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EL LIBRO DEL AMOR por Viviana Marcela Iriart, editora del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992" (2023)


©Rolando Peña-Karla Gómez


Porque este libro es un acto de amor hacia María Teresa Castillo,  Carlos Giménez y el Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC),  ese festín de cultura nacional y mundial que nos regalaron durante 20 años esos dos seres quijotescos, amorosos y mágicos.

Un acto de amor de esos seres maravillosos,  llenos de generosidad y talento  que son el poeta José Pulido (prólogo), el artista multimedia Rolando Peña y  la directora de arte Karla Gómez (portada), la gerente cultural  Carmen Carmona (producción general) y  el fotógrafo  Roland Streuli (fotografías), que acudieron en mi ayuda sin pensarlo dos veces y poniendo amorosamente su arte y dinero de sus bolsillos,  lo hicieron posible.  No tengo palabras, queridas amigas y amigos,  para decirles GRACIAS. Sólo puedo decirles que sin ustedes este libro no existiría.

Un acto de amor de todas las personas entrevistadas y de las que escribieron testimonios, que se tomaron su tiempo para contarnos cómo era el festival y hurgaron en sus archivos para regalarnos material de prensa, carnets y fotos.

Por eso digo que éste es el Libro del Amor y sólo puedo dar un enorme ¡GRACIAS! a todas las personas que forman parte de él.

 

Como este libro no cuenta con subsidios gubernamentales ni aportes de empresas privadas ni de  fundaciones, es que faltan muchas cosas y seguramente encontrarán varios errores. Todos deben ser atribuidos en exclusividad a mi persona, porque fui la encargada de su edición.

Lo que me da tristeza es la poca calidad gráfica de este libro, porque Carlos y María Teresa se merecían una edición de lujo.

Pero no hubo plata para contratar correctora de pruebas, secretaria, asistente, diseñadora gráfica, comprar fotos. Ni para escanear en forma profesional los catálogos: casi todo fue hecho con celular y por eso la mayoría de las imágenes no son buenas. Tampoco pude escanear en su totalidad los 5 catálogos del FITC que tenía: 1973, 1981, 1983 (sólo tenía las páginas publicadas), 1990, 1992, que suman en total más de 900 páginas.

Y tampoco pude conseguir los 9 catálogos del FITC.

Por suerte Carlos Giménez, con esa inteligencia y visión de futuro asombrosas que lo caracterizaban, intuyó en 1992 que a su muerte (estaba ya muy enfermo) su legado en el  FITC se perdería y en el catálogo de ese año incluyó una Memoria de todos los FITC. 

Gracias a ese catálogo es que hoy podemos tener idea de la dimensión gigantesca de los FITC y cómo Venezuela, un país del Tercer Mundo, pudo organizar durante 20 años el que fue llamado por la crítica mundial “uno de los mejores festivales del mundo”. No de América Latina. Del mundo.

Las cifras abruman. En 9 festivales que se realizaron en Caracas y en las subsedes de Maracay, Valencia, Valera, Ciudad Guayana, Mérida, Maracaibo, San Cristóbal, Barquisimeto (¿olvido alguna?) participaron:

·       150 grupos y artistas de toda Venezuela

·       273 grupos y artistas del extranjero

·        55 países de 5 continentes: África, América (las tres), Asia, Europa y Oceanía.

El FITC estaba integrado por  grupos y artistas de teatro para adultos e infantil, teatro de calle, danza, teatro-danza, ballet, happenings, mimos, experiencias libres, marionetas, títeres, café-concert, música popular, música clásica, exposiciones, ciclos de cine, conferencias, foros, master class, congresos, encuentros.

Obras y artistas se presentaban en teatros, salas, calles, plazas, espacios no convencionales, en urbanizaciones clase media y en barrios marginales. El precio de las entradas era para todos los bolsillos, con entradas gratis para grupos y estudiantes de teatro. Y el público que no tenía entrada  hacía una cola paralela a la entrada de cada sala y, si quedaban puestos libres, accedían sin ningún problema y sin que nadie se quejara. El FITC era una fiesta compartida.

Ojalá que para la segunda edición de este libro consigamos el apoyo de alguna empresa privada o fundación venezolana y María Teresa, Carlos, el FITC y Venezuela tengan el libro que se merecen. Porque así como un árbol no puede crecer sin raíces, lo mismo sucede con la cultura.

Y porque este libro no sólo rescata uno de los acontecimientos culturales más importantes de Venezuela y del mundo en el siglo XX: también nos recuerda lo que cientos de mujeres y hombres fuimos capaces de hacer en conjunto, trabajando con las uñas porque el dinero siempre faltó en el FITC, por amor al arte y  a Venezuela. Y a María Teresa y a Carlos, nuestros faros en los momentos difíciles.

Este libro nos recuerda nuestra inmensa capacidad de trabajo, de imaginación para resolver problemas, de solidaridad, de entusiasmo, de talento, de amor. Este libro nos recuerda el poder que tuvimos durante 20 años para construir pirámides a partir de un granito de arena.

Por eso este libro es una celebración a María Teresa, a Carlos, al FITC y a ustedes, personas que trabajaron en él o fueron espectadoras, que lo hicieron posible.


El Nacional,  Caracas, 19 de septiembre de 1974.
 

Muchas veces me han preguntado, ¿porqué nada más el FITC de 1973 a 1992? Por cuatro motivos.

Porque este año se cumplen 50 años de la realización del primer FITC.

Porque este año se cumplen 30 años de la muerte de de Carlos Giménez.

Porque este año se cumplen 11 años de la desaparición de María Teresa Castillo.

Y porque el FITC después de 1992,  que quedó en manos de  María Teresa Castillo y  Carmen Ramia,  merece un libro aparte. Porque fue igual de bueno que los anteriores pero realizado en condiciones económicas y políticas tan adversas que terminaron con su desaparición y la usurpación del nombre FITC por parte del chavismo.

Por eso este libro. Para rescatar, para el presente y el futuro, una parte valiosísima de la historia cultural venezolana del  siglo XX, que significó no sólo la proyección de Venezuela al mundo sino, aún más importante para mí, la posibilidad de que miles de personas, sin importar su clase social, raza, nacionalidad, sexo, orientación sexual, etc., pudieran ver, sentadas una al lado de la otra, lo mejor de la cultura del mundo casi en el mismo instante en que ésta se estaba creando.

María Teresa, Carlos, por todo eso y por mucho más:  GRACIAS.

 

VIVIANA MARCELA IRIART
Los Hornillos, noviembre 2023
Idea. Edición. Entrevistas. Textos. Producción general

Escritora argentina-venezolana nacida en La Plata, Argentina, en 1958 y radicada en Caracas en 1979.  Fundadora y directora de la editorial online Escritoras Unidas & Cía. Editoras y del blog cultural Escritoras Unidas & Cía.

Dramaturga, guionista, entrevistadora, productora teatral, editora de libros y revistas. Trabajó en el Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC), en el Ateneo de Caracas, Compañía Nacional de Teatro de Venezuela, Centro Cultural Prisma, Contemporánea Producción Artística, Fundación Amazonas, Radio Caracas Televisión, Venevisión, Televén, Benny’s Production.

Editora de la revista subterránea de cultura Machu Picchu (1978, La Plata) y coeditora de las revistas Intermedio y Primera Fila (Caracas, 1984-86).

