Foto: Marta Mikulan-Martin |
Con
suma complacencia acepté la amable invitación formulada con motivo de la
presentación del excelente libro titulado Tiempo y Espacio del destacado
periodista venezolano Edgar Moreno Uribe, dentro del marco de tan brillante
celebración aniversaria.
Y
cómo no hacerlo si la hermosa producción editorial de Moreno Uribe se refiere,
precisamente, al egregio fundador y promotor de RAJATABLA, a quien supo
imprimir al Proyecto, desde su inicio, una dinámica portentosa, una proyección
pedagógica sin paralelo en todo lo ateniente a la formación, capacitación y
adiestramiento de una nueva generación teatral, así como la más vigorosa y
ascendente proyección internacional.
Cómo
no hacerlo, si la visión altísima de Carlos Giménez, su incomparable capacidad
de convocatoria frente a la juventud, su fulgente creatividad y contagiosa
pasión por el quehacer constructivo y fecundo lo convierten en un hito
crucial del Teatro Iberoamericano Contemporáneo.
Cómo
no hacerlo, si en Tiempo y Espacio Edgar Moreno Uribe, enalteciendo su propia
condición profesional, no ha hecho otra cosa que rendir justísimo y legítimo
Homenaje al joven Maestro y líder, visionario y magnífico; Carlos Giménez que, dando la espalda a los
halagos de un dorado aislamiento, resolvió asumir en profundidad y conciencia,
la causa de su vida para consagrarse al apostolado auténtico, para empeñar su
alma generosa en la más alta lucha de la juventud venezolana. Llamarlo
Maestro es, ciertamente, rendir tributo máximo a su grandeza de Creador y de
Artista.
Porque,
al enfrentarse a tarea tan grave y magna, Carlos Giménez ha dictado la lección,
insuperable, de un hombre que renuncia a sí mismo para conformar su existencia
a un propósito trascendental, a una radical reflexión, que ha tocado hasta en
lo más íntimo el mundo de la esencia y que ha contemplado, sin cesar, el vasto
horizonte de los valores nobles.
El
28 de febrero de 1990 dije en esta misma sala que Rajatabla, el Teatro Nacional
Juvenil de Venezuela, el Festival Internacional de Teatro, el Centro de
Directores para el Nuevo Teatro, el Taller Nacional de Teatro, no serían ya más
nunca organismos cuya suerte pudiera depender de una u otra decisión
burocrática. Y hoy, como ayer, en la solemne evocación de Carlos Giménez,
declaro responsablemente que el Estado Venezolano ya ha hecho suyos el combate
y la causa de Carlos como de los más caros y vitales Patrimonios de la Nación y
de la Cultura.
He
compartido siempre con él, el criterio conforme al cual el Poder Público no
podía establecer con el Mundo Artístico una relación paralizante y estéril,
fundada en el convencional Subsidio, acompañada de un par de mecanismos
institucionales vacíos de todo contenido sustancial, exentos de espíritu.
Y
precisamente en la presencia entrañable de Carlos, viva y palpitante aquí esta
noche, me honra inmensamente renovar ante Rajatabla y el Teatro Venezolano
nuestra inquebrantable decisión, más firme que nunca, de consolidar su Histórico
Proyecto, su causa señera de coraje y audacia, de transformación y de
modernidad, de juventud y de Patria, de Cultura y de Pueblo.
Señoras
y señores:
Inicié
estas palabras como presidente del Consejo Nacional de la Cultura. Quiero
concluirlas como artista: Adelante, Carlos, que estamos y vamos a estar siempre
contigo en tu gesta triunfante y gloriosa.
Fragmento del libro CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE, aproximación biográfica de Viviana Marcela Iriart, Ed. Escritoras Unidas & Cía. Editoras, 11 de marzo de 2023.
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CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE
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