Mensaje por el Día Nacional del
Teatro
Hoy, sobre todo hoy, la dinámica social nos
lleva a convenir que nuestra relación con el teatro no puede ser estática. El concepto absoluto tiende a aplastar más allá
de las contingencias inmediatas, los propósitos y resultados más amplios. En
estas circunstancias, difíciles para el mundo y críticas para nuestro país, la
reflexión es una necesidad imperiosa. Si nos resulta complicado ser objetivos
debemos, por lo menos, no perder de vista el OBJETO de nuestros esfuerzos. Un
teatro auténtico siempre estará basado en una lectura de la vida que no se
aleja de los problemas, sino que los enfrenta con pasión. Ese compromiso del
teatro con la realidad, se valoriza y crece en momentos como éste.
La celebración del Día
Nacional del Teatro no puede estar ausente en un propósito como el enunciado. Más que una celebración debe
ser la reiteración de un compromiso. El teatro debe luchar por ganar espacios,
imponer su lenguaje y defender su libertad.
Libertad de estética y de pensamiento que debe ejercer
frente a funcionarios y estructuras, a modas y discriminaciones, pero por sobre
todo entre sus propias filas. Un artista sólo inspirado en el talento de sus
actos, puede penetrar y conmover el alma colectiva. He ahí tal vez un objetivo
perentorio: conmover, agitar el espíritu y la conciencia del espectador
contemporáneo, tratándolo como un compañero de camino, como un cómplice en la
aventura de interpretar la vida y dejar testimonio luminoso del ser humano.
Solo
impulsando nuestro sentimiento de libertad asumiremos el compromiso de nuestra
obra creadora; así aceptaremos la pluralidad de ideologías y de estéticas,
incorporándolas al discurso de la “búsqueda”, que es la única constante posible
en el sendero de la creación. En las escuelas, los escenarios, los talleres de
investigación, los foros, las asociaciones, los sindicatos, las universidades,
en la dirigencia o en la cátedra, huyamos del ABSOLUTO que aplasta los
esfuerzos, estimula el resentimiento, dogmatiza la inspiración y cierra camino
a los nuevos caminos. Celebremos la posibilidad de un teatro plural, capaz de
transitar estéticas diversas, hacerles convivir en una sana competencia,
sumando lecturas a la vida, haciéndola más rica y menos excluyente.
Esta defensa de la libertad ampliará
horizontes, ganará espacios, nos alertará de la rutina, tumbará los viejos
moldes de la frustración académica y hará de cada uno de nosotros, artistas de
teatro, hombres y mujeres libres, capaces de crecer en la diferencia,
dispuestos a volver sobre nuestros pasos en abierto reto al museo que congela.
El desafío es vivir la libertad creadora, no
supeditarla jamás a otro interés que no sea el objeto final de nuestra causa:
la interpretación del mundo con sus miserias y sus glorias. No es tarea fácil,
en ella va el compromiso de la vida, la lucha permanente entre querer y poder.
Como lo hemos venido haciendo entre aciertos y errores; como lo seguiremos
haciendo para transitar hacia el teatro, el país y el mundo que queremos.
28 de junio de 1989
El Nacional, Caracas
Lee gratis el libro haciendo click abajo:
CARLOS GIMÉNEZ EL GENIO IRREVERENTE
Carlos Giménez en la web