Libros publicados

Novelas: Lejos de Casa, La Casa Lila, Una Cierta Mirada, Historia de Crisi y su sicoanalista Berlia. Teatro: Puerta abierta al mar; Gente a Vista; Esquina con Malvones; Truman (con Leonardo Losardo). Periodismo: ¡Bravo Carlos Giménez!, Entrevistas, Otras Entrevistas. Biografía: Carlos Giménez el genio irreverente (2023).

Ha sido traducida al inglés y al portugués.

 


 

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MARÍA TERESA-CARLOS-FITC 



 

 

EL FITC FUE UN APRENDIZAJE, por KARLA GÓMEZ, diseñadora de la portada del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992" (2023)

 



©Rolando Peña-Karla Gómez



Cuando cumplí 18 años, en el año 1988, entré a trabajar en el VII FITC; yo todavía vivía en Caracas y tuve la oportunidad de entrar a trabajar por mérito propio en el Teatro Teresa Carreño (TTC) como guía de sala. Yo ya había empezado a estudiar en el escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela y mi trabajo como guía de sala me permitió expandir mi contacto con mucho de lo que estaba aconteciendo en el mundo de las artes escénicas en la Caracas del momento, así como poder conocer a gente del medio artístico. De hecho, yo todavía conservo un carnet como participante del 8vo. Festival Internacional de Teatro de Caracas firmado por Carlos Giménez, y entre mis recuerdos más gratos de ese festival atesoro la presentación del grupo canadiense “Carbono 14”, que era una suerte de teatro con danza contemporánea. Me impactó.

Me encantó haber trabajado durante el 8vo. Festival Internacional de Teatro de Caracas, y gracias al carnet del Festival, los participantes podíamos entrar a todos los espectáculos. Eso fue muy importante para mí, porque como estudiante de arte que era, eso me permitió compenetrarme en vivo y en directo con el teatro y las artes escénicas en general. Carlos Giménez fue muy generoso y visionario en facilitar este beneficio para todos los participantes (la mayoría jóvenes) y eso nos ayudó a empaparnos, vivenciar y de comprender la importancia del teatro, del espectáculo y de las artes escénicas de nivel internacional en nuestra cultura.

Recuerdo especialmente la inolvidable presentación –por primera vez en Venezuela– de “La Fura dels Baus”, en el Poliedro de Caracas. Era una de esas obras “imperdibles” de la que “todos los guías de sala del TTC” hablaban. Entramos al Poliedro –quienes lo conocen bien, saben que tiene un escenario central circular– y no había “oficialmente” una tarima tradicional donde los actores claramente tuviesen un espacio sobre un escenario y en el que “usualmente” el espectador se sitúa siempre al frente. El escenario más bien estaba dispuesto de forma aleatoria y los espectadores no tenían un punto de referencia de donde ubicarse. Uno se preguntaba…ajá…¿por dónde entran las actores? ¿hacia dónde me muevo? ¿cuál es mi lugar? La sorpresa fue ver que los actores bajaban del techo…era un espectáculo que rompía completamente con todos los esquemas.


Dos años más tarde  me mudé a Barcelona y, en un viaje que hice a París, tuve la oportunidad de ir a una pequeña fiesta donde había un grupo de jóvenes parisinos que estaban conversando y pude escuchar que hablaban acerca de “la obra de un grupo catalán llamado ‘La Fura del Baus’ que se estaba presentando en París” y yo les dije: “¡es cierto! no se lo pierdan, es impresionante.” Ellos se me quedaron mirando perplejos y me encararon con desconcierto: “¿dónde ‘según tú’ los viste?”, a lo que les respondí: “En Venezuela” y me respondieron: “¡Imposible! Es imposible que ‘La Fura dels Baus’ haya ido primero a Venezuela que a París.” Entonces se miraron entre ellos y a partir de ese momento me dieron la espalda y no me hablaron más.

Carlos Giménez era el FITC (por supuesto María Teresa Castillo era la otra hacedora de ese milagro). No lo conocí personalmente, pero su presencia era tan fuerte, que se hablaba de él en todos lados por donde uno pasara. No tuve la suerte de conocerlo personalmente, pero sí tuve oportunidad de verlo en algunas ocasiones en el café del teatro Rajatabla del Ateneo de Caracas, que estaba ubicado al lado del Teatro Teresa Carreño, y donde los guías de sala nos reuníamos muchas de las veces al finalizar alguna función del teatro. Allí te encontrabas con todo el mundo artístico y cultural del momento. Era maravilloso. Puedo dar fe de que el nombre de Carlos Giménez siempre estaba presente en las conversaciones cotidianas del medio artístico.

Personalmente, valoro y diría casi sin temor, que considero su labor en el Festival Internacional de Teatro como el trabajo de mayor impacto por la dimensión y la apertura global que abarcó, por haberle dado un lugar en la historia de las artes escénicas en Venezuela y en Latinoamérica, y por poner a Venezuela en el mapa de la vanguardia y de la cultura. Valoro de Carlos Giménez su valentía y disciplina por haber llevado cabo este ambicioso proyecto y percibo, por su trabajo, que tenía muy claro su misión de vida.

Quiero aprovechar estas líneas para agradecerle a Carlos Giménez, donde quiera que se encuentre, por haber sido como una especie de “hada madrina” para mí y haberme permitido acceder a estos espectáculos de gran talla internacional. Gracias a su generosidad hacia los jóvenes como yo, es que pudimos exponernos de manera desenfrenada a las entrañas del mundo escénico. Ahora puedo ver para atrás y entender que se trató de un antes y un después, y que tuve la fortuna de ser testigo y protagonista de este evento cultural histórico.



KARLA GÓMEZ
Miami, octubre 2023
Diseño portada del libro

 

Soy creativa, directora de arte y diseñadora UI/UX (interfaz de usuario y experiencia de usuario) quien cree en que las ideas generan beneficios tangibles cuando se trabajan con las conexiones humanas de naturaleza brillante. Mi trabajo es el de ayudar a contar historias bellamente elaboradas.

Desde que me gradué joven como diseñadora gráfica, decidí ir a vivir y trabajar a Barcelona, España, debido a algunas de mis raíces familiares. La vida también me llevó a ciudades como Córdoba, en Argentina, y a Boston y Miami, en Estados Unidos, donde vivo desde entonces. Mientras he podido, he viajado por el simple amor de viajar, y esto me ha permitido expandir mi multiculturalismo, y por lo tanto, mi conexión con personas de diferentes orígenes.

Nací para amar los colores, la tipografía, las formas, la belleza, las imágenes y la estética en cualquier tipo de expresión visual. Un día me di cuenta de que necesitaba comprender y mejorar la forma de contar historias visualmente; ya sea en una identidad de marca, un cartel, un packaging, una animación, una presentación, una experiencia digital o cualquier interfaz de usuario. Fue así como decidí regresar a la escuela para obtener mi título de directora de arte en el Miami Ad School. ¡Fue tan divertido! ¡creatividad al 100% las 24 horas, los 7 días de la semana! Y además…multicultural. ¡Inolvidable!

