Etiquetas

¡Bravo, Carlos Giménez! Ángel Ancona, iluminador y productor: “Carlos le dio a Venezuela y a toda Iberoamérica una visión del Teatro Contemporáneo que no tenía” / entrevista de viviana marcela iriart, México D.F., 20 de noviembre de 2018







“Carlos era de esos seres luminosos que cuando ingresan en una habitación 
el lugar adquiere una atmósfera especial”





¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio Strehler, Peter Stein, Lindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar y La Muerte de García Lorca de José Antonio RialMartí, La Palabra de Ethel DahbarLa Honesta Persona de Sechuan de BrechtTu país está feliz de Antonio MirandaEl Campo de Griselda GambaroLa señorita Julia de StrindbergPeer Gynt de IbsenEl Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque fue un genio.
Y me haces mucha falta.



 
“Rajatabla se hizo nuestra vida (...) 
Dando tumbos nos hemos recuperado en 
los fracasos y en los éxitos”
Carlos Giménez, Miranda, tu país está feliz, 1991 




Ángel, ¿en qué año y en qué ciudad conociste a Carlos?
Lo conocí en el mes de julio de 1991, en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco. México. 
¿En qué circunstancias?
En ese año Carlos era una de las personas más poderosas  y talentosas de la cultura venezolana, ¿se le notaba el poder?
Considero que las personas con poder, al menos en el medio de la Cultura, los que verdaderamente tienen el poder, no hacen gala del mismo, simplemente se percibe ese poder. Carlos además de ser un “poderoso” del medio Cultural, estaba muy seguro del poder que ejercía con su obra, de manera que no era necesario demostrar su poderío. Carlos era de esos seres luminosos que cuando ingresan en una habitación el lugar adquiere una atmósfera especial, creo que él lo sabía y tenía muy seguro, no necesitaba alardear de poder, creo que de hecho prefería ser coqueto y guapo antes que poderoso.
¿Habías visto alguna obra suya?
Claro, Bolívar, El Coronel no tiene quién le escriba, y el espectáculo sobre García Lorca, no recuerdo el nombre correcto. (La muerte de García Lorca)
¿Cómo era Carlos?
Un “Tipazo”, muy claro en lo que quería ver en escena y muy preciso e incluso poético en sus instrucciones, en todo momento de lo más divertido e inteligente.
Carlos fue detenido, torturado y deportado de México en 1973, después de su exitoso estreno de Fantoche de Peter Weiss. ¿Alguna vez te comentó algo sobre esa terrible experiencia?
Claro, y no solo él, sino compañeros de él que estuvieron cerca en ese momento.
En una ocasión me dijo algo: La conflictiva de México radica en la palabra “mande”. ¡Cuando el mexicano deje de decirla será otro país! 
¿Puedes extenderte? Hay muy poca información sobre ese hecho.
Solo eso, nunca ahondamos en ese tema, de hecho creo que para él era un tema doloroso, no tenía buenos recuerdos de esa época y no contaba mucho sobre eso.

 

El investigador teatral mexicano Rodolfo Obregón dice: "Carlos Giménez fue quien hizo conscientes a los teatreros de que las estructuras dictatoriales que debían vencer eran las que regían a su propia comunidad".

 

Completamente de acuerdo. Por desgracia, no hay un recuerdo vívido de él y su obra en México, sin embargo los que lo recuerdan y conocieron le dan ese crédito.

 

El  también investigador teatral mexicano César López  en su artículo Cleta: Crónica de un movimiento cultural artístico independiente, dice que “la presencia en México del director Carlos Giménez” fue fundamental para la creación del Cleta. ¿Carlos es recordado en la actualidad por el movimiento teatral mexicano?

 

Se le recuerda, aunque en sí ese movimiento teatral, a pesar de seguir existiendo, se deformó y deterioró, se ve más como un fenómeno social que como una aportación teatral.

 

Hay muchas definiciones maravillosas sobre Carlos, pero no puedo citarlas a todas así que sólo citaré tres.

Para Rubén Monasterios era “un ángel furibundo.

Para Azparren Giménez  “hubo una pasión por Carlos Giménez que siempre me recordó  al personaje de Teorema, la película de Pasolini”.

Y  para Norma Aleandro era  un ser tierno, encantador, con un gran carisma y (…)  un “ÁNGEL” impresionante”, y el “ángel” lo dijo en mayúsculas. ¿A qué Carlos conociste tú o conociste a los tres?

 

Para mí, Carlos era un ser apasionado, que podía enloquecer de furia si algo no quedaba como él quería o bien podía el ser más tierno y dulce, pero una ternura y una dulzura un tanto ácida.

