Etiquetas
- 1956
- 1961
- 1962
- 1963
- 1964
- 1965
- 1966
- 1967
- 1968
- 1969
- 1970
- 1971
- 1972
- 1973
- 1974
- 1975
- 1976
- 1977
- 1978
- 1979
- 1980
- 1981
- 1982
- 1983
- 1984
- 1985
- 1986
- 1987
- 1988
- 1989
- 1990
- 1991
- 1992
- 1993
- ANECDOTAS
- ANITA GIMÉNEZ
- ARTICLES
- ARTÍCULOS
- ARTÍCULOS SOBRE CG
- BIOGRAFÍA
- BIOGRAPHY
- CARLOS GIMÉNEZ ACTOR
- CARLOS GIMÉNEZ AUTOR
- CARLOS GIMÉNEZ CREADOR
- CARLOS GIMÉNEZ DEPORTADO DE MÉXICO
- CARLOS GIMÉNEZ DIRECTOR
- CARLOS GIMÉNEZ DIRECTOR ARTÍSTICO DEL ATENEO DE CARACAS
- CARLOS GIMÉNEZ ESCENÓGRAFO
- CARLOS GIMÉNEZ ILUMINADOR
- CARLOS GIMÉNEZ MUSICALIZADOR
- CARLOS GIMÉNEZ PRODUCTOR
- CREACIÓN: FESTIVAL NACIONAL DE TEATRO DE CÓRDOBA
- CREACIÓN: CENTRO DE DIRECTORES PARA EL NUEVO TEATRO (CDNT)
- CREACIÓN: EL CLUB DE LOS CORAZONES UNIDOS
- CREACIÓN: EL JUGLAR
- CREACIÓN: EXPERIENCIA SHAKESPEARE
- CREACIÓN: FEBRERO 28
- Creación: Festival Goldoni
- CREACIÓN: FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS (FITC)
- CREACIÓN: FESTIVAL LATINOAMERICANO DE TEATRO DE CÓRDOBA
- CREACIÓN: FESTIVAL NACIONAL DE TEATRO DE CÓRDOBA
- CREACIÓN: FESTIVAL PIRANDELLO
- Creación: FESTIVALES CDNT
- CREACIÓN: FUNDACIÓN ARTISTAS POR LA VIDA
- CREACIÓN: FUNDACIÓN RAJATABLA
- CREACIÓN: INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TEATRO
- CREACIÓN: PRIMERO SINGULAR
- CREACIÓN: TALLER NACIONAL DE TEATRO (TNT)
- CREACIÓN: TEATRO NACIONAL JUVENIL DE VENEZUELA (TNJV)
- CREADOR: ASAMBLEA VENEZOLANA DE TEATROS INDEPENDIENTES
- CREADOR: PRIMERA MUESTRA NACIONAL DE LA AVTE
- CRÍTICAS
- EL ADIÓS A CARLOS GIMÉNEZ
- ENGLISH
- ENGLISH:obra: THE TEMPEST
- ENSAYOS SOBRE CARLOS
- ENTREVISTAS
- ENTREVISTAS SOBRE CG
- FESTIVAL CDNT
- FESTIVAL DE TEATRO DE LAS NACIONES
- FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS
- FESTIVAL LATINOAMERICANO DE TEATRO DE CÓRDOBA
- FESTIVALES
- FESTIVALES INTERNACIONALES
- FOTOS
- GIRAS MUNDIALES
- HOMENAJES
- INTERVIEWS
- IV SESIÒN MUNDIAL DEL TEATRO DE NACIONES
- JOSÉ PEPE TEJERA
- JOSEPH PAPP PUBLIC THEATER
- LIBRO DE DIRECCIÓN
- LIBRO: ¡BRAVO CARLOS GIMÉNEZ!
