(...) Temido, odiado y aplaudido muchas veces hasta rabiar, este genio que salvó al teatro venezolano de la miseria cotidiana cierra sus ojos justo en la temporada cuando la ciudad debía abrir el telón del Festival (...) Trabajador infatigable que se ocupaba del oficio con el fervor de que no había tiempo que perder. Carlos Giménez hizo del teatro un sentimiento de urgencia (...)
Carlos Giménez fue, tal vez, uno de los pocos directores que asistieron a la celebración de su culto en vivo (...)
Ahora que no está sobre el escenario y se extinguen las luces del Festival Internacional de Teatro, vale la pena recordarlo en su justa dimensión de hombre presuroso y atormentado en pos del teatro que no se ha escrito. En esa búsqueda militaba el amigo que cerró muy tempranamente su ciclo creativo". Elizabeth Araujo
Fuente: Ana Lía Cassina, Mariana Llanos, Carmen Gallardo