No era un ser de un solo matiz, abarcaba todas las tesituras, podía ir en segundos de la dulzura más tierna a la violencia más cruda, siempre con su razón y en ocasiones hasta con su trampa, actuando, ¡para lograr su objetivo! Pero sin duda, para mí al menos, un ser con una enorme soledad siempre necesitado de una mirada de complicidad, de una mano en su hombro, para sentirse amado, necesitaba sentirse amado. Su amor lo brindaba por medio de un escenario.

 

Hiciste la iluminación de la Gala Artística de la Primera Cumbre Iberoamericana de Presidentes en Guadalajara. Fue un gran evento dirigido por Carlos, con grandes artistas: Juan Gabriel,  Gal Costa, Amalia Rodrigues, Susana Rinaldi, Tania Libertad,  La Negra Grande de Colombia, Joan Manuel Serrat. ¿Cuántos días tuvieron para ensayar? ¿Tienes alguna anécdota?

 

¡Estuvimos todos viviendo en un hotel en Guadalajara durante 10 días o más!

Anécdotas infinitas, por ejemplo cuando Juan Gabriel nos sorprendió cambiando sobre la Gala todo el repertorio que había ensayado, nos volvió locos a todos. Logramos superar el momento y sacarlo adelante, pero fue toda una anécdota, no solo artística sino política, ya que Juan Gabriel lo hizo para mofarse del presidente Mexicano en turno, Carlos Salinas de Gortari ¡y lo logró con creces!

Otra anécdota es que la cantante de fados Amalia Rodríguez estaba muy delicada de la vista, y Carlos le pidió a Roberto Stopello que se pusiera un smoking y entrará con ella a escena para llevarla a pie de micrófono, llegó un momento en que Roberto se detuvo y le dijo a Amalia que avanzara 2 pasos, ella avanzó, pero Roberto estaba parado sobre la cola del vestido y éste se desprendió y ella ni se enteró y empezó a cantar.  O Gal Costa, que se hizo acompañar de una hechicera, que hizo un ritual sobre el escenario antes de que ella cantara, etc. ¡Y así muchas más!

 

¿Y de Carlos tienes alguna?

 

Pues solo que, cuando Juan Gabriel apareció en el escenario iba vestido con un terno de lame plateado cubierto de lentejuelas y en  la entre pierna se había colocado un bulto que hacia grotesco su sexo; Carlos, por medio del intercomunicador me dice, “¡¡¡¡eso no puede ser normal!!!”

Cada artista tenía 10 minutos de participación, Juan  Gabriel ya llevaba más de 15 minutos y no tenía para cuando terminar. El número siguiente era con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, que estaba colocada en el foso de orquesta y tenía que tocar la canción Guadalajara cuando terminara Juan Gabriel,  pero como éste había cambiado las canciones, el director de la orquesta no se atrevía a entrar. Carlos se tuvo que ir prácticamente en cuclillas, por el pasillo central de las butacas, a decirle al director que entrara y que callara a Juan Gabriel, éste lo hizo y fue la única forma de que Juan Gabriel se callara y el espectáculo terminara.

 




Placa en el Teatro Degollado. Fuente: Ángel Ancona



 

Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo. En general tenía un carácter apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán.  Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?


Mi relación con él fue siempre de lo más cordial, me bromeaba mucho, lo vi y escuché cuando se enojaba, conmigo nunca, ¡siempre fue un caballero y un cómplice creativo de lo más generoso!

