©Rolando Peña-Karla Gómez |
¿En qué FITC trabajaste y cuál fue su
tarea en él?
Me inicie en el año 1983 como promotora cultural en el Conac dentro del programa Bicentenario del Libertador que formaba parte del Festival Internacional de Teatro de Caracas, viajando por algunos estados de Venezuela lo que también me hizo conocer mas de la bella Venezuela. Fui a sitios recónditos llevando la cultura musical y el teatro, dentro del marco del Festival Internacional. Además fui espectadora de varias obras de teatro, ya que para ese entonces era alumna de la escuela de Teatro Gonzalo J. Camacho y el Festival enviaba entradas gratis para las y los estudiantes de las escuelas de teatro, así pude ver obras maravillosas que nutrieron mi intelecto teatral. También fui por primera vez al Teatro Permanente, situado en la antigua Cervecería Caracas en la Av Este 2 en la Candelaria: era un mundo de fiesta y para mí era mágico convivir con actores y actrices de talla tan importante en ese mismo lugar, era alucinante, no había ningún tipo de discriminación ni diferencia. Un rato bailabas con Lindsay Kemp, otro con Norma Aleandro, más allá Kantor nos observaba con simpatía mientras movía un pie al ritmo de los tambores. A medida que las funciones de teatro se iban terminando el lugar se iba llenando de más y más artistas internacionales y nacionales y allí, en el lenguaje mundial del teatro, nos comunicábamos sin necesidad de hablar idioma alguno.
En los FITC trabajé como asistente de producción al
lado de José Pepe Tejera, una persona extraordinaria como ser humano que me dio
la responsabilidad de ir y escoger los
espacios donde se Inauguraría el FITC en
la calle con la representación de la Fura
del Baus y el Grupo Comediant, dos grupo importantísimos de
Barcelona, España. Elegí la Plaza Brión de Chacaíto y muchos de los habitantes
de los edificios no entendían por qué tenían que colgar de un balcón de su edificio a otro balcón de otro edificio unas
guayas larguísimas y pesadas, también unos petardos larguísimos y fuegos
artificiales a granel, todo esto en las azoteas
de los edificios y alrededores del Centro Comercial Chacaito. Para
coordinar todo fui con el personal técnico de los dos grupos y fue una experiencia inolvidable, visitando los
espacios con ese tropel de técnicos y actores visitamos las áreas en la tarde y
en la noche por 3 días consecutivos para ver como era el movimiento de personas
por el área.
Fue un trabajo arduo por que muchos habitantes se
negaban a que colgaran y colocaran petardos en sus balcones, además de que vivían
en esos edificios personas españolas que, al saber que los dos grupos eran catalanes,
les gritaban que eran del grupo Eta, aunque éste era vasco, y les gritaban “asesinos” desde sus balcones. Pero finalmente pudimos estrenar y fue un
espectáculo maravilloso e inolvidable, con una multitud impresionante de
personas disfrutando y participando de ese regalo, porque era gratis, que el
FITC le hacía a la ciudad.
En otros FITC también fui Coordinadora de Eventos Especiales y del Teatro Permanente en Mata de Coco, hasta llegar a ser Productora de Eventos Especiales en 1992 y también crear ese mismo año El Festivalito, que fue un festival de teatro para niñas y niños que logré que se incluyera dentro de la grilla de los eventos, y en el que se presentaron grupos de Brasil, Argentina, Moscu, Usa, y México, además de grupos infantiles de Venezuela: fue un total éxito. Los adultos tenían en Mata de Coco en las noches su rumba y las niñas y niños en el día tenían sus actividades, teatro y fiesta infantiles, fue un verdadero éxito. .
¿Qué importancia personal tuvo para ti el FITC?
Enorme. Fue un gran enriquecimiento a nivel cultural y me abrió las puertas a otras culturas a todo nivel, no sólo teatro: danza, música, pintura, ponencias de distintos artistas mundiales y nacionales. Lo más importante fue, además de trabajar como productora, tuve la oportunidad de ver distintos espectáculos que enriquecieron mi vida teatral y cultural.
