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La sala principal del Teatro Real es bautizada con el nombre de Carlos Giménez, Córdoba, 8 abril de 1994.






"El Secretario de Cultura, Lic. Samuel Schapiro, tiene el agrado de invitar a Ud. al acto de Homenaje a Carlos Giménez donde se impondrá su nombre a la Sala... en el Teatro Real..."





Fuente: Ana Lía Cassina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos




La periodista Chefi Borzacchini recuerda a Carlos Giménez un año después de su muerte, El Nacional, Caracas, 28 de marzo de 1994




"... Su figura de indiscutible luchador, su ingenio, su atrevimiento ante todo, y  su talla de gran artista y artífice de eventos internacionales, no son huellas que se borren fácilmente..."



Fuente: Ana Lía Casina,Carmen Gallardo, Mariana Llanos





La Alcaldía de Chacao rinde homenaje a Carlos Giménez a un año de su muerte, marzo 1994





"Hace un año las tablas iniciaron un llanto por la partida de uno de sus hijos. Carlos dejó su esencia en los telones y en el corazón de sus amigos para que no lo olvidaran y continuar viviendo a través de sus obras..."



Fuente: Ana Lía Casina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos




La productora María Gómez recuerda a Carlos Giménez a un año de su muerte, 28 de marzo de 1994





"...y si es cierto que mientras uno recuerde a un ser querido, éste nunca morirá, entonces Carlos, debo decirte que serás inmortal...".




Fuente: Ana Lía Casina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos




El Inspector de Gogol, dirección Adolf Shapiro, producción general Carlos Giménez/ Una producción de la Unión de Teatristas de la U.R.S.S., Fundateneofestival y el CONAC, Sala Anna Julia Rojas, 1990
























Fuente: Carmen Carmona





El TNT despide a Carlos Giménez: "maestro y formador de juventudes", Caracas, 29 de marzo de 1993







"...nuestro presidente y fundador...maestro y formador de juventudes, incansable promotor de las nuevas generaciones. Tu ejemplo será norte y guía de nuestro trabajo creador y nuestra lucha por el engrandecimiento del teatro venezolano".





Fuente: Ana Lía Cassina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos




Se marchó el rajatabla mayor / E.A.Moreno Uribe, El Mundo, Caracas, 29 de marzo de 1993



"No, yo no soy tan ambicioso como para pensar eso. 
Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, 
un aporte que no es mayor ni menor que el de otra gran cantidad 
de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela"
Carlos Giménez



 











La última entrevista con Carlos Giménez.

Él decía que sin su presencia y sin su trabajo el teatro venezolano no se detendría, que otros podrían hacer lo mismo, pero que ante su ausencia las cosas serían un poco más aburridas. Ahora el relevo teatral debe luchar para no detenerse y para que la alegría regrese...!!!

Carlos Giménez libró, desde diciembre de 1969 hasta marzo de 1993, una descomunal batalla para apuntalar el desarrollo definitivo del teatro venezolano. Por lo cual hacía teatro de gran calidad en los escenarios y además desde las páginas de los periódicos adelantó una singular campaña para hacer conocer sus pensamientos o criterios. Como periodistas nos correspondió recibir sus declaraciones, discutir algunas y elogiarle unas cuantas. Eso nos permitió, con el concurso del trabajo de otros colegas elaborar el libro Carlos Giménez Tiempo y Espacio, del cual hemos tomado algunos fragmentos para elaborar esta "última entrevista" con este personaje que a las 0.15 a.m. del domingo 28 de marzo ingresó definitivamente a la historia del teatro venezolano.



¿Qué atenta contra el desarrollo del teatro venezolano?