¿En qué era  generoso?
Se requiere de una enorme generosidad para crear como Carlos lo hizo, y no solo en la escena como director, dramaturgo, etc. sino también como creador de instituciones, por citar algunas, Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, Festival Internacional de Teatro, Taller Nacional de Teatro, Rajatabla misma, etc. Solo un ser con una gran generosidad y capacidad de pensar en las comunidades puede llevar a cabo esta obra creativa e institucional.
Y, personalmente, compartió su generosidad creativa conmigo, me abrió las puertas y me hizo aprender y compartir la experiencia de la creación de su obra. ¡Eso es síntoma de la mayor generosidad! ¡Y no sabes cómo a la fecha le agradezco!
¿Cómo fue que te convocó para que trabajaras en Caracas con él?
Después de hacer la Cumbre Iberoamericana, coincidimos en Buenos Aires, en donde yo estaba iluminando en el Teatro San Martín, y unos meses después recibo una llamada y me invita a hacer Mozart, el Ángel Amadeus, en el Teatro Teresa Carreño, y así fue, llegué a Caracas a finales de Noviembre a iniciar una de las etapas ¡más maravillosas de mi vida!
¿En qué obras trabajaste?
Mozart, el Ángel Amadeus,  Despertar de primavera, El campo, Oficina número 1, la obra de tinte totalmente comercial “Taxi” y  un recital escenificado con poesía del poeta mexicano José Emilio Pacheco. Además diseñé en esa época alrededor de 4 o 5 montajes en el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), en Caracas y en Valencia. 
Carlos también era iluminador y me pregunto si él te trataba de guiar tu trabajo o te dejaba crear.
Me dejaba total libertad de creación, me daba una clave, por ejemplo, “quiero que la luz solo entre a escena por las ventanas”: esa era la clave o como se dice en el argot de los iluminadores, la “Key Light”. A partir de ahí se creaba el entorno, las escenas y todo lo demás, y así en cada puesta en escena. Tan es así que me permitió el uso de filtros, que él odiaba, no como color en la luz, pero sí para lograr los cambios de temperatura. Solo era esa clave, no hablábamos más, ya en la grabación de las escenas, si no estaba de acuerdo con algo me lo hacía ver y esperaba que al día siguiente le presentara otra propuesta, pero en realidad, de lo más sencillo.
¿Alguna vez no le gustó alguna iluminación tuya y te pidió que la cambiaras?
No, nunca, solo pequeños cambios en cierta escena y lo trabajaba sobre los ensayos.
¿Estabas con él en los ensayos? ¿Cómo era dirigiendo?
Trataba de estar en los ensayos, en ocasiones yo estaba en México y llegaba una o dos semanas antes de estrenar. Tenía un sentido del humor fantástico cuando dirigía, como dije antes, tenía muy claro lo que quería, y sus indicaciones a los actores eran muy precisas y hasta muy divertidas.
Respecto a la iluminación, siempre me hablaba o pedía lo que quería en cierto tono metafórico, por ejemplo: en la obra Oficina número 1, solo me dijo, “el espacio es la sabana, 40 grados, y de ese calor que emite la luz del sol, surgirá un remolino mágico de luz que envolverá cada una de las escenas”, ¡esa fue la única indicación que me dio en todo el proceso!
           
¿Cuál de sus obras de teatro te impactó más? ¿Por qué?
Las que yo hice con él todas me impactaron, y me impactaron por que cada una era absolutamente diferente a la otra, en su propuesta, su temática, su estética.
¡Una delicia descubrir y hacer ver por medio de la luz, las sombras y la oscuridad, esos mundos, los mundos de Carlos, sus mundos y ser parte de ellos! Un privilegio.



El Campo. Foto: Marcelo Pont

Mozart, el ángel Amadeus.


ras y la oscuridad esos mundos, los mundos de Carlos, sus mundos y ser parte de ellos! la otra, en su propuesta, su tem y
¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
De su persona, su generosidad, su sabiduría, su sentido del humor, su sentido de la vida.
De su trabajo, igualmente su generosidad, su riesgo, su valor, su perfección, su percepción de la vida, de la muerte y de la escena.
¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él?
Son muchas, todas, muy divertidas, ¡todas de una generosidad extraordinaria!
Hay una historia en particular, muy personal,  en el estreno de Oficina número 1. Yo viajaba a México al día siguiente y me pidió que le hablara a Emilio Carballido  y que le dijera de su parte “que ya todo estaba olvidado”, y que le diera los derechos de la obra “Rosa de dos aromas”.  Llegué a México, le llamé al Maestro Carballido, le llamaba y me anunciaba, claro, de parte de Carlos, nunca me tomó la llamada. Años después de la muerte de Carlos, Orlando Arocha me invita a iluminar “México Distrito federal” de Emilio Carballido, la montamos en el  Ateneo de Caracas.  El maestro Carballido viajó para el estreno, yo me topé con él en la librería que estaba en la parte de abajo del Ateneo, lo saludé y le dije: “tengo un mensaje que nunca pude darle de parte de Carlos Giménez”, le dije el mensaje tal cual me había pedido Carlos ¡y el maestro Carballido se puso a llorar! No supe más, no pregunté más, ¡algo se quedó ahí que solo ellos supieron!
Es que Carballido había contratado a Carlos para que dirigiera Fantoche y cuando a Carlos lo detienen y deportan, Carballido no lo defiende. En 1983 Carlos lo denunció públicamente en México y se armó un lío.
Pues hay versiones, para nada divertidas, que no me atrevo a contar, ya que se han ido distorsionando y además los protagonistas algunos ya han fallecido, hay historias no precisamente gratas de contar, y no me gustaría ser indiscreto.,﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽mucho, lo vi y escuchetel durante 10 dde Carlos Gimene "cina nre todo y ante todo eso, crear libremente, la palabra li
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
Todos vivíamos un profundo miedo producto de la pandemia que padecíamos, tanto en México como en Venezuela los amigos se morían, creo que no entendíamos muy bien el porqué, todo era muy rápido y vertiginoso y tanta muerte nos tenía paralizados, ¡simplemente se enfermaban y morían! Y todos temíamos morir de lo mismo en cualquier momento, así, sin más, sin saberlo, íbamos acumulando una profunda depresión producto del dolor de perder a las personas amadas ¡y el mismo miedo de morir nosotros todos! Yo mismo, en esa época, perdí a una persona a la que amaba en Caracas.
Cuando Carlos enferma el desconcierto era tremendo, y tratábamos de buscar las soluciones posibles para él y para los demás amigos. Había un médico mexicano que al parecer había descubierto un  medicamento que detenía el VIH, por cierto de ese médico no se supo más, y yo llegué a traficar el medicamente entre México y Caracas, y también lo hacíamos en complicidad con algunos aeromozos de la entonces línea aérea AVENSA, ¡tremendo!
Al fallecer Carlos, vino una profunda depresión. De hecho, yo no he vuelto a entrar a Rajatabla en los viajes que hecho en tantos años; hasta me tocó ir a finales de los 90 a un Festival, nos presentamos en la Sala Rajatabla y no me atreví a subir.
Yo, francamente, creí que nunca más iba a poder dialogar estéticamente con un director como lo había hecho con Carlos. Tardé muchos años en reencaminar mi estética y hacer algo que realmente me gustara.  Fue tan grande la experiencia con Carlos que, después de eso, nada me era satisfactorio; finalmente se trabaja y se encuentran otras estéticas y se reinventa, pero fue en su momento terrible y angustioso.