Por más de 20 años, he trabajado en muchos roles distintos: desde startups hasta medianas empresas, pasando por agencias de publicidad y corporaciones; hasta clientes de Fortune 500. He sido dueña de mi propia empresa de diseño e impresión y he sido cofundadora –junto a profesores y compañeros– de la Asociación ProDiseño (Escuela de Diseño y Comunicación Visual). Esto me ha permitido a trabajar de manera versatil en muchas industrias variadas: el arte (mi pasión), la belleza, el cuidado de la piel, la farmaceutica, las finanzas, la educación y las telecomunicaciones, entre otras.

He tenido la oportunidad de observar cómo la creatividad y la tecnología han ido variando con el paso del tiempo, impactando tanto al talento como a las empresas. Todos sin excepción, hemos tenido que adaptarnos a estos cambios para sobrevivir, y hoy día – ya en la era digital – debemos seguir adaptándonos más que nunca.

Entrando en mi adolescencia tuve la oportunidad de jugar con el Atari 2600 y recuerdo vívidamente cuando mi padre trajo a casa la computadora Apple Macintosh en 1984. He sido testigo y protagonista de la evolución de la tecnología y de su impacto en la creatividad:

• Los disquetes de 3 ½ pulgadas para instalar los programas de Photoshop, Illustrator, Freehand, Painter…

• El sistema de almacenamiento extraíble Syquest de 44 MB

• Las diskettes ZIP de Iomega

• Los CDs y DVDs

• Las tarjetas de memoria SD

• la nube

• y actualmente, la inteligencia artificial

 

Pues sí. He pasado por todo esto. Me gusta ser consciente de que la inteligencia artifical es una herramienta poderosa, y no por ello es un reemplazo de:

1. La creatividad humana

2. el razonamiento de sentido común

3. las emociones

4. la empatía y la compasión

5. la intuición

6. el multiculturalismo

 

Todo mi trabajo creativo ha estado inspirado siempre en el arte. Desde el 2016 trabajo hombro a hombro con el artista conceptual y de multimedia Rolando Peña para continuar desarrollando, documentando y expandiendo su trabajo artístico, así como también para asegurar la preservación de su legado al mundo del arte. Nuestro más reciente reconocimiento: Premio AICA Venezuela 2022 por la producción y diseño del libro Rolando Peña. Bienvenido a mi mundo del arte

 



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LA IMPORTANCIA ECONÓMICA DEL FITC, por CARMEN CARMONA, productora general del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992" (2023)

 



©Rolando Peña-Karla Gómez


 

Fue importantísima. A nivel económico fue el estado el primero  en dar los aportes para realizarlo, creyendo en el FITC  y en sus creadores, Carlos Giménez y María Teresa Castillo, y conjugó los esfuerzos para traerle al país el nutriente cultural para enriquecer a los artistas y al público.

Los aportes monetarios del Estado fueron fundamentales así como los del colectivo de embajadas que aportaron recursos monetarios, de logística y  humanos para poder lograr el éxito de los festivales, las embajadas se hicieron notar,  dejaron de ser lugares elitesco y lugares intraspasables, las embajadas se volcaron al colectivo,  su representación dentro de los festivales también fue vital: importar y exportar cultura;  las embajadas llegaron al pueblo, algo nunca antes visto.

 Igual pasó con la empresa privada, la cual se integró totalmente a las actividades culturales.  También se pudo lograr con ese dinero traer artistas impensables e inimaginables de un alto target a Venezuela, gracias también al ojo visionario de un gran hombre del festival como es  Giorgio Ursini, quien se encargó de contactar lo mejor de lo mejor  internacional, siempre bajo la supervisión y aprobación de Carlos y María Teresa, que eran los primeros ojos visionarios.

Es importante resaltar que  el comercio  venezolano se benefició ya  que se generó una centrífuga de compra-venta en restaurantes,  hoteles, tiendas por departamento, alquiler de vehículos, ropa, comida, libros, carros, periódicos,  todo se vendía para los grupos internacionales que adquirían  también nuestros productos. Y también tuvimos público internacional, personas de los países vecinos  que venían exclusivamente para ver el FITC y dejaban aquí una importante cantidad de dinero.  El FITC era una verdadera fiesta teatral. 

Mucha gente no creía,   yo entre ellas,  que inaugurando el Festival en Semana Santa en un país tan religioso como Venezuela, no iba a ir nadie porque  la  gente se iba a ir  a vacacionar a las playas  o iba a ir  a las actividades religiosas quedando Caracas  desolada,  creían que sería un fracaso. Pero María Teresa y Carlos no se equivocaron, sabían lo que hacían  y fue todo lo contrario, la gente se volcó a los teatros asistiendo masivamente en esos 15 días y  las  fuentes de trabajo eran multitudinarias.

Otra cosa importante fue que gracias a Carlos Giménez, que ya había organizado festivales en su país de origen,  se logró que la empresa privada diera aportes significativos de dinero a cambio de  promocionar sus productos y esto  sirvió para que, finalizado el FITC,  los grupos artísticos venezolanos solicitaran recursos económicos para sus montajes…¡y los obtuvieran!   Carlos también logró, gracias a su amistad con el presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, que a cambio de sus aportes a la cultura, las empresas pagaran menos impuestos.

En definitiva,  el FITC necesitó muchos recursos económicos para realizarse pero también generó muchos recursos económicos, además de una gran cantidad de empleos, y puso a Venezuela en el mapa de lo mejor de la cultura mundial.

 



CARMEN CARMONA
Miami, octubre 2023
Productora General del libro

 

Venezolana radicada en Estados Unidos. Gerente cultural, productora teatral, coordinadora de arte en televisión y profesora de teatro. Actualmente trabaja en la cadena televisiva Telemundo como Coordinadora de Arte y  es Productora General de Escritoras Unidas & Cía. Editoras.

Ex Presidenta del Instituto de Cultura de Estado Miranda, Venezuela (gobernación de Enrique Mendoza) y ex Directora de Cultura de la Alcaldía de Chacao, Venezuela (mandato alcaldesa Irene Saenz).

Productora de Eventos Especiales del Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC), 1992, dirigido por Carlos Giménez: creadora del “Festivalito” (teatro infantil). Productora Artística del FITC en diferentes ediciones.

Promotora de Cultura del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Caracas.

Productora Artística del Ateneo de Caracas, presidenta María Teresa Castillo.

Profesora de Teatro en el Instituto Universitario de la Marina Mercante  y en la

Escuela de Sub-Oficiales de la Armada de Venezuela.

Productora General o Artística de más de 100 obras de teatro en Caracas y Miami dirigidas, entre otros, por Carlos Giménez, Ibrahim Guerra, José Ignacio Cabrujas, Raúl Brambilla, David Chacón, José Domínguez.

En televisión ha trabajado como Coordinadora de Arte en series y telenovelas en Venevisión Internacional y actualmente en Telemundo, ambas en Miami.

Estudió Producción teatral en el Centro de Nuevas Tendencias Escénicas Madrid, España y  teatro en la Escuela Gonzalo J Camacho de Caracas, mención actriz.