 Lo que atenta contra el desarrollo del teatro venezolano es la falta de creatividad y la ausencia de rigor profesional. 
Sí creo que hay un Teatro Comercial y un Teatro de Arte. Se diferencian en que el primero es fundamentalmente un medio de vida y el otro es un modo de vida. El Teatro Comercial tiene como objetivo fundamental el éxito económico. El otro busca el triunfo artístico. A ambos los une el deseo común de atraer a la mayor cantidad posible de público, pero si el primero no logra convocarlo en número suficientemente amplio, la obra se transforma en un fracaso intrinseco. En cambio,  un acierto creativo que no reuna suficiente audiencia no constituye un fracaso porque es parte de un discurso, es decir, no es un fin en él mismo. Yo aplaudo la labor de Jorge Bulgaris y Guillermo González y de cualquier otra iniciativa similar, únicamente en la medida que constituyen nuevas y efectivas fuentes de trabajo. Pero no creo que ellos realicen un trabajo de amplia cobertura popular. Si el Teatro Arte trabaja para una minoría intelectual, el teatro Comercial se sostiene por una minoría de la clase media que no es superior a las 60.000 personas en un universo de 3 millones de habitantes en Caracas.  Gonzalez y Bulgaris están haciendo un teatro más político que nadie.

¿Teatro político?

Sí, claro.  Hacer que la gente se olvide sus preocupaciones tiene un objetivo político  muy claro. Nosotros no tratamos que la gente se aburra en el teatro, tratamos que la pasen bien, recibiendo un mensaje que los conmueva e ideológicamente les preocupe y que por lo menos salgan hablando del espectáculo y que esa conversación sobre el espectáculo  lo relacionen con el mundo que están viviendo. En el Teatro Comercial las mujeres muestran las piernas, los senos, y además son gafas y tontas. Siempre hay una "loca" [hombre gay femenino] que es ridícula y estúpida. Están dando una visión del mundo como ellos lo entienden: aquí es más fácil ganar dinero jugando al 5 y 6 que decirle a la gente que trabaje para hacerse una posición. No hay que ser un súper dotado para hacer obras como las de Chacaíto. Dices cuatro groserías y se te llena la sala. Nosotros, en Rajatabla y en  otras agrupaciones que sí hacemos Teatro de Arte, entendemos el teatro de otra forma, pero es un proceso que lleva tiempo.  Entonces la diferencia es principalmente cualitativa, por ejemplo con Señor Presidente  estuvimos dos años en cartelera de repertorio y fue vista por más de 70 mil personas en Caracas, porque eso incluyó la exitosa campaña metropolitana, la cual llevó las artes escénicas a todos los rincones de Caracas. 
En definitiva, creo necesario el Teatro Comercial como una fuente de trabajo, pero es necesario contribuir a su desarrollo cualitativo, mejorando su calidad artística y temática.

¿Qué críticas le harías al teatro venezolano?

En cuanto a las críticas, yo soy el menos indicado. En la vorágine del trabajo mis pautas no son iguales a las de mis colegas. Cada uno de nosotros tiene una manera de ver al mundo. A veces, sólo a veces, me da la impresión de que falta perseverancia. Tal vez un poco más de riesgo. A lo mejor algo de generosidad para entender que todos, cada uno en particular, tiene algo que decir.


¿Qué diferencia entre el teatro que hacen ellos y el realizado por ustedes? 

Ellos expresan una realidad y nosotros expresamos otra. Ellos expresan esa realidad a través de mecanismos que a esa realidad le interesa y nosotros la transmitimos a través de los mecanismos que a nuestra  realidad le sirven. Yo no quiero explicar la vida en el teatro, quiero solamente interpretarla. Quiero descubrir ese territorio inexplorado y mágico que se oculta detrás de cada ser humano. Esa teatralidad permanente en la que transcurre nuestra existencia. Estamos llenos de convenciones, de simulacros, de dobles personalidades, de frustraciones, de decadencias espirituales y económicas, ocultas casi siempre por una distancia teatral que no puede ser descubierta si simplemente se la imita. Hay que meterse en la conciencia individual y colectiva. Hay que desnudarse y destrozarse en cada espectáculo para que salga a la luz pública nuestra miseria y nuestra grandeza. En última instancia, hay que comprometerse. Un creador debe enfrentarse a un todo. Es el principio básico de la libertad creadora. Si ésta no existe, el creador desaparece y le hace un flaco favor a su colega dramaturgo.

[No se puede leer el texto] ... como única via para posibilitar el relevo institucional. "Lo que se destruye es inútil para todos"  afirmaba el Libertador Simón Bolívar. En este sentido soy optimista y mientras las reglas del juego sean expuestas con claridad lo que resta depende del talento y la capacidad de trabajo de cada quien.