¿Y qué crees que significó para la cultura venezolana?
Sin duda, Carlos le dio a Venezuela y a toda Iberoamérica una visión del Teatro Contemporáneo que no tenía, creando verdaderos modelos de producción y corriendo riesgos estéticos a nivel internacional que pocos tienen la oportunidad de hacer.
Carlos dio a conocer a Venezuela en el mundo y Venezuela le brindó la oportunidad, en su momento, de crecer y crear libremente, sobre todo y ante todo eso, crear libremente, la palabra libertad y el valor de crear y creer en la libertad y lo que eso significa, entregando con  la mayor generosidad la escena a un pueblo, no solo venezolano, sino iberoamericano.
Tan es así que a la fecha, amigos en común como Ramiro Osorio, Giorgio Ursini, nos encontramos en algún festival y seguimos diciendo, “cómo lo extrañamos” o “qué falta hace”.
¿Cómo se recibió en México la noticia de su muerte?
La verdad, no tuvo mucha repercusión, solamente entre la gente que lo había conocido.
En ese momento yo estaba entre Bogotá y México, y creo que en Colombia tuvo una mayor repercusión.
Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Por una parte: Querido, ¡cómo nos haces falta! ¡Te extrañamos!
Por otro lado: “Coño de tu madre, ¿en donde andabas? ya ponte a ensayar”.

20 de noviembre de 2018
México D.F.





Iluminador y productor mexicano. Coordinador del Sistema de Teatros de la Ciudad de México, Secretaría de Cultura. Ha trabajado en más de 100 obras de teatro, danza, conciertos,  en diferentes países del mundo.
Algunos premios.

2006: Reconocimiento del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Shanghai, China, por su labor en las Artes Escénicas.
2010: Reconocimiento del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Shing Tao, China, por su labor en las Artes Escénicas.
2011: Reconocimiento del Gobierno del Estado de Tamaulipas por su labor en las Artes Escénicas.











¡Bravo, Carlos Giménez! Rodolfo Molina, director teatral y pedagogo: “Parecía un ser de otro mundo con un espíritu indomable” / entrevista de viviana marcela iriart, Mérida, 18 de octubre de 2018


 
Rodolfo Molina y su hija Robby



Su más grande poder radicaba esencialmente
 en su identidad como artista auténtico”





¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar y La Muerte de García Lorca de José Antonio Rial, Martí, La Palabra de Ethel Dahbar, La Honesta Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está feliz de Antonio Miranda, El Campo de Griselda Gambaro, La señorita Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el 
Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque fue un genio.
Y me haces mucha falta.









Rodolfo
, ¿en qué año, en qué ciudad y en qué circunstancias conociste a Carlos Giménez?
Conocí a Carlos Giménez en un afortunado día de 1975, en una de las casas del casco viejo de Petare en donde yo hacía teatro.  Una noche llegó Carlos invitado y acompañado por la dramaturga Mariela Romero, quien ya conocía nuestro trabajo.  El lugar no era nada cómodo, por lo reducido del espacio cedido al grupo en una de las casas coloniales y estaba iluminado por un simple bombillo casero. Mariela y Carlos se sentaron en el piso y observaron con detenimiento el ensayo de la obra Tiránicus de Rodolfo Santana. Intercambiamos impresiones en torno al trabajo y a la trayectoria del grupo en una amena conversación, en la que él mostró gran interés, esa misma noche, y me invitó al  Ateneo de Caracas para formalizar nuestra participación en el  Festival Internacional de Teatro de Caracas  con la obra en cuestión.

