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Gracias Carlos Giménez, por Ruby Romero, 14 de febrero de 2015



 
Ruby Romero y su padre, Aldemaro Romero

¡Hace 40 años me tocó la lotería! Me gané la oportunidad de aprender el oficio de la producción de espectáculos al lado de uno de los más grandes: El gran Carlos Giménez.
Un 13 de Febrero de 1975  (no 74 como se comenta por ahí) se estrenó en el Pequeño Teatro de Magallanes de Madrid Magnus e hijos, obra de Ricardo Monti por el grupo Rajatabla. El periódico ABC lo reseña en la página 68 de ese día, en la sección Informaciones Teatrales y cinematográficas. Comencé mis primeros pasos gracias a mi prima Mariela Ibarra Romero, quien le pidió a Carlos que me pusiera a hacer algo porque "esta muchachita de 17 años esta de ociosa"... nos habíamos mudado a Madrid con mi padre, después de un tormentoso exilio.
Carlos me echó una mirada y le dijo a Salitas Jose Rafael Salas Verde, "ella te va a ayudar". Salitas tenía la responsabilidad del vestuario, la escenografía, las luces y un montón de cosas más... Y asistí a las primeras lecturas de la obra... y me fui quedando fascinada... conocí a un grupo de jóvenes (un pelín más mayores que yo) que me parecían dioses en ese momento... Ángel Acosta, Paquito Alfaro, Alexander Milic, Williams López (hoy en día gerente y director de Rajatabla) y ellos leían con pasión, Alexander se iba convirtiendo en ese Magnus, y los otros chicos en sus hijos, ¡todo ante mis ojos ! ... ¡y de repente la realidad del trabajo me golpeó! Tenía que conseguir hielo seco, escarcha, periódicos viejos, mandar a hacer lámparas de latón, comprar bombillos y cuando me di cuenta, Salitas también era parte de la obra... ¿y entonces? ¿¿¿quién iba a hacer las luces??? ¿¿¿y tener todo listo para la función cada día??? ¡Pues yo! Esta carajita de 17 años de edad, sin experiencia ninguna, pero con una pasión y unas ganas enormes de estar allí y de aprender.
Cada día admiraba más la capacidad de Carlos de montar un espectáculo fascinante. Su manera de dirigir era potente. Te impregnaba con su creatividad... iba creando los espacios, momentos y escenas hasta lograr un mundo fuera de este mundo, dándole vida a las palabras escritas por Monti, y yo me fascinaba cada vez más...
Carlos tenía un carácter fuerte, y cuando se ponía bravo... ¡ay ay ay! sálvese quien pueda ... podía arremeter contra lo que se le atravesara, muy particularmente la escenografía (y yo detrás," no Carlos, no lo rompas que no hay más!')… y gritaba improperios que a mi corta edad yo nunca había escuchado, pero también escuchaba sus palabras de aliento y sus elogios cuando las cosas salían bien. Sus estándares de calidad eran tan altos como su imaginación. Cabe destacar que a mí jamás me regañaron... o porque estaba jovencita o porque me tomé mi trabajo muy en serio...
Aprendí a quemarme los dedos cambiando un bombillo habiendo dejado el braker encendido (tomemos en cuenta que la electricidad en España es de 220), a encontrar donde meter unos cables sueltos en un black out metiendo los dedos en los enchufes, a caminar por todo Madrid buscando escarcha, y al final darme cuenta que jamás la encontraría si no la llamaba por el nombre por la que la reconocían en la madre patria: ¡¡"brillantina"!! ¡Jo! Aprendí a que una caja de clavos debajo de un escenario podía pasar por una bomba y asustarnos como a nadie... Aprendí a viajar por el sur de España con el grupo, a organizar hoteles y boletos de tren y a correr en estampida cuando la Guardia arremetía contra los estudiantes de la Universidad donde nos presentábamos... ¡¡uff !! Aprendí a tener todo listo antes de subir el telón.
Me gané la confianza de Carlos y al regresar a Madrid, después de la gira por Andalucía, Carlos me mandó al gran teatro Capsa en Barcelona, 15 días antes de la primera función allí. Sí, a mi solita, de 17 años, a entenderme con la gente del teatro, a firmar un contrato, a conseguir hotel, a realizar la pre-producción y a tener todo listo para cuando todos llegaran... y así lo hice... el 25 de Marzo del 75 Rajatabla presentó Magnus e Hijos en Barcelona... ¡¡qué experiencia tan maravillosa!! ¡enriquecedora y explosiva en mi vida!
Desde entonces, estar detrás del escenario me fascina. Produje muchos espectáculos para mi papá, discos, programas de radio, conciertos, desfiles, concursos de belleza ¡¡y pare usted de contar!! ¡¡Trabajar con mi padre fue mi Master!!, mi Doctorado... y ahora, trabajando con el Maestro Vladimir Issaev durante estos últimos 18 años, ¡he logrado un doctorado más! Producir espectáculos de ballet.

Definitivamente producir espectáculos en general es lo mío... esa adrenalina que se te alborota la semana anterior del show, cuando piensas que nada está listo y que todo va a ser un fracaso... esas mariposas en la barriga minutos antes de abrir el telón siguen estando tan vigentes como hace  40 años... Lidiar con músicos, directores, coreógrafos, bailarines, actores, escenógrafos y vestuaristas puede ser estresante, ¡pero me fascina! 
Cuando veo al público aplaudir a los artistas y al talento en vivo, todo en mí vibra . ¡¡La felicidad es inmensa!!
Gracias Carlos Giménez... Gracias Aldemaro... Gracias Vladimir. Gracias a ustedes puedo decir con orgullo que me encanta mi trabajo, y lo hago con gusto y con pasión... cualquier otra cosa que se atraviese solo huele a mediocridad... no vale la pena. Son 40 años de experiencias y de arduo trabajo. De lograr el respeto de los colegas y de gente mucho mayor que tú, de artistas reconocidos y todo por tu calidad de trabajo y profesionalismo.
Esa reseña del diario ABC de Madrid dice textualmente: "Intervienen en la representación Williams López, Francisco Alfaro, Ángel Acosta, José Salas, Alexander Milic y Mariela Romero; dirige Carlos Giménez, José Salas se ocupa de escenografía y vestuario y Ruby Roerro (sic) es asistente de dirección". ¡¡Mi nombre por primera vez en la prensa y escribieron mal mi apellido!! ¡¡qué momento!! Ahí queda eso...

Productora





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