Argentinos que dejaron su huella en Venezuela: Carlos Giménez/ / por Jorge Brizuela Cáceres, Foto Iris Rodríguez Ventura , Data Rioja, 31 de marzo 2010







Francisco Alfaro, director de Rajatabla desde la muerte de Carlos Giménez en 1993

El grupo Rajatabla fue fundado en Caracas por el dramaturgo cordobés Carlos Giménez en 1971. A casi 40 años de ese momento, el maestro Francisco Alfaro -presidente de la fundación y discípulo de Giménez-, recuerda sus primeros pasos y las anécdotas que los unen a la Argentina. Las divas Susana y Mirtha, como el actual presidente del INT forman parte de este anecdotario.

Con más de cien montajes en casi 40 años en el escenario teatral y giras nacionales e internacionales por más de treinta y cinco países, Rajatabla es uno de los grupos teatrales más reconocidos a nivel mundial. Países como Italia, Portugal, Alemania, Argentina, España, Bélgica, U.S.A., México, Guatemala, U.R.S.S., Australia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Colombia, Brasil, Uruguay, Cuba, Polonia, Corea y República Dominicana, entre otros, han sido espectadores de sus obras, siendo invitados permanentes en cada uno de sus festivales. Francisco Alfaro es el presidente de la Fundación Rajatabla, uno de los discípulos de Giménez y protagonistas de muchas de sus recientes producciones. En el barrio de “Bellas Artes”, entre el Ateneo de Caracas y el Teatro Teresa Carreño, en un reducto casi escondido, se levanta un mundo de luces, sonidos, vestimentas y maquillajes, un mundo que llamamos “teatro”.

DataRioja (DR): Lo primero ¿por qué se llaman “Rajatabla”?
-Francisco Alfaro (FA): Cuando comenzamos a hacer teatro (1971) no teníamos nombre. Nos reunimos un grupo de jóvenes universitarios alrededor de Carlos Giménez (cordobés, nacido en Rosario en 1943 y fallecido en Caracas en 1993), que era uno de los pocos profesionales que estaban en el grupo, para montar un poemario de un autor brasileño que estaba radicado aquí en Venezuela (Antonio Miranda), y nacimos bajo el ala de lo que es el Ateneo de Caracas. Montamos esa obra, de la que íbamos a hacer solo dos funciones en una biblioteca pública.

Carlos estaba dirigiendo otra obra, una versión de Miguel Otero Silva -el famoso escritor venezolano-, y consiguió que “Tu país está feliz” se hiciera un par de días en el Ateneo de Caracas. La obra era un poemario, un canto de rebeldía juvenil, se hizo un musical y se convirtió en un fenómeno. De hecho Carlos Giménez estrenó la obra y se fue al otro día a Perú a dirigir “Cementerio de Automóviles” de Arrabal (Fernando Arrabal, escritor y cineasta francés nacido en España), pues nadie calculaba lo que iba a pasar con “Tu país...”. En vista de ese suceso, Carlos estrena tres meses después “Cementerio...” en Lima y, al regresar,  nos propone ya constituirnos como grupo oficialmente. Y entonces había que tener un nombre...

DR: Ahora que lo iban a hacer en serio...
FA: -Claro, Carlos llegó en el año 1969 a Venezuela, venía desde Córdoba con su grupo El Juglar, que venían por carretera, recorriendo Latinoamérica y llegan al Festival (Internacional de Teatro) de Manizales en Colombia (realizado desde 1968 en Caldas, dentro del Triángulo del Café) con tres obras. Allí un venezolano (el profesor Omar Arriechi) de Barquisimeto los ve y los invita a ir Venezuela , para tentar suerte primero en Barquisimeto y luego en Caracas, y les gustó el clima, la gente -el caraqueño es muy abierto-, y en 1969 la mitad del grupo decidió quedarse en Venezuela.

