Rolando Peña en "Pinta Miami ", 2019. Foto: Jorge Castillo |
“Rajatabla, Venezuela, el Ateneo de Caracas,
proyectos para abrir puertas, saltar
ventanas,
colgarse el horizonte en la solapa y dar la vuelta cuando uno quiere,
para que salga el día o se ponga la noche.
Así, entre tantos asombros y
casualidades, me tocó inventar
este Festival que para unos y otros parece un Caballo de Troya.
Bajan de su vientre
vencedores y vencidos…”.
Carlos Giménez, 1992
Fragmento del discurso de apertura del IX FITC.
Fragmento del discurso de apertura del IX FITC.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos
(Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 80
obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, España y
Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y
creó -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en
Venezuela y Argentina.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué
creó el Festival Internacional de Teatro de Caracas,
junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el Instituto Universitario de Teatro (IUDET),
el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV),
el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT),
ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo
Venezuela) y, en Córdoba, el Festival Latinoamericano de Teatro y el
grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber
llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que
tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a
precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner
Ensemble, Peter Brook, Giorgio Strehler, Peter
Stein, Lindsay Kemp, Pina Bausch, Norma
Aleandro, Vanessa Redgrave, Kazuo
Ohno, Tomaz Pandur, Eva Bergman, Eugenio Barba, Yves Lebreton, Peter Schumann, Antunes Filho, Gilles Maheu, Santiago
García, Darío Fo, Els Joglars, Franca Rame, Ellen
Stewart, Joseph Papp, Andrezj Wajda, Dacia
Mariani…
¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos
como Señor Presidente de Miguel Ángel
Asturias, Bolívar y La Muerte de García Lorca de José
Antonio Rial, Martí, La Palabra de Ethel
Dahbar, La Honesta Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está feliz de Antonio
Miranda, El Campo de Griselda
Gambaro, La señorita Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel
García Márquez… Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados
Unidos y América Latina. Porque su talento como director y gerente
cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
¡Bravo, Carlos Giménez!
Porque
fue un genio.
“Para mí también fue un pionero,
una persona que se la jugaba,
una persona que podía caminar por la cuerda
floja sin malla protectora,
algo en lo
que me identifico mucho con él porque yo
también he sido así toda mi vida…”
Andy Warhol, Rolando Peña, Nueva York 1967 Foto: Marcelo Montealegre. |
Rolando, ¿en qué año y donde conociste a Carlos?
Mira, yo vivía en
Nueva York, yo me formé en Nueva York,
viví allí desde los años sesenta hasta los ochenta y pico, pero por
supuesto iba a Venezuela, mi país, de vez
en cuando y en uno de esos viajes lo conocí a Carlos, en el Ateneo de
Caracas. No recuerdo el año exacto, pero fue al comienzo de su carrera, él
había hecho una obra que había tenido
mucho suceso y ya se estaba encargando de la parte teatral del Ateneo.
Carlos me pareció una
persona bien interesante, muy centrada. Simpático pero en el buen sentido de la
palabra, no era el simpático caribeño
sino el simpático culto, era
una persona que guardaba distancia, cosa que me alegró mucho porque yo
venía de Nueva York donde la simpatía es muy cercana a: “muy bien todo pero un
momentico, atención, yo estoy aquí y tú estás ahí, cuidado”, a menos que se cree un vínculo más cercano.
¿Habías visto algún montaje suyo?
Sí, pero no me preguntes el nombre de la obra porque
honestamente no me recuerdo, pero sí me
llamó mucho la atención. Luego fui como
espectador al primer Festival Internacional de Teatro que organizó qué, tengo
que confesar, me pareció realmente extraordinario, extraordinario,
extraordinario y dije ¡guao! este señor sabe exactamente lo que está haciendo.
Yo estaba recién
llegado de Nueva York donde había visto tanto teatro, en Broadway, off off
Broadway, los había visto a todos,
muchísimos espectáculos muy buenos de artistas reconocidos y a pesar de eso me
impresionó muchísimo el Primer Festival. Fue cien por ciento positivo.
¿Recuerdas cómo fue la reacción del público?
Sí, el público fue
muy positivo, estaba muy impresionado, vi mucha pasión, mucho interés en lo que
estaba sucediendo. Fue muy impresionante para mí, para el público de Caracas y,
de hecho, el Festival continuó y siguió sorprendiendo hasta el final de sus
días.