Por otro lado, y esto ya dicho a nivel general, el FITC le dio un realce significativo a la crítica teatral, llegando a tener 7 y 10 críticas teatrales en los periódicos del país: los críticos tenían que correr de un espectáculo a otro para poder objetivamente escribir sobre los espectáculos, hasta muchas veces contactaron a estudiantes de periodismo para que los ayudaran con las críticas y análisis de los espectáculos. Los Festivales de Teatro fueron Centros Comerciales de actividades culturales que se vivían cada dos años por 15 días.
¿Qué importancia cultural y económica crees
que tuvo el FITC para Venezuela?
Importantísimo. A nivel económico fue el estado el primero en dar los aportes para realizarlo, creyendo en el FITC y en sus creadores, Carlos Giménez y María Teresa Castillo, y conjugo los esfuerzos para traerle al país el nutriente cultural para enriquecer a los artistas y al público. Los aportes monetarios del Estado fueron fundamentales así como el colectivo de embajadas que aportaron recursos monetarios, de logística y humanos para poder lograr el éxito de los festivales,las embajadas se hicieron notar, dejaron de ser lugares elitesco y lugares intraspasables, las embajadas se volcaron al colectivo, su representación dentro de los festivales también fue vital: importar y exportar cultura, las embajadas llegaron al pueblo, algo nunca antes visto. Igual pasó con la empresa privada, la cual se integró totalmente a las actividades culturales. También se pudo lograr con ese dinero traer artistas impensables e inimaginables de un alto target a Venezuela, gracias también al ojo visionario de un gran hombre del festival como es Giorgio Ursini, quien se encargó de contactar lo mejor de lo mejor internacional, siempre bajo la supervisión y aprobación de Carlos y María Teresa, que eran los primeros ojos visionarios.
Es importante resaltar que el comercio
venezolano se benefició ya que se
generó una centrífuga de compra-venta en restaurantes, hoteles, tiendas por departamento, alquiler de
vehículos, ropa, comida, libros, carros, periódicos, todo se vendía para los grupos
internacionales que adquirían también
nuestros productos. Y también tuvimos público internacional, personas de los
países vecinos que venían exclusivamente
para ver el FITC y dejaban aquí una importante cantidad de dinero. El FITC era una verdadera fiesta teatral.
Mucha gente no creía, yo entre ellas, que inaugurando el Festival en Semana Santa en
un país tan religioso como Venezuela, no iba a ir nadie porque la gente se iba a ir a vacacionar a las playas o iba a ir a las actividades religiosas quedando
Caracas desolada, creían que sería un fracaso. Pero María
Teresa y Carlos no se equivocaron, sabían lo que hacían y fue todo lo contrario, la gente se volcó a
los teatros asistiendo masivamente en esos 15 días y las
fuentes de trabajo eran multitudinarias.
Otra cosa importante fue que gracias a Carlos Giménez,
que ya había organizado festivales en su país de origen, se logró que la empresa privada diera aportes
significativos de dinero a cambio de
promocionar sus productos y esto sirvió para que, finalizado el FITC, los grupos artísticos venezolanos solicitaran
recursos económicos para sus montajes…¡y los obtuvieran!
¿Crees que el FITC benefició o perjudicó a los grupos de teatro nacionales?
Considero que los grupos venezolanos conocidos y no tan conocidos se beneficiaron: primero, por su participación dentro de los festivales; segundo, por que algunos grupos fueron luego contactados para representar a Venezuela en el exterior; tercero: porque el aprendizaje de cada montaje dentro del festival fue una Universidad, ya que es importante recalcar que muchos grupos venezolanos no tenían el recurso financiero para viajar y poder ver estos espectáculos que les enseñaban otros matices de la cultura; cuarto: el festival le regalaba entradas a los grupos teatrales y a las personas que estudiaban teatro; quinto: la cantidad de plazas de trabajo que se generaba en los días del festival era enorme, una plantilla de más de mil personas que incluía técnicos por supuesto, parte fundamental de cualquier festival; artistas de todas las especialidades y de todo el país, ya que el FITC tenía subsedes en diferentes provincias, que trabajaban no sólo en sus espectáculos sino también en la organización en diferentes áreas del festival. El FITC estaba mayoritariamente realizado por artistas, mujeres y hombres de todas las nacionalidades, edades, razas, condiciones sociales, elecciones sexuales, que realizaban todos los trabajos necesarios. El FITC fue una verdadera organización democrática sin discriminación de ningún tipo.
El FITC, además de acondicionar teatros y permitirnos acceder a ver y participar en talleres dictados por maestras y maestros de la escena mundial, ¿crees que sirvió para algo más? ¿o que el dinero que se usó en financiarlo se podría haber usado para necesidades más urgentes?
Muchas de la salas de teatro, así como plazas y espacios no convencionales, se acondicionaron y se dotaron de iluminación y de una mejor acústica para las distintas representaciones del Festival, no solo era la representación de los grupos, también el acondicionar los muchos espacios, gracias a dios las necesidades de ese momento eran otras y los esfuerzo eran bien distribuidos.
¿Crees
que el público venezolano se volvió más exigente con las obra nacionales a
partir del FITC?
Yo creo que el público se volvió más exigente con la cultura venezolana. Los festivales sirvieron también para adentrar al público a otros mundos excéntricos, innovadores, arriesgados, en idiomas que no hablaban, en la mayoría de los casos con mucha transgresión lo que, a mi juicio, empujó a muchos grupos nacionales, por decir clásicos, a despojarse y soltarse un poco poniendo en desafío y riesgo muchas puestas de escenas, llegando a ser vanguardistas y salir de los estereotipos, lo que catapultó a muchos grupos y directores y directoras de Venezuela.
¿Qué significó María Teresa Castillo para el FITC?
¿Qué significó María Teresa Castillo para el FITC? Déjame pensar. Para mí fue una reina de la cultura. Muchos grupos culturales visitaron nuestro país gracias a que María Teresa les enviaba una carta de invitación para estar presente en el Festival, carta que era un cheque en blanco para la credibilidad de los grupos e instituciones culturales del mundo. María Teresa Castillo era la Hada Madrina de los sueños que se hacían realidad; como presidenta del FITC nunca se paró por algún obstáculo para lograr que las agrupaciones se pudieran presentar. María Teresa era la mujer del sí se puede. Fue una persona muy pero muy humana, era sorprendente como estaba en todos los estrenos, en todos los eventos, charlas, conferencias, exposiciones; era sorprendente su vitalidad dentro del FITC y a veces asistía a 5 eventos en un día y siempre con una sonrisa. María Teresa Castillo fue tan importante para el mundo cultural que tiene una calle con su nombre en España, la Carrer de María Teresa, que está ubicada en Salou, en la provincia de Tarragona, Barcelona.
¿Qué significó Carlos Giménez para el FITC?
Carlos Giménez significó el riesgo, la aventura, el logro, la belleza y la majestuosidad de los diversos espectáculos, era un hombre muy visionario y con una habilidad creadora que a veces daba miedo, con una pluralidad de respuesta a una sola expectativa: Carlos quería un mundo mejor. Creo que lo más importante que Carlos logró para el FITC y para la cultura venezolana fue que la empresa privada apoyara a la cultura sin distingo de clases, además de negociar con el Estado venezolano para que la empresa privada que donara dinero a alguna agrupación venezolana pagará menos impuestos. El otro gran acierto de Carlos fue hacer sud-sedes del FITC en el interior del país y que los grupos teatrales internacionales representaran su arte en los barrios (urbanizaciones pobres) de Caracas y por el interior de Venezuela; logró que los sueños no fueran solo exclusivos de la Gran Caracas o las elites. Fue mágico ver en los pueblos más recónditos representaciones de agrupaciones extranjeras de gran envergadura y ver la felicidad en los rostros de esos pueblos que jamás habían sido tenidos en cuenta. Esos fueron logros y satisfacciones personales irrepetibles.
¿Quieres contar alguna anécdota?
Hablar de Carlos y María Teresa Castillo es hablar de mi mundo preferido, mi vida de adolescente teatral que luego se convirtió en adulta teatral, ya que me convertí en productora y gerente cultural, llegando a ser la directora de Cultura de Chacao durante el gobierno de Irene Saenz y presidenta del Instituto de Cultura de Miranda durante la gobernación de Enrique Mendoza. Todo eso se lo debo a Carlos, María Teresa y el FITC, porque fueron mi escuela, mi universidad, mi postgrado, mi cum laude.
Carlos y María Teresa son dos fuerzas integrales, dos caracteres que siempre estaban en fusión y
los dos eran como la llama del olimpo, me
enseñaron tanto y aprendí tanto de ella y él que por eso digo que fueron mi mundo perfecto,
convivir con los dos en múltiples facetas
fue lo mejor que me pasó en mi
vida y solo puedo decir gracias, gracias, gracias, por la gran oportunidad que me dieron.
