Se marchó el rajatabla mayor / E.A.Moreno Uribe, El Mundo, Caracas, 29 de marzo de 1993



"No, yo no soy tan ambicioso como para pensar eso. 
Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, 
un aporte que no es mayor ni menor que el de otra gran cantidad 
de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela"
Carlos Giménez



 











La última entrevista con Carlos Giménez.

Él decía que sin su presencia y sin su trabajo el teatro venezolano no se detendría, que otros podrían hacer lo mismo, pero que ante su ausencia las cosas serían un poco más aburridas. Ahora el relevo teatral debe luchar para no detenerse y para que la alegría regrese...!!!

Carlos Giménez libró, desde diciembre de 1969 hasta marzo de 1993, una descomunal batalla para apuntalar el desarrollo definitivo del teatro venezolano. Por lo cual hacía teatro de gran calidad en los escenarios y además desde las páginas de los periódicos adelantó una singular campaña para hacer conocer sus pensamientos o criterios. Como periodistas nos correspondió recibir sus declaraciones, discutir algunas y elogiarle unas cuantas. Eso nos permitió, con el concurso del trabajo de otros colegas elaborar el libro Carlos Giménez Tiempo y Espacio, del cual hemos tomado algunos fragmentos para elaborar esta "última entrevista" con este personaje que a las 0.15 a.m. del domingo 28 de marzo ingresó definitivamente a la historia del teatro venezolano.



¿Qué atenta contra el desarrollo del teatro venezolano?

 Lo que atenta contra el desarrollo del teatro venezolano es la falta de creatividad y la ausencia de rigor profesional. 
Sí creo que hay un Teatro Comercial y un Teatro de Arte. Se diferencian en que el primero es fundamentalmente un medio de vida y el otro es un modo de vida. El Teatro Comercial tiene como objetivo fundamental el éxito económico. El otro busca el triunfo artístico. A ambos los une el deseo común de atraer a la mayor cantidad posible de público, pero si el primero no logra convocarlo en número suficientemente amplio, la obra se transforma en un fracaso intrinseco. En cambio,  un acierto creativo que no reuna suficiente audiencia no constituye un fracaso porque es parte de un discurso, es decir, no es un fin en él mismo. Yo aplaudo la labor de Jorge Bulgaris y Guillermo González y de cualquier otra iniciativa similar, únicamente en la medida que constituyen nuevas y efectivas fuentes de trabajo. Pero no creo que ellos realicen un trabajo de amplia cobertura popular. Si el Teatro Arte trabaja para una minoría intelectual, el teatro Comercial se sostiene por una minoría de la clase media que no es superior a las 60.000 personas en un universo de 3 millones de habitantes en Caracas.  Gonzalez y Bulgaris están haciendo un teatro más político que nadie.

¿Teatro político?

Sí, claro.  Hacer que la gente se olvide sus preocupaciones tiene un objetivo político  muy claro. Nosotros no tratamos que la gente se aburra en el teatro, tratamos que la pasen bien, recibiendo un mensaje que los conmueva e ideológicamente les preocupe y que por lo menos salgan hablando del espectáculo y que esa conversación sobre el espectáculo  lo relacionen con el mundo que están viviendo. En el Teatro Comercial las mujeres muestran las piernas, los senos, y además son gafas y tontas. Siempre hay una "loca" [hombre gay femenino] que es ridícula y estúpida. Están dando una visión del mundo como ellos lo entienden: aquí es más fácil ganar dinero jugando al 5 y 6 que decirle a la gente que trabaje para hacerse una posición. No hay que ser un súper dotado para hacer obras como las de Chacaíto. Dices cuatro groserías y se te llena la sala. Nosotros, en Rajatabla y en  otras agrupaciones que sí hacemos Teatro de Arte, entendemos el teatro de otra forma, pero es un proceso que lleva tiempo.  Entonces la diferencia es principalmente cualitativa, por ejemplo con Señor Presidente  estuvimos dos años en cartelera de repertorio y fue vista por más de 70 mil personas en Caracas, porque eso incluyó la exitosa campaña metropolitana, la cual llevó las artes escénicas a todos los rincones de Caracas. 
En definitiva, creo necesario el Teatro Comercial como una fuente de trabajo, pero es necesario contribuir a su desarrollo cualitativo, mejorando su calidad artística y temática.

¿Qué críticas le harías al teatro venezolano?

En cuanto a las críticas, yo soy el menos indicado. En la vorágine del trabajo mis pautas no son iguales a las de mis colegas. Cada uno de nosotros tiene una manera de ver al mundo. A veces, sólo a veces, me da la impresión de que falta perseverancia. Tal vez un poco más de riesgo. A lo mejor algo de generosidad para entender que todos, cada uno en particular, tiene algo que decir.


¿Qué diferencia entre el teatro que hacen ellos y el realizado por ustedes? 