Ese
Festival fue en el año 1973: Carlos tenía 27 años apenas y unos meses antes
había sido detenido, torturado y deportado de México porque al gobierno no le
había gustado un montaje suyo. ¿Carlos te comentó algo de esa deportación? ¿Recuerdas
haber leído algo de eso en los periódicos?
No, me estoy enterando hoy por ti de eso
que le sucedió, realmente muy terrible y lamentable.
De todos los personajes con los que
tú te rodeabas en Nueva York, Andy Warhol, Allen Ginsberg, etc, ¿cuál le
interesaba más a Carlos y por qué? ¿Alguna vez te pidió que le presentaras a
alguno de esos artistas?
No, en general hablábamos
más que todo de teatro. Yo le hablé de Bob Wilson y sus maravillosos montajes,
los cuales a él le entusiasmaron. Le hablé también del célebre montaje de Peter
Brooks “Marat Sade” en Broadway que fue un gran suceso. También le contaba del
teatro de Off-Broadway y Off-Off-Broadway, el cual era más de vanguardia y
rompedor y me daba cuenta que eso lo entusiasmaba mucho.
¿Qué significa para ti Carlos Giménez?
Considero a Carlos
Giménez un pionero, considero a Carlos
Giménez un gran realizador, considero a Carlos Giménez un gran señor. Realmente tú puedes hablar de un antes y un
después de Carlos Giménez en relación al teatro de América Latina. Considero
que el Festival Internacional de Teatro que organizó Carlos Giménez es, fue y sigue siendo uno de los
festivales más importantes que se hicieron a nivel mundial.
¿Trabajaste
con Carlos?
Sí, en un Festival de Teatro, porque como tú bien sabes yo hacía mucho performance, yo soy de los pioneros del
happening y de los performance en América Latina, antes de irme a vivir a Nueva York yo había hecho dos espectáculos multimedia
que fueron muy importante, con
Cabrujas, Testimonio y Homenaje a Henry Miller. Y en
Nueva York hice mucho performance también. Y le
propuse a Carlos organizar un festival internacional de performance que se
realizaría junto con el festival de teatro, a él le gustó mucho la idea pero al
final no se consiguió presupuesto para eso.
Pero sí participé como performista
en el teatro Juana Sujo que estaba en Los Caobos, con un performance que por supuesto que tenía que
ver con el petróleo, junto con ese actor
extraordinario que es Héctor Myerston,
Vytas Brenner hacía la música y
Julio Neri lo filmó. Fue un gran suceso, fue realmente muchísimo
público, público que me seguía a mí y público de Carlos, porque Carlos con el
festival de teatro se había ganado un
puesto absolutamente justo y él tenía un público extraordinario, sin ninguna
duda.
¿A Carlos se le notaba el
poder? Crees que él abusaba de ese poder?
No era que se le notara, él tenía
una personalidad fuerte cómo la tienen muchos creadores, yo entre ellos.
Y no te olvides que también uno tiene que estar parado frente a muchas
adversidades y frente mucha gente que,
bueno, no entiende lo que uno
hace y que, por supuesto, la mayoría de las veces critica sin saber.
Pero para mí Carlos era muy centrado y
no encontré que él hiciera uso de poder. Y aunque yo tampoco intimé tanto con Carlos, en
principio, por mi experiencia y por mi olfato, puedo decirte que él me parecía una persona
muy correcta, una persona que mantenía mucha coherencia con su forma de
ser, era versátil, tenía muy buen
balance pues, o sea, si quieres que te lo defina de otra manera, entre el Ying
y el Yang él estaba como en el medio, así era como yo lo percibía.
Ahora, por supuesto que hay otras opiniones. Pero para mí era una
persona, primero que nada, muy profesional, lo cual para mí es muy importante y
segundo, muy talentoso y tenía mucha fe
en lo que hacía y se arriesgaba y eso para mí es fundamental.
Carlos Giménez, José Salas y Jorge Arán de gira por Europa: 1963-64. Fuente: Jorge Arán |
Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar a la gente con dinero
y con trabajo. En general tenía un carácter apacible, pero cuando se enojaba
estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar algunas
veces, pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Carlos, como todo creador y como
toda persona que tiene la responsabilidad de dirección y de curaduría, etc,
tenía su carácter, como debe ser.
