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María Estuardo, de Schiller, dirección general Carlos Giménez, 1974

 

Bertha Moncayo

Héctor Clotet, Carlos Giménez, Daniel Farías y América Alonso



María Estuardo, de Schiller

Con América Alonso y Bertha Moncayo

Teatro Nacional

Caracas

Dirección General Carlos Giménez

1974



Fuente de la información: Ángel Acosta

CARLOS GIMÉNEZ Y RAJATABLA 1990: Fuenteovejuna de Lope de Vega / Coproducción con el Festival de Dos Mundos de Spoleto, Italia y la Compañía Nacional de Teatro, Venezuela / "Rajatabla 20 años", de Blanca Sánchez y David Rojas / Ed. Monte Avila -Presidencia de la República de Venezuela, 1991 / Fotos Miguel Gracia




















 








Fuente: Carlos Cassina 
Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David RojasEd. Monte Avila -Presidencia de la República de Venezuela, 1991

Fuente foto color y portada programa de mano: Diego Balaguer






EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA, de García Márquez y Carlos Giménez: "The New York Times dice: “Una dramática adaptación en la que los ritmos y las formas de la prosa del autor están iluminadas con precisión y economía.” / artículos de Andrés Zambrano D y Nullvalue / El Tiempo, Bogotá, 14 y 18 de mayo de 1991




 "El Coronel de cuerpo presente"


The New York Times dice: “Una dramática adaptación en la que los ritmos y las formas de la prosa del autor están iluminadas con precisión y economía.”




No fue coincidencia. El día que se estrenó la versión para teatro de El coronel no tiene quien le escriba, del grupo venezolano Rajatabla, llovió en Bogotá despacio pero sin pausas, como en Macondo. Fue el 14 de mayo. Ese martes, el Coronel salió de las páginas de los libros y encarnó en el actor José Tejera. Alto, desgarbado, de pelo cano y con acento caribeño en cada una de sus palabras. Así debe ser el coronel. Por lo menos eso se desprende de las declaraciones de Gabriel García Márquez al periódico mexicano La Jornada, el miércoles 24 de agosto de 1989, cuando le preguntaron si reconocía a sus personajes. “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.” 


Según cuenta Tejera, este fue uno de los momentos más importantes en la historia de Rajatabla. Al culminar la presentación, García Márquez bajó a saludar al elenco. Los espectadores que asistieron a esa función no sabían a donde mirar. Repartían su atención entre el escenario y el puesto donde estaba Gabo. Nadie deseaba perder un solo gesto de aprobación o desagrado del escritor.

Ese día también llovió, porque siempre llueve en el Macondo de Rajatabla. A veces aguacero, a veces llovizna. En el escenario, el agua golpea el marco de la puerta y la ventana de la casa donde habitan el coronel, su esposa y un gallo.

Tras esas cuatro paredes, el Coronel lleva 56 años esperando una pensión que nunca llega. Todos los viernes va a la oficina de correos a averiguar por su carta. “Esta esperanza, casi indecente, es como la de nosotros los latinoamericanos”, afirma Carlos Giménez, director del grupo.

El trabajo de Rajatabla comenzó hace dos años cuando fueron invitados a participar en el Festival de Dos Mundos, en Spoleto (Italia). Fue un honor para los teatreros de Rajatabla, primeros latinoamericanos que lograron esta distinción en los 32 años de historia del Festival.

Sin embargo, los organizadores pusieron dos condiciones. La obra tenía que ser de García Márquez y estrenada en Espoleto.

Carlos Giménez se inclinó desde el principio por El coronel no tiene quien le escriba, obra que considera la mejor del Premio Nobel colombiano.

García Márquez, al conocer el propósito del grupo, les comentó que era el menos teatral de sus escritos. Les aconsejó que intentaran con Crónica de una muerte anunciada.

Desoyeron el consejo. Giménez afirma que Cien años de soledad le dio fama a García Márquez, pero fue en El coronel no tiene quien le escriba donde hizo literatura.

El trabajo fue arduo. García Márquez leyó dos proyectos de guión antes de aceptar el tercero.

En Latinoamérica, el Grupo Circular del Uruguay tenía los derechos para teatro de la obra. Fue necesario negociar con la representante de García Márquez, Carmen Balcells, para evitar cualquier problema legal.

La obra se presentó por primera vez en el Teatro Nuovo de Espoleto, con excelentes comentarios. Según los miembros de Rajatabla la expectativa que crearon fue enorme. El Coronel se agotó en las librerías de la pequeña ciudad italiana.

