17 años sin el Fundador de Rajatabla Carlos Giménez: 29 de marzo de 2011






Fue un importante hombre de teatro venezolano, nacido en Rosario, Argentina, el 13 de abril de 1946.
Fundador del grupo Rajatabla y del Festival Internacional de Teatro. Además del Taller Nacional de Teatro, Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, Centro de Directores para el Nuevo Teatro y Rajatabla Danza. Tiene en su haber más de 60 montajes en este país y en el extranjero.
Desarrolló una de las actividades más sobresalientes del teatro latinoamericano. Entre sus trabajos de mayor proyección internacional están: Señor Presidente (versión de la novela homónima de Miguel Ángel Asturias), Bolívar y La muerte de García Lorca de José Antonio Rial y El coronel no tiene quien le escriba, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez. Montó obras de Shakespeare, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Valle-Inclán, García Lorca, Beckett, Durrenmatt, Brecht, Tolstoi, Chejov, entre otras.
“Carlos Giménez se nos fue sin decirnos nada, despacio, callado. Nos dejó solos, con algunas herramientas, con el dolor de la ausencia y del silencio. Algunos de sus proyectos no llegaron a ver la luz, otros se mantienen a golpes y contragolpes y los menos siguen en pie.
Un hombre polémico al que todavía le pretenden cobrar por la factura de su inteligencia…para muchos su ausencia es irreparable, pero para otros se produjo un aire. Un aire ¿para que? Muchas se pregunta, ¿donde están los detractores que tanto intentaron fastidiar su trabajo? ¿Qué han hecho luego? ¿Su obra creadora donde está?
Porque el teatro venezolano desde 1993 hasta la fecha ha ido en caída vertiginosa hacia la desaparición y en el mejor de los casos, hacia la involución”.

“Tuvo muchos enemigos durante su vida y aún ahora después de muerto. Pero los principales enemigos son aquellos que no siguen haciendo teatro, los que detienen el proceso creador, los que no luchan, los que sienten que no hay nada que hacer.

Carlos Giménez en 1984. Fotografía: Marta Mikulán Martín.



Nota del Blog: Reproducimos este obituario como salió publicado: sin firma.