Conmigo siempre fue muy gentil, igual yo con él. Ahora, me acuerdo que en un ensayo al que me había invitado, sí se molestó mucho con un actor que no daba la talla y que, además, no parecía que se lo estaba tomando muy en serio:
Carlos realmente le dio un grito y lo
mandó al diablo. Y a mí me pareció que tenía razón, en fin, esas son cosas a
discutir, pero yo pienso que sí tenía razón de hacerlo.
Hay muchas definiciones maravillosas
sobre Carlos, pero no puedo citarlas a todas así que sólo citaré tres.
Para Rubén Monasterios,
era “un ángel furibundo”. Para Azparren Giménez “hubo
una pasión por Carlos Giménez que siempre me recordó al personaje
de Teorema, la película de
Pasolini”. Y para Norma Aleandro,
era “un ser
tierno, encantador, con un gran carisma y (…) un “ÁNGEL” impresionante”,
y el “ángel” lo dijo en mayúsculas. ¿A qué Carlos conociste tú o
conociste a los tres
Conocí a los tres y estoy de acuerdo con las definiciones que dieron
ellos tres. Para mí también fue un
pionero, una persona que se la
jugaba, una persona que podía caminar
por la cuerda floja sin malla
protectora, algo en lo que me identifico mucho con él porque yo también he sido
así toda mi vida, y lo sigo siendo a la edad que tengo, que son setenta y ocho
años aunque no parezca, (gracias a Dios, Dios me protege)… te digo algo, mira,
el verdadero creador, el innovador, siempre es una persona que, entre las
características que tiene una es esa: o
tiene mucha gente que lo ama o tiene mucha gente que lo odia. Y yo
creo que Carlos pertenecía a esa estupenda y maravillosa dinastía.
De sus obras, ¿cuál o
cuáles te gustaron más?
Viviana, me tocó por suerte ver
varias obras de él que me parecieron todas realmente muy muy buenas y muy bien
montadas, muy correctas y muy profesionales. A mí la parte profesional me interesa mucho, por supuesto junto con la
parte creativa: Venezuela tuya, Tu país está feliz, El coronel no tiene quien le escriba,
etc., fueron muchas las obras de Carlos
que vi y todas me parecieron muy buenos
montajes, de primera, o sea, unos montajes
de primer mundo realmente.
De las instituciones que creó ¿cuál te parece más importante?
Oye, pienso que todas fueron muy
importantes y todas marcaron hitos en América Latina y en muchos lugares fuera
de América Latina: el Festival Internacional de Teatro y todas las
instituciones que él creó.
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
Para mí la muerte de Carlos Giménez fue muy lamentable,
sumamente lamentable o sea, se murió muy joven y se murió un hombre que era muy
positivo, muy importante y que realmente
revolucionó, en el buen sentido de la palabra, porque la palabra revolución
también está muy machucada y desgraciadamente muy tergiversada, pero él sí revolucionó el teatro en América Latina, con
su estética, su manera de sentir el teatro, la manera de comunicarse a través de ese arte
maravilloso que es el teatro. Yo sí
pienso que fue, y para mí sigue
siendo, una muerte muy lamentable.
¿Y qué crees que significó para la cultura venezolana?
La muerte de Carlos significó mucho para la cultura en Venezuela, porque
Carlos fue fundamental, fue pivotal,
para la cultura venezolana, sobre todo
en el teatro, sin ninguna duda. Y,
sí creo también que Carlos Giménez hace
mucha falta en el espectro de la cultura
en el mundo, definitivamente.
Si Carlos pudiera oírte,
¿qué le dirías?
Mira, Viviana, si Carlos estuviera vivo le diría: caramba hermano,
cómplice, oye qué gusto de verte, qué gusto de saludarte, mira, me voy a
permitir darte un gran abrazo, me voy a
permitir felicitarte, me voy a permitir decirte que realmente gente como tú
hace mucha falta en el mundo, gente como tú, gente positiva, gente con fe,
gente con coraje, gente con pasión, es
lo que realmente necesitamos en este mundo para seguir adelante, para
mejorarlo, para sanearlo.