La imaginación caribeña descrestó a los europeos. Un periódico italiano, impresionado por el efecto de la lluvia contra el marco de la puerta, afirmó: "Este grupo es dueño de una gran tecnología hidráulica." La realidad es bien distinta y bastante simple. El efecto se logra con dos mangueras similares a las que utilizan los bomberos. Una gota de realismo mágico pero a la inversa.

En el montaje de Rajatabla todo gira alrededor del Coronel dice Giménez. Las paredes van y vienen para darle entrada a la oficina de correos, la casa del Compadre Sabas, y la gallera, donde la esperanza se debate con la frustración. Pasado, presente y futuro son relativos, como en la teoría de Einstein. Lo único permanente es una hamaca y el coronel.

Rajatabla lleva dos años presentando la obra en todas partes del mundo. Doscientas funciones ante un público diverso y heterogéneo. La 201 fue como regresar a la primera. Esta vez los espectadores eran los compatriotas de García Márquez, los habitantes de Macondo. Los actores respiraban nerviosismo. En pleno mediodía cantaron los gallos, desubicados. La rápida rueda de prensa dio paso al ensayo general.

A los 8:30 p.m subió el telón del Teatro Nacional La Castellana. La lluvia mojó la ventana de la habitación del Coronel. Hora y media después, emocionado, el público aplaudió de pie... Por fin vieron al Coronel.


©Andrés Zambrano D.
18 de mayo de 1991
El Tiempo, Bogotá

Gracias al actor Aitor Gaviria, quien fue parte del elenco de El Coronel no tiene quien le escriba, por la foto de Gabriel García Márquez y Carlos Giménez y en México y por este link.

Fuente: El Tiempo






EL GRUPO RAJATABLA NO SE RAJA CON EL CORONEL




“No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi. De veras.” Este fue el comentario que hizo Gabriel García Márquez, en México, al terminar las presentación de El coronel no tiene quién le escriba, del grupo venezolano Rajatabla. La obra se presentará, por primera vez en Colombia, a partir de hoy en el Teatro Nacional La Castellana por una corta temporada que culminará el 24 de mayo.


La adaptación y dirección para teatro del relato de García Márquez corrió a cargo de Carlos Giménez.


La obra, que fue premiada en el Festival de dos Mundos, en Spoletto (Italia), es protagonizada por José Tejera, en el papel del Coronel, y Aura Rivas, como la mujer del Coronel. Cuenta con la participación de 14 actores. La escenografía y el vestuario son de Rafael Reyeros, la musicalización de Eduardo Bolívar y la iluminación de José Jiménez.

El montaje -según dicen los que la han visto- está cargado de elementos cinematográficos, con una escenografía de aguas permanentes, alusivas a un pueblo al que solo se llega en lancha. Entre frases no dichas, silencios elocuentes y medias luces, el Coronel espera cada viernes, junto a su mujer y su gallo, una pensión del gobierno que jamás llegará.

El Coronel no tiene quién le escriba fue estrenada hace dos años; su éxito ha llevado al grupo Rajatabla a realizar giras por Europa, Estados Unidos y América Latina.

El trabajo de Giménez y su grupo no solo ha arrancado buenos comentarios de García Márquez; la crítica internacional la califica con los mejores adjetivos. The New York Times dice: “Una dramática adaptación en la que los ritmos y las formas de la prosa del autor están iluminadas con precisión y economía.”


©Nullvalue
14 de mayo de 1991
El Tiempo, Bogotá


Fuente: El Tiempo

Latin American Theatre in Montreal: Bolivar by Carlos Gimenez & interview with Pilar Romero / Mark McCaffrey, Montreal, Latin American Theatre Review, Kansas University, Spring 1986







"I think we amount to a kind of exorcism of military juntas 
whenever we do Bolivar.  Every time 
we perform the play in a country having a military dictatorship,
 they have elections there before the year is out." Pilar Romero



Caracas, Venezuela's Grupo Rajatabla and Teatro Irrumpe of Santiago de Cuba brought Bolivar and María Antonia, respectively, to Montreal's recent Festival de Theatre des Amériques (May 1985). Written by José Antonio Rial, Bolivar puts loose-fitting historical trappings on a reenactment of the South American liberator's final days as staged by inmates in a present-day concentration camp. Although the verbiage is at times as thick as the incense, the broken treatment of history achieves its desired effect. Simón Bolívar, as
leading actress Pilar Romero points out in this interview, "walks back and forth through time" until the centuries converge. Eugenio Hernández Espinosa's María Antonia travels chronologically backwards as well, but remains set in pre-revolutionary Havana as a full-blown, Afro-Cuban period piece. Under Roberto Blanco's direction, this folklorically colored exploration has served to show Cuban audiences both the distinctions and the blurs between what Cuba once was and what it seeks to become.