- LIBRO: CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE
- LIBRO: MARÍA TERESA CASTILLO-CARLOS GIMÉNEZ-FITC 1973-1992
- Libro: RAJATABLA 20 AÑOS
- LIBROS
- obra:
- obra: VENEZUELA TEATRO Y FUTURO
- obra: POESÍA UNIVERSAL TEATRALIZADA
- obra: ABIGAÍL
- obra: AGUALINDA
- obra: ALEGRÍA Y MAPULÍN
- obra: ANTÍGONA
- obra: ARDELE O LA MARGARITA
- obra: ARDELE O LA MARGARITA 1975
- obra: BOLÍVAR
- obra: CAFÉ CONCERT
- obra: CANARIO DE LA MALA NOCHE
- obra: CANCIÓN TONTA
- obra: CANTO A MÍ MISMO
- obra: CASAS MUERTAS
- obra: CERVANTERÍAS
- obra: CIPANGO
- obra: CRÓNICA PARA EL TEATRO Y LA POESÍA
- obra: DESPERTAR DE PRIMAVERA
- obra: DIVINAS PALABRAS
- obra: DON MENDO
- obra: EL CAMPO
- obra: EL CANDIDATO
- obra: EL CANTAR DE LOS CANTARES
- obra: EL CEMENTERIO DE AUTOMÓVILES
- obra: EL CEMENTERIO DE AUTOMÓVILES 1971
- obra: EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
- obra: EL DÍA QUE DEJÓ DE LLOVER
- obra: EL DÍA QUE LLOVIÓ PARA SIEMPRE
- obra: EL DIPUTADO ESTÁ TRISTE
- obra: EL EMBRUJADO
- obra: EL GOLPE
- obra: EL GRAN CIRCO ARACARTA
- obra: EL HÉROE NACIONAL
- obra: EL HUECO DE LA TRISTEZA
- OBRA: EL INSPECTOR
- obra: EL JARDINERO
- obra: EL OTRO JUDAS
- obra: EL PASAJERO DEL ÚLTIMO VAGÓN
- obra: EL REÑIDERO
- obra: EL SÉPTIMO ÁNGEL
- obra: ENCUENTRO PARA UNA SOLA VOZ
- obra: ENSAYO DE CÁMARA
- obra: ESPAÑA APARTA DE MÍ ESE CALIZ
- obra: FANTOCHE
- obra: FEDERICO EN PERSONA
- obra: FIEBRE
- obra: FUENTEOVEJUNA
- obra: FUENTEOVEJUNA 1970
- obra: GALA ARTÍSTICA PRIMERA CUMBRE IBEROAMERICANA DE PRESIDENTES
- obra: GIGI
- obra: HISTORIA DE UN CABALLO
- obra: HOMENAJE A MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS
- obra: JESUCRISTO ASTRONAUTA
- obra: JUGUEMOS AL MUNDO
- obra: LA BICICLETA VOLARÁ
- obra: LA CELESTINA
- obra: LA CELESTINA 1971
- obra: LA CHARITÉ DE VALLEJO
- obra: LA FRAGATA DEL SOL
- obra: LA GAVIOTA
- obra: LA HONESTA PERSONA DE SECHUAN
- obra: LA JUANBIMBADA
- obra: LA LOZANA ANDALUZA
- obra: LA MÁSCARA FRENTE AL ESPEJO
- obra: LA MUERTE DE GARCÍA LORCA
- obra: LA MUERTE DE SAVERIO EL CRUEL
- obra: LA NOCHE DE LOS TIEMPOS
- obra: LA ORGÍA
- obra: LA PARTIDA
- obra: LA QUERIDA FAMILIA
- obra: LA SEÑORITA JULIA
- obra: LA TEMPESTAD 1987
- obra: LA TRAGEDIA DE MACBETH
- obra: LA VIDA ES SUEÑO
- obra: LAS LANZAS COLORADAS
- obra: LAS TROMPETAS Y LAS ÁGUILAS
- obra: LAURA Y EL TIEMPO
- obra: LOS AMORES DE DON PERLIMPLÍN Y BELISA EN SU JARDÍN
- obra: LOS ÁNGELES TERRIBLES
- OBRA: LOS NOVENTA SON NUESTROS
- obra: MACBETH
- obra: MAGNUS E HIJOS
- obra: MARÍA ESTUARDO
- obra: MARTÍ LA PALABRA
- obra: MEMORY
- obra: MOZART EL ÁNGEL AMADEUS
- obra: MUJER EN KABARET
- obra: NOSOTROS CON USTEDES
- obra: OFICINA NÚMERO UNO
- obra: PABLO CAPITÁN
- obra: PEER GYNT
- obra: PICNIC EN EL CAMPO DE BATALLA
- obra: POEMAS DE AMOR
- obra: PRÓSPERO
- obra: RAMÓN TERRA NOSTRA
- obra: RECITAL DE POESÍA NUEVA LATINOAMERICANA y ESPAÑOLA
- obra: REMEDIO PARA MELANCÓLICOS
- obra: RETABLO DE GARCÍA LORCA
- obra: SEÑOR PRESIDENTE
- OBRA: TAXI
- obra: THE DEATH OF GARCIA LORCA
- obra: THE TEMPEST
- obra: TODO ESTÁ COMO SIEMPRE HA SIDO
- obra: TORQUEMADA
- obra: TRES ACTORES UN DRAMA
- obra: TU PAÍS ESTÁ FELIZ
- obra: UN ACTO EN LA POESÍA
- obra: VENEZUELA
- obra: VENEZUELA TEATRO Y FUTURO
- obra: VENEZUELA TUYA
- obra: VÍCTIMAS DEL DEBER
- obra: ZAPATOS VIEJOS
- obra:ASIA Y EL LEJANO ORIENTE
- obra:VIDEOS
- OBRAS CENSURADAS
- OBRAS DIRIGIDAS
- OBRAS EN ARGENTINA
- OBRAS EN ESPAÑA
- OBRAS EN ESTADOS UNIDOS
- OBRAS EN FRANCIA
- OBRAS EN ITALIA
- OBRAS EN MÉXICO
- OBRAS EN NICARAGUA
- OBRAS EN PERÚ
- OBRAS EN VENEZUELA
- OBRAS PRODUCIDAS NO DIRIGIDAS
- OTRAS ACTIVIDADES
- PELÍCULAS
- PREMIO MARCO ANTONIO ETTEDGUI
- PREMIO RAJATABLA
- PREMIOS
- PRENSA
- PRIMERA GIRA EUROPEA
- RETROSPECTIVAS
- TELEVISIÓN
- VIDEOS
IX Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC) 1992/ del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992" (2023)
Carlos Giménez: "Quince días sobre un barril de pólvora", entrevista de Moisés Pérez Coterillo, fotos Roland Streuli, 1992/ del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992"(2023)
En medio de la tormenta que ha
dejado a la intemperie a la clase política de Venezuela y sin cauces de
participación a la ciudadanía, el IX Festival Internacional de Teatro se
ha convertido en un acontecimiento lleno de sentido cívico. Su director, Carlos
Giménez, hace balance de la reciente edición de Caracas ’92.
Es primero de mayo en Caracas.
Aún no han transcurrido dos semanas desde la clausura de IX Festival. Por la
avenida México, que conduce hasta El Silencio, desfila una escuálida
manifestación convocada por los sindicatos oficiales. Se escuchan consignas antigolpistas
y vivas a la normalidad democrática. En el otro extremo de la ciudad abre otro
desfile un retrato gigante del golpista Chávez, mientras un altavoz difunde su
arenga. Tampoco hay multitudes. Cualquiera de los espectadores del Festival que
tuvieron la calle como escenario reunió más participantes que las dos
manifestaciones juntas. Y es que el teatro fue durante unas semanas, en medio
de la crisis del país, un acontecimiento civil de primer orden. De ahí el
carácter excepcional de esta IX edición del Festival de Caracas, para su
director Carlos Giménez.
- La crisis que vive el país se manifiesta en
una ausencia de la participación de la gente, que ha sido apartada de la
construcción y el desarrollo del país. De ahí el fracaso de las últimas
elecciones, o esta pequeña manifestación del Primero de Mayo, cuando antes
convocaba a cientos de miles de personas, con todas las grandes figuras políticas
al frente. Pero en casi todos los espacios de la vida civil la participación
democrática del venezolano se ha ido debilitando. Paradójicamente con
el Festival sucedió a la inversa: se multiplicó la participación de
la gente y cambió la composición socio-cultural del público, se amplió a
sectores mucho más populares que nunca habíamos visto participar antes. Eso
generó una especie de caos y se fue de las manos de los organizadores. En las
circunstancias en las que el país vivía, poner cien mil personas en la avenida Bolívar
a contar La Verdadera Historia de Francia frente a las puertas
del Consejo Supremo Electoral, que es una de las instituciones más
desacreditadas del país, con estallidos de bombas, tanques de guerra, soldados
muriendo y gente reclamando su derecho a la violencia, era toda
una provocación. Y sin embargo, la gente participó civilmente,
dentro de las posibilidades que el país y el Festival le ofrecían.
UN ACONTECIMIENTO CIVIL
- El Festival concentró multitudes en las
puertas de los teatros, la mayoría sin entradas, exigiendo y logrando meterse
en los espacios físicos. Para unos, esto es una salvajada, porque desde que el
festival existe han tenido sus entradas o sus carnets privilegiados. Ese
público “culto” que lo ve todo civilizadamente, que llega con su coche a su
estacionamiento y sale del espectáculo casi sin aplaudir porque quiere evitarse
la cola de la salida. La gente que se desplaza por los subterráneos -porque esta
es la ciudad de los subterráneos: estacionamientos subterráneos, autopistas
subterráneas como la del Libertador, hasta clubes de moda también subterráneos-
de pronto sienten que esto no tiene nada que ver con lo que ellos entienden
como cultura.
Por otro lado, hay una reacción multitudinaria de un sector de la
población que tomó el Festival como vía de escape, como una de las escasas
posibilidades de participación, porque han dejado de creer en determinadas
cosas, pero necesitan imperiosamente participar. Yo siento que el
festival fue un fenómeno más que nunca político. Fue el Festival de la
incertidumbre. Durante quince días, estuvimos montados sobre un
barril de pólvora, en un país que no tiene garantías constitucionales.
Concentrar a miles de personas en la calle le ponía los pelos de punta a
cualquiera, incluidos los propios organizadores y sin embargo los eventos más
organizados, más festivos, más llenos de alegría fueron los espectáculos en las
calles. Porque la gente sentía que no tenía que pasar por una puerta angosta
donde señores con cara de odio, estaban dispuestos a no dejarlo entrar, después
de esperar una hora y pico.
Aunque para Carlos Giménez esta
edición del Festival cierra una etapa, no está pensando en replantear su
modelo, absolutamente insólito.
- No tendría sentido copiar o asimilar el
modelo de los otros festivales que se hacen en el mundo. En países como los
nuestros con un movimiento teatral como el que tenemos, un Festival con otras
características significaría imponer la rutina sobre la rutina y lo que
nosotros intentamos es que el Festival produzca una sacudida, un temblor, un
estremecimiento. Como cuando pasa un terremoto: siempre queda algo que
reajustar y el movimiento teatral venezolano y en líneas generales el
latinoamericano, ha sido reajustado. En estos 20 años yo he visto crecer una
nueva generación de actores y actrices en Venezuela. He visto nacer el Centro
de Directores para el Nuevo Teatro. Hemos asistido a la creación del Teatro
Nacional Juvenil. A la consolidación de las instituciones y la desaparición de
otras. Al surgimiento de una nueva dramaturgia.
