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Toda la escena para el relevo teatral, Carlos Paolillo, El Universal, Caracas, mayo 1988


 "La gente joven necesita de la ayuda de las instituciones públicas y privadas como compromiso. En el teatro no se gana ni se pierde dinero. Se invierte. Los creadores no tienen precio. Sí tienen un gran valor.  Por eso, el trabajo del Centro es convencer al status cultural sobre  la necesidad de asumir el riesgo." Carlos Giménez


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Fuente: Ana Lía Cassina. Archivo de Carmen Gallardo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Teresa Selma, actriz y pedagoga: “Carlos era un poeta de la escena”/ entrevista de Viviana Marcela Iriart, México, 11 de mayo de 2022

 





 



¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 80 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar La Muerte de García Lorca de José Antonio Rial, Martí, La Palabra de Ethel Dahbar, La Honesta Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está feliz de Antonio Miranda, El Campo de Griselda Gambaro, La señorita Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

¡Bravo, Carlos Giménez! 

Porque fue un genio.

Y me haces mucha falta. 

 

“Carlos sin dejar de ser un esteta asumió el riesgo, la aventura, el sueño…”



Teresa  ¿en qué año, en qué ciudad  y en cuáles circunstancias conociste a Carlos?

Lo interesante es que primero nos conocimos a través de nuestro trabajo. Viviendo en México fui una vez a Caracas y en el Teatro del Ateneo vi una obra que me llamó la atención por su título: “Venezuela Tuya”. Quedé impactada y pregunté por ese director tan talentoso. Me dijeron que estaba de viaje y me regresé sin conocerlo. A su vez cuando él vino a México fue con algunos actores de Rajatabla  a ver “El Cepillo de Dientes” y me conoció en escena.  Luego vino el encuentro personal, mi solidaridad con Rajatabla frente a la censura y el nacimiento de una profunda amistad acrecentada en su segundo viaje a México.  Cito con orgullo lo que me escribiera en una de las cartas más hermosas que he recibido:

“Reafirmar que el teatro está vivo en las ideas que tú y yo compartimos desde el primer día de nuestra amistad es aliento nuevo en estos  días de confusión.” (Periódico del Teatro, 23-02-91).

 

¿Cómo era Carlos?

Era inteligente y lúcido. Sensible y bondadoso. Nunca indiferente. Como artista, con la neurosis necesaria para sobrevivir.

Pocas veces se dan en una misma persona el gerente y el artista con igual capacidad. La realidad y la fantasía: los pies en la tierra para gerenciar y manejar las relaciones públicas, y la imaginación febril para hacer arte. Aunados a la fuerza de convencer que le daban sus propias convicciones.

¿Cómo era trabajar con él?

Al ser actriz hago lo que más me apasiona. Y qué maravilla cuando esa pasión no anda dispersa.  Trabajando con Carlos en Rajatabla sentía  que había un cauce, una estética, una meta. Cada obra significaba un enriquecimiento en relación con la anterior. En contraste con esa sensación de plenitud fue el gran vacío que sentí con su muerte. La vida es breve y el milagro teatral es un instante dentro de la brevedad.

¿Qué es lo que más te impactó de Carlos?

Su creatividad, el estar inventando constantemente. La misma facilidad para pintar un cuadro en escena con actores y luces o  improvisar un discurso o fundar una nueva institución o armar un libreto para la televisión. Su pasión por el trabajo, su perseverancia. En eso era incansable.

¿Cómo era como director y pedagogo?

Una vez le oí decir: cuando dirijo una obra soy director, no pedagogo. Para mí estaba en lo correcto. Hay todo un trabajo sobre su personaje que el actor debe traer al ensayo, debe saber qué es lo que quiere decir y el cómo decirlo será una consecuencia. Entonces llaman director de actores al que pretende marcarle al actor palabra por palabra, cada matiz y cada entonación, sin dejarle aportar su propia versión. Cuando el director es creativo no tiene miedo a la creatividad de los actores y como dice Peter Brook se alimentan y enriquecen mutuamente. Fui testigo de clases magistrales que diera en el TNT, y entonces instintivamente se convertía en un pedagogo brillante.

