MARÍA TERESA Y CARLOS, LOS FITC Y YO, por ARMANDO AFRICANO, Caracas, 30 de julio de 2023


 


 

 


 

Quisiera contar algunas vivencias que me quedan aún, de mi paso por una parte de mi vida… de antes

Comenzaré con una cursilería: “Juventud divino tesoro”. Cuando la vuelves a leer te das cuenta que no es cursi, sino que nos enteramos que es una gran verdad cuando ya no hay nada que hacer, solo recordar momentos vividos, en que lo único que importa es que llegó, lo disfrutas o padeces, hasta que se convierte en un pequeño o gran flash, cuando aparecen en la memoria las experiencias que quiero contar y me pongo serio, recuerdo que mis prioridades a esas edades eran otras.

 Ahora ¿después de tantas lunas?¿qué me pasó? Por el tiempo que dispongo para ello, tengo que reflexionar basándome en lo vivido, busco actitudes y acciones para mejorar mi futuro, que ya va de salida… ¿Cómo? Buscar recuerdos que me aporten soluciones, pensándolas, aplicándolas y disfrutándolas para reencontrarme con el encanto por la vida, recobrar el encanto por las personas, por los animales y hasta por los objetos que me rodean y  tratar de disfrutarlas, o cambiarlas, pero mientras estén presentes, encontrarles lo positivo, que siempre lo tienen, o se lo buscamos, o inventamos, para sentirnos mejor

En algún momento de mi vida comenzó la cuenta regresiva, comencé a pensar algo que a veces venía a mi mente, pero que nunca me di cuenta: comencé a sumar y sacar la cuenta en años, y es entonces cuando me entero que ha pasado el tiempo, pero sin embargo nunca sentí cuando los años llegaban y pasaban.

Cuando estamos jóvenes no nos enteramos que cuando llega un día, se pierde otro; que los días llegan y se van, uno a uno, solo estamos pendientes del día siguiente y para mí, actualmente, todos son casi el mismo día repetido, la vida pasa y ya no hay tiempo de rectificar, solo queda recordar, recapacitar, olvidar y perdonar. 

Con el tiempo la soledad te vuelve muy analítico y a veces cruel con los recuerdos que te vienen desordenados y de frente; además, hay recuerdos de esa otra parte de tu vida que te llegan sin llamarlos y se siente como un inmenso coscorrón, pero haces presión en tratar de olvidar y borrar.

Trato de mejorar mis momentos en esta etapa de mi vida, buscando y encontrando esos ratos divertidos que viví y que reaparecieron gracias a mi maravillosa y confundida memoria; debo escanear mis mejores recuerdos, tenerlos ubicados y seleccionados, para pasarla lo mejor que pueda y disfrutarlos tantas veces como reaparece el tema, porque ya se convierten en algo fundamental para mi paz interior.

Al hurgar en mis recuerdos me entero que soy un señor mayor, al que se le revuelve lo de antes con lo de ahora, solo me ocupa, o preocupa, cuando algún espejo indiscreto está atravesado en mi camino o cuando la espalda me lo recuerda y concluyo que mi edad biológica no se corresponde con mi necesidad de vivir

Quiero recordar unas etapas que me hacían sentir pletórico, full energía, revivir algunos momentos que me llenaron de felicidad, y me viene una sonrisa cuando en mi recuerdo florecen momentos vividos en algún festival de teatro y las imágenes que te impactaron y movilizaron mi libertad de creación que se revoluciona y da movimientos a mis neuronas, al incentivase con las maravillosas producciones que tuve la oportunidad de disfrutar en algunos montajes del Festival Internacional de Teatro de Caracas, creado y dirigido por Carlos Giménez y María Teresa Castilloque organizaron maravillosamente junto con la fundación Rajatabla y el Ateneo de Caracas.