Tengo varias anécdotas con María Teresa. Una de ellas era que, en pleno festival, me decía “vamos a almorzar chicharrón de pollo con ensalada de aguacate” y nos íbamos caminando a los restaurantes que estaban en la calle del edificio de Viasa, enfrente del Ateneo, y después me decía “no le digas a nadie que vine a comer chicharron de pollo contigo”: ella era y será un mundo de bondad.
Otra anécdota fue que, al siguiente día de finalizar
el FITC de 1990, elaboré unas tarjetas
de invitación para una fiesta para todo el personal técnico, de producción y
administrativo del Festival y le pedí a Fernando Guanches (Guarapo), quien era
el director técnico de los festivales, que me hiciera unas estatuillas de
madera para homenajear a las personalidades destacadas, a las personalidades no
tan destacados, así como a las metidas de pata, las confrontaciones y disputas
de muchas de las personas que trabajamos
en el Festival, una manera de decirle adiós al festival riéndonos un poco. Como había sobrado mucha cerveza de uno de
los patrocinadores, Cerveza Cardenal, le pedí permiso a María Teresa para consumirla
en la fiesta y de paso, para hacer la fiesta en el último piso del Ateneo de
Caracas, que llamábamos la terraza y a la que sólo podían acceder las personas
que tenían su invitación y que habían trabajado en el FITC. Fue un momento muy gratificante y lleno de muchas risas, ya que
me encargué de indagar todos los intríngulis y situaciones que pasaron en el
festival, y contarlos, y también le rendimos un merecido homenaje a nuestro
Guarapo por su extraordinaria labor. Una
de las nominaciones que recuerdo fue que el Limón de Oro estaba entre Gisela Pérez
Guzman y William López y por supuesto
ganó William.
Yo me disfracé de hombre y estaba irreconocible, tenía unos lentos oscuros y una gorra, además de
que imposté la voz, por ahí tengo una
foto vestida con un flux negro, camisa y corbata negra. Recuerdo que me presentó
ante el público Jorge Borges diciendo que yo era una figura muy importante de uno de los
grupos internacionales, fue genial, nos divertimos mucho y Carlos, que no estuvo
presente, me llamó al siguiente día para que fuera a su oficina y yo pensé que
me iba a regañar, pero al entrar a su
oficina me abrazó y se rió y me dijo “tú eres maaaaaala”.
CARMEN CARMONA
Venezolana radicada en Estados Unidos. Gerente cultural,
productora teatral, coordinadora de arte en televisión y profesora de teatro.
Actualmente trabaja en la cadena televisiva Telemundo como Coordinadora
de Arte y es Productora General de Escritoras Unidas & Cía. Editoras.
Ex Presidenta del Instituto de Cultura de Estado
Miranda, Venezuela (gobernación de Enrique Mendoza) y ex Directora de Cultura
de la Alcaldía de Chacao, Venezuela (mandato alcaldesa Irene Saenz).
Productora de Eventos Especiales del Festival
Internacional de Teatro de Caracas (FITC), 1992, dirigido por Carlos Giménez:
creadora del “Festivalito” (teatro infantil). Productora Artística del FITC en
diferentes ediciones.
Promotora de Cultura del Consejo Nacional de la
Cultura (CONAC), Caracas.
Productora Artística del Ateneo de Caracas, presidenta
María Teresa Castillo.
Profesora de Teatro en el Instituto Universitario de
la Marina Mercante y en la
Escuela de Sub-Oficiales de la Armada de Venezuela.
Productora General o Artística de más de 100 obras de
teatro en Caracas y Miami dirigidas, entre otros, por Carlos Giménez, Ibrahim
Guerra, José Ignacio Cabrujas, Raúl Brambilla, David Chacón, José Domínguez.
En televisión ha trabajado como Coordinadora de Arte
en series y telenovelas en Venevisión Internacional y actualmente en Telemundo,
ambas en Miami.
Estudió Producción teatral en el Centro de Nuevas
Tendencias Escénicas Madrid, España y teatro en la Escuela Gonzalo J
Camacho de Caracas, mención actriz.
LEE GRATIS EL LIBRO HACIENDO CLICK ABAJO