La poesía es la razón de ser del artista, y Carlos era un poeta de la escena. Cada montaje era enfocado de una manera distinta pero algo los unía: el nivel poético alcanzado. Cuidaba las formas sin vaciarlas de contenido, por ejemplo la búsqueda de la verdad y el planteamiento  de la libertad en las obras sobre el poder, o la belleza dentro de la fealdad y el esperpento. Diría que Carlos sin dejar de ser un esteta asumió el riesgo, la aventura, el sueño…

En 1973 Carlos fue detenido, torturado y deportado de México porque al gobierno mexicano no le gustó su montaje de Fantoche. Tú estabas allí. ¿Puedes contarme lo que pasó?

Aparte del problema político, jugó también la envidia que despertó con su éxito, es mi impresión. Carlos llegó con su entusiasmo de siempre. Imagínatelo joven, y trabajando con universitarios y músicos como el talentoso Enrique Ballesté que eran la vanguardia en ese momento. Montó una obra que trataba de la represión portuguesa en Angola, pero claro, actualizada y con referencias a México. La matanza del 2 de Octubre del 68 en Tlatelolco era una herida abierta, pero nadie se había atrevido a tocarla en el teatro. Únicamente en el primer aniversario hubo un programa en Radio Universidad y una exposición con un recital en una galería de pintura, en ambos me siento orgullosa de haber tomado parte.

En la obra Fantoches que montó Carlos había una escena donde un actor daba vueltas a una cruz en posición horizontal simulando la hélice de un helicóptero, luego esa cruz  era cubierta con una tela debajo de donde salían los cuerpos de los actores como muertos, al mismo tiempo un actor parado dentro del público decía un fragmento del famoso poema náhuatl sobre la batalla de Tlatelolco entre Hernán Cortés y Cuauhtémoc, donde describe la ferocidad de la matanza y termina diciendo “nuestra herencia será una red de agujeros”.

Aparte de que la escena teatralmente era un hallazgo era una clara referencia al 2 de Octubre, porque cuando la plaza estaba llena de manifestantes fueron unos helicópteros los que dieron la señal con luces de bengala para que el ejército entrara y empezara a disparar.

No te imaginas el éxito, la cola de la taquilla se extendía por la acera. Era un éxito teatral además de atrevimiento de tocar el tema por primera vez.

Por supuesto al gobierno no le gustó, pero el local estaba amparado por la autonomía universitaria. Los estudiantes hacían guardia durante las 24 horas para que el teatro estuviese siempre ocupado.  También había otros espectáculos, por ejemplo de danza moderna. Gloria Contreras, en ese entonces directora de Danza de la UNAM, colaboró mucho.

Y fue así que nació CLETA: Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística. Claro que el nombre de Carlos no podía aparecer, pero él era el promotor. Fue algo muy interesante y lo apoyamos mucha gente. Mi nombre tampoco podía aparecer porque yo tengo la nacionalidad mexicana a partir de 2005, pero firmaba los remitidos en la prensa con mi nombre artístico: Teresa Selma.    Lamentablemente al pasar los años CLETA creó serios problemas dentro de la Universidad. La decepción fue grande. Cuando Carlos venía a México ni quería saber nada de Cleta, como cuando el que te decepciona es un hijo.

Volviendo a Fantoche,  un grupo de actores nos solidarizamos y comenzamos a ensayar Torquemada, dirigida por Carlos.

A todas estas surgió un conflicto con Héctor Azar, director del Teatro Universitario, para mí que se sintió incómodo con el poder de convocatoria de Carlos con los estudiantes, y  la Universidad  en vez de apoyarlo le negó  el contrato y lo hizo aparecer como un extranjero que estaba trabajando ilegalmente.

Una tarde que teníamos ensayo Carlos no llegaba, llamábamos a su casa y nadie contestaba. No nos íbamos, todos preocupados. Cuando en eso suena el teléfono. Era Carlos llamando desde el aeropuerto de Guatemala aprovechando una escala del avión en donde se lo llevaban deportado a Argentina.

La policía llegó de sorpresa a su apartamento y se los llevó a él y a su compañero Héctor Clotet al aeropuerto, sin equipaje, con lo que tenían puesto.