Antes de esta época que estoy recordando yo era un empleado más del montón,  trabajaba en una entidad de ahorro y préstamo y, felizmente, alguien me sugirió llevar mi currículo al Museo del Teclado, y al hacerlo  mi vida y futuro dio un vuelco de 180 grados. Era un día 4 de febrero de 1980 y ese día comenzó mi nuevo y encantador camino en la vida cultural, al ingresar a trabajar en producción en la Fundación Opera de Caracas.

Años después la vida me fue adentrando en el mundo cultural, cuando pude producir teatro, ballet y una orquesta de cámara; además, organicé festivales de música contemporánea, congresos de música, di clases de producción en el IUDET y mi vida fue maravillosa a través de mi encuentro con la cultura.

Tuve la fortuna de trabajar para la Fundación Rajatabla con un genio, el maestro CARLOS GIMÉNEZ, produciendo el montaje de la obra “La Celestina”, obra que recorrió el mundo entero recibiendo críticas impresionantes, empezando por las del New York Times  y que, 40 años después de su estreno y 27 años después de la muerte de Carlos, fue elegida por el Festival de Teatro de Manizales como una de las 10 mejores obras presentadas en los 50 años de vida de ese  festival.

Después de esta obra apoteósica Carlos me pidió que produjera el sainete  “Todo está como siempre ha sido” y yo, calladito, cargando mi disco duro de conocimientos y de admiración; y cada día me sorprendía más cuando llegaba Carlos en la mañana a los ensayos con una nueva genialidad que enriquecía la puesta, se sentía como una magia maravillosa, y yo estaba ahí, estaba cerca del ingenio de Carlos y sus montajes y de que cada idea que traía, cada movimiento que planificaba eran fabulosos: descubrí el verdadero teatro.

Mis días transcurrían como una montaña rusa de emociones, en el que la locura de sus personajes consigue traspasar las emociones y recuerdos con una gran intensidad, y solo vienen a mi memoria momentos encantadores y me brota un inmenso agradecimiento y admiración por ese monumental grupo de teatro, la Fundación Rajatabla, del que honrosamente pude formar parte y cargué mi corazón con gente maravillosa que me recibió cargada de afecto.

Termino mi etapa con Rajatabla y me convertí en un fanático del espectáculo teatral y de la mágica gente de teatro, me contagié con ese movimiento cultural maravilloso.  Cuando me hablan de festival de teatro como espectador se me me revuelven los sentimientos, se me confunden las fechas, los países y los espacios teatrales, las emociones, los abrazos, las alegrías, los saludos cariñosos, los reencuentros.

Los festivales de teatro se hacían cada dos años y la emoción llegaba y se intensificaba al publicarse la grilla del festival y comenzar a hacer tu lista de los montajes a los que podías asistir: ¿qué países vienen? ¿cuales obras quiero y puedo ver?  y continuaba la emoción al ir a la compra de las entradas y hacer esas largas colotas. Y  también tuve la suerte de formar parte como productor de algunas obras de teatro y estar en el equipo de la organización y venta de entradas con mi gran amigo Aníbal Grunn.

En el VI Festival (1983) fui productor de la ópera La Voix Humaine, con la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas dirigida por el maestro Alfredo Rugeles. Teníamos asignado un teatro con foso porque la ópera era con orquesta, pero nos  cambiaron  de teatro días antes de las presentaciones, ¿qué hacemos? Ahora la montaríamos en la sala Anna Julia Rojas, que no tenía foso, así que decidimos montar la orquesta detrás de la escenografía y seguir con el montaje. Nos entregaron la sala como a las 11 de la noche, después de la función que se estaba presentando, y teníamos dos funciones al día siguiente, y comenzamos a montar la escenografía que era fabulosa creación de Marta Mikulan: un techo y tres paredes de lona, todo tensado con cuerdas gruesas para que quedara totalmente liso. Fue realmente agotador pero se logró, estrenamos, y  a medida que aumentaba el drama en el escenario la cuerdas se iban aflojando de modo que literalmente  a la protagonista se  le caían las paredes y el techo  encima. El público no sabía dónde estaba la orquesta hasta que terminaba la obra y subíamos el telón de fondo y aparecía la orquesta y se enteraban que el director dirigía a una cámara y la cantante seguía sus entradas por dos televisores que estaban en la escenografía: el resultado fue espectacular.