Ellos expresan una realidad y nosotros expresamos otra. Ellos expresan esa realidad a través de mecanismos que a esa realidad le interesa y nosotros la transmitimos a través de los mecanismos que a nuestra  realidad le sirven. Yo no quiero explicar la vida en el teatro, quiero solamente interpretarla. Quiero descubrir ese territorio inexplorado y mágico que se oculta detrás de cada ser humano. Esa teatralidad permanente en la que transcurre nuestra existencia. Estamos llenos de convenciones, de simulacros, de dobles personalidades, de frustraciones, de decadencias espirituales y económicas, ocultas casi siempre por una distancia teatral que no puede ser descubierta si simplemente se la imita. Hay que meterse en la conciencia individual y colectiva. Hay que desnudarse y destrozarse en cada espectáculo para que salga a la luz pública nuestra miseria y nuestra grandeza. En última instancia, hay que comprometerse. Un creador debe enfrentarse a un todo. Es el principio básico de la libertad creadora. Si ésta no existe, el creador desaparece y le hace un flaco favor a su colega dramaturgo.

[No se puede leer el texto] ... como única via para posibilitar el relevo institucional. "Lo que se destruye es inútil para todos"  afirmaba el Libertador Simón Bolívar. En este sentido soy optimista y mientras las reglas del juego sean expuestas con claridad lo que resta depende del talento y la capacidad de trabajo de cada quien.

(...)



-¿Qué relación tiene para usted el teatro y el subdesarrollo?
-Federico García Lorca decía que el  teatro es el barómetro que marca la grandeza o el descenso de un país. Todas las manifestaciones culturales son la expresión de esas contradicciones, la lucha entre una situación económica y social y políticas subdesarrolladas y una evolución creadora que a veces logra salirse de los parámetros del subdesarrollo, pero que finalmente está encerrada en el mismo. En última instancia, nosotros somos parte del subdesarrollo. 

¿Realmente usted cree que su trabajo en el país ha sido un aporte positivo para el teatro venezolano?

No, yo no soy tan ambicioso como para pensar eso. Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, un aporte que no es mayor ni menor que el de otra gran cantidad de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela.

¿Un aporte facilista y de vanguardia comercial?

Nuestro estilo no es facilista y nosotros jamás hemos hablado de que somos la vanguardia del teatro en ninguna parte del mundo. Yo creo que nuestros espectáculos han evolucionado artística y estéticamente.  No se puede comparar, por ejemplo, Señor Presidente con Tu país está feliz. 

Rajatabla, dentro de la pobreza que viven los hacedores de la cultura, ha sido un grupo privilegiado.

Esa es una apreciación que no se compagina con la verdad. Durante los primeros 16 años de vida de Rajatabla, los primeros siete años. creció sin subsidio. Desde 1971 hasta 1978 vivíamos de recoger 100 o 200 bolívares. Para nosotros fue la época de las vacas flacas. Obtuvimos el primer subsidio en el año 1977. Fueron 20 mil bolívares mensuales. Después el Congreso de la República nos aprobó 1 millón y medio de bolívares, de los cuales el ministro Iribarren Borges nos quitó 500 mil.


Le interesa el éxito comercial?
-Me interesa que mis espectáculos sean vistos siempre por mayor cantidad de público, pero pienso que no hay que hacer un teatro para el público, hay que formar un público para el teatro. El teatro es una reserva moral, por eso tiene que cumplir una misión.

-¿Qué criticaría a los críticos?
-La crítica es la cátedra en donde debe discutirse el camino del teatro en su más alto nivel. Es la crónica que hará la historia de nuestro trabajo, por eso exijo rigor. Ellos determinan el nivel para la discusión y el estudio. En Venezuela hemos llegado a una situación delicada: la crítica no está definida como un cuerpo social que integra un movimiento creador.

-¿De la crisis del teatro que puede decirnos?
-Se habla de crisis en el teatro, pero el teatro ha sido siempre una crisis permanente, es una expresión verdaderamente creativa que no está sujeta a ninguna ley, es imprevisible. En Venezuela hay crisis de creatividad…hay un marcado descenso cualitativo, como una especie de modorra. Hay como una falta de audacia en los planteamientos teatrales.

-¿Qué saldrá de los festivales internacionales para el teatro venezolano?
-Una revolución química entre los creadores y el público. No habrá frutos inmediatos, pero, como decía García Lorca, el teatro es un barómetro. Yo creo que hace falta una violencia creadora. El teatro no debe ser pensado en función comercial porque es lo deficitario.

-¿Qué será del teatro venezolano sin Carlos Giménez?
-En ningún movimiento cultural nadie es imprescindible. Seguiría trabajando, tal vez en algunos aspectos un pelo más aburrido. Siempre en un polo cultural hay espacio para la polémica, la discusión. Pienso que nosotros conformamos un polo polémico por la permanente capacidad, un poco beligerante, que tenemos de promover eventos.

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Fuente: Ana Lía Casina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos





















Fuente: Ana Lía Cassina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos