Quisiera contar algunas vivencias que me quedan
aún, de mi paso por una parte de mi vida… de antes
Comenzaré con una cursilería: “Juventud divino
tesoro”. Cuando la vuelves a leer te das cuenta que no es cursi, sino que nos
enteramos que es una gran verdad cuando ya no hay nada que hacer, solo recordar
momentos vividos, en que lo único que importa es que llegó, lo disfrutas o
padeces, hasta que se convierte en un pequeño o gran flash, cuando aparecen en
la memoria las experiencias que quiero contar y me pongo serio, recuerdo que
mis prioridades a esas edades eran otras.
Ahora
¿después de tantas lunas?¿qué me pasó? Por el tiempo que dispongo para ello,
tengo que reflexionar basándome en lo vivido, busco actitudes y acciones para
mejorar mi futuro, que ya va de salida… ¿Cómo? Buscar recuerdos que me aporten
soluciones, pensándolas, aplicándolas y disfrutándolas para reencontrarme con
el encanto por la vida, recobrar el encanto por las personas, por los animales
y hasta por los objetos que me rodean y tratar de disfrutarlas, o
cambiarlas, pero mientras estén presentes, encontrarles lo positivo, que siempre
lo tienen, o se lo buscamos, o inventamos, para sentirnos mejor
En algún momento de mi vida comenzó la cuenta
regresiva, comencé a pensar algo que a veces venía a mi mente, pero que nunca
me di cuenta: comencé a sumar y sacar la cuenta en años, y es entonces cuando me
entero que ha pasado el tiempo, pero sin embargo nunca sentí cuando los años
llegaban y pasaban.
Cuando estamos jóvenes no nos enteramos que cuando
llega un día, se pierde otro; que los días llegan y se van, uno a uno, solo
estamos pendientes del día siguiente y para mí, actualmente, todos son casi el
mismo día repetido, la vida pasa y ya no hay tiempo de rectificar, solo queda
recordar, recapacitar, olvidar y perdonar.
Con el
tiempo la soledad te vuelve muy analítico y a veces cruel con los recuerdos que
te vienen desordenados y de frente; además, hay recuerdos de esa
otra parte de tu vida que te llegan sin llamarlos y se siente como un inmenso
coscorrón, pero haces presión en tratar de olvidar y borrar.
Trato de mejorar mis momentos en esta etapa de mi
vida, buscando y encontrando esos ratos divertidos que viví y que reaparecieron
gracias a mi maravillosa y confundida memoria; debo escanear mis mejores
recuerdos, tenerlos ubicados y seleccionados, para pasarla lo mejor que
pueda y disfrutarlos tantas veces como reaparece el tema, porque ya se
convierten en algo fundamental para mi paz interior.
Al hurgar en mis recuerdos me entero que soy un
señor mayor, al que se le revuelve lo de antes con lo de ahora, solo me ocupa,
o preocupa, cuando algún espejo indiscreto está atravesado en mi camino o
cuando la espalda me lo recuerda y concluyo que mi edad biológica no se
corresponde con mi necesidad de vivir
Quiero recordar unas etapas que me hacían sentir
pletórico, full energía, revivir algunos momentos que me llenaron de felicidad,
y me viene una sonrisa cuando en mi recuerdo florecen momentos vividos en algún
festival de teatro y las imágenes que te impactaron y movilizaron mi libertad
de creación que se revoluciona y da movimientos a mis neuronas, al incentivase
con las maravillosas producciones que tuve la oportunidad de disfrutar en
algunos montajes del Festival
Internacional de Teatro de Caracas, creado y dirigido por Carlos
Giménez y María
Teresa Castillo, que organizaron maravillosamente junto con la fundación Rajatabla y el
Ateneo de Caracas.
Antes de esta época que estoy recordando yo era un
empleado más del montón, trabajaba en
una entidad de ahorro y préstamo y, felizmente, alguien me sugirió llevar mi
currículo al Museo del Teclado, y al hacerlo mi vida y futuro dio un vuelco de 180 grados. Era
un día 4 de febrero de 1980 y ese día comenzó mi nuevo y encantador camino en
la vida cultural, al ingresar a trabajar en producción en la Fundación Opera de
Caracas.