En el festival de 1987 fui productor del Grupo Prisma con la obra Niu York, Niu York un drama sensacional con la dirección de Marta Candia.

Durante los días del festival, los encuentros fortuitos con tanta gente fabulosa que tenías la suerte de reencontrar o de conocer, las sonrisas espontáneas de las personas que te saludaban que te hacían sentir bien, eso es lo que debo celebrar, el número de personas que se alegran cuando te reconocen y te sonríen… pensar o recordar, que he logrado que algunas personas se sonrían con solo verme, es maravilloso, qué bonito, como diría la poetisa Rosario Flores.  

Las conversaciones eran: ¿de dónde vienes? ¿cuál obra viste? ¿qué tal? y las respuestas eran por país, y la conversación continuaba con, “anda a ver a España”, “no te pierdas México”, “tengo una entrada ¿quieres venir?”, “vente conmigo a ver Argentina, me dijeron que es fabulosa”, y las tertulias-café, las conversas telefónicas con más días y más obras y más conversas y críticas que inventábamos antes y durante el festival, para sentirnos tan a gusto, tan contentos y felices, que siempre volvíamos a reunirnos y hablábamos del post festival.

Estos comentarios me hacen revivir esos momentos tan cargados de emociones que, al buscarlos en mi recuerdos, solo siento que en esas semanas santas de festival era muy feliz y recuerdo que no paraba, se me iban los días y las horas rapidito y vienen a mi mente montajes teatrales de diferentes festivales que ya están en mi memoria selectiva,  ya están identificados y resguardados muy celosamente en mi corazón… 

Uno que recuerdo con gran alegría es el fabuloso  grupo de rock Mano Negra, que Francia nos  presentó en la plaza Caracas de las torres del Silencio; Chile, que presentó en la Casa del Artista un montaje excelente Viaje al centro de la tierra”; Argentina que nos sorprendió con “Venecia”, un montaje en la casa Rómulo Gallegos, hermosísimo,  y recuerdo con gran emoción, porque era fabuloso, el montaje de España que cerró ese festival en el teatro Nacional “Ay Carmela”.

También viene a mi memoria una obra francesa de época en el teatro Municipal, visualmente el montaje era bellísimo pero bastante lento y largo; la escenografía, las actuaciones, el vestuario y la iluminación eran fabulosos. Todos llegamos con gran expectativa, el teatro estaba totalmente lleno, yo me senté al lado de mi inolvidable amiga Diana Insausti que hablaba francés, para que me guiara un poco y me sorprendió mucho cuando me dijo “no entiendo nada, hablan en francés antiguo”.  Yo me salí a estirar las piernas  y al rato de estar en los pasillos del teatro  me encuentro con Tania Sarabia y le digo ¿vas a volver a entrar? y ella me contestó muy seria, ”estoy esperando que termine la obra para que aplaudan y se despierte mi mama”

Estoy consciente que compartir esos recuerdos de los festivales vividos es algo muy personal, mis recuerdos eran muchos y muy variados y mi capacidad para contarlos se me enreda, a pesar de mi buena memoria, pero me confortan, me llenan de vida, siempre me alegran el momento, sabes que lo recordarás toda tu vida y que cada vivencia durante el festival se quedará contigo por siempre.

Me quedan mis maravillosos recuerdos con momentos dispersos, pero guardados en alguna cajita especial donde guardo los momentos inolvidables, que realmente con el tiempo nos enteramos que también son olvidables y tardamos un poco más en encontrarlos, y brota la gran sonrisa porque tus neuronas empezaron emocionadas a funcionar soltando esos momentos guardados para divertirte un poco o para entablar una conversación con un contemporáneo si tienes cerca el interlocutor adecuado. Los buenos recuerdos se recuperan solos y crecen al traerlos a la memoria y vas cambiando, sin querer, la versión de la última vez que los contaste y entonces  me apoyo en la frase de García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.”