Seguimos apoderados del teatro y con los ensayos siguiendo la línea de Carlos. Alejandro Luna,  el escenógrafo, se encargó  de llevar al final el proyecto. Estrenamos con entrada libre y donativo voluntario, el mismo éxito de Fantoche y las mismas colas. No cobrábamos, el dinero recaudado era para los pasajes. Fuimos al Festival de Manizales,  a Bogotá y a otras ciudades colombianas y la emoción más grande, al Primer Festival Internacional de Teatro de Caracas y dimos función con Carlos en el público. También  actuamos en Mérida y Maracaibo.

La primera vez que Carlos vino a México, en 1972,  fue con el grupo Rajatabla y con las primeras obras que montó Tu país está feliz, Venezuela Tuya y una obra infantil, El Elefante Volador. Sabes que en Tu país está feliz había un desnudo colectivo. En esa época teníamos de Alcalde en la Ciudad de México a un puritano que cuidaba nuestra moral, por ejemplo ordenaba cerrar los cabarets, bares, etc. a la una de la madrugada, y él se quedaba adentro con sus amigotes hasta las tres con el show para él sólo. También antes del estreno de todas las obras había un ensayo para los censores y por supuesto estaban prohibidos los desnudos. Un grupo de actores nos solidarizamos con Rajatabla pero de nada sirvió. Se perdió un tiempo precioso. Prohibido el estreno, salvo que aceptaran ponerse una especie de calzones que ellos facilitarían y además sostenes para las actrices.

Carlos aceptó ante la imposibilidad de montar la obra. Pero ocurrió que antes del estreno, cuando ya el público iba a entrar, le dijo a los actores “esos trapos se ven horribles, háganlo igual que en Caracas”.  Imagínate el escándalo. Uruchurtu, así se llamaba el alcalde, ni siquiera se enteró, no tuvo tiempo, todo fue muy rápido. Las pocas funciones que se dieron siguieron igual y el público que sí se enteró hacía cola para poder entrar. La atracción de lo prohibido. Cuando las autoridades quisieron actuar ya era tarde, era el momento de regresar. Las otras obras ya se habían presentado. Eso le dio a Carlos popularidad entre los jóvenes y sólo la UNAM podía traerlo de nuevo.

Pasados los años México se convirtió en uno de los lugares más frecuentado en las giras de Rajatabla y donde siempre tuvo éxito.

La primera vez que vino éxito y problemas con la censura.

La segunda vez éxito y deportación.

Después sólo éxitos.

Muchas gracias, Teresa, por este relato de una época muy poco conocida de Carlos. De sus obras teatrales,  ¿cuál o cuáles te gustaron más?

Me es muy difícil nombrar una.  Sólo ejemplos: la decantación inteligente de “Señor Presidente”, la plasticidad e iluminación de “La Vida es Sueño”, la imaginación desbordada de “La Honesta Persona de Sechuán”, la emotividad alcanzada en “La Muerte de García Lorca” y “Casas Muertas”, el barroquismo de “Bolívar”, y algo que agradezco mucho a Francisco Alfaro es la oportunidad de participar en “El Coronel no tiene quien le escriba”, uno de los montajes que más me gustó por su magia y su fuerza y por la síntesis lograda en los primeros minutos del espectáculo: todo está dado allí, la lluvia, la muerte, la desesperanza…

¿En qué año y por qué te fuiste de Rajatabla?

No recuerdo la fecha, pero ¿me salí de Rajatabla en realidad? A pesar de mi renuncia formal seguía ligada afectivamente y en el trabajo, como actriz invitada en varias obras y como docente en el TNT.  Como a veces ocurre, me imagino que en relación con la edad, atravesaba por una de esas crisis entre la libertad y los afectos. Quería sentirme libre para actuar todo el tiempo, hacer televisión, cine, experimentar con otras obras, no podía adaptarme a la dinámica del grupo: asambleas, trabajo al margen de la actuación, etc. Y me pareció honesto no cobrar un sueldo fijo si no iba a estar disponible a tiempo completo. A la distancia sigo considerando como algo muy importante en mi vida mi pertenencia a Rajatabla, antes y después de mi “renuncia”, antes y después de Carlos, un tributo a la amistad y al teatro. No pierdo la esperanza de que algún día volvamos a trabajar juntos.