Both plays were performed in Spanish for four nights and to full houses. They were among the highlights of a festival that brought more than 20 groups and companies from both American continents to receptive audiences in largely French-speaking Montreal.

INTERVIEW WITH PILAR ROMERO

With its play-within-a-play premise and its progress towards a kind of exploded climax, Bolivar resembles Marat/Sade.

Everything Carlos Giménez directs has a sui generis esthetics to it. When we bring Bolivar to New York, or perhaps The Good Woman of Setzuan, we expect these resemblances to show, though only to the advantage of the play.

A little more on that special esthetics, please.

Well, consider the Marat/Sade trappings—inmates, guards, drama under the gun, nudism, lunacy—but set up for an exclusively domestic, meaning Venezuelan, audience. So much of the historical background is taken for granted. Simón Bolívar, his lover Manuela Saenz, his plan for a united South America—these are things that Venezuelans know so automatically that perhaps they don't really know them at all. The Marat/Sade drapings serve to jar all the assumptions about Bolivar, so that the bust-in-the-park image can be reassessed.

Do you think costuming and set alone achieve that?

No, it has to be in the fabric of the play, too. In this case it is there. The concentration camp prisoners choose the last five days of Bolivar's life because they are fraught with misery, conspiracy, anguish, betrayal. Bolivar himself doesn't believe in the acclamation he gets from Manuela and others, nor in the possibility of his being remembered other than as a great but more or less empty public figure. The interaction of history and actuality changes all this, as you saw. For instance, at one point the concentration camp overseer jumps into the play he has forced the inmates to perform and breaks into a ringing speech on the inspiration that Bolivar's name still brings to Latin American military officialdom.

Yes, I remember the music nearly drowned him out.

We use the "vanitas, vanitas" choral score obtrusively because we wish to break the spell of compliance, the conspiracy between music and the audience which we feel sterilizes a work's potential for memorability. So you have a classical military peroration forced to compete with this strident choral music.

Isn 't that a bit preachy?

I don't think so, not when played against the other angles from which Bolivar is viewed. For instance, Bolivar himself—and here you have what I mean by Carlos Giménez's esthetics strengthening the play—tends to oscillate between his role as concentration camp inmate and his classical incarnation of the 19thcentury hero. When it's the former, he's denouncing 20th-century militarism right and left, half inmate, half Bolivar. When he is fully the historical Simón Bolívar, he interacts with his own early 19th century: its high society criollas, called the mantuanas, his half-crazy lover, Manuela, the generals who betrayed him. And this pulls the staging right along with him and you are in the period piece until you are forced out of it again. It's always back and forth like that.

How has the play done outside of Venezuela?

I think we amount to a kind of exorcism of military juntas whenever we do Bolivar. Every time we perform the play in a country having a military dictatorship, they have elections there before the year is out.

In what countries, for instance?

In Argentina, Brazil and Uruguay.

Aside from those miracles, how has the play been received?

It has done very well, but let me tell you something that happened in Montevideo when we played Bolivar. You saw the concentration camp military police in uniform placed in the audience at the beginning of the play. Well, the Uruguayans were so accustomed to this kind of vigilance that when the guards grabbed me, that is, Manuela, at the beginning of the play as part of the play's action, the people in the theatre thought that they were real military police and pulled me down into the rows of seats in order to protect me. I had to break character to tell them it was part of the play. So imagine what it means to those people to see characters like the guards in a work like Bolivar, to see them challenged, placed in a context they do not entirely control.

Surely the reaction has been different in Montreal.

Yes, and in one very special way. I'm not so Stanislavskian that I am subsumed in my role, meaning I often watch the audience out of the corner of my eye when the part I 'm playing allows it. And in Montreal, Manuela Sáenz had a remarkably strong and supportive public. There was a real partiality to the woman's role here, a real sympathy. I hadn't ever experienced it. It came out in the press, in the applauding, and in the attention I could feel as I performed the part.

(…)


©Mark McCaffrey
Middlebury, Vermont
Latin American Theatre Review
Kansas University
Spring1986


Source: Latin American Theatre Review



Estreno de dos montajes sobre Bolívar y Lorca, "personajes hondamente humanos y antifascistas" / por Rosario María Pereda, El País, España, 2 de julio de 1982



La Muerte de García Lorca


El grupo Rajatabla de Caracas actúa en el teatro María Guerrero


  • En Madrid, se les ha recibido con recelos por parte de la familia, con expectación por parte de la gente que recuerda montajes suyos como El señor presidente, y con pintadas de la ultraderecha en la fachada del teatro...