    


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MARIA TERESA, CARLOS Y EL FITC 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MARÍA TERESA CASTILLO, CARLOS GIMÉNEZ Y EL FITC, por ROLAND STREULI, fotógrafo del libro "María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992" (2023)

 



Compañía francesa Royal de Luxe, Avenida Bolívar, Caracas, FITC 1992. ©Roland Streuli

 

 

©Rolando Peña-Karla Gómez



Para mí María Teresa era como la Madre Teresa de Calcuta.  Porque ella dio un apoyo ciego a Carlos y creía en el festival y cómo gozaba, cómo gozaba. Varias veces la tuve al lado mío viendo espectáculos y ella era como una niña a la que le daban un regalito de Navidad. Y de verdad, era divina (…) Inclusive yo le hice un afiche con cartas que ella tenía, cartas de amor de Pablo Neruda y le hice un afiche hermoso mezclando fotos de la obra de teatro y fotos de los archivos que yo conseguí por ahí y ella lo tenía colgado en su oficina. Ahora, dónde quedó esa maravilla de cuadro…ni idea, pero ojalá que alguien lo tenga  y que sepa el valor de esa obra de arte que le entregué.

 

Carlos era el FITC, su alma y su cuerpo.  

Carlos fue el  más grande artista y gerente cultural a nivel mundial, porque tenía una mente de sádico para llegarle a la psiquis de la gente a la que le podía interesar el mundo del teatro.

Carlos para mí es un genio como Dalí y Picasso, aunque prefiero Dalí que es mucho más perspicaz y definitivo que Picasso.

Y te voy a contar una anécdota magnífica. En 1992 estábamos juntos en la avenida Bolívar viendo el impresionante espectáculo de calle de la compañía francesa Royal de Luxe. Yo saqué una foto y Carlos me dijo admirado: “¡Qué fotaza que sacaste!”. Cuando la revelé me di cuenta que Carlos tenía razón. Carlos tenía ojo para todo, incluso para saber cuándo una foto era magnífica sin siquiera verla en papel. ¡Increible!

 

 

ROLAND STREULI

Caracas, noviembre 2023

Fotografías del libro

Fotógrafo, actor de cine, e bailarín y  traductor suizo radicado en Venezuela.

Como fotógrafo se ha especializado en danza,  teatro,  ópera,  artes escénicas, música, espectáculos.  Ha fotografiado al Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC)  desde su primera edición en 1973.  

Publicó el libro “La Danza en Venezuela”,  A. Ermitano Editor, 1989.

Se formó como actor con José Ignacio Cabrujas.

Fue Director Técnico del Teatro Cadafe (1979-81).

Fue condecorado con la Orden Mérito al Trabajo por la Alcaldía de Caracas y con la Orden Francisco de Miranda, Segunda Clase, por el gobierno venezolano.

 

 



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VI FITC 1983: Y llegaron los comediantes a Caracas . . . Eduardo Márceles Daconte, Latin American Theatre Review, Kansas University, mayo 1983

 



"...un público tan exigente como el de Caracas, educado a través de 6 festivales que reúnen en su totalidad la muestra más significativa y ambiciosa del teatro universal nunca vista por otra capital de nuestro continente".



Cada dos años, desde 1973, la capital venezolana se transforma en un escenario monumental para presentar las obras del arte dramático más representativas del repertorio mundial. En su sexta versión, el Festival Internacional de Teatro celebrado entre el 24 de abril y el de mayo de 1983 ha sido el más ambicioso de todos. Se trataba nada menos que de conmemorar el bicentenario del natalicio de nuestro Libertador Simón Bolívar. En esta oportunidad concurrieron 22 países con 40 montajes diferentes, además de las llamadas manifestaciones especiales: un café concierto de Francia, ballet, opera, recital de canciones y poesía, concierto de música isabelina, marionetas y espectáculos para niños; teatro callejero, experiencias libres ("performances"); exposición de carteles, fotografías, dibujos, video, publicaciones e información general sobre las diversas modalidades del teatro en el mundo contemporáneo.

El sexto festival sirvió también de marco para la celebración de un encuentro entre directores de escena y dramaturgos de America Latina con la participación de Marcelino Duffau (Uruguay); Francisco Javier (Argentina); Eduardo Almeida (Ecuador); Cacá Rosset (Brasil); Claudio di Girólamo (Chile); Víctor Hugo Cruz (Guatemala); Jorge Vargas (Colombia), para sólo citar algunos de los más activos expositores en temas relacionados con las tendencias continentales de la puesta en escena, la práctica teatral, la creación colectiva y la dramaturgia. Fue también el momento oportuno para hacer entrego de los premios Ollantay (palabra incaica), establecidos por el CELCIT en 1977 y consistentes en la reproducción en metal de una máscara Inca que se propone reconocer y estimular el trabajo de personalidades, grupos e instituciones que se esfuerzan por impulsar y difundir el arte dramático en los diferentes países de America. Sin olvidar que se contó con un público entusiasta en los seminarios, talleres, conferencias y coloquios ofrecidos por famosos teatristas como Peter Stein (Alemania); Nakamura Matagora (Japón); Helder Costa (Portugal); Josef Szajna (Polonia), y un conjunto de especialistas en Bertold Brecht, William Shakespeare, como también en música para el teatro, técnicas corporales y dramatúrgicas producto de investigaciones recientes.

 

KATHIE Y EL HIPOPÓTAMO: LA RETÓRICA FOLLETINESCA

 

La muestra oficial del festival se inauguró con el estreno mundial de Kathie y el hipopótamo, escrita por Mario Vargas Llosa especialmente para Norma Aleandro impresionado el autor peruano por la magnífica interpretación que de La señorita de Tacna (su primera obra teatral) hiciera la versátil actriz argentina. Bajo la dirección de Emilio Alfaro, la pieza se desarrolla en ese ámbito brumoso entre la realidad y la ficción de una mujer burguesa que ha fracasado como esposa o madre y pretende ahora salvarse de la rutina alquilando a un escritor para que transforme su pedestre historia de aventuras exóticas en una literatura de pacotilla que nos recuerda el texto melodramático del escribidor en la novela de La tía Julia. En realidad, la estructura dramática de la obra está supeditada a una retórica folletinesca cuyo verbalismo se impone a la acción aunque posee momentos de indiscutible agilidad escénica en aquellas secuencias que sugieren un "flash-back" para enfatizar los conflictos conyugales que van a determinar, a la postre, el desenlace del argumento. Trabajada dentro de un esquema de "teatro digestivo, " el humor brota fácil para matizar el diálogo en contrapunto entre los protagonistas con una música de fondo que ambienta las transiciones de una supuesta buhardilla parisina de los años sesenta, a los lugares remotos del mundo árabe o el África negra. Es necesario señalar que la escenografía de cartón pintado como una estancia neoclásica fue de un decadentismo cursi sin paralelo en el festival.

 

TEATRO ABIERTO DE ARGENTINA

 

Argentina estuvo también representada con cuatro obras seleccionadas del repertorio de un fenómeno teatral conocido como "Teatro Abierto" cuya primera versión tuvo lugar en Buenos Aires en 1981. Se trataba de unificar los esfuerzos de todos los teatristas interesados en demostrar la existencia y vitalidad del teatro argentino contemporáneo fuera de la órbita comercial o del teatro contestatario de reducido impacto, para recuperar un público masivo que se perdía inmerso en las vicisitudes que sufre el país. Fue así entonces que a un llamado de sus organizadores se presentaron 20 obras de un igual número de autores y autoras y estructuradas escénicamente por 20 directores y la participación de 250 personas entre actores, actrices, escenógrafos y técnicos. Sin embargo, a las dos semanas de iniciado, en la madrugada del 6 de agosto 81, un incendio criminal destruyó el Teatro del Picadero, una sala independiente donde se representaban las obras. La respuesta de todos los testamentos teatrales fue inmediata y generosa, de modo que en 12 días pudo reanudarse el ciclo en el Teatro Tabaris, otra sala local. Esta aglutinante aventura teatral se repitió en 1982 y ya están en marcha los preparativos para la próxima temporada de este año.