¿Alguna anécdota? Puede ser más de una.

 Me llamaba Tatula, los dos sabíamos por qué. Un apodo con mucho significado. Durante los ensayos de “Divinas Palabras”, llena de dudas le hablé por teléfono para renunciar a dicho personaje. Tuvo más fe en mí que la que yo tenía y no me la aceptó: “No voy a permitir que en tu curriculum de actriz quede esa renuncia, te va a hacer daño”. Después cuando tanto disfrutaba en escena le agradecía su actitud. En esa obra por primera estuve involucrada en todo su proceso creativo. En Torquemada había sido truncado, la Juanbimbada una reposición. Y cuando atravesando una de esas crisis por las que a veces pasamos los actores, llena de dudas le hablé por teléfono para renunciar al  personaje de la Tatula, él no aceptó. Y  sus palabras de gran calidad humana y de fe en mí fueron determinantes. A partir de ese momento fue otra cosa, nació y creció la Tatula. Me identifiqué tanto con su trabajo que hasta me encargué de la musicalización de la obra y fascinada lo veía pintar cuadros en escena con los cuerpos,  con las luces, con la escenografía. Y todo lo que disfrutaba actuando se lo agradecía dentro de mí. ¡Y los comentarios del público a la salida! Siguió llamándome Tatula, era más que un apodo, sabíamos lo que había significado en un momento difícil, también expresaba un afecto profundo, solidaridad. Gracias, Carlos. 

En uno de los ensayos de “Bolívar”, él con unas copas de más me contagió y yo caí en un estado de borrachera artística, hice del abanico de la mantuana un cáliz, un cilicio… le encantó lo que hacía. Más que una comunicación fue una comunión, la ebriedad de que habla Pavese.

Sería largo de enumerar tantos recuerdos. Lo mal hablado que era en los ensayos no me molestaba sino más bien me divertía el ingenio andaluz conque decía “sus barbaridades". ¿Cómo olvidar las tensiones vividas en su segundo viaje a México?  Otras muy gratas y relajantes como el paseo por Brujas o cuando disfrutamos como niños frente al Mar Báltico o cuando en las giras nos peleábamos los periódicos que yo conseguía en algún idioma accesible. Y al final… la experiencia dolorosa de su enfermedad y su prematura muerte a la que no me resigno.



¿Cómo era Carlos como amigo?

 Un privilegio contarme entre sus amigos de verdad, porque él tenía un alto concepto de la amistad y era capaz de dar mucho afecto y solidaridad. Pienso que en el fondo tenía miedo de su propio sentimentalismo y a veces se defendía con una coraza de aparente violencia y mal carácter, que tiene que haber resultado incómodo o desagradable para algunos. Sólo era defensa. Su vanidad tenía una cualidad infantil, era más ingenua que soberbia, como el niño que quiere que lo vean bello e inteligente. Su espíritu de artista era también sensible a los problemas sociales, le dolían la pobre y la injusticia. Eso se reflejaba en sus obras, no como panfleto sino como algo más humano y más profundo. Lo más maravilloso de todo era su grandeza de alma, a veces hasta me sorprendía la rapidez con que podía olvidar las ofensas. En fin, una personalidad brillante y compleja.

Muchas gracias, Teresa, un placer hablar contigo.

 


    TERESA SELMA

Actriz, directora, pedagoga, productora, psiquiatra venezolana nacionalizada mexicana. Ha recibido numerosos premios entre ellos el Premio Águila de San Martín (Venezuela) y Premio María Douglas (México). Ha trabajado en teatro, cine y televisión. Fue miembro del grupo venezolano Rajatabla  con el que recorrió varios países realizando importantes giras. Actualmente reside en México donde presenta con gran éxito el monólogo “Mujer No-reeducable”.






Carlos Giménez and the First Latin American Theatre Festival in Córdoba: Two Perspectives / Judith Bissett and Beatriz Seibel, Latin American Theater Review, Kansas University, Fall 1985










Judith Bissett 


The First Festival of Latin American Theatre in Córdoba, Argentina took place from October 18 to 28, 1984. The festival was organized by the Ministry of Education and Culture of the Province with support from the Governor, Dr. Eduardo César Angeloz. Members of the executive committee included Daniel Tieffemberg, Subsecretary of Culture, Julio Liksemberg, Subsecretary of Programming, Pedro Pont Verges, Director of Artistic Activities and Juan Carlos Marieta, Director of Cultural Action. The committee worked under the direction of Professor Jorge Peyrano, Minister of Culture and Education. 

The general coordinator, Carlos Giménez, proposed that Córdoba sponsor the festival because this type of international artistic endeavor would represent an opportunity for the theatre in Córdoba, and in Argentina, to become an integral part of the Latin American theatre movement as well as a participating member of the Latin American Community. Carlos Giménez also directed the Venezuelan group, Rajatabla, in its performances of Macbeth and El último vagón. The list of those who worked on organization or logistics is extensive, and many of the people who provided services for festival participants were volunteers. 

Jorge Peyrano saw the festival as a means of meeting the necessity to overcome years of repression and censure of all ideological and cultural expression. It would be, for the people of Córdoba, an open forum in which ideas could be expressed and discussed as well as a workshop that would provide theatre in the province with technical experience on an international level. In order to create the necessary environment for debate and practical experience, workshops, lectures on culture and politics, children's theatre as well as performances—both in theatres and on the street—were offered in several locations throughout the province. Theatre and related activities took place simultaneously in traditional theatres, lecture halls, classrooms and parks. Due to sold out performances, in many cases unscheduled shows were often available to accommodate the enthusiastic crowds that gathered at every theatre. Those who were unable to obtain tickets under any circumstances could always attend presentations by street-theatre groups.

Critics, directors and playwrights from several Latin American countries, Spain and the United States gave lectures, directed workshops, and participated in debates or exchanged ideas with the public. Among those invited were Ellen Stewart, director of La Mama theatre, José Monleón, theatre critic and professor of drama in Spain, Marie Helene Falcon, director of the Theatre Festival of America in Canada, and Atahualpa del Cioppo, director of the El Galpón in Uruguay. This is, of course, only an example of the many participants from Spain and America. Theatre groups representing many Latin American countries and Spain—some working in exile at the time— presented European and American plays that ranged from political protest to expressions of indigenous culture. 

As a participant in the festival, I found it impossible to attend every performance being offered due to the sheer quantity. However, festival scheduling which generally began in the early evening and continued through several, often simultaneous, presentations sometimes ending at 1:00 in the morning—or later—afforded me the opportunity to see as many as three plays every day not including street theatre. Two of the most effective performances I attended were La república de la calle presented by the Teatro de Todos of Montevideo, Uruguay and Accions by La Fura del Baus from Spain. La república de la calle uses scene fragmentation and characters representing social and political types to underscore the atmosphere in which Gabriel Terry became dictator in March of 1933. The actions of the hero, ex-president Baltasar Brum, emphasize the attitudes of those who played a part in the historical event from the powerful to the man on the street. When the actors (who were in exile at the time) came forward to acknowledge the applause at the end of the performance, the Argentine audience began to chant "Uruguay, Uruguay" in support of the group and of the views expressed in the play. The audience reaction became an extension of the action on stage and continued both the emotional and intellectual interaction between the public and the play.

