“Es importante el momento cuando egreso de la escuela en el año
1963 y me voy a Europa.
Ahí tomo contacto con un mundo totalmente desconocido y
hay un deslumbramiento
que significa que, por lo menos yo, no voy a quedarme
encerrado
en los parámetros ni de la ciudad ni del país donde nací.
Me doy
cuenta que hay un desfase entre lo que yo quiero y lo que
mi entorno, mi hábitat, me da”.
Carlos
Giménez, entrevista, 1984
Carlos Giménez y su hermana Anita, actriz de El Juglar, Córdoba, años 60. |
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30
años de carrera dirigió más de 80 obras de teatro en Argentina, Venezuela,
México, Perú, Nicaragua, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el
mítico productor Joseph Papp, y
creó -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en
Venezuela y Argentina.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el Instituto Universitario de Teatro (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela) y, en Córdoba, el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Por
haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del
mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes
Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner Ensemble, Peter Brook, Giorgio Strehler, Peter Stein, Lindsay Kemp, Pina Bausch, Norma Aleandro, Vanessa Redgrave, Kazuo Ohno, Tomaz Pandur, Eva Bergman, Eugenio Barba, Yves Lebreton, Peter Schumann,
Antunes Filho, Gilles Maheu, Santiago García, Darío Fo, Els Joglars, Franca Rame, Ellen Stewart, Joseph Papp, Andrezj Wajda, Dacia Mariani…
¡Bravo, Carlos Giménez! Por
hitos como Señor Presidente de Miguel
Ángel Asturias, Bolívar y La Muerte de
García Lorca de José Antonio Rial, Martí, La
Palabra de Ethel Dahbar, La Honesta
Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está
feliz de Antonio Miranda, El Campo de Griselda
Gambaro, La señorita
Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no
tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…
Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América
Latina. Porque su talento como director y gerente cultural fue único,
extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
¡Bravo, Carlos Giménez!
Porque fue un genio.
Y me haces mucha falta.
Carlos Giménez en el Ateneo de Caracas, 1984. |
Jorge ¿en qué año, en qué ciudad y en qué
circunstancias conociste a Carlos?
Fue en Córdoba,
año... no recuerdo bien, debe haber sido 1965, más o menos. ¿En qué circunstancias?
Yo estaba en el Pequeño Teatro de Córdoba que habíamos fundado con el
director Fabio Reches, en una antigua industria, un edifico de tres plantas y
mi padre lo administraba, Carlos
llegó de una gira por Europa con su grupo El
Juglar y andaba buscando sala y mi padre le "vendió" la sala
en la que estábamos. No sé bien cómo fue el negocio. Allí se instaló El
Juglar y algunos del grupo anterior nos quedamos, entre ellos Víctor
Moll, un gran actor, recientemente fallecido, y yo. Y yo pasé a ser
asistente de dirección de Carlos y también actor, según la obra.
¿Cómo era Carlos en ese momento?
Carlos era
alguien muy joven, muy impulsivo, con grandes ideas, con un sentido de la puesta
en escena increíble. También era alguien muy histérico, gritaba, se enojaba,
pero con una inteligencia asombrosa.
¿Se vislumbraba ya que iba a ser un artista genial?
Ya lo era.
¿De qué hablaba Carlos? ¿Recuerdas cuáles eran sus
inquietudes?
De teatro.
Siempre de teatro, de viajar e ir a Festivales o salir de gira, cosa que no
todos podían.
¿En qué obras trabajaste con Carlos?
A ver.....El
diputado está triste de Arnaldo Calveyra, Poemas
de Jacques Prevert, Federico
en persona de García Lorca, Ardele
o la Margarita de Jean Anouilh, Remedio
para Melancólicos de Ray Bradbury, adaptación de Carlos. Y no recuerdo
qué más.