Años después la vida me fue adentrando en el mundo
cultural, cuando pude producir teatro, ballet y una orquesta de cámara; además,
organicé festivales de música contemporánea, congresos de música, di clases de
producción en el IUDET y mi vida fue maravillosa a través de mi encuentro con
la cultura.
Tuve la fortuna de trabajar para la Fundación
Rajatabla con un genio, el maestro CARLOS GIMÉNEZ, produciendo el montaje de la
obra “La Celestina”, obra que recorrió el mundo entero recibiendo críticas
impresionantes, empezando por las del New York Times y que, 40 años después de su estreno y 27
años después de la muerte de Carlos, fue elegida por el Festival de Teatro de
Manizales como una de las 10 mejores obras presentadas en los 50 años de vida
de ese festival.
Después de esta obra apoteósica Carlos me pidió que
produjera el sainete “Todo está como
siempre ha sido” y yo, calladito, cargando mi disco duro de conocimientos y de
admiración; y cada día me sorprendía más cuando llegaba Carlos en la mañana a
los ensayos con una nueva genialidad que enriquecía la puesta, se sentía como
una magia maravillosa, y yo estaba ahí, estaba cerca del ingenio de Carlos y
sus montajes y de que cada idea que traía, cada movimiento que planificaba eran
fabulosos: descubrí el verdadero teatro.
Mis días transcurrían como una montaña rusa de
emociones, en el que la locura de sus personajes consigue traspasar las
emociones y recuerdos con una gran intensidad, y solo vienen a mi memoria momentos encantadores y me
brota un inmenso agradecimiento y admiración por ese monumental grupo de teatro,
la Fundación Rajatabla, del que honrosamente pude formar parte y cargué mi
corazón con gente maravillosa que me recibió cargada de afecto.
Termino mi etapa con Rajatabla y me convertí en un
fanático del espectáculo teatral y de la mágica gente de teatro, me contagié con ese movimiento cultural maravilloso. Cuando
me hablan de festival de teatro como espectador se me me revuelven los sentimientos, se me confunden
las fechas, los países y los espacios teatrales, las emociones, los abrazos,
las alegrías, los saludos cariñosos, los reencuentros.
Los festivales de teatro se hacían cada dos años y
la emoción llegaba y se intensificaba al publicarse la grilla del festival y
comenzar a hacer tu lista de los montajes a los que podías asistir: ¿qué países
vienen? ¿cuales obras quiero y puedo ver? y continuaba la emoción al ir a la compra de
las entradas y hacer esas largas colotas. Y
también tuve la suerte de formar parte como productor de algunas obras
de teatro y estar en el equipo de la organización y venta de entradas con mi
gran amigo Aníbal Grunn.
En el VI Festival (1983) fui productor de la ópera La Voix Humaine, con la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas dirigida por el maestro Alfredo Rugeles. Teníamos asignado un teatro con foso porque la ópera era con orquesta, pero nos cambiaron de teatro días antes de las presentaciones, ¿qué hacemos? Ahora la montaríamos en la sala Anna Julia Rojas, que no tenía foso, así que decidimos montar la orquesta detrás de la escenografía y seguir con el montaje. Nos entregaron la sala como a las 11 de la noche, después de la función que se estaba presentando, y teníamos dos funciones al día siguiente, y comenzamos a montar la escenografía que era fabulosa creación de Marta Mikulan: un techo y tres paredes de lona, todo tensado con cuerdas gruesas para que quedara totalmente liso. Fue realmente agotador pero se logró, estrenamos, y a medida que aumentaba el drama en el escenario la cuerdas se iban aflojando de modo que literalmente a la protagonista se le caían las paredes y el techo encima. El público no sabía dónde estaba la orquesta hasta que terminaba la obra y subíamos el telón de fondo y aparecía la orquesta y se enteraban que el director dirigía a una cámara y la cantante seguía sus entradas por dos televisores que estaban en la escenografía: el resultado fue espectacular.