Los años maravillosos en que teníamos EL FESTIVAL en esa Venezuela burbujeante, alegre, solidaria, maravillosa, donde salir del café Rajatabla a las tantas era lo habitual, caminar por cualquier rincón del área cultural era una aventura, cómo disfrutábamos, cómo nos divertíamos, qué maravilla poder guardar estos recuerdos como parte de mi vida.

Al terminar el festival te queda una sensación de vacío, de que ¿ahora qué hacemos con nuestras vidas? ¿que haremos?  Pues recordar, pensar en la alegría de haber podido estar como espectador en unas maravillosas obras de teatro o asistir a un bonche espontáneo que se armaba sin planificación o ir a  las reuniones a las que te invitaba alguna de las compañías de teatro.

Llegó 1993, un año muy triste para el teatro en general. A todos los que habíamos tenido la oportunidad de conocerlo nos invadió una tristeza inmensa, nuestro grandioso Carlos Giménez salió a buscar su lugar en la inmortalidad, dio mucho al teatro mundial.

Para los que tuvimos el gran  privilegio de haberlo conocido como jefe, amigo y como genio, aún seguimos esperando su regreso

Hay seres que nunca pensamos que puedan partir, porque los consideramos eternos y que al conocerlos te formas la idea que son inmortales, el dolor ante tal perdida es muy duro, solo superable con el tiempo y los bellos recuerdos. 

Y yo que tuve la gran suerte de apreciar la magnitud de sus montajes que serán inolvidables y él, nuestro gran e inolvidable Carlos, siempre estará en el recuerdo cariñoso de mucha gente que lo admiramos como profesional y ser humano… el mundo ha perdido un genio visionario y creativo, SE VAN LOS BUENOS.

 

Hay una frase que me gusta mucho, “¡Qué maravillosa vida que he tenido! Ojalá me hubiera dado cuenta antes.” Colette, escritora francesa 

 

©Armando Africano

Caracas, 30 de julio de 2023







ARMANDO AFRICANO

PRODUCTOR, PROFESOR, DRAMATURGO, ORGANIZADOR, ASESOR, REPRESENTANTE, GERENTE O COORDINADOR DE LAS FUNDACIONES, AGRUPACIONES O INSTITUCIONES: RAJATABLA / PRISMA / THEJA / NUEVO GRUPO / ARTE ATID / GLOBO TEATRO DE CARACAS / CENTRO DE DIRECTORES PARA EL NUEVO TEATRO / CONAC / FUNDARTE / BALLET METROPOLITANO / RAJATABLADANZA / FUNDACION OPERA DE CARACAS / MUSEO DEL TECLADO / ICREA / Instituto Universitario de Teatro (IUDET) / TELEVEN / MARIA GOMEZ Y ASOCIADOS / FUNDARTE / ORQUESTA DE CÁMARA DE VENEZUELA / ORQUESTA SINFÓNICA SIMÓN BOLÍVAR / JÓVENES ARCOS DE VENEZUELA / CIRCUITO SINFÓNICO LATINOAMERICANO “SIMÓN BOLÍVAR” /  GRUPO KEY YUMEI / CAMERATA DE CARACAS / DISCOMODA

COORDINADOR O PRODUCTOR DE LOS FESTIVALES: LATINOAMERICANO DE MÚSICA VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII / INTERNACIONAL DE TEATRO DE OCCIDENTE XVI / MÚSICA DEL PASADO DE AMÉRICA I, II / VI Y VII FORO DE COMPOSITORES DEL CARIBE / FESTIVALES INTERNACIONALES DE TEATRO IV, VI, VII, XII, XIII  

PRODUCTOR Y ORGANIZADOR DEL CONGRESO INTERCONTINENTAL DE LA INFLUENCIA DE LA MÚSICA AFRICANA EN LA MÚSICA LATINOAMERICANA Y EL CARIBE


Este artículo forma parte del libro "EL FITC DE MARÍA TERESA Y CARLOS ERA UNA FIESTA" a publicarse en próximamente.