La oportunidad bienal de recibir y de dar información dentro de un marco
de fiesta, donde la exaltación es como el veneno compartido entre miles de personas,
yo creo que no puede desaparecer. Lo importante es lo que el Festival puede
aportar al desarrollo teatral venezolano o latinoamericano. Y en ese aspecto a
lo mejor hemos sido pocos audaces. Creo que viene un momento de reflexión, de
ver cómo podemos aprovechar todo lo que el Festival genera, no sólo en la
ciudad. Varios sectores del país quedan como agotados, exhaustos, hablando
durante semanas del Festival. Para mí el Festival es como un
hábitat, que debe tratar de modificarse internamente para que su proyección sea
más adecuada, pero si el Festival pierde ese carácter de fiesta, para mí es
preferible que muera.
NOS FALTÓ IMAGINACIÓN
El ’92 era una fecha un poco
especial para el Festival de Caracas. España ha estado bien representada, al
menos en sentido numérico, con cinco espectáculos…Pero para Carlos Giménez que,
como tantos latinoamericanos tiene sentimientos encontrados de amor y odio
respecto a España, algo se ha perdido en esta ocasión del V Centenario.
- Creo que tanto a la parte española como a
nosotros, nos faltó imaginación y audacia para enfrentar el proyecto. Lo que
hemos hecho fue como una repetición de otros años. Comparado con la Operación
Cargo ’92 de Francia, tan llena de imaginación, de una audacia, de un buen
criterio, pensada como una oportunidad de imaginar de una manera nueva su
relación con América Latina, se nos ha quedado pequeña. Ahí están los
resultados; unos espectáculos concebidos para tratar de establecer un puente
con la imaginación. Más de 200 personas trabajaron durante semanas con los
equipos franceses, sufriendo, peleándose, pero creando un conocimiento a través
del trabajo, que tuvo un resultado en una fiesta multitudinaria. La
participación francesa fue como estar haciendo otro Festival dentro del
festival. El importe de la operación costó 6 millones de dólares (600 millones
de pesetas). (Nota del libro: pagados por el estado francés).
No va a haber en este año otra plataforma, otro escenario como el de
Caracas o el de Bogotá, que reúnan entre los dos cerca de un millón de
espectadores. Con España fue todo como muy institucional, pensado desde los
parámetros de una concepción que yo creo que no se compadece con las verdaderas
necesidades de la relación entre España y América Latina. Tuvimos colaboración,
muchísima colaboración, para que las compañías vinieran. El público reaccionó
entusiasmado ante el espectáculo de Els Joglars o se fascinó
con Nacho Duato.
Pero, de cualquier manera, lo que nosotros pudimos hacer en conjunto
debió ser mayor. Se desaprovechó el espectáculo natural del acontecimiento, que
es éste, América Latina; se pudieron hacer cosas más audaces. No en
el sentido de riesgo gratuito, sino para investigar en esta relación entre
España y América que sigue siendo compleja, extraña, apasionante, excitante. Yo
no digo que la responsabilidad sea sólo de la parte española. Yo hago también
mi mea culpa.
Antes que termine este año de
gracia, Carlos Giménez dirigirá un espectáculo en el Piccolo Teatro de Milán,
lo que le mantendrá alejado durante unos meses de Rajatabla.
- He estado involucrado hasta ahora en muchos
proyectos Institucionales de Venezuela, y por eso no he podido aceptar
propuestas afuera. Ahora tengo esta oportunidad de hacer este trabajo en el
Piccolo y de asumir un cierto compromiso conmigo mismo, con el fin de que
varias de las instituciones en las que yo estoy comprometido, comiencen de
alguna manera a desprenderse del cordón umbilical y marchen por sí solas”.