Bolívar


Rajatabla, el grupo de teatro del Ateneo de Caracas, estrena en el teatro nacional María Guerrero, de Madrid, dos de sus montajes. más completos y conflictivos, ambos sobre textos de José Antonio Rial y dirección de Carlos Giménez: Bolívar, que empieza a representarse esta noche y La muerte de García Lorca, que se estrenará el dia 8. Según el autor de las dos piezas, "lo que une a Simón Bolívar y Federico García Lorca es que son dos personajes hondamente humanos y decididamente antifascistas".
"Yo quiero a Federico más que su familia", dijo José Antonio Rial, preguntado sobre las dificultades que los herederos del poeta han puesto al estreno de su obra. "Yo no he recibido nunca ningún dinero por Federico, no he utilizado al personaje para mi medro personal ni por ningún interés que no sea el amor al teatro, a este medio de expresión espléndido, que también amó Lorca. Es el tema fundamental de la lucha de la cultura contra las tinieblas, contra el muera la inteligencia, que es más importante que el propio Federico"."Federico", sigue José Antonio Rial, "fue antes que otras cosas un hombre de teatro. Cuando yo leí el libro de lam Gibson La insurrección nacionalista en Granada y la muerte de Lorca, pensé que lo justo sería hacer una obra de teatro con él como personaje: se había estudiado" su literatura, su vida y su muerte, se habían hecho millares de poemas a su manera y dedicados a su memoria. Sólo faltaba el teatro".
Y Rajatabla ha sido el grupo encargado de montarlo, y de llevarlo por el mundo democrático desde 1978. En Madrid, se les ha recibido con recelos por parte de la familia, con expectación por parte de la gente que recuerda montajes suyos como El señor presidente, y con pintadas de la ultraderecha en la fachada del teatro que trajeron cierto temblor al personal del María Guerrero y que hacían alusión a la homosexualidad de Lorca. "Es una obra fuerte", dice Carlos Giménez, el director de Rajatabla, que está preocupado por su repercusión en España. "Está llena de símbolos duros, todos relaccionados con la vida y con la muerte de Lorca, y con la España de su época".

José Antonio Rial

La gran Colombia

"...con Carlos Giménez en particular, decidimos que teníamos que atrevemos a hacer la denuncia de las doce dictaduras que sufre América Latina..."




Si La muerte de García Lorca es una obra que vuelve teatro el rigor histórico y también el sentimiento poético y vital de su personaje, Bolívar, la obra que Rajatabla estrena hoy en Madrid y que antes fue puesta en escena en Sevilla, es, en palabras de un crítico teatral, "elMarat/Sade latinoamericano". "No damos una visión historicista del personaje", dice Roberto Moll, el actor que encarna tanto a Lorca como a Simón Bolívar. "Rial ha tomado los últimos días del personaje, cuando está en la traición, el exilio y la locura. El personaje Bolívar es más un poeta que un guerrero, y el tema de la obra, finalmente, es el estado de su sueño: la Gran Colombia, la América Latina independiente y unida frente al que ya empezaba a ser el monstruo del Norte. Nadie lo entendió jamás"."En 1982, es lamentable que el 80% de los países bolivarianos seán dictaduras militares. Nuestra obra", sigue el actor, "comienza por eso, en 1982, en una prisión política de cualquiera de esos países". "Los presos", continúa ahora José Antonio Rial, "tienen que representar para sus carceleros unas escenas de la vida de Bolívar en la celebración de la fiesta patria, según guión de un poeta también preso... Esa representación es la obra".
Rial, que es director y guionista en un importante canal de la televisión venezolana, dice que "no podíamos hacer, para las celebraciones del aniversario de su naciniento y de su muerte -200 y 150 años respectivamente- que se celebran ahora, un episodio como el que se acostumbra a hacer en televisión. No era nuestro estilo, así que con el grupo Rajatabla y con Carlos Giménez en particular, decidimos que teníamos que atrevemos a hacer la denuncia de las doce dictaduras que sufre América Latina, y también, la presentación de la más vigente de las ideas bolivarianas: la de la América unida frente a los entonces ya unidos Estados del Norte".

El País, España
2 de julio de 1982
Fuente: El País



Carlos Giménez y Rajatabla 1982-83: Bolívar, Agualinda y La Charité de Vallejo / Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David Rojas, Ed. Monte Avila -Presidencia de la República de Venezuela, 1991 / Fotos Miguel Gracia

























Fuente: Carlos Cassina 
Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David Rojas
Ed. Monte Avila -Presidencia de la República de Venezuela, 1991
Fotos Miguel Gracia










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