¿Cómo era Carlos entonces?
Que oportuna esta entrevista, me agrada de sobremanera. Me permite hablar de uno de los hombres más extraordinarios que he conocido en mi vida. Cuando Carlos aparecía en los ambientes en donde yo me encontraba, aun sin hablar, era de un impacto impresionante. Su personalidad era avasallante. Tenía una firmeza en todo lo que hacía. Al hablar, su estatura humana crecía aún más poderosamente. Su léxico rápido pero diáfano, era absolutamente comprensible. No le sobraban las palabras, era justo y preciso con sus ideas.

¿Crees que Carlos cambió cuando se hizo famoso y se convirtió casi en el hombre más poderoso de la cultura venezolana?
Carlos no se transformó en nada que no fuera Carlos Giménez, era un ser especialísimo, único. Parecía un ser de otro mundo con un espíritu indomable. No sé quién lo dijo alguna vez, me parece… mejor no me aventuro a decir quien lo dijo: “Con el Rajatabla la historia del teatro venezolano se dividió en dos partes, el antes y el después”.  Yo corrijo la expresión, aunque es buena en gran parte: No fue el Rajatabla quien merecía este calificativo, fue Carlos Giménez y su incuestionable proceso creador, que le dio una dimensión distinta al fenómeno teatral nacional. En los grupos y/o compañías teatrales, los que marcan su destino, su estilo y su desarrollo, son sus directores o conductores con su personalidad artística.
Ciertamente, Carlos se convirtió en el hombre más poderoso de la cultura y en lo particular, en el mundo teatral nacional e internacional. Su más grande poder radicaba esencialmente en su identidad como artista auténtico. Veía al teatro en su más estricto sentido de cómo es: un arte.

Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo.  En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
A Carlos no lo conocí en una jornada grande de trabajo, fueron momentos, instantes, en  que presencié algunos ensayos con su grupo. Supe de algunas subidas de tono, que son naturales en un director que valora el tiempo. Por cierto, creo que él entendía muy bien aquello, que lo único que no se debe perder en la vida es el tiempo, es irrecuperable. Yo mismo ensayando he sacudido con gran energía el irrespeto por la creación y el valor del teatro como arte. 

Como director de teatro, ¿qué era lo que más te impactaba de su trabajo como director?
Pienso que Carlos fue más un director de escena, del diseño del espectáculo que director de actores. Tengo entendido que él le concedía particular importancia al trabajo personal de sus actores al asumir sus respectivos personajes y luego, en la dimensión de la escena, emprendía la creación de la obra con inusitada pasión. Yo he visto muy pocos directores, en mi vida en el teatro, que lleven con tanto rigor las puestas en escenas como él. De Carlos aprendí llevar el Cuaderno de Dirección, los planos, los dibujos, las líneas de acción de los actores.  Recibí un buen día y de sus manos el Cuaderno de Dirección de la obra  Bolívar de Antonio Rial.

¡Qué maravilla! Cuéntame cómo fue que te lo entregó, ¿dónde estaban?
Él siempre tenía un gesto amable conmigo, me llamaba por un diminutivo o apodo muy singular que no reproduciré ((risas). Yo creo que le recordaba a alguien en particular de Argentina o en sus comienzos de sí mismo a través de mi persona, no sé (risas). El día que me entregó el Cuaderno de Dirección estábamos en su oficina, en el edificio del Rajatabla, me dijo (por el apodo): “Este trabajo de dirección lo voy a reproducir muy pronto, pero llévate estos apuntes, te pueden ayudar en tu trabajo”. Después, publicó una especie de revistas con el Cuaderno de Dirección.

¿Cuál de sus obras te impactó más? 
Casi todas me impactaron de sobremanera, me refiero a las que tuve ocasión de ver.  El Señor Presidente fue determinante en su brillante carrera. Otras tantas como El candidato, El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez El Héroe Nacional, Agua linda, Divinas Palabras, Macbeth y la inolvidable y su primera producción en Venezuela: Tu país está feliz.
En su larga producción teatral, algunos críticos consideraron que el montaje de la obra Las Lanzas Coloradas de Arturo Uslar Pietri fue un desacierto. Yo la vi en el Teatro Municipal de Caracas y de verdad, para mí fue una propuesta digna de un diagnóstico más cuidadoso de la crítica local. Fue un momento difícil en su asentamiento en el teatro venezolano. Los celos y la mezquindad en el medio teatral caraqueño de entonces, prevalecieron al evaluar la valía de la puesta en escena. Yo creo que la incorporación de actores del medio televisivo y su modismo al actuar, no alcanzaron al nivel teatral exigido y la propuesta declinó un tanto, solo eso.