LEE GRATIS EL LIBRO HACIENDO CLIK ABAJO
MARÍA TERESA-CARLOS-FITC
El Caballo de Troya por Carlos Giménez, 5 de abril de 1992 / fragmento de la biografía "Carlos Giménez el genio irreverente" (2023) de Viviana Marcela Iriart
Recuerdo, creo
que todavía es un recuerdo, que las clases en la Escuela de Teatro de Córdoba,
allá donde caminé mis primeros pasos por las tablas de un escenario envejecido
a fuerza de tanto amor en uno, terminaban a las once de la noche. El último autobús que unía el centro con mi
barrio hacía su ronda final a las diez y cuarenta y cinco de la noche
(inexorable manía de amargarle a uno la vida en pleno invierno con inspectores
multando el retraso de los viejos cacharros). Tenía dos opciones: escaparme
disimuladamente por una puerta que chirriaba pidiendo aceite desde que fue instalada
y que hacía girar los ojos burlones de mis compañeros, todos un poco menos
jóvenes que yo, o quedarme estoicamente a escuchar el sonido del autobús de la
línea 117 que me abandonaba entre dos y cuatro grados bajo cero.
A veces Esther
Plaza, fastidiosamente compadecida, me invitaba una pizza y un vaso de vino, en
un lugar horriblemente mágico que se llamaba Akropolis. Esperábamos
entonces la llegada del primer autobús, también puntual aunque no se crea, a
las 5.45 a.m., noche cerrada en el viento que viniendo del sur choca con rabia
en la precordillera que vigila la ciudad.
Recuerdo,
quiero estar seguro de que es un recuerdo y lo converso a veces los domingos
con mi hermana en su apartamento de Parque Central, cuando comiendo las tradicionales
milanesas nos ponemos a jugar con el Nuevo Circo, en apuestas que incluyen
evangélicos, corridas suspendidas, muchachas de la calle que corren veloces
hacia los reductos inexpugnables de ese barrio árabe, que aquí llaman San
Agustín.
Recuerdo, y ese
sí es un recuerdo, que una vez fui citado por (creo que el mismo día que me
atreví a cumplir 17 años) y con voz amable, segura, maternal, la Directora de
la Escuela (Adelaida, estoy seguro que se llamaba Adelaida Hernández
Castagnino) me dio el más sabio consejo que ella pudo construir frente a mi
imagen:
- -Esto no es para usted, ponga su voluntad y su
perseverancia en continuar con éxito su carrera de Perito Mercantil.
Yo le contaba
a Esther, a mi hermana, a Rafael Reyeros, algunos sueños que chocaban con esa
invitación a expulsarme. Resistí. Y creo que a nadie le importó que me quedara.
Hacía de vez
en cuando un zapatero o un viejito en algún entremés de Cervantes. Y pasé mil horas arrodillado al pie de las
murallas de Numancia con una larga lanza de madera maciza y un perro caliente
escondido bajo el escudo de latón con el que yo defendía la ciudad del ataque
romano. Una vez, una de esas veces que comienzan a tejer el camino de las
casualidades, faltó Viriato el último numantino que se lanza de las
murallas y prefiere morir antes que caer en manos del invasor, que vuelve sin
trofeo, sin testigo de la triste victoria. No era difícil saberse el papel, lo
había escuchado más de cien veces, entre uno y otro sueño, jugando con las
ganas de subir a esa muralla y matar a ese Viriato que me hacía perder
otra vez el último autobús. Y me tocó subir a la muralla y decir:
-
A qué venís o que buscáis romanos, si en Numancia
queréis entrar por suerte podéis hacerlo al fin a pasos llanos, pero mi lengua
desde aquí os advierte que yo las llaves mal guardadas tengo, de esta ciudad,
de quien triunfó la muerte…
¡Había por fin
subido a la muralla! Podía ver desde arriba la platea roja, los palcos
avant-scene, la cazuela y la tertulia, las viejas sillas del paraíso, donde
colgaban brazos y cabezas de los que pagaban, en esos días, un peso por no ver
más allá de la primera bambalina.
Desde entonces
las casualidades no me abandonaron. Algunos piensan que las he inventado, que la
mayoría las he construido con malicia y algo de coraje. Puede ser.
