"No hace falta una traducción para apreciar la inventiva de la puesta en escena"
Nadie le escribe al Coronel, la producción venezolana que se presenta aquí en el Festival
Internacional de Teatro, comienza con un trueno, un remolino de lluvia y un
cortejo fúnebre silencioso que marcha solemnemente por el escenario.
En esta adaptación altamente ritualista de la novela de Gabriel García Márquez, que se presenta hasta el domingo en el Teatro Steppenwolf, la sensación de inutilidad y tristeza en el atrasado pueblo de una tierra remota y abandonada se establece de inmediato.
Incluso
cuando la máquina de lluvia* no está en acción, hay un aura de desesperación
húmeda y sudorosa en el aire. La humedad podrida parece estar en todas partes
mientras los personajes aplastan a los zancudos que zumban a su alrededor y se
sumergen en agua fría para evitar el calor paralizante.
El
coronel esquelético del título y su esposa con forma de pájaro son dos
criaturas al borde de la extinción, sus cuerpos atormentados por el hambre y
varias dolencias físicas. Su hogar es una choza de acero corrugado, sus muebles
consisten en poco más que una hamaca, una cama y algunas sillas desvancijadas.
Todavía
de luto por la muerte de su único hijo, asesinado mientras repartía folletos
políticos, el coronel y su esposa se mueren lentamente de hambre. Con sus
últimos pesos, el coronel espera en vano la pensión que le prometieron hace 15
años por sus servicios en la guerra civil. La única esperanza para él es vender
el gallo de pelea de su hijo al jefe politico del pueblo, diabético y fanfarrón,
pero se resiste a separarse del ave porque simboliza un orgullo que no quiere
vender.
El
coronel no tiene quien le escriba (su título en español) es una obra
inusualmente oscura y sombría de García Márquez, kafkiana en esta presentacion
de una fortísima pesadilla que está estrangulando a un individuo indefenso.
No
obstante, no es una pieza escénica sombría ni aburrida gracias a la imaginación
teatral de Carlos Giménez, quien adaptó la novela de 1957 y la dirigió para su
compañía, la Fundación Rajatabla de Caracas.
La
atmósfera predominante de la producción es la de un sueño, un panorama
estilizado en el que un ángel de la muerte, portando un paraguas contra la
lluvia, se convierte en un símbolo recurrente.
Es un
paisaje de ensueño, atravesado por campanas e iluminado por relámpagos, que se
contrae y se expande a través de los tabiques acanalados que los actores giran
silenciosamente para cerrar una habitación en la casa del coronel o abrir todo el
escenario.
No
hace falta una traducción para apreciar la inventiva de la puesta en escena, ni
tampoco, por lo demás, ser esclavo de la traducción plana y simultánea al
inglés de los diálogos en español que salen por los auriculares repartidos por
los acomodadores.
La
mejor estrategia para absorber este breve trabajo de 90 minutos es llegar un
poco antes y dedicar unos minutos a leer la sinopsis impresa en el programa.
Con esa pauta general en mente, uno puede seguir la acción sin distracciones.
La actuación del
conjunto de 15 miembros bien merece la atención.
Aura Rivas, como
la esposa del coronel, es una cosita pequeña y rigida, cloqueando sobre sus
problemas y picoteando por la casa en su miseria.
José Tejera como
el asediado coronel, por otro lado, es una figura de espantapájaros de dignidad
maltratada, su rostro delgado y canoso, marcado con un bigote caído y su cuerpo
vestido con un traje negro que no le queda bien y zapatos rayados.
Cuando, en el
final de la obra, se hunde lentamente en el suelo bajo el peso de su miseria,
se convierte, por el poder de su presencia física, en una figura de gran dolor
y gran resistencia.
EL CORONEL NO
TIENE QUIEN LE ESCRIBA
Obra de teatro
adaptada por Carlos Giménez de la novela de Gabriel García Márquez; dirigida
por Giménez, con escenografía y vestuario de Rafael Reyeros, iluminación
de José Jiménez y Reyeros, y música de Federico Ruiz. Una producción de la Fundación
Rajatabla de Venezuela, presentada por el Festival Internacional de
Teatro de Chicago en el Steppenwolf Theatre, 1650 N. Halsted St. Martes a
domingos, funciones a las 2 p.m. y 7.30 p.m. Duración: 1:30.
EL ELENCO
El Coronel: José
Tejera
Esposa de
Coronel: Aura Rivas
Sabas: Aníbal
Grunn
Esposa de Sabas:
Pilar Romero
Empleado de
Correos: Francisco Alfaro
Doctor: Daniel
López
Abogado: Pedro
Pineda
Álvaro: Aitor
Gaviria
Alemán: Erich
Wilpret
Alfonso: Jesús
Araujo
Con Norman
Santana, Gabriel Flores, Alejandro Faillace, José Sánchez, Rolando Jiménez.
Traducción
simultánea de Jorge Busot.
* La “máquina de lluvia” eran mangueras.