Caracas, de nuestro corresponsal.
"De sus años de lucha, cuando, aunque coronado con un doble premio (dirección y comedia)
obtenido en 1965 en el Festival Internacional de Teatro de Varsovia, llegó a Venezuela
para fundar la compañía Rajatabla..."
El X Festival de Teatro de Caracas no llevará la firma de Carlos Giménez. El Sr. Teatro de Venezuela, aunque era argentino, hecho que sus agresivos detractores nacionalistas nunca dejaron de recordarle, también lo había anticipado.
“Me voy a morir”, reveló en 1992, “tengo SIDA y soy un enfermo terminal. Por tanto, no soy yo quien organizará la décima edición de este festival. Créame, lo lamento”.
Eso fue todo. Pero al mismo tiempo fue un desaire valiente y una mueca hacia la sociedad venezolana que todavía se entrega al machismo más duro y obliga, por ejemplo, a quienes han muerto de SIDA a tejer, incluso para sus seres queridos, fábulas absurdas con la complicidad de los médicos. En cualquier caso se habría reído mucho Carlos Giménez, hojeando el programa de "su" X Festival, un auténtico folleto "pro", redactado por un inspirado Juan Luis Delmont, más conocido hasta entonces por haber presentado con felicidad... la escuela de canto freudiano en Caracas.
Giménez habría sabido especialmente degustar como a un plato dulce si se hubiera elegido la pieza de su viejo amigo venezolano José Simón Escalona Marilyn, la Última Pasión como la “estrella americana” de este festival.
Prohibida
desde hace más de diez años, la obra aborda detalladamente el tema del
suicidio, en forma de variaciones oníricas. La de un director que despliega
ante el espectador, como en una película acelerada, el hilo de sus recuerdos,
de sus amores homosexuales evocados de la manera más cruda, como estas escenas
de sodomía mimetizadas con un realismo asombroso.
¿Quizás
Carlos Giménez habría visto esto como una venganza póstuma? De sus años de
lucha, cuando, aunque coronado con un doble premio (dirección y comedia)
obtenido en 1965 en el Festival Internacional de Teatro de Varsovia, llegó a
Venezuela para fundar la compañía Rajatabla, hoy escaparate del teatro
venezolano, poniendo en escena la primera obra de Gabriel García Márquez El Coronel no tiene quien le escriba, o inventar inmediatamente el Festival Internacional de
Caracas, hoy más institucionalmente dirigido por Carmen Ramia Otero, gran
burguesía caraqueña.
“Nunca
olvidaremos el trabajo de Carlos Giménez”, asegura la nuevo presidenta del
comité organizador, cuyas disputas con su predecesor han alimentado durante
mucho tiempo las cenas en la ciudad. La reconocida psicoanalista Carmen Ramia
Otero mantuvo relaciones conflictivas con su hermano menor y, en la más pura
tradición lacaniana, siempre había intentado matar a este engorroso hijo en
ausencia del padre original, mucho antes de que la verdadera muerte se llevara
a Carlos Giménez. “El viento de locura que soplaba en torno a la obra de Carlos
aún nos azota"- dice Juan Luis Delmont- "no debemos rehuir nuestro placer.”
Es cierto, y la inauguración el sábado 8 de abril del Festival en el Teatro
Teresa Carreño con No me olvides, interpretada por la compañía francesa de
Philippe Gentil, dejó a los espectadores mareados de ruido y luz. “Es una
verdadera historia de amor”, añade Delmont, “que los venezolanos y Philippe
Gentil viven desde el espectáculo que este último ofreció aquí con motivo del
bicentenario de la Revolución Francesa”. Hasta el 25 de abril, veinticinco
compañías se presentarán en los escenarios del “Carreño” y luego en los teatros de
las principales ciudades de provincia.
Los extranjeros llegaron con fuerza. Los suecos del Backa Teater, con su personalísima versión de La Duodécima Noche de Shakespeare, o los alemanes del Theatre Titanic, que bailan el vals en la cubierta del famoso transatlántico que se hunde. O, mejor aún, los eslovenos, que reinventaron la Divina Comedia de Dante (Drama Sng Maribor) y de cuya otra compañía, Mladinsko, se esperaba que creara un evento con Roberto Zucco completamente renovado de Koltès.
“Hacer teatro, organizar un festival así”, concluye uno de los actores de
Marilyn, “éstas son nuestras playas de libertad. Recuerden que en Venezuela,
desde hace un año, vivimos bajo el régimen de suspensión de garantías
constitucionales”.
©Claude
Pereira
17
de abril de 1995,
LIBERATION,
PARIS
Nota: las palabras en negritas y la diagramación son de este blog. La traducción es de Google.