(...)



-¿Qué relación tiene para usted el teatro y el subdesarrollo?
-Federico García Lorca decía que el  teatro es el barómetro que marca la grandeza o el descenso de un país. Todas las manifestaciones culturales son la expresión de esas contradicciones, la lucha entre una situación económica y social y políticas subdesarrolladas y una evolución creadora que a veces logra salirse de los parámetros del subdesarrollo, pero que finalmente está encerrada en el mismo. En última instancia, nosotros somos parte del subdesarrollo. 

¿Realmente usted cree que su trabajo en el país ha sido un aporte positivo para el teatro venezolano?

No, yo no soy tan ambicioso como para pensar eso. Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, un aporte que no es mayor ni menor que el de otra gran cantidad de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela.

¿Un aporte facilista y de vanguardia comercial?

Nuestro estilo no es facilista y nosotros jamás hemos hablado de que somos la vanguardia del teatro en ninguna parte del mundo. Yo creo que nuestros espectáculos han evolucionado artística y estéticamente.  No se puede comparar, por ejemplo, Señor Presidente con Tu país está feliz. 

Rajatabla, dentro de la pobreza que viven los hacedores de la cultura, ha sido un grupo privilegiado.

Esa es una apreciación que no se compagina con la verdad. Durante los primeros 16 años de vida de Rajatabla, los primeros siete años. creció sin subsidio. Desde 1971 hasta 1978 vivíamos de recoger 100 o 200 bolívares. Para nosotros fue la época de las vacas flacas. Obtuvimos el primer subsidio en el año 1977. Fueron 20 mil bolívares mensuales. Después el Congreso de la República nos aprobó 1 millón y medio de bolívares, de los cuales el ministro Iribarren Borges nos quitó 500 mil.


Le interesa el éxito comercial?
-Me interesa que mis espectáculos sean vistos siempre por mayor cantidad de público, pero pienso que no hay que hacer un teatro para el público, hay que formar un público para el teatro. El teatro es una reserva moral, por eso tiene que cumplir una misión.

-¿Qué criticaría a los críticos?
-La crítica es la cátedra en donde debe discutirse el camino del teatro en su más alto nivel. Es la crónica que hará la historia de nuestro trabajo, por eso exijo rigor. Ellos determinan el nivel para la discusión y el estudio. En Venezuela hemos llegado a una situación delicada: la crítica no está definida como un cuerpo social que integra un movimiento creador.

-¿De la crisis del teatro que puede decirnos?
-Se habla de crisis en el teatro, pero el teatro ha sido siempre una crisis permanente, es una expresión verdaderamente creativa que no está sujeta a ninguna ley, es imprevisible. En Venezuela hay crisis de creatividad…hay un marcado descenso cualitativo, como una especie de modorra. Hay como una falta de audacia en los planteamientos teatrales.

-¿Qué saldrá de los festivales internacionales para el teatro venezolano?
-Una revolución química entre los creadores y el público. No habrá frutos inmediatos, pero, como decía García Lorca, el teatro es un barómetro. Yo creo que hace falta una violencia creadora. El teatro no debe ser pensado en función comercial porque es lo deficitario.

-¿Qué será del teatro venezolano sin Carlos Giménez?
-En ningún movimiento cultural nadie es imprescindible. Seguiría trabajando, tal vez en algunos aspectos un pelo más aburrido. Siempre en un polo cultural hay espacio para la polémica, la discusión. Pienso que nosotros conformamos un polo polémico por la permanente capacidad, un poco beligerante, que tenemos de promover eventos.