El ejemplo de "Teatro Abierto" tuvo un saludable influjo pues mostró el camino a otros creadores quienes sobreponiéndose a la censura y la represión del régimen, se organizaron en Danza Abierta, Cine Abierto, Libro Abierto y Música Siempre, fenómenos asociativos que se han nutrido del experimento teatral.

La muestra de "Teatro Abierto" en Caracas patentizó un admirable trabajo actoral y de dirección, y se inició con dos obras del ciclo 82: Príncipe azul de Eugenio Grifero y Oficial Primero de Carlos Somigliana. La primera es un ejemplo de cómo encauzar un tema tan espinoso como es la experiencia homosexual a través de canales de sutil humor nostálgico. En Oficial Primero observamos la patética realidad en que se encuentra la instrumentalización de la justicia a través de ese tiránico burócrata que se empeña en descartar las solicitudes de habeas corpus a favor de los desaparecidos como si fuesen pueriles fantasías de las víctimas, mientras recuerda que la administración de justicia era "otra cosa" en tiempos ya remotos. Es realmente impactante ese final de sorpresa en cuya coreografía tumultuosa y sangrienta se intuye toda la tragedia que ha enlutado al país austral.

La segunda sesión de "Teatro Abierto" estuvo conformada por El acompañamiento del conocido autor Carlos Gorostiza y Gris de ausencia de Roberto Cossa. Es importante destacar que en este fenómeno teatral de incalculable trascendencia para el teatro argentino, sus participantes trabajan sin remuneración alguna y en un horario desusado para el teatro de Buenos Aires como es de 6 a 8 p.m. La obra de Gorostiza se desarrolla en una escenografía de trastos viejos, desechados, donde Tuco, un obrero industrial, canta un tango que recuerda a Gardel. Tuco espera el acompañamiento de guitarras para ensayar con la ilusoria pretensión de presentarse en televisión. De esta postración alienante intenta sacarlo Sebastián, su amigo de siempre, pero la alternativa es volver a la ruidosa máquina en la fábrica o vivir entre las gasas de su esquizofrénico sueño.

Gris de ausencia es una sonata del exilio. Una familia italiana ha tenido que regresar a Roma aunque ha vivido el tiempo suficiente en Argentina para procrear dos hijos que ahora viven repartidos por Europa en doloroso proceso de transculturación. Es un poético mensaje de ilusiones truncas, de diálogos nostálgicos matizados de humor, palpándose en el trasfondo, el trágico destino de los expatriados suramericanos que pululan por el mundo.

 

LOS SUEÑOS DE DONOSO Y EL DRAMA DE GALILEO

 

Es necesario señalar que dentro de la muestra de América Latina encontramos algunos verdaderos aciertos teatrales en tanto que en otros es lastimoso el estado conceptual y escénico que a veces asombra por su pobreza. Entre los grupos que han demostrado una sostenida calidad dramática en su rico repertorio está el grupo ICTUS de Chile, fundado en 1955 y uno de los conjuntos más consolidados de América, el cual presentó Sueños de mala muerte, un montaje que trabajó en asociación con José Donoso, autor del cuento del mismo nombre. La obra consigue hacer una ecuación lúcida que sugiere cómo la obsesión por la propiedad induce a la muerte. Después de un primer acto un tanto ramplón, la historia empieza a tomar el carácter macizo de estos personajes marginados que habitan una casa de pensión en alguna barriada de Santiago. Se tejen aquí las ilusiones y frustraciones de todo un sector de nuestra sociedad que no se detiene ante los más espinosos obstáculos para, como en este caso, obtener la propiedad de un mausoleo de mármol en donde reposar después de trajinar por este mundo.

La obra combina inteligentemente el humor negro, la mágica intervención de una adivina y la premonitoria presencia de una reja, entrevistos en algunas escenas a través de un maravilloso juego de velos que enfatizan la calidad misteriosa que subyace en este argumento de Donoso, donde se evidencia la humildad con la que un autor literario debe enfrentar el trabajo teatral de conjunto.

A pesar de la rica tradición de Uruguay, el montaje de Galileo Galilei de Bertold Brecht por el Teatro del Notariado dejó un áspero sabor de pesadez por su ritmo fatigoso, los desniveles de actuación y la opaca interpretación de las canciones por un coro cansado. Aplicando el mismo método dialéctico que Brecht aplicaba a su producción teatral, se podría haber reducido, a la luz del desarrollo alcanzado por el arte dramático actual, un fragmento sustancial de la trama que se centra en el histórico momento en que Galileo (1564-1642) en representación de la verdad científica se enfrenta en pleno siglo XVII al oscurantismo del poder eclesiástico, teniendo que abjurar bajo las crueles intimidaciones de la Inquisición. Es una madeja de contradicciones que se reduce realmente a la pasión por la vida y la investigación científica, razón de la existencia del sabio italiano.

Si en tiempos de Brecht Galileo Galilei se presenta como una alegoría que hace referencia a la represión intelectual que ejercía en Alemania el régimen nazi, es también un acto de valor para el conjunto uruguayo poner en escena la obra contestataria de un dramaturgo revolucionario en un país avasallado por la censura militar.

En este punto sería bueno cuestionar la política del festival en cuanto a la selección de un montaje clásico cuya contribución es difícil comparar con el estímulo que podría ejercer sobre una obra nacional que, como en el caso de Uruguay, se hubiera logrado más acertadamente con Doña Ramona de Víctor Manuel Leites en montaje del Teatro Circular. El emblema de una mano abierta de seis dedos como símbolo de amplitud de conceptos y de irrealidad en el festival, tampoco es una explicación válida para dejar de impulsar la dramaturgia nacional en la confrontación necesaria que pretende un evento de esta naturaleza.

 

UN MONTAJE FESTIVO QUE BIEN VALE UN FESTIVAL


A diferencia del academicismo marchito de Galileo Galilei, el creativo montaje de Mahagonny Songspiel del mismo Brecht con música del compositor alemán Kurt Weill por el Teatro de Ornitorrinco de São Paulo, Brasil, se nos revela como la obra más gozosa de todo el festival. La intensidad sensual que imprime Cacá Rosset, director, con la participación colectiva de todos los integrantes, seduce a la audiencia desde la primera escena (no obstante los escasos desertores), con esta historia de una ciudad mítica, espejismo de placer, donde todo está permitido ¡para quien tiene dinero! y que recuerda alguna licenciosa ciudad de Estados Unidos llámese Las Vegas o Reno, en cuyo epicentro se ubica una banda de forajidos, una madama y dos prostitutas en una combinación operática de textos, canciones y música de piano y batería, esencia de su nacionalidad. La intención circense o cabaretesca del espectáculo recupera el humor satírico, la fantasía erótica, la diversión, el expresionismo grotesco y la crítica implacable a un sistema corrupto como proponían sus autores. La antítesis de esos dramones discurseros en que algunos grupos han pretendido transformar la obra de Brecht, la cual, para los efectos del momento presente, tendría que actualizarse en su concepción escénica si queremos conservar su espíritu y superar así su estrechez textual.