¿Qué crees que generaba esos celos? Muchas veces escuché decir que Carlos acaparaba todos los recursos económicos del Estado y por eso los demás grupos no podían producir grandes obras. La muerte de Carlos demostró que esa aseveración era falsa: todos los grupos siguieron haciendo el mismo teatro de siempre.
Carlos era un gerente cultural muy calificado, si bien es cierto que recibió recursos institucionales, estos no iban más allá de lo que otros se adjudicaban. Ejemplo claro de esto fue lo ocurrido en AVEPROTE (Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro). Esta institución gremial cometió, a mi entender, un grave error al recibir recursos económicos del estado para distribuirlos entre los grupos miembros e implementaron un desagradable tabulador de mediciones discriminatorias.
Lo que sí es claro que, con  lo que recibía Carlos por este concepto no hubiera podido, en modo alguno, emprender las producciones de gran factura llevadas adelante por el Rajatabla. Por tanto, su mayor fuerza financiera provenía de las empresas privadas en donde él se movía con enorme facilidad. Era muy diligente y perseverante. Todo lo que pudo lograr en apoyo financiero fue bien retribuido con su trabajo teatral, profesionalidad, tenacidad y gran calidad artística demostrada tanto a nivel nacional como internacional, lo que permitió que se le abrieran muchas puertas. Seguramente fue su capacidad innata lo que muchos  envidiaron, provocando reacciones hostiles.

¿Crees que Carlos sufrió más que otros creadores los “celos y mezquindad” del medio artístico?
Sí, fue muy duro para él, terrible fueron las envestidas. La fiereza egoísta no tenía contemplaciones con su trabajo y gestión. Pero te diré algo, él nunca me refirió sobre estos asuntos, prefería avanzar sobre lo que había que hacer y no perder el tiempo en estos vergonzosos comportamientos.   
Nosotros, desde la distancia, en el interior del país, vivimos y sufrimos estos momentos críticos del medio teatral, al grado de ser desconocidos como hecho histórico. La historia del teatro venezolano sólo se ha escrito desde y en la capital y lo segundo, el financiamiento era tan exiguo que había que hacer grandes esfuerzos para acercarnos a la capital, mucho menos para mostrar nuestras producciones.   


¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
Su garra, su pasión, su capacidad de riesgo, su emprendimiento. No le temía a la equivocación y sí le molestaba la falta de decisión de sus allegados. Le escuché alguna vez decir: “Una de las cosas que padece nuestro teatro es la falta de asumir el riesgo, así se  equivoquen”.
Carlos daba la sensación que manejaba el futuro en sus manos y lidiaba con él, en nuestro tiempo presente. Este hombre parecía saber que su tiempo le era corto. Todo era para ahora, ya, sin pérdida de tiempo y bien pensado.



Izquierda a derecha:  José Simón Escalona, Carlos Giménez de frente
a la cámara, Juan Pagés y de espaldas Rodolfo Molina, en la Extensión
Universitaria de la ULA, Tovar, Mérida. Fuente: Rodolfo Molina

Carlos Giménez , a la izquierda, en un encuentro teatral en Mérida, 1978.
.Fuente: Rodolfo Molina



En tu artículo Los diversos caminos de Carlos cuentas que Carlos organizó la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes. ¿Fue idea de él? ¿Cuáles eran los objetivos?
Efectivamente, la idea fue de Carlos, con el  que compartí en Tovar a finales del año 1977, aproximadamente. Veníamos, en cada encuentro, examinando los procesos de trabajo de los grupos en Latinoamérica y la viabilidad de estrechar los vínculos de forma organizada con todos ellos. Miramos el Festival de Manizales y su forma de presentar el evento. Era un gran acto de comunión, como una gran mesa de trabajo en donde los grupos participantes se reunían a mostrar sus hallazgos artísticos y lo más singular de todo, era que en la discusión de las obras participaba el público con los actores y realizadores en general. Era fantástico. Esta era la finalidad central de la Asamblea en gestación.
En Tovar, finalmente suscribimos un documento que llamamos: La declaración de Tovar. En este acto estuvieron presentes un significativo grupo de directores entre ellos: Juan Pagés, José Simón Escalona, Lientur Carranza, Ciro Medina, Félix Salazar, Juan Carlos de Petre, Jacinto Cruz, Winston Rosales, Rómulo Rivas y otros tantos creadores solidarios que no pudieron llegar a tiempo y por supuesto, Carlos Giménez y mi persona.  
A continuación Carlos organiza en Caracas la Muestra Nacional de Teatro de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes  en el marco de IV Sesión Mundial del Teatro de las Naciones (Caracas, 6 de Mayo de 1978). Los grupos presentes fueron: Teatro Universitario de Mérida, Altosf de Cumaná, Teatro Móvil Campesino de Mérida (mi grupo de entonces), Pequeño Teatro de Maracaibo, Pequeño Grupo de Mérida, La Barraca de Ciudad Guayana, Trenzas Teatro de San Felipe; Grupo Theja, Teatro El Triángulo, Los Comediantes y el Grupo Rajatabla de Caracas. Más tarde organiza, apropiadamente, la Primera Muestra Nacional de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes en el mes de junio del mismo año, 1978, en la Sala Rajatabla.