 A description of Accions should be the subject of a separate article, but I will attempt to convey the principal characteristics of the presentation. The subtitle of the "play" is "the Physical Alteration of a Space," and this is essentially what occurs. The work combines elements from rock music, street theatre, dance, contemporary art and the "happening" of the 1960s to integrate the audience into the action. Well-choreographed events create the impression of a cycle of birth, partial growth, destruction and death—followed by rebirth and death. Characters appear all around the audience, emerging from what seem to be mounds of earth, break through walls and climb down the (in this case) patio roof. Passive, primitive figures are persecuted and tortured by semi-civilized creatures who also destroy manifestations of civilization—here, several refrigerators, television sets and kitchen stoves. The group normally destroys cars, but the Argentine authorities declared that practice to be too expensive. Fireworks and rock music punctuate events and accompany the action. The audience is caught in the movement and becomes part of the play itself reacting to the dramatic chaos in much the same way it would in other circumstances: with a certain amount of panic. There is no escape from the characters, but the only direct contact between the characters and the audience is initiated by the spectators themselves. Some join in the destruction of the stoves and other items. Others plaster themselves against the walls of the patio only to discover a figure from the play dropping directly onto their space. The impact on the spectator/participant is tremendous and continues for some time after the performance has ended. For those who have not experienced this group first hand, it is worth making an extra effort to do so. 

Another interesting, experimental performance was a series of sketches titled Lucifer en el Zoo presented by prisoners from a penitentiary in the province of Córdoba. The actors portrayed animals in a zoo who dream of circumstances in which they are free to fulfill their desires. However, even in their dreams, they are frustrated. The group was directed by a Chilean, Sergio Valencia, and was well-received by the public. 

There were several plays with regional or indigenous themes, but the two I attended were Amor Indio by the Argentine group, MOJUTI (Movimiento Juvenil Tilcareño) and La fanesca, a collective work by Malayerba from Ecuador. Amor Indio portrays the customs and culture of the Indian people by recounting a story of love and betrayal. La fanesca uses the background of "carnaval" to demonstrate the problems faced by poor communities when they are forced to leave their homes. 

Many of the plays presented, like La república de la calle, used Brechtian structures to reinforce themes of political or social protest. Two that I had the opportunity to attend were I took Panamá by the Teatro Popular of Bogotá, Colombia and A gaiola by the Teatro Debate do ABC of São Paulo, Brazil. I took Panamá portrays the somewhat dubious way in which the United States acquired the right to build the Panama Canal. Social signs like American football are used to introduce the theme in the first scenes, and documents presented in a didactic manner in the final act deliver the message through direct contact with the audience. The audience reacted in much the same way it had to La república de la calle. 

A gaiola illustrated the conditions that Brazilian factory workers often encounter. A Brechtian narrator first relates each segment of the story to the spectators and then participates in the action. The message is directed to workers who do not have any means of dealing with management. Organization and cooperation is the answer. Generally this group spends time after every performance leading a dialogue with the audience. However, because there was a language barrier—the play was in Portuguese—no discussion could be held. ABC also performed on the street with a great deal of success in spite of the language problem. Outdoors, a Colombian actor bridged the gap between the two languages with an introduction in Spanish. Also, the scenes they presented were done in a very broad style with easily recognizable social types. 

The festival program offered European drama representative of several countries. The opening performance was a presentation of Fuenteovejuna by La Comedia Cordobesa, and the closing shows included Rajatabla's Macbeth. I was able to see Memorias del subsuelo, an adaptation of Dostoievsky's text by FYL of Buenos Aires, and Muerte accidental de un anarquista by Mexico's UNAM. Both were excellent. The most striking effect in Memorias del subsuelo is the use of few stage props in almost every scene. A large cabinet, for  example, functions both as furniture and a sign for passage of time in the narrator's mind. The actors in Muerte accidental de un anarquista create the right balance between comic action and the play's very serious questions concerning legitimate methods for transforming society. 

The only performance which was not well-received by an audience, in my experience, was a one-man show done by Roberto Videla of Córdoba. This was a dramatization of several texts which represented the actor's personal view of the world. Unfortunately, his work was not competent and his material suffered as a result. Another former resident of Córdoba, Graciela Ferrari, was much more successful in a performance which depicted the plight of an exile. Her work contained very little dialogue. Instead, numerous props illustrated the constant movement from place to place every exile must face. 

All of the groups or individuals mentioned represent only a few of the many who took part in the festival. They do, however, represent the majority of the types of theatre available to the spectator. According to the sponsors, Córdoba will host another festival in 1986. If their efforts are successful, everyone interested in theatre will have another opportunity to either observe or participate in an effective (although at times controversial in the community) experiment in communication. 