Recuerdo cómo
me marcó conocer a Jack Lange y que me incitara a crear un grupo de teatro para
viajar de Argentina al Primer Festival Mundial de Teatro en Nancy; como
me tocó por obligación lanzarme a dirigir una pieza para poder llegar con la
compañía a Polonia y participar en los festivales de Cracovia y Varsovia, y
ganar un premio. Y volver a Buenos Aires y descubrir que a nadie le importaba
que un provinciano de Córdoba ganara nada en ninguna parte.
Las
casualidades me llevaron una tras otra a descubrir con asombro un camino que
tenía mi nombre, en donde reconocía lugares, rostros, palabras que ya había
escuchado, libros que alguien me había regalado sin saberlo.
Sobre todo
ello transité la duda y busqué la familia para compartirla. Rajatabla,
Venezuela, el Ateneo, Caracas, proyectos para abrir puertas, saltar ventanas, colgarse
el horizonte en la solapa y dar la vuelta cuando uno quiere, para que salga el
día o se ponga la noche.
Así, entre
tantos asombros y casualidades me tocó inventar este Festival que para unos y otros parece un Caballo de Troya.
Bajan de
su vientre vencedores y vencidos,
bailarines de butho, engañosas mujeres de Lindsay, telones moscovitas de un teatro donde el viejo poeta advirtió: "El teatro
comienza en el guardarropa."
Son las
huestes del Teatro de Arte
de Moscú que llegan para ratificar el luminoso pensamiento de Nicolás Curiel: “Podemos ver lo mejor del pasado”. El Tirano Banderas; Lope
de Aguirre,
traidor, la danza jugando con los
dramas como una Rosa de las Vientos; la revolución de Dantón; vacíos y soledad de Woyzeck; los
clásicos protestando tanto viaje por
los calenturientos caminos de un batallón de guerreros sin escudos.
Es como un
pueblo nómada, no son los guerreros de Agamenón aun cuando Caracas sea Troya. La casualidad del amor, de ojos y manos que trabajan imaginando cómo lo hacen en Finlandia o Bucarest, en
Tbilisi o en Santa
Fe de Tierra Firme, nos trae este 5 de
abril del año más solo de nuestra historia: 1992.
Quinientos
años buscando que el trompo haga
equilibrio entre nubes de tierra, una tarde cualquiera que amenaza llover.
Desde el día
que alguien
con una visión más generosa que
compasiva me invitó a ser un perfecto Perito Mercantil, hasta este abril en el que trato de ordenar las casualidades de mis cuarenta y seis años, ofrezco mi parte de esta fiesta que nace
con el grato
temor de saber que el asombro es un hilo
de seda; que sobre él hacen equilibrio Sheherezade y Robespierre, Kaspar
y Santa Isabel, los muchachos de Despertar de Primavera y el Hamlet del maestro Peterson, Beckett y Miller, el tesoro del TIN que nunca alcanzará a llenar tantos cofres abiertos y vacíos,
y un público que ejerce una
alegría que no tiene espejo en otros sitios.
Un hilo de seda para cruzar el estrecho de Corinto,
para reinventar el coraje de Los Persas, para volver a sentir el vacío, ese que inventa la poesía de las ganas de volar.
Esta casualidad, esta suerte, este privilegio
que me permite volver a
dirigir un Festival, no es otra cosa que una carta de amor, en la que nadie ha puesto el remitente.
Caracas, 5 de Abril de 1992
Texto del catálogo del XI Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC).
Carlos ya sabía que no le quedaba mucho
tiempo de vida (el sida en aquella época era una enfermedad terminal).
Menos de un año después, el 28 de marzo
de 1993, Carlos murió.
Fragmento de la biografía Carlos Giménez el genio irreverente (2023) de Viviana Marcela Iriart
Lee gratis el libro haciendo click abajo:
CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE
Carlos Giménez en la web