En un artículo, el
dramaturgo y director José Luis Arce dice que Carlos tuvo que autoexiliarse en
1966 “luego de su exitosa
pero subversiva puesta de Fuenteovejuna,
armada en sólo veinte días con la Comedia Cordobesa, cuando es golpeado en la
Central de Policía y su suerte queda cifrada con implacable matemática: debía
marcharse”. ¿Qué sabes de eso?
No estaba al
tanto de esto.
¿Carlos y tú mantuvieron el contacto después de que él
se radicó en Venezuela?
Sí. Nosotros
fuimos a actuar a un Festival
Internacional Teatro de Caracas con el Teatro Goethe, llevando
"Mockinpott" de Peter Weiss y después estuve colaborando con él en
los festivales Latinoamericano
y Nacional de Teatro que organizamos en Córdoba, en
los años ´80. También nos hemos encontrado en Festivales afuera, por ejemplo,
el de Manizales, Colombia, yo dirigiendo un grupo que había creado, con el que
sigo actualmente, y él con Rajatabla.
¿Crees que Carlos cambió cuando se hizo
famoso y se convirtió casi en el hombre más poderoso de la cultura venezolana?
Para mí fue
siempre el mismo. Sólo que en Venezuela manejaba todo, a veces hasta al
Presidente... No sé cómo hubiera vivido el chavismo y Maduro, por
ejemplo.
Carlos era un hombre muy
generoso, de ayudar mucho a la gente con dinero y con trabajo. En
general tenía un carácter apacible pero cuando se enojaba estallaba como un
volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar algunas
veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Mi relación fue
buena. Venía mucho a casa, yo vivía con Víctor Moll, y Carlos admiraba a Víctor como actor. Nos
llevábamos bien hasta donde yo recuerdo.
¿Cómo era Carlos para ti?
¿Un “ángel furibundo” como dijo Rubén Monasterios, el “personaje de Teorema,
la película de Pasolini” como dijo Azparren Giménez o una persona con
un “ángel impresionante” como dijo Norma Aleandro?
En esos años yo
no lo consideraba alguien "muy especial". Reconocía su talento de
puestista, pero no sabía manejar actores. Tenía un empuje impresionante y nada
lo paraba. Lo de "ángel impresionante" no lo sé. Para mí era mi amigo
y hacíamos cosas juntos.
¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su
persona?
Su talento de
puestista.
¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas
vivido con él? Puede ser más de una.
No sé qué. Para Remedio
para Melancólicos, en que trajimos a Córdoba a Milagros de la Vega, que
en ese entonces era lo más, yo actuaba y era asistente de dirección. Y fue tal
el lío que se armó en el Teatro Rivera Indarte, hoy San Martín, porque Carlos
hizo entrar un auto por la calle de atrás del escenario, que todo se retrasó,
hubo discusiones y a mí terminaron pintándome un traje de amarillo
sobre mi cuerpo y así salí a escena, chorreando pintura. Otras anécdotas no son
para contar, lo siento.
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
Un dolor muy intenso. Sufrí mucho su
muerte, algo que se veía venir, pues era muy promiscuo y lo agarró la etapa
fatal del Sida. Por lo demás yo era amigo de toda la familia y era una amistad
sellada por el trabajo. Y de casualidad, en esa época en que no había cable como
ahora, yo enganché en mi TV a Venezuela y estaban hablando de la muerte de
Carlos. Eso me marcó.
¿Y qué crees que significó su muerte para la cultura
latinoamericana?
Una más que significativa pérdida.
Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Mirá, Carlitos,
aún sigo haciendo teatro. Dos y tres obras por año. Ya debería pensar en ir a
hacerte compañía, me parece.
Córdoba, 15 de marzo de 2019
Director, dramaturgo y actor
argentino. Fundador de Pequeño Teatro de Córdoba. Fue actor y asistente
de dirección de Carlos Giménez en el grupo El Juglar. Actor en la Comedia
Cordobesa y Teatro Goethe.