(---)

Fuente: Ana Lía Casina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos





















Fuente: Ana Lía Cassina, Carmen Gallardo, Mariana Llanos

¡Bravo, Carlos Giménez! Rolando Peña, El Príncipe Negro, artista multimedia, premiado por la Fundación Guggenheim: “Considero a Carlos Giménez un pionero, un gran realizador, un gran señor”/ entrevista de Viviana Marcela Iriart, Miami, 24 de Mayo de 2020




Rolando Peña en "Pinta Miami ", 2019. Foto: Jorge Castillo



“Rajatabla, Venezuela, el Ateneo de Caracas,  
proyectos para abrir puertas, saltar ventanas, 
colgarse el horizonte en la solapa y dar la vuelta cuando uno quiere,
 para que salga el día o  se ponga la noche. 
Así, entre tantos asombros y casualidades, me tocó inventar 
este Festival que para unos y otros parece  un Caballo de Troya. 
Bajan de su vientre vencedores y vencidos…”. 
Carlos Giménez, 1992
Fragmento del discurso de apertura del IX FITC.





¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 80 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.



¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.



¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el El Coronel no tiene quien le escriba adaptada y dirigida por ti, dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”



¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani



¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar La Muerte de García Lorca de José Antonio Rial, Martí, La Palabra de Ethel Dahbar, La Honesta Persona de Sechuan de Brecht, Tu país está feliz de Antonio Miranda, El Campo de Griselda Gambaro, La señorita Julia de Strindberg, Peer Gynt de Ibsen, El Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.



¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), otorgados por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).



¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.



¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.



¡Bravo, Carlos Giménez! 


Porque fue un genio.

 Y me haces mucha falta.




Iz.  Joseph Papp, José Antonio Rial y Carlos Giménez , preparando
el estreno de  The Death of García Lorca en Nueva York, producida por
 Papp, escrita por Rial y dirigida por Giménez, N.Y., 1988. 
Fuente: Margarita Irún

“Para mí también fue un pionero, una persona que se la jugaba,  
una persona que podía caminar por la cuerda floja sin  malla protectora,
 algo en lo que me identifico mucho con él porque yo 
también he sido así toda mi vida…”


Andy Warhol,  Rolando Peña, Nueva York 1967
Foto: Marcelo Montealegre. 
Fuente: ViceVers
a



Rolando, ¿en qué año y donde conociste a Carlos?

Mira, yo vivía en Nueva York, yo me formé en Nueva York,  viví allí desde los años sesenta hasta los ochenta y pico, pero por supuesto  iba a Venezuela, mi país,  de vez  en cuando y en uno de esos viajes lo conocí a Carlos, en el Ateneo de Caracas. No recuerdo el año exacto, pero fue al comienzo de su carrera, él había hecho una obra que había tenido  mucho suceso y ya se estaba encargando de la parte teatral del Ateneo.
Carlos me pareció una persona bien interesante, muy centrada. Simpático pero en el buen sentido de la palabra,  no era el simpático caribeño sino el  simpático culto,  era  una persona que guardaba distancia, cosa que me alegró mucho porque yo venía de Nueva York donde la simpatía es muy cercana a: “muy bien todo pero un momentico, atención, yo estoy aquí y tú estás ahí, cuidado”,  a menos que se cree un vínculo más cercano.

¿Habías visto algún montaje suyo?

Sí, pero  no me preguntes el nombre de la obra porque honestamente no me recuerdo,  pero sí me llamó mucho la atención.  Luego fui como espectador al primer Festival Internacional de Teatro que organizó qué, tengo que confesar, me pareció realmente extraordinario, extraordinario, extraordinario y dije ¡guao! este señor sabe exactamente lo que está haciendo.
Yo estaba recién llegado de Nueva York donde había visto tanto teatro, en Broadway, off off Broadway, los  había visto a todos, muchísimos espectáculos muy buenos de artistas reconocidos y a pesar de eso me impresionó muchísimo el Primer Festival. Fue cien por ciento positivo.

¿Recuerdas cómo fue la reacción del público?

Sí, el público fue muy positivo, estaba muy impresionado, vi mucha pasión, mucho interés en lo que estaba sucediendo. Fue muy impresionante para mí, para el público de Caracas y, de hecho, el Festival continuó y siguió sorprendiendo hasta el final de sus días.

Ese Festival fue en el año 1973: Carlos tenía 27 años apenas y unos meses antes había sido detenido, torturado y deportado de México porque al gobierno no le había gustado un montaje suyo. ¿Carlos te comentó algo de esa deportación? ¿Recuerdas haber leído algo de eso en los periódicos?

No, me estoy enterando hoy por ti de eso que le sucedió, realmente muy terrible y lamentable.