El Teatro do Ornitorrinco es exitoso en su empeño de hacer partícipe a los espectadores de sus descabelladas y lúdicas provocaciones que incluyen un brindis con ron y la espontánea colaboración con monedas lanzadas al escenario para pagar la fianza de uno de sus integrantes. Un montaje, en fin, tan festivo que bien vale un festival.

La participación de Bolivia se constituyó en el espectáculo folclórico del evento cuando el Teatro Naira con dirección de Jaime Sevillano, trasladó al escenario de manera directa y antropológica la ceremonia de un matrimonio amará que asimila el ritual en su idioma, música y danza características de aquella comunidad indígena del altiplano andino.

 

LA CANDELARIA : SUEÑO Y REALIDAD DE QUEVEDO

 

Es gracias a una conjugación de lúcidos elementos en el montaje de Diálogo del rebusque que La Candelaria de Colombia obtuvo una calurosa—si bien dividida—acogida por un público tan exigente como el de Caracas, educado a través de 6 festivales que reúnen en su totalidad la muestra más significativa y ambiciosa del teatro universal nunca vista por otra capital de nuestro continente. En primer lugar, la síntesis que de los numerosos escritos de Don Francisco de Quevedo (narrativa y poesía) logra su director y dramaturgo de esta pieza, Santiago García, con una puesta en escena que exalta la estética de la pobreza con harapos simbólicos de aquella España cuya opulencia, derivada del saqueo de las Indias, se despilfarra a manos llenas por la aristocracia decadente, reflejada con humor picaresco por el conjunto y ambientada con música y canciones reminiscentes del Barroco. En segundo lugar, las complejas relaciones que se establecen entre Quevedo, Don Pablos y los infernales personajes, proyectan la obra más allá de su simple anécdota a un terreno donde el sueño y la realidad se confunden en un panorama plástico de admirable concreción visual.

 

Las cinco cartas de amor que Sor Mariana de Alcanforado escribió a su amante ausente (un oficial francés) son en realidad un pretexto para el más desgarrador testimonio poético de una monja enclaustrada contra su voluntad en un convento de Beja (Portugal) en el siglo XVII. En el proceso de montaje de este texto, se incurrió en el grave error de asimilar la totalidad de las cartas en lugar de sintetizarlas. Es así que el monólogo de Haydée de Lev en representación del Grupo Llave de Costa Rica, se agota a los quince minutos cuando la obra empieza a repetirse hasta el cansancio sin redención, no obstante los esfuerzos de la actriz por dinamizar su actuación recurriendo al erotismo, una gestualidad expresiva y la amplia gama de matices verbales de que es capaz.


ARMAS BLANCAS: UNA TRILOGÍA AGOBIANTE

¿Qué sucede con el teatro en México? Un interrogante difícil de despejar. No obstante su tradición dramática que se remonta a las danzas y ceremonias prehispánicas, su poético teatro colonial, y las manifestaciones circenses y populares de este siglo—recicladas comercialmente por el cine, la televisión y el folclorismo turístico,—el teatro mexicano se encuentra hoy en una orfandad conceptual y estética de la que ha sido incapaz de recuperarse. En mi experiencia personal sólo recuerdo con regocijo El extensionista de Felipe Santander, una admirable pieza sobre los conflictos de una comunidad campesina, que mereció el elogio de todos cuantos apreciamos su calidad dramática en el III Festival de Teatro Popular escenificado en agosto del 82 en Nueva York. Pero la trilogía de obras cortas montada por el grupo de la Universidad Autónoma de México fue, en el contexto de un festival profesional, un triste espectáculo tanto por su concepción temática como por su desmañado nivel actoral. Armas Blancas es el título de un trabajo dramático que pretende mostrar el desencadenamiento de violentas pasiones cuando un intruso penetra el espacio reservado a sus habituales integrantes. De las tres piezas, sólo la primera, El abrecartas, alcanza el propósito que sin duda se impuso su autor, el joven dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, cuando hace estallar la violencia en una oficina donde se han exacerbado los sentimientos de inseguridad burocrática, ya que en La navaja y La daga se recurre a un esquematismo socio-sicológico dentro de una crudeza sexual que demerita sus intenciones de denunciar la alienación urbana con sus sangrientas consecuencias.

 

GARCÍA LORCA A LA CUBANA

 

El teatro cubano se manifestó con la puesta en escena de Bodas de sangre de Federico García Lorca por el veterano Teatro Estudio que cumplió 25 años de existencia en febrero pasado. No importa cuán original haya sido la escenificación de esta tragedia rural, insisto que un festival de esta naturaleza sirve mejor a la causa de un teatro nacional mostrando su buena o mala producción dramatúrgica. Los grupos invitados de Europa y Asia se empeñaron todos en trabajar sus propios temas, ¿acaso insistimos en nuestro complejo de inferioridad frente a las creaciones europeas? o existe de verdad una crisis en la producción de obras nacionales, sean de autor o de creación colectiva, que nos obliga a recurrir una y otra vez a estos estupendos pero desgastados clásicos que si bien son un vehículo para "culturizar" los públicos heterogéneos, especialmente jóvenes, que frecuentan las salas, no contribuyen a divulgar el acervo teatral latinoamericano, sobretodo en un encuentro internacional como el aludido. El tema del honor, recurrente en la obra de García Lorca, es la obsesión central de esta historia de amor y muerte entre campesinos andaluces dentro de una concepción poética y plástica como es la escena del bosque, y un armonioso despliegue coreográfico de proporciones masivas aunque con evidentes desniveles de actuación que en ocasiones resta seriedad a la trayectoria del conjunto cubano.


 VENEZUELA: LAS RAÍCES DE LA HISTORIA Y LA IDENTIDAD

 

La muestra del país anfitrión estuvo conformada por 9 montajes entre los cuales sobresale sin duda La Charité Vallejo del dramaturgo de 32 años Larry Herrera y puesta en escena de Carlos Giménez, director del Festival y del polémico Rajatabla, grupo estable del Ateneo de Caracas. Saludamos en general, la honesta búsqueda que detectamos en los elementos teatrales que constituyen la historia y la identidad cultural en el concepto más amplio del término. La Charité de Vallejo combina dos momentos críticos en la vida del poeta peruano César Vallejo, ambos mientras se encuentra recluido primero en el Hospital de la Charité de Paris en 1923, y después en la Clínica Villa Aragó en 1938 cuando fallece. El ambiente aséptico de la obra, en consecuencia, transcurre en medio de monjas y enfermeras autoritarias, su esposa Georgette, médicos cínicos, espectros del pasado, ambientados con la música estridente que propone Tadeusz Kantor en sus obras, un tango a destiempo y el himno de la Internacional para subrayar las convicciones marxistas del trágico poeta, como también el murmullo permanente de una cortina de lluvia que inunda el París lúgubre que se presiente a través de ventanales grises, espejos y el olor a medicamentos. Recordemos su verso: "Moriré en Paris con aguacero/ un día del cual tengo ya el recuerdo .

