¿En cuales FITC trabajaste y
cuál fue tu tarea en ellos?
Yo no trabajaba con el FITC sino en RRHH del Ateneo de Caracas, pero fui y soy amante
de el teatro.
¿Qué importancia
tuvieron para ti los FITC?
Mucha. Tuve
la oportunidad de disfrutar del verdadero y mejor arte así como conocer mucha
gente valiosa fuera de mi área de trabajo. Me enamoré mas aun de ese maraviloso
arte.
¿Qué
importancia cultural y económica crees tuvo el FITC para Venezuela?
Era
el evento más esperado y asequible para el sano entretenimiento. Era diversión
y aprendizaje también. Aprendíamos más, no solo de nuestra cultura, sino la de
otros países.
¿Crees que el FITC
benefició o perjudicó a los grupos de teatro nacionales?
Benefició.
El FITC, además de
acondicionar teatros y permitirnos acceder a ver y participar en talleres
dictados por maestras y maestros de la escena mundial, ¿crees que sirvió para
algo más? ¿o que el dinero que se usó en
Muy
bien utilizado y administrado.
¿Crees
que el público venezolano se volvió más exigente con las obras nacionales a
partir de FITC?
No solo mas exigente sino, cada vez mas, la gente
(sobre todo los jovenes) se fueron interesando más por él.
¿Qué
significó María Teresa Castillo para el FITC?
La sra. María Teresa Castillo, "La dama de el
arte" como la llamaron en un programa de tv que la entrevistaba, fue uno
de los pilares mas importantes del FITC junto a Carlos Giménez (su creador), apoyandolo al 100% con el Ateneo de Caracas, haciendo del FITC el evento más importante
cada año en el país.
¿Qué significó Carlos
Giménez para el FITC?
Carlos Giménez, fundador y director de Rajatabla, fue el creador del FITC y con el apoyo
incondicional de la sra. María Teresa Castillo, presidente del Ateneo de
Caracas, fueron los cerebros y corazones que hicieron tan importante, nacional
e internacionalmente, evento anual.
¿Quieres
contar alguna anécdota?
Puedo recordar a la sra. Castillo como subía o
bajaba las escaleras, era impresionante ver la energía que ella tenía. El
Gerente de la Librería del Ateneo (de el
cual no recuerdo el nombre) por la confianza que se tenían le dijo:
"¡¿Qué se tomó usted?! ¡anda como un rayo!". Justo esa vez yo bajaba también a almorzar y coincidimos. La sra.Castillo, quien humildemente solía a
veces visitar las oficinas de RRHH a ver como estábamos, (siempre apuradita)
cada vez que se iba a despedir volteaba, me veía y me decía: "Yo no me he
tomado nada.”
MARÍA MAGDALENA LESEUR
MALDONADO
Asistente a la Gerencia de
Recursos Humanos del Ateneo de Caracas, encargándose de las nóminas del Ateneo,
Librería y Restaurante de la institución, además de los convenios con el Cafetín
Rajatabla y el Restaurante del Ateneo de Caracas para brindarle almuerzo al
personal del Ateneo.
Anita Giménez, hermana de Carlos, y un espantoso busto de Carlos Giménez (con perdón de su autor o autora) colocado en el patio que está a la entrada de la Fundación Rajatabla, a la que bautizaron Plaza Carlos Giménez, unos años después de su muerte.
¡¡¿¿Plaza??!!
¿Acaso no se merece Carlos que la Fundación Rajatabla que él creó y convirtió en un éxito internacional lleve su nombre? ¿Hasta cuándo seguiremos esperando? Qué pasó con sus amados rajatablinos que no quieren honrarlo?
No te preocupes, Carlitos, ya pronto llegará el tiempo de las uvas dulces.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 80 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
Luis ¿en qué año y en qué ciudad conociste a Carlos Giménez?
A Carlos le conocí, creo que en 1979 o 80, yo
tenía 15 años, él estaba postrado en una cama de una clínica de Caracas.
¿Por qué estaba hospitalizado?
Había sufrido un accidente grave, la caída de un
andamio mientras dirigía un montaje. Un accidente que casi le quita la vida. Yo
estaba becado en el Teatro Negro de Barlovento y estaba hospedado en casa del
director Armando Urbina, quien fue a visitarlo y me llevó con él a la clínica.