De todos los personajes con los que tú te rodeabas en Nueva York, Andy Warhol, Allen Ginsberg, etc, ¿cuál le interesaba más a Carlos y por qué? ¿Alguna vez te pidió que le presentaras a alguno de esos artistas?

No, en general hablábamos más que todo de teatro. Yo le hablé de Bob Wilson y sus maravillosos montajes, los cuales a él le entusiasmaron. Le hablé también del célebre montaje de Peter Brooks “Marat Sade” en Broadway que fue un gran suceso. También le contaba del teatro de Off-Broadway y Off-Off-Broadway, el cual era más de vanguardia y rompedor y me daba cuenta que eso lo entusiasmaba mucho.

¿Qué significa para ti Carlos Giménez?

Considero a Carlos Giménez un pionero,  considero a Carlos Giménez un gran realizador, considero a Carlos Giménez un gran señor.  Realmente tú puedes hablar de un antes y un después de Carlos Giménez en relación al teatro de América Latina. Considero que el Festival Internacional de Teatro que organizó  Carlos Giménez es, fue y sigue siendo uno de los festivales más importantes que se hicieron a nivel mundial.

 ¿Trabajaste con Carlos?

Sí, en un  Festival de Teatro,  porque como tú bien sabes yo hacía mucho  performance, yo soy de los pioneros del happening y de los performance en América Latina, antes de irme a vivir a Nueva York  yo había hecho dos espectáculos multimedia que fueron muy importante,  con Cabrujas,  Testimonio y  Homenaje a Henry Miller. Y en Nueva York hice mucho performance también. Y  le propuse a Carlos organizar un festival internacional de performance que se realizaría junto con el festival de teatro, a él le gustó mucho la idea pero al final no se consiguió presupuesto para eso. 

Pero sí participé como performista en el teatro Juana Sujo que estaba en Los Caobos, con  un performance que por supuesto que tenía que ver con el petróleo,  junto con ese actor extraordinario que es Héctor Myerston,  Vytas Brenner hacía la música y  Julio Neri lo filmó. Fue un gran suceso, fue realmente muchísimo público, público que me seguía a mí y público de Carlos, porque Carlos con el festival de teatro  se había ganado un puesto absolutamente justo y él tenía un público extraordinario, sin ninguna duda.

¿A Carlos se le notaba el poder? Crees que él abusaba de ese poder?

No era que se le notara, él tenía  una personalidad fuerte cómo la tienen muchos creadores, yo entre ellos. Y no te olvides que también uno tiene que estar parado frente a muchas adversidades y frente mucha gente que,  bueno,  no entiende lo que uno hace y que, por supuesto, la mayoría de las veces critica sin saber.

Pero para mí Carlos era muy centrado y  no encontré que él hiciera uso de poder. Y aunque yo  tampoco intimé tanto con Carlos, en principio,  por  mi experiencia y por mi olfato,  puedo decirte que él me parecía una persona muy correcta, una persona que mantenía mucha coherencia con su forma de ser,  era versátil, tenía muy buen balance pues, o sea, si quieres que te lo defina de otra manera, entre el Ying y el Yang él estaba como en el medio, así era como yo lo percibía. 

Ahora, por supuesto que hay otras opiniones. Pero para mí era una persona, primero que nada, muy profesional, lo cual para mí es muy importante y segundo,  muy talentoso y tenía mucha fe en lo que hacía y se arriesgaba y eso para mí es fundamental. 


Carlos Giménez, José Salas y Jorge Arán de gira
por Europa: 1963-64. Fuente: Jorge Arán
Izq. Presidente de Argentina, Arturo Illia, Anita Giménez, Cristina Cardozo (de espaldas),
Eugenio Raschetti y Carlos Giménez, de espaldas, integrantes de El Juglar, Casa Rosada,
 Buenos Aires, 1964. El presidente les había otorgado un subsidio para que pudieran ir  a
 los festivales de teatro de Francia y Polonia en 1965.



Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar a la gente con dinero y con trabajo. En general tenía un carácter apacible, pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar algunas veces, pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?