           
Fuente: Rodolfo Molina


Fuente: Rodolfo Molina




En el mismo artículo dices que esa Primera Muestra terminó siendo una especie de festival de cultura de provincia. ¿Por qué crees que Carlos la organizó?
En algún momento te dije que Carlos era un visionario y si no lo era, sabía muy bien el curso que debían tomar las cosas en nuestro teatro en el futuro.
Él  buscaba vincular el trabajo de los teatros independientes del país con los del teatro colombiano, había que seguir las pisadas de ellos y los del teatro latinoamericano. Hay necesidad de revisar cómo Carlos, junto a Fanny Mickey, Presidenta del Festival Iberoamericano de Bogotá, logran establecer un correaje de vínculos fraternos y operacional con el Festival Internacional de Teatro de Caracas. Esto es una gran historia pendiente por desarrollar en algún momento.
Carlos visualizó con claridad que el verdadero teatro venezolano estaba naciendo en el interior del país y mostraba las posibilidades de establecer un vínculo magnífico con el nuevo teatro y el movimiento teatral independiente del resto de Latinoamérica.
Sin embargo, a esta aurora de crecimiento del incipiente teatro nuevo venezolano, se le cruzó la desventura. La implementación de un símil de la experiencia de las Orquestas Juveniles Nacionales, promovidas por el maestro José Antonio Abreu desde el Ministerio de la Cultura, produjo un quiebre significativo. A alguien, desde la Dirección de Teatro del organismo de entonces, se le ocurrió, quizás con muy buenas intenciones, crear las Compañías Regionales de Teatro, una suerte de reproducción del plan de las Orquestas, las cuales o algunas de ellas, se convirtieron en pequeños feudos y centros de privilegios personales.
El efecto mayor y el más nocivo de esta iniciativa lo constituyó la separación de gran parte del personal artístico de los grupos independientes, que buscaban la  estabilidad económica ofrecida en las Compañías y con ello, desde luego, arrastró al desastre a ese gran movimiento teatral independiente en desarrollo. No así los grupos latinoamericanos, quienes siguieron su rumbo y hoy son los grandes centros de creación. Y Colombia, en particular, es el ejemplo de este fenómeno creador en donde se reúne, hoy día, el mejor teatro del mundo.
Todo esto reúne la gran idea de Carlos con la Muestra. La duración iba de acuerdo a una programación extendida y de acuerdo a las facilidades de los grupos, era más bien un trabajo de organización, de captación e integración a este gran movimiento. Deberá existir, en algún momento, un retorno al rumbo perdido.




Fuente: Rodolfo Molina


Fuente: Rodolfo Molina

Fuente: Rodolfo Molina



En tu artículo también dices que gracias a Carlos Giménez conseguiste que tu grupo recibiera subsidio. ¿Qué hizo Carlos para que eso sucediera?
Esto fue un verdadero acto de fe y devoción por el teatro. El comportamiento de la jefatura del CONAC en Tovar, para ese tiempo, se asentó tercamente en descalificar mi iniciativa de llevar a Caracas, con el patrocinio de Carlos y el CELCIT, de numerosos grupos de artistas plásticos, artesanales y ceramistas. Hoy día, algunos de ellos han trascendidos de manera notable en las más importantes galerías del mundo. El efecto consiguiente fue mi destitución como instructor de teatro.
Carlos motorizó rápidamente  la realización de un acto de desagravio en la Sala Rajatabla, con la presencia de directores, actores, profesores de teatro y otras tantas personalidades del mundo artístico y lo difundió de modo masivo. Solicitó personalmente una cita con el Presidente del CONAC, Dr. José Luis Alvarenga, quien la aceptó de inmediato. Yo no admití mi retorno al cargo, preferí el subsidio al grupo. Debí pedir ambas cosas, ¿no te parece? (risas). Opte por la atención al grupo.   

Deberías haber pedido las dos, claro (risas). ¿Sabes si Carlos ayudó a otros grupos a conseguir subsidio?
No estoy enterado, pero no lo dudaría que lo haya hecho con algún otro grupo, sé que era un gran devoto de la actividad teatral en el interior del país y de sus realizadores.