Y Carlos comenzó a soñar con formar un grupo de teatro aquí, porque la situación en Argentina estaba muy difícil (el “Cordobazo”, por ejemplo), le habían cerrado el teatro a él, y se quedaron Mario Jaime Mata, Juan Pagés, Esther Plaza, Jorge Magaldi -que era el escenógrafo-. Carlos luego se vuelve, porque había montado una obra que se llama “La Orgía” de Enrique Buenaventura (colombiano), se crea un caos con esta obra, la Sociedad de Padres Católicos protesta y la presidenta del Ateneo, María Teresa Castillo, toma la decisión  a la segunda semana de su estreno de cerrar la obra, porque era mucha presión en aquel momento, estábamos bajo el gobierno socialcristiano de Rafael Caldera (partido COPEI), prohibieron las revistas Playboy, Penthouse, la presentación de El Último Tango en París, era un oscurantismo, la Universidad Central de Venezuela estaba cerrada...
DR: -¿Cerrada...?
FA: -Si, precisamente yo estaba estudiando Sociología y los militares tomaron la universidad y yo me quedé en el aire, y el teatro era la posibilidad de expresarnos, de decir cosas sobre el escenario, con “Tu país...”, las escuelas técnicas industriales también fueron cerradas... La obra era una respuesta a esa realidad. Carlos se regresa a la Argentina, logra que el Ateneo les pagué a los actores. Entonces Miguel Otero Silva le manda a Carlos la obra “La venganza de Don Mendo” -que se llamó también “Don Mendo 71” porque se estrenó ese año- una parodia humorística donde aparecían los copeianos, los adeco (partidarios de Acción Democrática, socialdemócratas).

“Tu país...” se la habían ofrecido a varios directores y ninguno la había tomado, porque era un poemario, no era una obra dramática como tal, había que hacer la dramaturgia, inventar un espectáculo. Y Carlos para eso era un genio, igual que Jorge Lavelli (dramaturgo argentino radicado en Francia), que se fue a España. A partir de Carlos el teatro venezolano cambió, con la creación del Festival Internacional de Teatro en 1973. Entonces cuando Carlos regresa de Lima y estábamos decididos a ser un grupo, estábamos trabajando una obra de Luis Britos García, que es un autor de novela y cuento que escribió también teatro, muy cáustico, muy ácido, con críticas sociales muy fuertes, empezamos a trabajar un espectáculo llamado “Venezuela tuya”, que era la versión de los perdedores en la historia oficial de Venezuela. En ese entonces había un afiche muy bello en blanco, negro y rojo que decía “Venezuela suya”, y aparecían los médanos de Coro, el pico Bolívar, las playas caribeñas...

DR: -¿Ustedes habían pasado ya la época de las guerrillas?
FA: -Caldera decreta la pacificación, hace un llamado a la pacificación. Y claro, estaba la versión del otro lado. Carlos propone que cada uno traiga 20 nombres. En ese momento gana una obra de Luis Britos llamada “Rajatabla” el premio Casa de las Américas, y uno de los muchachos trae ese nombre. Se hace una votación, quedan tres nombres -Arlequín, Los Goliardos y Rajatabla- y gana ese nombre, porque significa hacer las cosas a como de lugar...

DR: -Y está muy relacionado con las tablas, el escenario...
FA: -Claro, y quedó un nombre sonoro -Caracas, Rajatabla, puras “a”-, y fue un acierto porque fue perdurable, sobrevivió a muchos de los problemas que tuvimos, entre ellos la muerte de Carlos y también de José Pepe Tejera -otro de los fundadores-. Cuando muere Carlos (1993) decían que Rajatabla no sobrevivía dos meses, y aquí estamos, hace 17 años de eso. La primera decisión en ese momento fue ir a Argentina, a Buenos Aires, a la calle Corrientes, alquilamos un teatro, y presentamos “El coronel no tiene quien le escriba” como un homenaje a Carlos y a Pepe.

Era el teatro Astral, y con 1.500 localidades estrenamos con 1.200 vendidas, y al otro día teníamos 50 personas en la sala, fue un golpe desmoralizador. “El coronel...” era para nosotros un tiro al piso, no fallaba nunca. Nuestro aval era Carlos Giménez, pero no era conocido en Argentina. Nosotros nos habíamos presentado en el teatro San Martín con “la muerte de García Lorca” y con “Bolívar” en dos temporadas diferentes, pero es distinto hacer una temporada. Nos fuimos con los pasajes fiados, y no llegábamos a 20 mil dólares, una compañía de 20 personas.

Y nos fuimos. Nosotros nos fuimos al mes de haber fallecido Carlos, el se fue el 28 de marzo y nosotros viajamos en 28 de abril. Cuando yo saqué cuentas, nos habíamos gastado 120 mil dólares en esas seis semanas que estuvimos, pagándonos el hotel Palace frente al complejo San Martín, donde paran todos los artistas. Nosotros conocíamos a la señora de los almuerzos...

