Corría el año de 1975 cuando Carlos y yo nos
conocimos. Yo estaba recién llegado a Venezuela y él, regresaba de Europa,
después de casi dos años de exilio. Nos presentaron a la salida de una obra de
teatro, en la que yo trabajaba, en el Nuevo Grupo. Sin darme cuenta comenzaba
una amistad que duraría toda la vida.
Poco tiempo después, abril de 1976 se celebraba el
tercer Festival Internacional de Teatro de Caracas, que Rajatabla, junto con el
Ateneo y bajo la dirección de Carlos y María Teresa Castillo, organizaban. Yo,
nunca había asistido a un festival de teatro, era mi primera experiencia, como
espectador, claro está. Recuerdo la inauguración en el estadio cubierto de la
Universidad Central de Venezuela, se presentaba un grupo sueco. Maravilloso. La
obra, creo que se llamaba Exodus.
En ese mismo festival asistí a espectáculos
extraordinarios. Caracas se vestía de fiesta. Lo mismo pasaba en algunas ciudades
del interior: Maracaibo, Guayana. Eran las subsedes que paralelamente a la
programación de la capital, llevaban agrupaciones internacionales y nacionales.
Al año siguiente, trabajando yo como actor en el
teatro Las Palmas, Carlos se entera de que voy a hacer un viaje a Argentina, a
ver a mi familia. Me pide que le lleve una carta al director del Teatro San
Martín, el señor Kive Staiff. Yo, sin tener idea de la responsabilidad
encomendada, la llevo. Comienza así una relación un poco más estrecha con el
Festival y sobre todo con Carlos. La carta, era nada más y nada menos que una
solicitud para la participación de alguna agrupación, en la cuarta muestra del
Festival, que iba a ser el Festival de Teatro de las Naciones. Y al año
siguiente se levanta el telón, en el Poliedro de Caracas. Ya se comenzaba a
perfilar como uno de los festivales más importantes de latinoamérica.
Se hace bianual y es a partir del año 1981, que
grandes personalidades del teatro mundial aparecen en la programación de
nuestro festival. Participar como agrupación o como invitado especial del
festival es un referente importantísimo para cualquier teatrero del mundo.
Nombres como Vittorio Gasman, Vanesa Redgrave, Alan Bates, entre los europeos.
Y Enrique Buenaventura, Augusto Boal, Atahualpa del Cioppo, Patricia Ariza, Luis
de Tavira, Eugenio Barba, Santiago García, entre otros, daban prestigio con su
presencia, sus charlas, conversatorios y puestas en escena.
Ya en 1983, año del Bicentenario del Natalicio del Libertador
Simón Bolívar, se organiza el sexto festival de teatro. Me integro
definitivamente a la organización del festival, como coordinador de sub sedes.
Prestigiosos artistas plásticos trabajan en la imagen del evento. El país, el
continente, el mundo de las artes escénicas se ponen de pie y desean ser
invitados y participar en el Festival Internacional de Teatro de Caracas. Desde
Caracas se lanzan al mundo grandes nombres de agrupaciones, actores, actrices,
directores de teatro como: Tadeuz Kantor, Lyndsey Kemp, Peter Brook, Giorgio
Streller entre muchísimos más.
Pero… siempre hay un pero. La cultura, tristemente no
tiene dolientes políticos. Los únicos afectados siempre son los artistas y el
público. Cinco años de un nuevo gobierno, paralizan la muestra. Todos los
esfuerzos de tantos años se van desmoronando y se pierden en el largo camino de
ese nuevo período presidencial.
Carlos Giménez, María Teresa Castillo y el inmenso
grupo de artistas hacedores del festival, nos replegamos, pero no paramos en
los intentos.
El séptimo festival llega en 1988, la fecha de Semana
Santa es la fijada para darle continuidad. Se establece hacerlo bianual y en
esa fecha se crea la Fundación llamada FUNDATENEOFESTIVAL, con una directiva de
grandes hacedores y productores del arte teatral. Aparecen contactos en el
mundo que impulsan la reaparición de la fiesta teatral más grande de
Latinoamérica. Giorgio Ursini en Europa, Ramiro Osorio en México, Alberto Minero
en Estados Unidos, se transforman en aliados de la programación. Ya no soy solamente el Coordinador de las
subsedes, sino también el responsable de la programación de Caracas. Y si bien,
no fue un festival con las dimensiones del anterior, retomó el prestigio
perdido. El mundo no se había olvidado de esa fiesta teatral. Y los dos
siguientes, en 1990 y 1992 así lo demostraron.