Nunca me imaginé que años después tendría el
privilegio de formar parte del elenco Rajatabla durante 8 años de mi vida
artística. 8 años que me marcaron para siempre.
Pero en verdad lo conocí a la salida de la obra La Fiesta de los Dragones, que dirigía el español Juan Margallo para Rajatabla.
Yo trabajaba en el montaje que se hacía al aire libre en el Parque del Este.
Cuando terminó la obra se acercó a mí, me felicitó y se vino charlando conmigo
hacia los camerinos, yo, por supuesto, sorprendido. Ese día me invitó a las
lecturas de La Charite de Vallejo que comenzaban en esa semana en Rajatabla.
DesdeentoncesRajatabla se
convirtió en mi casa y los compañeros en mi familia. Yo venía del interior, de la
ciudad de El Tigre, tenía 18 años, me convertí en el actor más joven del elenco
estable de Rajatabla
¿Qué te pareció Carlos? ¿ Intimidaba?
Carlos era un hombre genial, además de ser un
genio como artista, como persona era un tipo muy generoso, bromista, leal,
estaba acostumbrado a estar rodeado de muchos aduladores, por eso sabía todo lo
que acontecía en el interior del templo Rajatabla.
No creo que Carlos basara su relación con los
demás a partir del miedo, ni profesional, ni personalmente. Imponía, eso sí. Otra
cosa es que era extremadamente riguroso, exigente, siempre obsesionado por la
perfección.
Un director no debe intimidar, su trabajo
consiste en generar confianza, no se puede crear en libertad bajo presión y eso
él lo sabía perfectamente.
¿Habías visto alguna obra suya antes de conocerlo?
Esta es una historia muy hermosa, cuando se la
conté a Carlos se conmovió mucho, creo que eso nos hizo más cercanos, más
cómplices.
La primera vez que vi Rajatabla yo tenía 12 años.
Rajatabla se presentaba en mi pueblo, El Tigre. Entre los muchachos se corrió
el comentario de que en la obra salía una mujer desnuda. La obra era El Candidato y la mujer desnuda era Sonia Vera.No teníamos ni dinero, ni edad para ver la obra. Nos montamos en el techo
del gimnasio cubierto donde se hacía la representación. Quede hipnotizado por
lo que veía desde las alturas, cual mono sujeto a las rejas fui testigo del
acontecimiento que cambiaría mi vida para siempre. Pensé “esto es lo que yo quiero
hacer,” pasado el desnudo mis amigos bajaron y se fueron, yo seguí colgado. Era
mágico aquello, había una fuerza de atracción entre la obra de Carlos y ese
adolescente que por primera vez veía una obra de teatro. Al pasar el rato, baje
y le pedí al de la puerta que me dejara entrar, pues ya había pasado el desnudo,
me miró y me dejó entrar. Termine de ver la obra desde adentro, en un rincón.
Esos recuerdos los vivo como si fuera ayer, están tan marcado en mi memoria. Me
acuerdo de Daniel López sin piernas en un carrito, de Pepe Tejera en zancos, de
Cosme Cortazar y de Carlos Canut.
¿Carlos ya era famoso y poderoso?
Oí decir más de una vez a Carlos…”yo no quiero
la fama, quiero la gloria”, creo que a Carlos eso de la fama no le
interesaba, estaba por encima de eso, Carlos quería trascender con su arte,
tocar el cielo con los dedos, su ambición no pasaba por la fama. Su obra
trascendió más allá de lo insospechado. Su obra conmovió al mundo del teatro
universal.
Solo los que participábamos en sus montajes
sabemos la importancia de Rajatabla en los escenarios del mundo. Rajatabla
cosechaba muchísimo más éxito en el extranjero que en Venezuela. Las ovaciones
en el mundo todavía resuenan en mis oídos.
El poder de Carlos consistía en su capacidad de
seducir, de gestionar sus proyectos, convencer a todo aquel que dudara de sus
propuestas. La estética del poder dentro y fuera de las tablas. Un día me dijo: lo más importante para un director es descubrir el sentido dialéctico del
teatro.