Y quiero decirte también que
comparto al cien por ciento muchas de las cosas que tú pensaste, que nunca me
las dijiste por supuesto, porque no tuvimos esa confianza, pero sí que yo las
sentí las veces que nos encontramos en el cafetín del Ateneo de Caracas, cuando
compartíamos y hablamos y nos reíamos y
hacíamos chistes muy simpáticos sobre la gente de Nueva York, que ese era mi
fuerte no el tuyo, de Warhol, del cine underground, del teatro off off
Broadway, de toda la gente que yo te
nombré y que a ti te encantaba, Bob Wilson, en fin, eran tantos personajes maravillosos.
Rolando, muchas gracias.
Muchas gracias a ti por haberme convocado.
Miami, 24 de Mayo de 2020
Aggression = Death, 1966, New York, Happening. Autor y fuente: Rolando Peña |
Rolando Peña
En la
Enciclopedia Británica Barsa del año 1968, el crítico de arte Stazis Gostautas
escribió: “Rolando Peña (artista venezolano), fundador y director de Foundation for The Totality (grupo de
arte latinoamericano, con sede en Nueva York), es el pionero en los
espectáculos Multimedia-Psicodélicos, Happenings, Performance en América Latina”.
Peña
comenzó su carrera artística en 1963 en un medio tan diverso como el performance
y las body actions, instalaciones, grabaciones, cine, video, multimedia y
tecnología de imágenes. Colaboró con destacados dramaturgos, intelectuales y
curadores como Andy Warhol, Allen Ginsberg, José Ignacio Cabrujas y Pierre
Restany. En 1965, Peña organizó, junto con el dramaturgo José Ignacio Cabrujas
en Venezuela, los dos primeros espectáculos multimedia que tuvieron lugar en
América Latina: Testimonio y Homenaje a Henry Miller.
Desde
los años 80 hasta la actualidad, Peña ha creado una obra monumental con el petróleo crudo como tema central. Su crítica a
la sociedad de consumo, y especialmente a la explotación petrolera, se ha
convertido en un ícono del arte contemporáneo.
Peña ha
vivido en Nueva York, París y Caracas, donde ha exhibido su trabajo en
exposiciones individuales y colectivas, experiencias de performance, instalaciones,
en lugares cerrados y espacios públicos.
Los
premios y reconocimientos a Peña incluyen: The Guggenheim Foundation
Fellowship, por la obra “Make Oil Green”, 2009; “Maestro de Arte Contemporáneo” otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de
Arte, Venezuela, 2010; premio “Armando Reverón” de la Asociación de Artistas de
Venezuela, 2012; Tributo Especial, 3ra Bienal Internacional de Arte, Mérida,
Venezuela, 2014; “Maestro del Arte Multimedia 2014” de la Asociación de
Arquitectos de Venezuela; el premio “Andrés Bello” otorgado por la Universidad Católica Andrés Bello de
Venezuela en reconocimiento a su trayectoria en las artes en Venezuela y las
Américas, 2016.
En
2017, Peña fue reconocido en los Estados Unidos como uno de los precursores del
cine experimental en América Latina, con dos de sus películas: La Cotorra No. 2 y Diálogos con Ché, este último presentado en los festivales de cine
de Cannes y Berlín, en 1969.
En
2018, Peña presentó en Pinta Miami, y por primera vez al público, Foundation for The Totality, una
exposición del grupo concebido y dirigido por Peña, que recuerda las
contribuciones de artistas latinoamericanos en el contexto de la escena
artística y la cultura "underground" de la ciudad de Nueva York
durante los años sesenta y setenta.
A fines
de 2019, Peña fue invitado a participar en la celebración de los 100 años de la
Bauhaus durante la Bienal de Arte de Performance Visual Performa19 en la ciudad
de Nueva York, con su último trabajo Less
is More - Homenaje a John Cage.
En 2020
Rolando Peña fue presentado como un Proyecto Especial por la Galería Baró en la
Feria de Arte Contemporáneo ARCO de Madrid.
Spontaneous Rupture of Symmetry: The Barrel of God, 2001. Autor y fuente: Rolando Peña |
Oil will be more oil in love, 2008. Performance. Autor y fuente: Rolando Peña |
Solo Mene. Autor y fuente: Rolando Peña |