Venezuela ha sido en los últimos lustros refugio de escritores y artistas. Ahí llegó en los años 60, para quedarse el dramaturgo y teatrero argentino Carlos Giménez. Fundó y puso a toda máquina el famoso grupo Rajatabla, tomando el nombre del libro de cuentos de Luis Britto García, ganador del Casa de las Américas. Controvertido, apasionado (era natural de Córdoba), llorón, dirigió el Festival Internacional de Teatro de Caracas, organizó el Centro de Directores para el Nuevo Teatro y el Taller Nacional de Teatro, y montó Fiebre de Otero Silva, El señor presidente de Asturias, Bolívar de Rial, El coronel no tiene quién le escriba de Gabo. Y terminó, ahí en Caracas, su última función en la última semana de marzo, aún joven, vencido por el sida.
Fuente: El Tiempo, Bogotá, 11 de abril de 1993