Mucha gente decía que Carlos se repetía, no,
Carlos creó un estilo, el estilo Rajatabla, sus discursos escénicos y estéticos
eran inconfundibles. Tadeusz Kantor es inconfundible, al igual que Ingmar
Bergman o Giorgio Strelher, eso no es fácil, allí solo llegan los grandes.
¿Crees que Carlos cambió cuando se convirtió casi en el hombre más poderoso
de la cultura venezolana?
Convirtió a Rajatabla en una transnacional de
arte, exportando teatro, con coproducciones en New York, Spoletto (Italia), México,
Argentina, Rusia. Ya no dependía solo de las ayudas y subsidios estatales y del
Ateneo de Caracas. Creo que esto se aprendió después del conflicto con el Ateneo
de Caracas y la familia Otero, conflicto que generó una crisis institucional que
nos tuvo sin cobrar durante tres meses. Yo estaba ese día, fue durante una
función de El Pasajero del Ultimo Vagón en la quinta Macondo de los Otero. Pero
no hablaré de eso.
Paramí todas fueron experiencias muy
positivas, cada proceso creativo implicaba nuevos retos, vivencias nuevas,
aprendizajes maravillosos. Los procesos de creación en Rajatabla eran auténticos
descubrimientos. Pero quiero referirme a un proceso muy especial porque es el
fiel reflejo de lo que era Rajatabla
A raíz del éxito rotundo de Bolívar en New York,
el influyente productor estadounidense fundador del New York Shakespeare Festival y del Public Theater, Joseph Papp, acordó con Carlos el estreno
mundial en New York del próximo montaje de Rajatabla, el montaje elegido fue el
“Testamento del Perro”. Como siempre se realizó todo el proceso de análisis,
lecturas, distribución de personajes, íbamos atrasados y ya solo quedaban 20
días para el montaje, ensayos y estreno en New York. Ya todo estaba preparado,
estábamos ya todos en la sala para el primer día de ensayos, esperando la
llegada de Carlos, entró con su asistente y comenzó a repartir un nuevo texto..
Dijo: "no vamos a montar el Testamento del Perro, vamos a montar La Celestina.." Nos miramos a las caras todos, pero nadie dijo nada. Adelante.
Fueron 15 días de encierro en la sala Rajatabla,
salíamos a las 5 de la mañana y entrábamos a las 2 de la tarde, 8, 10 y 12
horas sin parar. A veces en pleno ensayo yo podía ver a Carlos dormido en la
butaca, aun así seguíamos poseídos por
la poderosa fuerza mágica del montaje. Nunca más he vivido algo parecido en mi
vida. Logramos acabar el montaje en diez días y quedaban 5 días para
apoderarnos de la vida de la tragedia, hacerla nuestra.
En New York tuvimos 2 días de ensayos incluida la
noche del estreno. Horas antes del estreno ya estábamos vestidos, preparados en
el escenario, comenzó a sonar la percusión en directo y todos comenzamos a
danzar en el escenario, entregados al rito, poseídos por la magia Rajatabla. Se
apagaron las luces y se hizo un silencio, que presagiaba lo que allí sucedería,
silencio que se rompió con la entrada del público, a partir de allí, yo no supe
nada más hasta despertar por la ovación que retumbaba en el patio de butacas.
Ahora los poseídos eran ellos, el público que gritaba BRAVOOOOOO. Minutos de
aplausos sin cesar.
A las 5 de la mañana pudimos leer una página
entera del New York Time con la crítica más maravillosa que he podido leer de La Celestina. La consagración de Rajatabla en la cuna del teatro
norteamericano, New York. Luego nos esperaba San Francisco, Ciudad de México, San
Salvador y Caracas.
¿Cómo podía ser posible algo así? Solo con un
genio como Carlos Giménez!! Yo lo llamé…El Milagro Rajatabla.
The New York Times, 13 de agosto de 1987
¿Cómo era Carlos en los ensayos, además de exigente?
Muchagente habla que Carlos era un
puestista, que no dirigía actores, creo que esa leyenda la crearon los
envidiosos, los odiantes, esos que como Salieri con Mozart, no soportaban la
grandeza del genio.