©Judith Bissett
Miami (Ohio) University
Latin American Theatre Review








EL PÚBLICO 


Beatriz Seibel 


El teatro no marcha demasiado bien. Dicen que por culpa de la televisión, del cine, o del mismo teatro. ¿Qué fue lo que incitó en Córdoba a unas 70.000 personas para pelearse por entrar al teatro, para producir aglomeraciones y empujones como en los estadios de fútbol o los festivales de los cantantes populares? Los organizadores fueron totalmente superados por una afluencia de público que fue más allá de todas las expectativas, de todos los cálculos previos. Jóvenes en cantidad abrumadora alternaban en las plateas con señoras "emperifolladas," mezclando jeans y sombreros de paja con elegancias provincianas. 


La novedad de los visitantes latinoamericanos atrajo hasta los más renuentes, ansiosos por ver espectáculos que en esta oportunidad única podían verse. Con el agregado de asistir a una puesta en las serranías de Ellen Stewart, la "figura" del festival, con más de 45 actores seleccionados tras un examen. 


Los dos espectáculos locales seleccionados para el Festival, aunque eran excelentes, pudieron verse con mayor tranquilidad; y ya Raúl Brambilla, autor y director de El gran Ferruca, fue invitado a Nueva York por su llamativo talento. Esta obra, una sátira de los personajes de los escritores "duros " de la novela policial norteamericana, tuvo también una muy buena puesta de su autor. 


Esos diez días, con 17 espectáculos de la muestra oficial, 10 de la muestra paralela, 8 callejeros e innumerables funciones extraordinarias para calmar al enfervorizado público, pasarán a la historia. 


¿Pero qué sucederá después? La fiesta termino, vuelve el tiempo común y las dificultades cotidianas. ¿Esta explosión de energía revitalizará la actividad teatral y el intercambio latinoamericano? El tiempo nos dará la respuesta. 


LOS ESPECTÁCULOS 


Brasileños, chilenos, colombianos; ecuatorianos, mexicanos, puertorriqueños; uruguayos, venezolanos, peruanos y argentinos revelaron algunas formas teatrales que se dan en América Latina, y catalanes explosivos— mensajeros del Apocalipsis—mostraron el más discutido espectáculo del Festival. Accions, realizado por el grupo La Fura deis Baus, suscitó furia y admiración, pero creo que nadie quedó indiferente ante estos españoles creativos al máximo, que expusieron sin convencionalismos la destrucción que acecha en nuestro mundo, con excepcional potencia y momentos de gran belleza, con musica y pasión jóvenes, transgresores y libres. 


En el Festival hubo un predominio del teatro político, y un ejemplo destacado fue I took Panamá por el Teatro Popular de Bogotá, Colombia, que trata la historia del Canal dramatizada por Luis A. García, y desde su estreno en 1974 ha cosechado elogios en festivales internacionales; con buenos trabajos actorales y dirección de José Alí Triana. La ópera rock El espectáculo va a comenzar del Grupo Teatro Hoy de Córdoba—gran realización; Morte aos brancos del Teatro União e Olho Vivo de Brasil, con un lenguaje propio dedicado a sectores marginales; La fanesca del Grupo Malayerba de Ecuador; Muerte accidental de un anarquista de Darío Fo, por el Teatro Profesional de la Universidad Nacional de México; La república de la calle, de Teatro de Todos de Uruguay, y A gaiola del Teatro Debate do ABC de Brasil, se inscribieron en esa línea que señala las frustraciones y carencias de nuestras sociedades. La presentación de los peruanos, con Los músicos ambulantes, por el Grupo Cultural Yuyachkani, puso más el acento en la problemática cultural de su tierra. A juicio de muchos el mejor espectáculo del Festival, lograron a través de la actuación, el canto, el baile, la ejecución de instrumentos típicos, comunicar alegrías y tristezas de la gente de su país, con vitalidad y elaborado trabajo: el grupo ya cuenta con 12 años de trayectoria. Una verdadera expresión de teatro popular que finalizó con todos los jóvenes bailando en el patio escénico con los actores, contagiados por los ritmos andinos. 