En el
festival de 1987 fui
productor del Grupo
Prisma con la obra Niu York, Niu York un drama sensacional con
la dirección de Marta Candia.
Durante los días del festival, los encuentros
fortuitos con tanta gente fabulosa que tenías la suerte de reencontrar o de
conocer, las sonrisas espontáneas de las personas que te saludaban que te
hacían sentir bien, eso es lo que debo celebrar, el número de personas que se
alegran cuando te reconocen y te sonríen… pensar o recordar, que he logrado que
algunas personas se sonrían con solo verme, es maravilloso, qué bonito, como
diría la poetisa Rosario Flores.
Las conversaciones eran: ¿de dónde vienes? ¿cuál
obra viste? ¿qué tal? y las respuestas eran por país, y la conversación
continuaba con, “anda a ver a España”, “no te pierdas México”, “tengo una
entrada ¿quieres venir?”, “vente conmigo a ver Argentina, me dijeron que es
fabulosa”, y las tertulias-café, las
conversas telefónicas con más días y más obras y más conversas y críticas que
inventábamos antes y durante el festival, para sentirnos tan a gusto, tan
contentos y felices, que siempre volvíamos a reunirnos y hablábamos del post
festival.
Estos comentarios me hacen revivir esos momentos
tan cargados de emociones que, al buscarlos en mi recuerdos, solo siento que en
esas semanas santas de festival era muy feliz y recuerdo que no paraba, se me
iban los días y las horas rapidito y vienen a mi mente montajes teatrales de diferentes
festivales que ya están en mi
memoria selectiva, ya están identificados y resguardados muy
celosamente en mi corazón…
Uno
que recuerdo con gran alegría es el fabuloso grupo de rock Mano Negra, que
Francia nos presentó en la plaza Caracas de las torres del Silencio; Chile,
que presentó en la Casa del Artista un montaje excelente “Viaje al centro de la tierra”;
Argentina que nos sorprendió con “Venecia”, un montaje en la casa Rómulo
Gallegos, hermosísimo, y recuerdo con
gran emoción, porque era fabuloso, el montaje de España que cerró ese festival
en el teatro Nacional “Ay Carmela”.
También viene a mi memoria una obra francesa de
época en el teatro Municipal, visualmente el montaje era bellísimo pero
bastante lento y largo; la escenografía, las actuaciones, el vestuario y la
iluminación eran fabulosos. Todos llegamos con gran expectativa, el teatro
estaba totalmente lleno, yo me senté al lado de mi inolvidable amiga Diana
Insausti que hablaba francés, para que me guiara un poco y me sorprendió mucho
cuando me dijo “no entiendo nada, hablan en francés antiguo”. Yo me salí a estirar las piernas y al rato de estar en los pasillos del teatro me encuentro con Tania Sarabia y le digo ¿vas
a volver a entrar? y ella me contestó muy seria, ”estoy esperando que termine
la obra para que aplaudan y se despierte mi mama”
Estoy consciente que compartir esos recuerdos de
los festivales vividos es algo muy personal, mis recuerdos eran muchos y muy
variados y mi capacidad para contarlos se me enreda, a pesar de mi buena
memoria, pero me confortan, me llenan de vida, siempre me alegran el
momento, sabes que lo recordarás toda tu vida y que cada vivencia durante el festival
se quedará contigo por siempre.
Me quedan mis maravillosos recuerdos con momentos
dispersos, pero guardados en alguna cajita especial donde guardo los momentos
inolvidables, que realmente con el tiempo nos enteramos que también son
olvidables y tardamos un poco más en encontrarlos, y brota la gran sonrisa
porque tus neuronas empezaron emocionadas a funcionar soltando esos momentos
guardados para divertirte un poco o para entablar una conversación con un
contemporáneo si tienes cerca el interlocutor adecuado. Los buenos recuerdos se
recuperan solos y crecen al traerlos a la memoria y vas cambiando, sin querer,
la versión de la última vez que los contaste y entonces me apoyo en la frase de García Márquez: “La
vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para
contarla.”