Se crea a su vez el Festival Iberoamericano de Bogotá,
en Colombia, bajo la dirección de Fanny Mikey, asociándose a Caracas. Así se
comenzaron a realizar paralelamente los dos festivales. De tal forma que
espectáculos que venían a Caracas, luego iban a Bogotá, o viceversa.
El 9no festival fue en conmemoración a los 500 años
del descubrimiento de América. España, país homenajeado, fue también co-productor,
hubo más de 150 espectáculos diferentes, unas 30 salas, más de siete espacios
abiertos, solamente en la ciudad de Caracas y 14 ciudades del interior de Venezuela,
se convirtieron en subsedes. Todos los países de latinoamérica estuvieron
presentes. España nos trajo a Els Joglars, Comediant’s, Fura del Baus, entre
otros. Francia se hizo presente con una producción llamada Cargo 92, en la cual
se incluía representaciones de calle, sala y hasta un barco en el puerto de La
Guaira, que se abría de noche y donde representando una calle de París, había
espectáculos musicales, como el grupo de rock: Mano Negra. Y de Alemania, nos
llegaba el mítico Berliner Ensable, con Arturo Ui, de Bertolt Brecht.
Ya no cabía duda, entre Venezuela y Colombia se
establecieron los referentes teatrales más importantes del mundo.
La preventa de entradas se realizaba una semana antes
del comienzo del festival, primero con la venta para estudiantes y luego
público general. Durante más de dos días, esperaban a las puertas del Platillo
Protocolar a que comenzara la preventa, durmiendo inclusive ahí mismo, para no
perder su puesto en la cola.
Nunca dejaron de participar las grandes agrupaciones
de teatro venezolanas, quienes tenían así, la oportunidad de mostrar sus
trabajos a productores y directores de otros festivales internacionales, que le
brindaban la oportunidad de viajar. El teatro venezolano se hizo importante en
el mundo y no hubo festival donde no estuviera presente por lo menos una
agrupación. Spoletto, Motzia, Hamburgo, El Cairo, Londres, Nueva York, San
Francisco, Canadá, México, Sidney, Buenos Aires, Bogotá, Manizales, La Habana,
Atenas, Cádiz, Barcelona, Madrid, Lisboa, Oporto, son solo algunos de los
sitios donde era común que nuestras agrupaciones se hicieran presentes.
Y llega el año 1993, año trágico, terrible. Veníamos
arrastrando la tragedia desde el 92, pero es en Marzo del 93, cuando se nos va
Carlos Giménez. Nos quedamos solos, sin esa máquina generadora de proyectos. Y
tres años más tarde intentamos revivir el festival, pero ya no era lo mismo. El
Festival Internacional de Teatro de Caracas con Carlos Giménez fue único. Fue
un festival hecho por artistas y para los artistas. Fue una escuela, una manera
de aprender viendo y crecer junto a los grandes.
Fundateneofestival quiso seguir, pero la llama se fue
apagando lentamente. En el 96, 98 y diría que casi hasta el 2000 se intentó, se
quiso, pero ya no era un festival de artistas, era un festival sin
personalidad, ya no era igual, solo importaba la taquilla, la venta de
entradas. Los espectáculos se escogían por videos, por motivos muy diferentes.
No importaban los artistas, había otros intereses. Dejó de existir el sentido
de pertenencia. Y así despareció.
©Aníbal Grunn
En la ciudad de Caracas 1 de Julio de 2023
Este artículo forma parte del libro “EL FITC DE MARÍA TERESA Y CARLOS ERA UNA FIESTA”, de próxima aparición.
ANÍBAL GRUNN. Actor de teatro, radio, cine y televisión, director de teatro, dramaturgo y profesor de actuación con más de 50 años en ejercicio. Graduado en la Escuela Municipal de teatro de Bahía Blanca, Argentina. Perteneció por casi una década a la Fundación Rajatabla. Productor del Festival Internacional de Teatro de Caracas hasta el año 2002, especializándose en programación y subsedes. Actualmente, productor y programador del Festival de Teatro de Occidente, Guanare Estado Portuguesa. Más de 80 obras dirigidas. Casi un centenar de obras donde participó como actor. Más de cuarenta piezas escritas y varias de ellas publicadas.
Ha recibido números premios como actor de teatro y de cine. Profesor de actuación con reconocimientos a nivel internacional.