Anécdotas de "Fuenteovejuna" en Córdoba, por Miguel Bazano / Fragmento de la biografía "Carlos Giménez el genio irreverente" (2023) de Viviana Marcela Iriart

 



Gladys Reale (protagonista) y elenco. Fuente: Miguel Bazano


(...) Fuimos a ver el teatro y como estaba fuera de temporada, no tenía telones ni las patas, nada, se veía el fondo del escenario. Yo digo: “¡uy qué desastre!” y Carlos me contesta: “¡está divino!”. “Estás loco”, le digo, “parece un conventillo allá atrás” y Carlos: “eso es precisamente lo que me gusta. Vamos a hacer un clásico”. Y yo: “con la plata que tenemos no compramos ni un sombrero”. “Quedate tranquilo”, me dice él, “hablale a Beba y decíle que vamos a hacer Fuenteovejuna.

Cuando nos estamos separando me pide que le consiga papel para máquina de escribir, la portátil, la Olivetti, ahí escribía Carlos, me pide que le consiga 200 hojas. Y cuando me estoy yendo me dice riéndose: “Aunque sea un sobre”. 

Yo lo dejo a él y por casualidad me encuentro con un compañero de Luz y Fuerza (un sindicato) que estaba repartiendo volantes y le digo: “deme un paquete compañero, que yo también voy a repartir” (risas) y ahí tomé el ómnibus y me fui al barrio (urbanización) Jardín, donde vivía Carlos y le dije: “tomá, ahí tenés el papel”. 

Y él escribió la versión de Fuenteovejuna en ese papel, que no era blanco sino celeste y era tamaño oficio, pero no era papel de máquina de escribir sino papel de volante. (…)

Un utilero que había en el teatro conocía a un militar que estaba en la parte de entregas de uniformes del ejército. Entonces este utilero consiguió todas las bombachas de fajina de los soldados y los borceguís y la parte de arriba la hizo doña Carmen, la mamá de Carlos, que lo hizo con cuerina negra y al primer ensayo las chaquetas perdieron las mangas, y así quedaron, el poder tenía las chaquetas sin mangas. 


El tema es que al personaje del Comendador lo mataban en la platea, no en el escenario. Y segundo, al final, cuando el pueblo está matando al Comendador y llevan el cuerpo arrastrándolo hasta el escenario, llega la policía. 


Era un espectáculo magnífico. Estuvimos 10 días en función, con lleno completo todos los días y eso fue algo inaudito, porque nunca antes un grupo independiente había estado tanto tiempo en cartelera. Fue en Semana Santa en 1970. 


El primer día el teatro estaba lleno de monjas, como la obra se llamaba Fuenteovejuna, las monjitas venían y ¿sabés cómo salían corriendo cuando se daban cuenta lo que era la obra? Pobrecitas, ellas no tenían la culpa, porque las monjas nunca van al teatro.


©Miguel Bazano

Córdoba, 27 junio de 2022

Actor. Ex integrante de El Juglar


Fragmento de la biografía Carlos Giménez el genio irreverente (2023)




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