En los ochenta, cuando la semiótica teatral había
aportado estudios que significaban el salto del teatro contemporáneo de finales
del siglo XX, ya Carlos estaba en sintonía con estos aportes. Cuando ya había salido
a la luz el último legado de Stanislavski, el revolucionario Método de las
Acciones Físicas y Análisis Activo, ya Carlos lo estaba poniendo en práctica de
manera efectiva con su compañía. Carlos
siempre iba por delante, con años de distancia. No era un genio por ósmosis,
era un estudioso e investigador que revolucionó el teatro contemporáneo
internacional. Mucho hay que estudiarle para comprender el teatro y saber de
dónde viene nuestro teatro verdadero. Lamentablemente no es motivo de estudio.
¿En qué giras y festivales participaste con esas obras?
Moscú, Riga, Lituania, Georgia, La Habana, New York, San Francisco, Ciudad
de México, Guanajuato, San Josè de Costa Rica, Puerto Rico, San Salvador, Bogotá,
Manizales, Buenos Aires, Córdoba, Rio Tercero, Carlos Paz, Madrid, Sicilia,
Curazao, Montevideo, etc. etc. Luego con mi compañía El Globo Teatro he estado en
Egipto, Túnez, España, Jordania, Siria, China, Francia, Brasil y Venezuela. O
sea que gracias al teatro he podido recorrer muchos escenarios en el mundo.
Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente con
dinero y con trabajo. En general tenía un carácter apacible pero
cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo lo escuché gritar
algunas veces, pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Yo crecí en Rajatabla, me hice un hombre de
teatro bajo la tutela de Carlos, me considero uno de sus discípulos más
cercanos, no de una obra, de una experiencia, sino de un proyecto de vida. Casi
todo lo que sé, se lo debo a Carlos y lo que he aprendido y sigo aprendiendo es
gracias a las herramientas que me he llevado de Carlos. Me he convertido en
director desde hace mucho tiempo, incluso antes de su muerte.
Carlos fue mi mentor y de una extraordinaria
bondad conmigo, el sabía que yo quería ser director. Cuando viajábamos, me
acostumbré a ir al teatro antes de que Carlos llegara a la sala y jugaba a
imaginarme como resolvería el montaje en ese espacio, muchas veces acertaba y
otras no. Cada escenario era una incógnita, ya que Carlos acostumbraba a aprovechar
todo lo que el espacio físico del teatro le proporcionaba, la mayoría de sus
montajes eran sin telones, descubría al espectador eso que normalmente está
oculto, lo ponía a disposición de su obra y hacia maravillas, eso del espacio
vacío del que habla Peter Brook. A veces él me veía sentado en el patio de butacas
y en algún momento me preguntaba algunas dudas, me imagino que era para ponerme
a prueba. Complicidad creativa.
A mí me deportaron de España justo cuando iba a
dirigir la compañía la Cuarta Pared de Madrid. Fue una deportación
improcedente, ilegal. El caso fue que llegué a Venezuela desesperado, entré a
su oficina y le conté lo que había sucedido y que incluso los policías me
comentaron cómo podía entrar desde Portugal, para poder seguir allí y dirigir la
obra de la Cuarta Pared. Carlos sacó su tarjeta de crédito y me dijo: "ve ahora
mismo a Viasa y compra un billete de avión a Portugal", llamó a Williams López y
le dijo: "sácale a Wicho un visado en la embajada de Portugal ahora mismo". Me
abrazó y me dijo al oído: "negrito, nadie tiene derecho de romper sus sueños.
Vete". Lo digo ahora con lágrimas en mis ojos. Era un gran hombre, como un padre
para mí.
¿Cuál de sus obras de teatro te impactó más y por qué?
Me gané el premio al mejor actor del Festival
Goldoni del Instituto Italiano de Cultura. Era una Beca para cursar estudios en
La Bottega Teatral de Vittorio Gassman, el Instituto Internacional de Actor de
Paolo Cocceri ambos en Florencia y El Piccolo Teatro de Milán de Georgio
Strelher.
Hay muchas definiciones maravillosas sobre Carlos, pero no puedo citarlas a
todas así que sólo citaré tres.