¿Crees que Carlos hizo algo a favor del teatro de provincia?
¡Muchísimo! Pero esto se queda corto para lo que realmente quería alcanzar. No era un asunto de dinero y egos inflados, era básicamente educación, solidaridad, hermandad, pasión, riesgo, entrega, vocación, compartir y el servicio por amor al arte teatral. A mi amigo y colega no le alcanzó el tiempo para el inmenso propósito que tenía. Hay historias que la miseria humana quiere ocultar, pero por alguna rendija fluirá al conocimiento del mundo y lo que hacen ustedes, justo ahora, sea en definitiva ese el camino.


Gracias, Rodolfo. ¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él? Puede ser más de una.
Hay una en particular. Se preparaba Carlos, en la Sala Rajatabla, con la obra Agua Linda, del autor venezolano Ricardo Acosta, para mostrarla durante el VI Festival Nacional de Teatro en el año 83, y en unos de los ensayos generales me invitó a verla. Al término del ensayo, en un recodo de la sala, me preguntó calladamente: “Rodolfo, ¿qué te pareció la obra?”. Yo le miré por un momento, crucé mis ojos por el piso buscando una respuesta acorde con la pregunta y le dije sin más ni más: “Me pereció empalagosa”“¿Cómo es eso?” me apuntó y le dije enseguida: “Tu obra está tan rica en hallazgos escénicos, hay tantos, muchísimos valores visuales, que la escena está saturada de belleza que llegó a empalagarme. Es como quien come gran cantidad de caramelos y llega al punto de la saturación que los rechazas”. Carlos lo recibió con mucho agrado mostrando su sonrisa y agradeció el comentario. No sé qué pasó con la obra después de esto. Me dijeron que tuvo gran éxito en el evento nacional. Yo regresé a Tovar, mi centro de trabajo y el de mi grupo para ese momento.



¿Hay  algo que no te haya preguntado que quieras contar?


Sí, su amor por el teatro de provincia, le gustaban las localidades apartadas de las grandes ciudades. Caminaba en silencio por las poblaciones del interior del país. En nuestro caso, eran muy frecuentes sus visitas a Tovar y Bailadores, en el estado Mérida, en donde platicábamos sobre el teatro nacional aprovechando de comer helados con fresas.   


¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
Un rudo y fuerte golpe personal. Me dolió mucho su desaparición. Nuestros vínculos fueron estrictamente artísticos. No conocí su familia y vida personal y él apenas logró conocer a mi esposa Leida y a mis hijas Roddy y Romy Molina, actrices las tres.
Han pasado muchos años de su partida y no ha surgido, aún, una sola figura de tan alta estatura como la de Carlos Giménez en nuestro teatro.

¿Y para la cultura venezolana?
Tremenda su ausencia. Nuestro teatro alternativo empezó a desquebrajarse severamente, al punto que se liquidó toda iniciativa de los teatros independientes y se desmembró el incipiente movimiento de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes. Doloroso. A nuestro teatro se lo tragó la oscuridad mientras otros, como el colombiano, creció en demasía.


Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Carlos, me hubiese gustado compartir más tiempo contigo y haber tenido la ocasión de realizar algunas experiencias artísticas conjuntas. Fue un enorme placer haber tenido la oportunidad de conocerte querido e inolvidable hermano, amigo y colega.


18 de octubre de 2018




Nació en Caracas, Venezuela en 1942.

Director, productor, actor, diseñador de vestuario y escenografía, docente, gerente cultural, pedagogo teatral, dramaturgo, guionista cine.

Fundador del Festival Internacional de Teatro de Los Andes, Teatro Móvil Campesino y El Theatrón Centro Dramático (Mérida). Ex Presidente del Consejo Regional de Teatro del Estado Mérida.

Algunos Premios:
Gran Medallón de Honor del Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Porto-Portugal);  Ciudadano Meritorio de la Ciudad de Mérida; Premio Juana Sujo; Subsidio Honor de la Casa del Artista.


Festivales en los que participó: Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Portugal, seis veces entre 1978 y 2009); Festival de Teatro Popular (Nueva York, 1978); Festival Internacional de Teatro de Caracas (1975); Festival Chicano y Latinoamericano (México, 1974); Festival Mundial de Teatro en Nancy (Francia, 1973).

Trabajó con César Rengifo, Márquez Páez, Gilberto Pinto, Rodolfo Santana. Tomó talleres con Augusto Boal (Brasil), Enrique Buenaventura (Colombia) y Ruggiero Jacobi (Italia).

Ha dirigido más de 45 obras de teatro y realizado giras por varios países, entre ellos  España, Francia, Colombia, Portugal y México.

Contacto: Rodolfo Molina



Otras entrevistas sobre Carlos Giménez en el libro: ¡Bravo, Carlos Giménez!










NUMANCIA, de Cervantes, con la Comedia Cordobesa: actor, 1961











Carlos es uno de los Soldados Numantinos: su nombre está subrayado.





Fuente programa de mano: Luis Beresovsky, a quien agradecemos el envío de este material.

Fuente fotos: Rajatabla.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...