Los años maravillosos en que teníamos EL FESTIVAL
en esa Venezuela burbujeante, alegre, solidaria, maravillosa, donde salir del
café Rajatabla a las tantas era lo habitual, caminar por cualquier rincón del
área cultural era una aventura, cómo disfrutábamos, cómo nos
divertíamos, qué maravilla poder guardar estos recuerdos como parte de mi
vida.
Al terminar
el festival te queda una sensación de vacío, de que ¿ahora
qué hacemos con nuestras vidas? ¿que
haremos? Pues recordar, pensar en la
alegría de haber podido estar como espectador en unas maravillosas obras de
teatro o asistir a un bonche espontáneo que se armaba sin planificación o ir a las reuniones a las que te invitaba alguna de
las compañías de teatro.
Llegó 1993, un año muy triste
para el teatro en general. A todos los que habíamos tenido la oportunidad de
conocerlo nos invadió una tristeza inmensa, nuestro grandioso Carlos Giménez
salió a buscar su lugar en la inmortalidad, dio mucho al teatro mundial.
Para los que tuvimos el gran
privilegio de haberlo conocido como jefe, amigo y como genio, aún seguimos
esperando su regreso.
Hay seres
que nunca pensamos que puedan partir, porque los consideramos eternos y
que al conocerlos te formas la idea que son inmortales, el
dolor ante tal perdida es muy duro, solo superable con el tiempo y los bellos
recuerdos.
Y yo que tuve la gran suerte de
apreciar la magnitud de sus montajes que serán inolvidables y él, nuestro gran e
inolvidable Carlos, siempre
estará en el recuerdo cariñoso de mucha gente que lo admiramos como profesional
y ser humano… el mundo ha perdido un
genio visionario y creativo, SE VAN LOS BUENOS.
Hay una frase que me gusta mucho, “¡Qué
maravillosa vida que he tenido! Ojalá me hubiera dado cuenta antes.” Colette, escritora
francesa
Caracas, 30 de julio de 2023
ARMANDO AFRICANO
PRODUCTOR, PROFESOR, DRAMATURGO, ORGANIZADOR,
ASESOR, REPRESENTANTE, GERENTE O COORDINADOR DE LAS FUNDACIONES, AGRUPACIONES O
INSTITUCIONES: RAJATABLA / PRISMA / THEJA
/ NUEVO GRUPO / ARTE ATID / GLOBO TEATRO DE CARACAS / CENTRO DE DIRECTORES PARA
EL NUEVO TEATRO / CONAC / FUNDARTE / BALLET METROPOLITANO / RAJATABLADANZA /
FUNDACION OPERA DE CARACAS / MUSEO DEL TECLADO / ICREA / Instituto
Universitario de Teatro (IUDET) / TELEVEN / MARIA GOMEZ Y ASOCIADOS / FUNDARTE
/ ORQUESTA DE CÁMARA DE VENEZUELA / ORQUESTA SINFÓNICA SIMÓN BOLÍVAR / JÓVENES
ARCOS DE VENEZUELA / CIRCUITO SINFÓNICO LATINOAMERICANO “SIMÓN BOLÍVAR”
/ GRUPO KEY YUMEI / CAMERATA DE CARACAS / DISCOMODA
COORDINADOR O PRODUCTOR DE LOS FESTIVALES: LATINOAMERICANO DE MÚSICA VI, VII, VIII, IX, X, XI,
XII / INTERNACIONAL DE TEATRO DE OCCIDENTE XVI / MÚSICA DEL PASADO DE AMÉRICA
I, II / VI Y VII FORO DE COMPOSITORES DEL CARIBE / FESTIVALES INTERNACIONALES DE TEATRO IV, VI, VII, XII, XIII
PRODUCTOR Y ORGANIZADOR DEL CONGRESO INTERCONTINENTAL DE LA INFLUENCIA DE LA
MÚSICA AFRICANA EN LA MÚSICA LATINOAMERICANA Y EL CARIBE
Este artículo forma parte del libro "EL FITC DE MARÍA TERESA Y CARLOS ERA UNA FIESTA" a publicarse en próximamente.