulio Formoso y a José Ramón Ortiz, todos amigos. Antonio Miranda a Gustavo Rodríguez, Juan
Gómez se hacía oír con sus solos de batería por el Ateneo de Caracas. José (Pepe) Tejera, regresando de Chile se
entera del proyecto, conversa con Carlos y
se une al equipo; lo mismo sucede con
Enrique Serrano que lleva a Leopoldo Renault a las reuniones que se
hacían en la Biblioteca Paul Harris.
Carlos da el visto bueno quedando el elenco
integrado por Mariel Jaime Maza, Juan
Pagés, José Tejera, Francisco Alfaro, Gustavo Rodríguez, Leopoldo
Renault, José
Ramón Ortiz, Enrique Serrano. Música y cantante: Xulio
Formoso; Batería:
Juan Gómez. Producción: José Tejera. Asistente de Dirección: Edgar
Martínez Echegaray. Iluminación, escenografía
y Dirección General: Carlos
Giménez.
Quise
remarcar en negrilla los nombres de los primeros fundadores debido a que se han
dado crédito a otros que no fueron.
No
tuvimos lugar fijo de ensayo, algunas veces en biblioteca pública Paul
Harris, otras en casa de Mari Puri, Cafetín del Portu, terraza de la gran
casona del Ateneo que Juancito (el Cuidador), a escondidas, nos permitía subir para ensayar y dos ensayos en la sala
del Ateneo.
Cuando
el trabajo estuvo listo realizamos un ensayo en la Sala de Teatro del Ateneo
para María Teresa Castillo Otero Silva, Porte Acero, Antonio Miranda, así como
representantes de la institución y algunos otros invitados. El trabajo “gustó”
pero no teníamos sala para estrenar. En cartelera estaba la obra Don
Mendo 71 en horario estelar que dirigía Carlos.
No
teníamos nombre, no éramos un grupo. La promoción la hacía el diario El
Nacional como “Teatro Ateneo de Caracas presenta Tu
país está feliz”. Nos
proponen que realizáramos el estreno el
domingo 28 de febrero a las 9 y 30 de la noche, después de la función de Don
Mendo 71. Resultado: “Éxito”. Consecuencias: petición del público,
mayoritariamente juvenil, de más funciones.
Cambio
de días, horarios, con dos funciones a veces por día. Meses en cartelera a sala
llena.
Durante
este proceso y ya integrados en una acción común, pasamos a ser Taller de
Teatro del Ateneo de Caracas. Sentíamos la necesidad de continuar el
trabajo de forma más estable y comenzamos a ensayar Venezuela
Tuya
con textos de Luis Brito García.
Queríamos,
aparte de ser el Taller de Teatro del Ateneo de Caracas, un nombre propio y en
un ensayo propusimos que, para el próximo, trajéramos cada uno de los
integrantes un nombre escrito en un papelito, para discutirlo y seleccionarlo,
así lo hicimos: RAJATABLA.
REPÚBLICA
DOMINICANA, SANTA DOMINGO, AÑO 1972
Llegamos
a Santo Domingo invitados por la Universidad.
La
promoción estaba por todos los pasillos, había revuelo por Tu
país está feliz, no por ver la obra sino para que no se
presentara.
Las
autoridades nos reciben, ante los gritos y amenazas de un grupo estudiantil con
identificación a las tendencias de Mao,
que exigía la no presentación del grupo en el recinto universitario, nos
explican la situación y suspenden la presentación de Rajatabla, alegando que es
por los desnudos que se realizan en la obra. Al salir nos enfrentamos al grupo
que nos protestaba. Carlos me dice” busca
un punto fijo y míralos sobre sus hombros”. Antes los gritos y proclamas, Carlos alza la voz
y grita: “aquí sucederán grandes cosas”.
Regresamos
al hotel Hispaniola, en la Av. Independencia esquina Abraham Lincoln. El resto
del grupo ya estaba en sus habitaciones, no sabíamos qué hacer, teníamos
regreso para dentro de una semana y media, con la angustia ni comimos.
Desayunamos con el grupo sin decir nada de lo que había ocurrido.
Carlos,
muy intranquilo, comienza a caminar y a dar vueltas y me dice que se va al
cuarto. Al rato lo sigo y al entrar
veo que con la mano derecha se
tomaba una parte del cabello y lo enroscaba en sus dedos: cuando estaba en esa
situación no lo interrumpía, sabía que sus pensamientos estaban a mil por hora.
Se detiene y me mira fijo con un brillo en sus ojos muy particular y dice: “Vamos, ven”.
Salimos
a la calle, no decía nada, solamente su rápido caminar me daba la sensación de
que iba a un determinado lugar. Llegamos a la zona céntrica de la ciudad pasado
el mediodía, entonces lo encaro y le pregunto: ¿qué hacemos por estos lados? Se
detiene de golpe y me dice: “Vamos al
cine Lido”. Pregunta a varios
transeúntes por su dirección hasta que lo encontramos en la Av. Mella. Mi
sorpresa fue grande: era un cine donde pasaban películas subidas de tono.
Carlos observa la entrada, la sala de espera y se dirige a la taquilla. Pide
conversar con el Encargado, Nos hacen pasar a un cuartito detrás de la
taquilla, Carlos se presenta y le dice quiénes somos y qué hacemos. La
conversación se complicó un poco, debido a que el Encargado no entendía lo que
Carlos quería hacer. Palabras más, palabras menos, consigue hacer un convenio
para hacer funciones de Tu
país está feliz una vez que terminara la última función de
cine. Le daríamos al encargado un porcentaje de las entradas vendidas.
Cuando
salimos Carlos me toma de los hombros y en voz baja me dice: “La política no frena al teatro”.
La
primera función creo que la realizamos con mucho temor y eso sí, con muy poco público. Pero poco a poco se corrió
la voz y a sala llena trabajamos 6 funciones.
Conversé
con Carlos sobre la importancia de las decisiones y lo que el teatro nos brinda
y me quedó una reflexión que hiciera:
“si lo
que hacemos está bien hecho, siempre romperá barreras”
Neuquén, febrero 2023
Director de teatro, actor, docente. Cofundador
de Rajatabla. Fundador de La Barraca. Miembro del grupo El Juglar
de Carlos Giménez.
Nota de internet: “Cine Lido. Es
un cine que trasmite películas para adultos. Está ubicado céntrico, de fácil
acceso para ir caminado, es discreto, las instalaciones están un poco
desgastadas pero para ver, ligar, conocer otra persona está bien, tomando en
cuenta que las estructura son viejas, el precio es simbólico, abre y cierra
temprano.”