DR: -¡Mirtha Legrand!
FA: -Ella. Y como tenía el programa copado por dos meses, le llevamos el libro “Los 20 años de Rajatabla”, y ella dijo “Los chicos de Rajatabla, Venezuela, que lindo, están en el Astral”, y después fuimos al programa de Susana Giménez, y como no le íbamos a llevar el libro le llevamos una caja de bombones y un peluche (Alfaro dramatiza con voz femenina a los gritos): “Ay que lindo, los chicos, Venezuela, yo me acuerdo tanto”. Ella estuvo aquí con un comercial de la chica Shock, que decía “no se bañe sola, báñese con él... Shock”. Y estuvo como un minuto y medio hablando (vuelve a dramatizar): “Los chicos de Rajatabla, que yo los quiero tanto” y nos nos conocía nada. Y así fuimos por todos los programas, comenzaron a salir las críticas, criticas muy buenas en Clarín.

A la quinta semana estábamos quintos en el ranking de asistencia, y competíamos con Soledad Silveira, con Norma Leandro, con (Alfredo) Alcón, tu sabes lo que es la calle Corrientes, 40 teatros uno al lado del otro. Estuvo la China Zorrilla, que nos ayudó mucho, nos dio unos contactos, fueron Nacha Guevara, a todas ellas Carlos las ayudó durante la dictadura, cuando las perseguían las Tres A (Triple A), las trajo a los festivales. Sobre todo a Norma, pero ella no se portó muy bien con nosotros, China si. Y llegamos a un promedio de 800 personas por día. Y llegamos a Venezuela con los mismos 20 mil dólares, y un contrato para ir a Córdoba, a donde fuimos al mes y medio. Y fue muy emotivo, estuvo su familia, sus amigos, todos ese mundo de Carlos a cuatro meses de su fallecimiento, luego del éxito en la calle Corrientes. Sin eso no habríamos sobrevivido.

Había un director también cordobés, Raúl Brambilla, (que preside el Instituto Nacional de Teatro), que vino a un Festival y se quedó aquí por seis o siete años. Nos trajo como cinco o seis obras, y sin haber sido alumno directo de Carlos era la estética Rajatabla. Empezamos con “La cándida Erendira...” de García Márquez, después hicimos “Israfel” de Edward Allan Poe. Y así hace 40 años que estoy aquí, comencé en 1970, yo vine a acompañar a mi gran amigo -mi pana- que venía a hacer la música de “Tu país...”, a ver cómo era esto. Y me pusieron a leer, pero no me convocaron porque eran como 30, y al domingo siguiente eran 12, y me metí. .. Casi de casualidad.

Entre las obras de Rajatabla se cuentan: “Tu País está Feliz” (1971), “Señor Presidente” (1977), “La Muerte de García Lorca” (1979), “Bolívar” (1982), “Macbeth” (1984), “Historia de un Caballo” (1986), “Casas Muertas” (1987), “La Celestina” (1988), “El Coronel no tiene quien le escriba” (1989), “Peer Gynt” (1991), “Hamlet” (1997), “Cuentos del Bosque Viena” (1998), “Blasón de Lobos” (1999), entre otros, siendo “El coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez, uno de los montajes más aclamados por la crítica internacional, arribando a sus quinientas funciones en 1996 y conservándose aún en repertorio, y que se presentó en Catamarca en 2007 en el festival Teatro del Mundo con una gira de grupos internacionales.

Rajatabla ha recibido gran cantidad de premios, como: 
Premio Municipal de Teatro, Premio Juana Sujo,  22 Premios Meridiano de Oro,Premio otorgado por la Sociedad de Críticos de Venezuela Critven, Premio Escenario Juvenil,Premio Casa del Artista,  Premio “Dionisio D´Argento”, en el Festival de las Cinco Tierras, en 1975, en Peruggia – Italia; Mejor Grupo Extranjero, otorgado por “El Heraldo” de México, 1972; “Metzli de Plata” en el Festival Internacional de 1981, México; Premio “Martín Fierro” de la Asociación de Actores Argentina, 1993; Premio Ollantay que otorga el Celcit; Orden Francisco de Miranda; Orden Buen Ciudadano de Caracas; Orden José Félix Ribas, la Victoria y fue declarada Patrimonio Cultural de Caracas.-


Texto: Jorge Brizuela Cáceres
Fotos: Iris Rodríguez Ventura
Especial para DataRioja.com
31/ 03/ 2010


Fuente: DataRioja