Carlos, como todo creador y como toda persona que tiene la responsabilidad de dirección y de curaduría, etc, tenía su carácter, como debe ser.  Conmigo siempre fue muy gentil, igual yo con él. Ahora, me acuerdo que en  un ensayo al que me había invitado,  sí se molestó mucho con un actor  que no daba la talla y que, además, no  parecía que se lo estaba tomando muy en serio: Carlos  realmente le dio un grito y lo mandó al diablo.  Y a mí me pareció  que tenía razón, en fin, esas son cosas a discutir, pero yo pienso que sí tenía razón de hacerlo.

Hay muchas definiciones maravillosas sobre Carlos, pero no puedo citarlas a todas así que sólo citaré tres.
Para Rubén Monasterios, era “un ángel furibundo”. Para Azparren Giménez  “hubo una pasión por Carlos Giménez que siempre me recordó  al personaje de Teorema, la película de Pasolini”. Y para Norma Aleandro, era  “un ser tierno, encantador, con un gran carisma y (…)  un “ÁNGEL” impresionante”, y el “ángel” lo dijo en mayúsculas. ¿A qué Carlos conociste tú o conociste a los tres

Conocí a los tres y estoy de acuerdo con las definiciones que dieron ellos tres.  Para mí también fue un pionero, una persona que  se la jugaba,  una persona que podía caminar por la cuerda floja sin  malla protectora, algo en lo que me identifico mucho con él porque yo también he sido así toda mi vida, y lo sigo siendo a la edad que tengo, que son setenta y ocho años aunque no parezca, (gracias a Dios, Dios me protege)… te digo algo, mira, el verdadero creador, el innovador, siempre es una persona que, entre las características que tiene una es esa:  o tiene mucha gente que lo ama o tiene mucha gente que lo odia.  Y  yo creo que Carlos pertenecía a esa estupenda y maravillosa dinastía. 

De sus obras, ¿cuál o cuáles te gustaron más?

Viviana, me tocó por suerte ver varias obras de él que me parecieron todas realmente muy muy buenas y muy bien montadas, muy correctas y muy profesionales. A mí la parte profesional  me interesa mucho, por supuesto junto con la parte creativa: Venezuela tuya, Tu país está feliz, El coronel no tiene quien le escriba, etc.,  fueron muchas las obras de Carlos que vi y  todas me parecieron muy buenos montajes, de primera, o sea, unos montajes  de primer mundo realmente.

De las instituciones que creó ¿cuál te parece más importante?

Oye, pienso que todas fueron muy importantes y todas marcaron hitos en América Latina y en muchos lugares fuera de América Latina: el Festival Internacional de Teatro y todas las instituciones que él creó.

¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?

Para mí la  muerte de Carlos Giménez fue muy lamentable, sumamente lamentable o sea, se murió muy joven y se murió un hombre que era muy positivo, muy importante y  que realmente revolucionó, en el buen sentido de la palabra, porque la palabra revolución también está muy machucada y desgraciadamente muy tergiversada, pero él sí  revolucionó el teatro en América Latina, con su estética,  su  manera de sentir el teatro,  la manera de comunicarse a través de ese arte maravilloso que es el teatro.   Yo sí pienso que fue,  y para mí sigue siendo,  una muerte muy lamentable. 

¿Y qué crees que significó para la cultura venezolana?

La muerte de Carlos significó mucho para la cultura en Venezuela, porque Carlos fue fundamental,  fue pivotal, para la cultura venezolana,  sobre todo en el teatro,  sin ninguna duda. Y, sí creo también que Carlos Giménez  hace mucha falta en el espectro de  la cultura en el mundo, definitivamente.

Si Carlos pudiera oírte, ¿qué le dirías?

Mira, Viviana, si Carlos estuviera vivo le diría: caramba hermano, cómplice, oye qué gusto de verte, qué gusto de saludarte, mira, me voy a permitir darte un gran abrazo,  me voy a permitir felicitarte, me voy a permitir decirte que realmente gente como tú hace mucha falta en el mundo, gente como tú, gente positiva, gente con fe, gente con coraje, gente con pasión,  es lo que realmente necesitamos en este mundo para seguir adelante, para mejorarlo, para sanearlo.