Para Rubén Monasterios era “un ángel
furibundo.
Para Azparren Giménez “hubo una
pasión por Carlos Giménez que siempre me recordó al personaje
de Teorema, la película de Pasolini”.
Y para la nominada al Oscar, Norma
Aleandro, Carlos tenía un “ÁNGEL” impresionante”, y el “ángel” lo dijo en
mayúsculas. ¿A qué Carlos conociste tú o conociste a los tres?
Respecto a la definición de Azparren
Giménez, creo que no lleva buena intención, Azparren nunca ha disimulado su aversión por Carlos.
Y entre Rubén Monasterio y Norma Aleandro,
me quedo con Norma. Era más Ángel que furibundo. Su furia era más dialéctica,
pero no era un tipo que viviera furioso. Que tenía momentos de furia sí, creo
que en determinados casosera una
estrategia para conseguir algunos determinados objetivos y en otros casos no.
Recuerdo que New York el técnico se negó a
resolver un problema de Iluminación y se armó una memorable, mandó a recoger
todo en los baúles y dijo a gritos: nos volvemos Venezuela. Me recordó a la
obra Bolívar…".Vámonos muchachos, esta gente no nos quiere en esta tierra..." (se ríe). Vino al Teatro el mismísimo Josep Papp para resolver el entuerto. Pero ya le conocíamos, era un show para
conseguir su objetivo. A veces lo hacía en los ensayos como un método de
presión. Pero la más fuerte que yo pude presenciar fue lo sucedido en la quinta MACONDO, eso no era un Show…..
Y como ya dijiste anteriormente no quieres hablar de eso, así que no te preguntaré. ¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
TODO, CARLOS NO TENÍA DESPERDICIO
De todas las instituciones que Carlos creó, cuál o cuáles te parecen las
más importantes?
La que permanece aún es el Taller Nacional de Teatro (TNT) Aunque no es ni
la sombra de lo que era. Yo formé parte del Staf de profesores fundadores a los
22 años. Creo que la más ambiciosa e importante fue el Taller Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), con núcleos en diversos estados. La idea era emular el
sistema nacional de orquestas sinfónicas de Abreu. Lamentablemente no le dio
tiempo, sino, el destino del teatro nacional sería abismalmente diferente con
toda seguridad.
¿Qué es lo mejor que aprendiste con él?
A respetar a los actores, a saber dirigir actores. ((Actualmente además de
dirigir me dedico a la formación, soy coach de interpretación, especialista en
el método de las acciones físicas y análisis activo). A entender el sentido dialéctico del teatro. Aprendí a construir discursos escénicos y luego obras de
teatro. Mis montajes sufren metamorfosis, se van transformando, evolucionando,
están vivos y se modifican según el espacio al que se enfrentan. Hago un teatro
palpitante, vivo. Entiendo la semiótica del teatro contemporáneo, el manejo de
los signos, del lenguaje. Todo Gracias a él.
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
La pérdida del amigo, del maestro.
¿Y para la cultura venezolana?
El atraso, la muerte del teatro venezolano
Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Siempre que estreno un montaje minutos antes me voy a un
rincón y conecto con su espíritu. Hablo con él, le dedico la lucha. Es un rito
muy íntimo y afectivo que realizo en cada montaje que llevo a cabo.
"...Los franceses y españoles que vieron, por ejemplo, Señor Presidente, que presentó el Rajatabla, estaban emocionados, les gustó mucho..."
"...a su juicio se pueden comparar y poner al lado de cualquier trabajo que se realice en el resto del mundo, se refiere a Marat-Sade dirigida por Horacio Peterson; a La Orgía cuyo director fue Carlos Giménez y la Opera de Dos Centavos bajo la dirección de Herman Lejter...".
"El grupo de teatro Rajatabla (....) Su director es Carlos Giménez, un hombre que se gana la vida como realizador de televisión, aunque su verdadera vocación..."
La cantante Mirla Castellanos es la presidenta y además de Carlos Giménez diferentes personalidades de la cultura, como Ildemaro Torres y Carlos Márquez, forman parte de la Junta Directiva. La sala principal se llama Amador Bendayán-Juana Sujo.