El montaje es de un efectismo sorprendente. Con sólo una capacidad para 40 espectadores, la tarima de sillas en un momento dado corre hacia atrás sobre rieles ampliando así el escenario para ofrecer una vigorosa representación hospitalaria. La pieza, sin embargo, se haría más dinámica si se despoja de extensos ripios que agobian al espectador y en nada contribuyen a la totalidad del argumento.

El otro conjunto importante de Venezuela es el Nuevo Grupo (fundado en 1967) en cuyo elenco se han destacado prestigiosos teatristas nacionales y el cual realizó dos montajes: Prueba de fuego de Ugo Ulive con actuación de José Ignacio Cabrujas acerca de las experiencias de dos guerrilleros, y Simón del conocido dramaturgo Isaac Chocrón que dramatiza el encuentro en París de Bolívar con su tutor Simón Rodríguez en 1804 cuando el libertador anda por sus 21 años y de cuya relación a veces conflictiva o cordial, surgiría el compromiso eventual de luchar por la liberación de los pueblos de América. Sólo habría que rechazar la proclividad al llanto que en Bolívar parece desproporcionado como también la intimidad entre los dos personajes, quizás demasiado estrecha para la dignidad de nuestros patriotas.

Es justo felicitar la modesta pero decorosa puesta en escena de La empresa Perdona un momento de locura del talentoso dramaturgo venezolano Rodolfo Santana por el Teatro de Cámara de la Universidad de Carabobo (Valencia). Pocas veces he visto a un actor más compenetrado que Héctor Vargas en el papel del obrero desesperado después de 20 años de fatigas.

De igual modo es importante señalar Traje de etiqueta de César Chirinos en montaje de la Sociedad Dramática de Aficionados de Maracaibo como la pieza más festiva y desmitificadora del concepto convencional del teatro. Es en verdad una jarana de música, bromas, desparpajo e hilaridad donde los espectadores pasan a ser participantes sin darse cuenta. Es la clase de teatro que sin duda se ajusta a la idiosincrasia de nuestras manifestaciones populares como el carnaval de la Costa Atlántica.

 

TEATRO CALLEJERO

 

De los dos conjuntos de teatro callejero se presenta el caso de un pupilo que aventaja a su tutor. Se trata del teatro Taller de Colombia que en el pasado tomó lecciones precisas del Bread and Puppet Theatre de Estados Unidos y del Odin Teatret de Dinamarca, ahora ha superado su aprendizaje con numerosos recursos para sus andanzas callejeras como son sus máquinas infernales que representan caballos apocalípticos, jaulas, máscaras feroces, además de los zancos, cabezones y figuras aladas de vieja data, enmarcados por la música alegre de su papayera. En Caracas tuvo éxito con La cabeza de Gukup y El inventor de sueños, creaciones colectivas, ambas con un sustrato de combate entre las fuerzas del mal: la represión; y el bien: la libertad, con estupendos ingredientes que se adaptan a un escenario abierto. Sin embargo, en su presentación del Inventor si bien rompen el espacio con facilidad, es difícil su recuperación y en consecuencia la audiencia pierde el hilo de su continuidad, aunque parecería que ella tampoco es necesaria, el elemento principal aquí es la vistosa fantasía de impresiones plásticas y sonoras. En tanto que el Bread and Puppet hizo un trabajo esquemático de escenas sueltas, música y canciones acerca de la Guerra contra el fin del mundo contando con la participación de 100 actores y actrices venezolanos a quienes entrenaron semanas antes del festival. En este sentido, sería este taller didáctico su contribución más significativa.

 

EUROPA: TEATRO POPULAR, POLÍTICO Y EXPERIMENTAL

 

El teatro de Europa demostró su rigor profesional en todas sus representaciones; un creciente interés por la plasticidad de sus argumentos; la crítica socio-política en algunos casos y en otros la reelaboración actualizada de obras clásicas. El conjunto A Barraca de Portugal presentó Fernão Mendes, una adaptación sobre la crónica Peregrinación de Fernão Mendes Pinto, un aventurero del siglo XVI. La obra reconstruye en múltiples escenas su periplo alrededor del mundo, ambientándolas con música y decorados que aluden a cada país. Es asombrosa la maestría con la que manejan sus escasos recursos de utilería para transformarlos fácilmente en la más insólita gama de sugerencias dentro de una tendencia que en Colombia ha explotado magistralmente el grupo La Candelaria. Si bien la pieza es un tanto confusa por la cantidad de caminos que intenta explorar, no deja de ser un interesante ejemplo de teatro popular y pedagógico en cuanto a la interpretación crítica de su propia historia. En este caso, una expiación de cómo la penetración colonialista destruye las culturas autóctonas de civilizaciones milenarias.

Els Joglars es sin duda el conjunto teatral más conocido allende las fronteras de Cataluña. En 1978, a consecuencia de un montaje titulado La Torna, el grupo fue encarcelado hasta que su director Albert Boadella huyó a Francia y en Perpignan rehizo la compañía. En su más reciente incursión en el teatro eminentemente político que propone Els Joglars, se trabajó sobre una sátira contra el fascismo que a veces, por la ambigüedad de sus planteamientos, se vuelve un bumerang contra sus propósitos explícitos. No obstante, el tema de Olympic Man Movement está concebido dentro de una simetría y un orden estricto que enmarca la filosofía de este curioso movimiento expresado en inglés y cuyos objetivos son transformar el ser humano en un obrero deportista, estimulando la competencia y la uniformidad de pensamiento. La ridiculización de las instituciones más sagradas de la sociedad contemporánea salta a la vista en sus ritos de matrimonio homosexual, la educación autoritaria de los niños y niñas, la discriminación contra seres  'inferiores', su rechazo a la política democrática, la idea de un conglomerado multinacional bajo la bandera del "olympic man movement," hasta que por fin surge el terrorismo de oposición. La escenografía geométrica está respaldada por un tablero electrónico de luces que dibuja un águila reminiscente del símbolo nazi y sirve de una manera original para enunciar las diferentes etapas que experimenta la obra.

Polonia ha sido siempre un invitado de honor a los festivales internacionales por la asombrosa calidad de sus montajes teatrales. A diferencia de los dos últimos eventos, cuando estuvo el famoso grupo Cricot bajo la égida creativa de Tadeusz Kantor, en esta ocasión la representación recayó en el Teatr Studio, asimismo de impresionante trayectoria y dirección de Josef Szajna, autor y escenógrafo de Replika, un trabajo que se sitúa dentro de un concepto de teatro experimental en boga por los años 60, su primera versión data de 1969. El espectador encuentra ya sobre el escenario una pila de basuras de donde empiezan a surgir manos, brazos, piernas y finalmente emergen los actores como de un profundo sueño. La acción se desarrolla entonces en el ambiente opresivo de desechos, tierra negra y muñecos destripados, que pretenden aludir a cierto horror implícito en la destrucción pasada o futura de nuestro ecosistema vital. Szajna, pintor y teatrista, proyecta su mensaje mediante una concepción plástica de imágenes pesadillescas, monocromática en grises terrosos de ásperas texturas y poderoso impacto simbólico que nos remite a un apocalipsis metafórico de sonidos inarticulados que se limitan a gemidos, respiración fatigosa y palabras sueltas como "mamá, ojo, ayuda".  Sin dejarse intimidar por las críticas aclamatorias sobre esta pieza, hay que concluir que Replika es la visión decantada aunque pesimista de un maestro; ella, sin embargo, nos resulta anacrónica frente a los valiosos hallazgos de Kantor y de otros directores polacos de la vanguardia teatral.