Y quiero decirte  también que comparto al cien por ciento muchas de las cosas que tú pensaste, que nunca me las dijiste por supuesto, porque no tuvimos esa confianza, pero sí que yo las sentí las veces que nos encontramos en el cafetín del Ateneo de Caracas, cuando compartíamos y  hablamos y nos reíamos y hacíamos chistes muy simpáticos sobre la gente de Nueva York, que ese era mi fuerte no el tuyo,  de Warhol,  del cine underground, del teatro off off Broadway,  de toda la gente que yo te nombré y que a ti te encantaba, Bob Wilson, en fin,  eran tantos personajes maravillosos. 

Rolando, muchas gracias.
Muchas gracias a ti por haberme convocado.



Miami, 24 de Mayo de 2020



Aggression = Death, 1966, New York, Happening.  Autor y  fuente: Rolando Peña



Rolando Peña



En la Enciclopedia Británica Barsa del año 1968, el crítico de arte Stazis Gostautas escribió: “Rolando Peña (artista venezolano), fundador y director de Foundation for The Totality (grupo de arte latinoamericano, con sede en Nueva York), es el pionero en los espectáculos Multimedia-Psicodélicos, Happenings, Performance en América Latina”.
Peña comenzó su carrera artística en 1963 en un medio tan diverso como el performance y las body actions, instalaciones, grabaciones, cine, video, multimedia y tecnología de imágenes. Colaboró con destacados dramaturgos, intelectuales y curadores como Andy Warhol, Allen Ginsberg, José Ignacio Cabrujas y Pierre Restany. En 1965, Peña organizó, junto con el dramaturgo José Ignacio Cabrujas en Venezuela, los dos primeros espectáculos multimedia que tuvieron lugar en América Latina: Testimonio y Homenaje a Henry Miller.

Desde los años 80 hasta la actualidad, Peña ha creado una obra monumental con el  petróleo crudo como tema central. Su crítica a la sociedad de consumo, y especialmente a la explotación petrolera, se ha convertido en un ícono del arte contemporáneo.
Peña ha vivido en Nueva York, París y Caracas, donde ha exhibido su trabajo en exposiciones individuales y colectivas, experiencias de performance, instalaciones, en lugares cerrados y  espacios públicos.

Los premios y reconocimientos a Peña incluyen: The Guggenheim Foundation Fellowship, por la obra “Make Oil Green”, 2009; “Maestro de  Arte Contemporáneo” otorgado por  la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Venezuela, 2010; premio “Armando Reverón” de la Asociación de Artistas de Venezuela, 2012; Tributo Especial, 3ra Bienal Internacional de Arte, Mérida, Venezuela, 2014; “Maestro del Arte Multimedia 2014” de la Asociación de Arquitectos de Venezuela; el premio “Andrés Bello” otorgado por  la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela en reconocimiento a su   trayectoria en las artes en Venezuela y las Américas, 2016.

En 2017, Peña fue reconocido en los Estados Unidos como uno de los precursores del cine experimental en América Latina, con dos de sus películas: La Cotorra No. 2 y Diálogos con Ché, este último presentado en los festivales de cine de Cannes y Berlín, en 1969.
En 2018, Peña presentó en Pinta Miami, y por primera vez al público, Foundation for The Totality, una exposición del grupo concebido y dirigido por Peña, que recuerda las contribuciones de artistas latinoamericanos en el contexto de la escena artística y la cultura "underground" de la ciudad de Nueva York durante los años sesenta y setenta.

A fines de 2019, Peña fue invitado a participar en la celebración de los 100 años de la Bauhaus durante la Bienal de Arte de Performance Visual Performa19 en la ciudad de Nueva York, con su último trabajo Less is More - Homenaje a John Cage.

En 2020 Rolando Peña  fue presentado como un  Proyecto Especial por la Galería Baró en la Feria de Arte Contemporáneo ARCO de Madrid.




Spontaneous Rupture of Symmetry: The Barrel of God, 2001.
Autor y fuente: Rolando Peña

Oil will be more oil in love, 2008.  Performance.
Autor y fuente: Rolando Peña




Solo Mene. Autor y fuente: Rolando Peña












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