Una expresión diferente de Argentina, Facundina del Grupo Inyaj de La Plata, que interpreta Graciela Hall sobre la historia de vida de una mujer indígena, recogida por el antropólogo Manuel Rocca, obtuvo gran interés, y ya fue invitada para el año próximo para los Festivales de Teatro de las Américas de Canadá, y al Festival Internacional de Caracas, Venezuela. Algo que merece párrafo aparte, también de nuestro país, fue la presentación del elenco de la Unidad Regional No. 4, de Río Cuarto, con el Grupo Escena, integrado por presos comunes, que dieron algunas funciones en una cárcel de Córdoba y en la Sala Luis de Tejeda. Mientras el colectivo de la Penitenciaría los esperaba en la calle, los actores representaron sus fantasías y sus sueños— sacar la lotería, ir a un hotel con dos mujeres, por ejemplo—y finalizaron con un escalofriante zoológico donde las fieras, detrás de sus rejas, agredían al guardián llamándolo "hombre".  Lucifer en el zoo, por varios motivos, fue un conmovedor espectáculo, posible gracias al trabajo de Sergio Valencia, un director chileno.


El teatro histórico estuvo muy bien representado por Simón de Isaac Chocrón, con excelente dirección de Cabrujas, el destacado dramaturgo venezolano. Narra el encuentro de Simón Bolívar, a los 21 años en París, con su maestro Simón Rodríguez; dos actores muy buenos dieron vida a estos apasionantes personajes. 


Los clásicos tuvieron su lugar: Fuenteovejuna de Lope de Vega, por la Comedia Cordobesa dirigida por Jorge Petraglia, y Macbeth  de Shakespeare, por el Grupo Rajatabla dirigido por Carlos Giménez, de Venezuela, dieron versiones actuales de estas obras del Renacimiento europeo.


El teatro callejero fue uno de los mayores aciertos: Sancucho, el hijo del caos, que interpretó Juan López, un cordobés residente en España, fue una jubilosa muestra de creatividad con gran participación del público. Ironía, humor y profundidad le permitieron transitar por la sátira política, social y costumbrista. Los brasileños se lucieron con su Show de emergencia por el Grupo A.B.C., con nueve actores que hicieron mímica, música y corrosivo humor, que logró la mayor comunicación en un humilde barrio cordobés. Los otros espectáculos callejeros también fueron entusiastamente recibidos: el Teatro de la Libertad con Juan Moreira, el Grupo Sur Teatro con A cielo abierto, etc., reunieron atentas rondas que los siguieron fervorosamente. 


Amén de todo esto, la Sección Eventos Especiales programó una cantidad de espectáculos de acceso gratuito, que no siempre tuvieron la difusión adecuada. El Festival de Teatro de Muñecos, que reunió, a nuestras grandes titiriteros, Javier Villafañe, Héctor Di Mauro, Roberto Espina, tampoco tuvo suficiente publicidad. Los inconvenientes de organización y de traslado fueron abundantes, así como la falta de un centro de reunión que posibilitara el encuentro de la gente de teatro de diferentes procedencias, para intercambiar experiencias. 


En el campo de la discusión teórica, se realizaron diversos foros: gremiales, de estudiantes de teatro, sobre el teatro argentino actual, sobre promoción y difusión de la actividad teatral en América, y conferencias varias, entre las que se destacaron la exposición de José Monleón acerca de Teatro y democracia, que rompió algunos tabús del tema, y la de Heda Kage, dramaturga de la República Federal Alemana, que señaló el interés por los autores latinoamericanos en las emisiones de radioteatro de su país, y la apertura de un nuevo mercado para los dramaturgos. 



Finalmente, en el debe, quedaron todos los inconvenientes; en el haber, el fervor por el teatro que se desató incontenible durante diez días, la muestra de once países, el transformar a la ciudad de Córdoba en centro de una actividad cultural nacional y latinoamericana. Y el triunfo de la vida, con los jóvenes de energías inagotables, que bailaban en la calle, bailaban en los teatros, bailaban salsa en "La nueva trova"—el boliche de onda—y escalaban los cerros al amanecer, para completar la fiesta. 



©Beatriz Seibel
Buenos Aires
Latin American Theatre Review

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