 

ESQUILO: EL RIGOR DE LA TRAGEDIA

 

Con todo el bagaje de una tradición teatral de impresionantes contribuciones teóricas y prácticas, se presentó el conjunto Schaubühne de Alemania Federal con La Orestiada, trilogía de Esquilo (Atenas, 458 A.C.) que incluye Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides y una duración de 9 horas en total. Su director, el famoso Peter Stein, seleccionó un teatro abierto al estilo griego para una puesta en escena de asombroso despliegue técnico que incluyó la construcción de una carrilera por donde desciende Agamenón desde un cerro próximo hasta el escenario. La obra adquiere su dimensión trágica en las escenas sangrientas mostradas sin escatimar recursos; la magnífica actuación de sus mujeres en los papeles de Clitemnestra, Casandra y Electra, como también en el distanciamiento que se logra con un coro de ancianos (repartidos entre el público) vestidos a la usanza de los años 20 frente a los protagonistas que mantienen su indumentaria griega original.

 

INGLATERRA : UN CUENTO DE HADAS

 

El Lindsay Kemp Company de Inglaterra deslumbró a la audiencia con su versión libre de la comedia Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. La creación teatral de Kemp y David Houghton es un delicioso y sensual cuento de hadas de donde ha desaparecido el código verbal para ser remplazado por la danza, la música, una iluminación prodigiosa y efectos especiales que enfatizan el colorido de ensoñación rococó en un estilo recordatorio de las pinturas de Fragonard o Watteau. La obra se transforma en una celebración dionisiaca, un espectáculo plástico de alucinante contenido visual, aunque sin ninguna profundidad emocional y donde el texto poético de su autor queda reducido a un esquema personal, conservando sin embargo su erotismo, su fantasía y la escena de "teatro dentro del teatro" con una parodia humorística de Romeo y Julieta. Es necesario destacar la impecable actuación de Kemp como Puck, el travieso duende que enreda las pasiones humanas para divertirse. La obra en realidad proyecta la esencia de un sueño y los sueños, ya sabemos . .

El Tambor de seda es una ópera japonesa del género Noh que fue adaptada para la escena de Islandia por The National Theatre de Reykiavik. De rico cromatismo, su vestuario semeja una aproximación al Punk de moda en Europa con una ejecución flemática de terso contenido poético. En tanto que el Teatar & TD con dirección de Slatko Bourek de Zagreb, Yugoslavia, sorprendió al público cosmopolita reunido en Caracas con una risueña interpretación del Hamlet de Shakespeare en versión reducida a 15 minutos por Tom Stoppard con títeres de narices fálicas y seriedad profesional, manejados por actores que se movilizan en sillas de rueda. Checoslovaquia estuvo también presente con dos montajes: Pepe y El Naufrago del polivalente autor, director y actor Bolek Polivka con su Teatro sobre la Cuerda (Divadlo Na Provasku) en donde se echa mano a la pantomima circense del payaso para recrear temas que tratan sobre la amistad o la soledad del individuo actual.

Admiramos el veterano montaje de Arlequín, servidor de dos Patrones del Piccolo Teatro di Milano, reputado como el más importante conjunto dramático de Italia. Su director, Giorgio Strehler, sintetiza en esta obra las enseñanzas acumuladas desde la commedia dell'arte, pasando por la contribución de Carlo Goldoni, su autor en el siglo XVIII, hasta las modalidades de la comedia realista de época reciente. La obra fue representada por primera vez en 1747 en Milán con las máscaras y disfraces que serían una constante hasta hoy, y trata sobre las vicisitudes de un personaje popular (Arlecchino) que tiene que bifurcarse entre dos patrones que representan dos mundos con sus contradicciones, el humor picaresco y su natural simpatía.

 

KABUKI: DRAMA MUSICAL DE RÍGIDO FORMALISMO TRADICIONAL

 

Además de Israel con una tropilla de mimos agrupados en el Boker Mime Theatre Show con diversas escenas del "lenguaje del silencio," tuvimos finalmente, la anhelada oportunidad de admirar el teatro Kabuki de Japón bajo la dirección de Nakamura Matagoro. Esta modalidad teatral tuvo su origen a principios del siglo XVII y es la conjunción de tres tendencias escénicas diversas. Por aquella época era una representación sólo de mujeres pero gradualmente, por consideraciones de índole moral, se transformó en un elenco masculino donde el "ommagata" es un hombre que interpreta los papeles femeninos con profunda convicción actoral. El kabuki (palabra que significa "extraño o raro") es un drama musical y danzario, de gestualidad enfática aunque estilizada y simbólica, cuyos temas aluden esencialmente al honor, la lealtad, el valor o las relaciones amorosas.

La escenografía de este teatro clásico de rígido formalismo tradicional, es de un colorido vistoso dentro de cierta concepción "naive" con paisajes o jardines que enmarcan la acción ritualista de actores sobre quienes descansa el persuasivo desarrollo de argumentos de fácil identificación emocional con su público. Uno de los programas consistió en tres obras cortas: La secuencia de la lucha kabuki, El jarrón de té y El dios del trueno que aglutinan toda la riqueza de esta modalidad teatral de Oriente con sus características esenciales como son su pasarela de entrada y salida de actores; la música de fondo proveniente de una orquesta que se ubica sobre el escenario o detrás de un biombo; los sonidos de tacos de madera sobre un tablón para marcar el ritmo de la acción; escenografía lujosa y truculenta; maquillaje que enfatiza la gestualidad en diseños faciales rotundos; atractivas imágenes plásticas de intenso dramatismo y cuidadosa coreografía. A diferencia del teatro Noh cuyo origen cortesano se esfuma en las brumas de un pasado remoto, dedicado a las refinadas representaciones clásicas de su estricto repertorio, el kabuki expresa desde su génesis—en formas sublimadas o fantásticas—los conflictos suscitados por las desigualdades entre una burguesía emergente y el sistema feudal que en Japón se prolonga hasta mediados del siglo XIX. No es sorprendente entonces que el kabuki sea hoy por hoy la manifestación de teatro más popular con públicos masivos de todos los estratos sociales.

El VI Festival Internacional de Teatro demostró una vez más ser el mejor medio para romper la incomunicación entre las más diversas culturas, aisladas en su territorio, y una ocasión feliz para actualizar la visión del teatro que se produce en el mundo. Su realización significó una inversión monetaria de insospechadas proporciones para el estado venezolano después de su crisis económica de principios de año. Sin embargo, ha sido el más fecundo de cuantos se han organizado en Caracas, razón por la cual todos los que tuvimos el privilegio de asistir nos sentimos enriquecidos después de esa íntima comunión con la experiencia teatral.

 


 ©Eduardo Márceles Daconte

Bogotá, mayo 1983

 Lee el texto completo en Latin American Theatre Review


Lee el libro María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992, ed. Escritoras Unidas &  Cía. Editoras, diciembre 2023: aquí.





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